lunes, 28 de enero de 2008

Visita a Tobías, el brujo

Medellín y sus calles, y sus edificios.

Antier iba para la fiscalía, otra vez a perder tiempo, y en la calle, por Palace, mirando hacia el norte en la acera de la derecha vi una billetera en el suelo, en la calle junto al caño. Me pareció un paquete chileno, no le preste atención y más bien le preste atención a sentirme bien por no prestarle atención. Pero a los cinco metros mire y aun estaba, y a los diez metros me detuve, me pare en el bordito de la acera, veía el paquete por un hueco que dejaba el taxi que estaba adelantico. Una señora de amarillo, también la vio. Era una señora gordita, miraba el bulto con tanta ilusión. Me quede un rato mirando los edificios del frente, luego miraba la billetera, la gente, me miraba los pies, y volvía a mirar el bultico gris, y aun estaba. La calle estuvo sin autos, vacía, y me pase al frente corriendo. Me distraje unos segundos con los personajes de la otra acera, iba caminando buscando una mejor visión, y cuando pude ver, ya el taxista la tenía en la mano, la señora de amarillo ya no estaba, y un muchacho con cara de asustado y su novia recibían la billetera de manos del taxista, que supongo que tuvo dos segundos de ilusión también. El muchacho se fue, como alegando cuando se tiene la culpa. Fin de la escena.

En el centro dan papelitos, de brujos o de sitios sexuales, y en época electoral, papelitos políticos. Siempre es demasiado. Desde hace como 3 años no recibo los papeles, no me gusta. ¿Para qué? Si no me interesa, si a los dos pasos lo voy a botar. Después de la escena de la billetera recordé a Santiago Rendón, que esta semana visito brujo. Y me dio ganas de ver un brujo, que me leyera, que me mintiera y tal.



Hice la vuelta de la fiscalía, con mi hermano, que después de la escena lo llame para que bajara al centro, porque se me habían olvidado unos papeles. Salimos por Palace hacia el Parque Berrio, esta vez en busca de papelitos. Le dije que me acompañara. Elegimos a Tobías. Pues, Tobías es un pésimo nombre para ser brujo, es perfecto para un perro o un niño monito de bien lejos, pero para un brujo el mejor nombre es… pues esta también El Segoviano, que me dio la impresión de un señor con sombrero, Saul, jajaja, ¡Saul! Vanessa y Samael, no! Nos fuimos a buscar por el ley de Maracaibo, porque al frente quedaba el parche de Tobías. Edificio San Eduardo, Cl 53 Nº 49-44, oficina 405. Afuera, estábamos como perdidos, pero vimos a un pelado de chaleco, y de una subimos. Cuarto piso. Es un edificio como los San andresitos, escalera pequeña, pero con oficinas, muy diferentes unas a otras. Se parece a la locación de la agencia de viajes de Paraíso Travel. Es más en el piso cuarto había una agencia de viajes. Subimos mientras que otros bajaban, todos estábamos muy misteriosos. En el cuarto piso vimos la agencia de viajes, y no más. Alguien nos vio, supongo que trabaja en eso, en ubicar a los perdidos, y nos señalo una pared. Quedaba como metido en un rincón, detrás de una reja absurda. Y si, ahí estaba: 405, centro esotérico, creo que decía la tela encima de la puerta.

La típica escena: Secretaria gordita sentada detrás de un escritorio y man misterioso a su lado en una sala pequeña. Nos paramos en el marco, vimos a Tobías por el espacio que deja la puerta abierta de una habitación, estaba iluminado en claro oscuro. Una payasada. En fin, sentí que daba un paso a lo absurdo, que a partir de ese umbral iba a tener que sacar mi personaje para las ridiculeces.

Salude. Nos preguntaron que si teníamos cita, y yo mientras me sentaba y ella sacaba un libro, que vi que andaba como vacio, pensé: es una pantomima. Le dije que no: “venimos por el papelito”

-“ah, bueno. De qué color es el papelito”

-“verde” responde mi hermano.

Es porque a los muchachos de los chalecos les dan plata por haber repartido el papel que lo trae a uno a hasta la oficina 405 de este edificio.

Tobías entro al baño, sentí que entro al baño. En la pequeña sala estaba un televisor. Novela mexicana. Le dije a la gordita, que sí, que venia para la cita. Supongo que la cara de niños fue un lio hoy, no nos creía mucho, la secretaria ni Tobías siempre dudaron de nosotros.

Mientras me pedía datos: “Fecha de nacimiento” -“primero de diciembre de mil novecientos ochenta y dos”. Respondí y pensaba que no le iba a dar ningún dato importante. Igual, ella paro la encuesta en el teléfono de la casa.

Se levanto, le llevo mis datos a Tobías en un papel verdecito, un cuadro de cartulina, y como tipo historia médica. Mi hermano me dijo que tenía como ganas de hacerse leer también. Le dije que sí, que de una, porque alguna vez en la vida se tiene que hacer vainas como estas. No?

Un momento de silencio. Puro sonido de TV. Se me olvido que había en la tv…

Tobías me llamo con una voz de, brujo, supongo. Entre. Santos por todos lados, un altar a la derecha, el escritorio de Tobías al fondo. Él me dio la mano fuertemente, y me saludo ofreciéndome asiento. Me pregunta si había venido antes a unas vainas de estas. Digo “vainas” porque tampoco Tobías supo decir a que se dedicaba los tipos como él.

Entonces, no me esperaba esa pregunta, la verdad. Invente algo que no fue muy creíble, que había sido hacia unos años atrás, aquí en Medellín. El revolvió las cartas, me miraba, tenía pinta de galán de pueblo, de bobo bien arreglado, o de actor de programa de humor local.

-“Bueno Juan David,” Tira la primera carta. “Un amor que usted tenia se acabo”. Y yo, ¡cómo! Este man sabe. “Ese amor se acabo… lo acabaron” Y me mira hurgándome, a ver si le había acertado. Saco otras dos cartas. “A usted le están haciendo trabajos” y saca la cuarta carta. Y veo que es la carta de la muerte, la calavera con la hoz. Yo recuerdo esa carta por una novela que se llamo Por qué Mataron a Betty. ¡Juemadre! ¿Me iré a morir? Pero Tobías seguía leyendo y tirando las cartas, y no me decía nada de esa carta, la corría, me mostraba otras.

-“usted desde hace un rato quiere irse de la casa que vive” Yo solo lo miraba y alcanzaba a decirle, a todo su palabrerío, mmm aja mmmm ja mmm alla mmm ya. Luego separo varias cartas, para mostrármelas, para decirme que alguien me tenia colgado de un pie, y me mostro la carta de un duende colgado de un pie. Toco la carta de la muerte como si fuera augurio de algo muy malo. “Usted quiere recuperar ese amor” Yo pensé en mi cabeza que no, que si estaba ahí sentado, donde un tipo que se hacía llamar Tobías, pero no por amor ni por suerte específicamente, era que quería que me leyeran simplemente.

-“¿cómo se llama ella?” Silencio. “¿Usted la quiere recuperar? Dígame, ¿por eso vino usted aquí?” Yo pensé que no, que mi amor estaba ya lo suficientemente enredado como para agregarle un brujo. Le respondí que no. Que, ella, suponía yo, la de las cartas, era Claudia.

–“¿usted la quiere?” Otra pregunta que no me esperaba. “porque ella aun lo quiere”.

Me mira. Y decide leer de nuevo las cartas. “Porque usted es de muy buena suerte. Una persona emprendedora. Que da más de lo que recibe, siempre. Muy inteligente. Tienes una suerte bonita, pero, alguien te esta haciendo un trabajo”. Mira el papel que le pasó la gordita como si lo que estuviese allí escrito fuera algo contundentemente bueno. -“si, es que usted no tiene nada de malo, usted es una persona muy buena.”

Me mira otra vez. Y recoge las cartas y las revuelve de nuevo.

-“Vamos a tirarlas otra vez. Vamos a ver que veo…”

Yo lo miraba. Había acertado, en muchas cosas, en muchas cosas que increíblemente todos en esta ciudad tenemos. Es lo que uno siente con el horóscopo, pero fuemadre, se arriesgo a decirme de una que estaba roto, o que estuve. ¿Será qué eso se ve? Algo tienen estos señores, algo llevan, siempre nos encanta que nos digan en la cara lo que somos, o lo quisimos ser.

-“A usted se le va la plata muy ligero”.

¡Pues claro, siempre, ando sin un peso!

-Pero, usted da más de lo que recibe. Usted lo da todo y la gente no.

Pues sí, la verdad sí, eso siento.

“A usted le va a ir muy bien en la vida…. ¿Usted qué hace?"

-“Soy director de tv.” Dije pensando que es la primera vez que digo Director de TV, ese nombre me parece muy cañador, muy rimbombante, pero lo dije porque esto es absurdo y yo tengo que ganar algunas veces.

“Soy un contador de historias. Un ladrón de historias.” Dije mirándolo, y mire las cartas. Muchos colores, el que hizo esas cartas estaba bien colino. Y él me mira, se asusta adentro, supongo que sabe que yo lo estoy viendo, que lo estoy contando.

“A usted… cuanto se gana?” Pues esta pregunta si la tenía en mi lista, ¡pero maldita sea! no había pensado que decir. Dije que 800 mil. “Aja. ¿Y le va bien?” Yo le respondo muy orondo: “creo que esta es mi mejor época”. Gol.

“Pero, usted…” Mira las cartas. Se ven creíbles estos tipos, son unos verracos!

“A usted le tiene una carga, le están haciendo el trabajo, algo, algo…”.

Yo por colaborar, le digo que eso si, “Siento, desde hace un tiempo una “carga”, un peso en mis hombros me ha ido apretando los músculos.” No me acuerdo que dijo. Ah, creo que en ese momento entro la gorda, con el teléfono en la mano, le dijo que otro cliente estaba afuera, y le hace con los ojotes que es mi hermano. Y él me pregunta: “¿él es tu hermano?”. “Yo le digo que sí”. Y ella le pasa el teléfono, creo que era una Sandra, urgente.

El recibe la llamada. Y si, pura escena típica, de había una vez un brujo atendiendo un cliente por teléfono.

“Quibo Sandra. ¿Qué más?

Silencio. Tobías juguetea con las cartas. Yo lo miro.

“si, si, si mija yo ya la ilumine. Sí, sí, sí. Yo he rezado mucho por usted. Es que a usted eso que le están haciendo es magia negra, si mija, si mija, yo ya la ilumine”

“¿Cuándo va a bajar? Silencio. Yo miro los santos, un Cristo que hay en la mesa, mucha santidad digo para mí. Sigue Tobías: –“¿Mañana? ¿Y si me va a bajar aquello?... Pues como quedamos, en cien.”

Yo lo miro. No hay nada en ellos, no se inmutan, es como si fuese todo normal. Uno no lee el truco porque no hay truco, el truco es uno.

-“Veinticinco” Haga un esfuercito más. No?... Ah, bueno. Veinticinco pues.”

Me mira. Y le dice, “Pero oite, tráete un huevo…. Si, de esos de gallina. Bueno. Bueno. Que dios me la bendiga, chao”.

Creo que antes de coger la llamada de Sandra Tobías me había preguntado, que si los directores no son los que se piensan la novela y hacen los libretos? Y ahí dijo Alo! No alcance a contestarle.

-“Bueno, ahorita le hacemos un trabajo para limpiarlo, para que se le vayan esa malas energías.” Me dijo.

Era lo mismo que le había dicho a Sandra cuando le dijo lo del huevo. La verdad, yo quería que me limpiara, pero de verdad. Por supuesto me juraba que no tomaría nada, que iba o estaba dispuesto a hacer cualquier ridiculez, pero nada ingerido.

Me dijo un par de cosas más y me propuso, que para limpiarme, porque él me quería ayudar, que fuera ya por un huevo, y mientras yo estoy con el huevo él atendía a mi hermano, y después me hacia la limpieza.

Esto se estaba poniendo más bueno. Ahí si me dio susto, pero creo que tenía cara de felicidad. Salí, mi hermano se apuro a preguntarme como me había ido, y yo le dije que bien, que todo bien, que hágale que yo ya vengo. Y Salí apurado del edificio mientras mi hermano entro. Ahora pienso que lo asuste. Pero uno la verdad, ahí adentro, está en trance.

Baje las escaleras, mirando. Había un niño en la recepción de la agencia de turismo. Un niño jugando a hacer oficinista. Más gente merodeando, y el pelado del chaleco abajo en la calle repartiendo papeles. Mire hacia arriba, allá queda Junín. ¿Dónde compro un huevo? ¡Tobías maricón! Mire hacia abajo, estaba el ley, pero compra un huevo en el ley, ¡eso no lo venden! Este truco es funcional. Pensé en el parque bolívar, por allá esta todo. Subí hasta Junín, llegue a la esquina, los de las loterías siempre ahí. Ande hasta las cigarrerías que hay bajando para el cine porno. Había un granero, con la cubeta afuera y un letrerito en forma de nube que decía: $199. Saque una moneda de 200. Le dije al señor que uno, y él me miro, y yo pensé que él sabía el truco del brujo, o tal vez esto es una confabulación de la oficina de la alcaldía que maneja el centro de Medellín para que el comercio se mueva a las mil maravillas, inclusive, el comercio medio ilegal.

Me metí el huevo en mi bolsillo izquierdo del jean. Ande despacio, tranquilo, como si tuviese un huevo en el bolsillo. Regrese al edificio san Eduardo. Subí. Mi hermano aun estaba con Tobías. Me senté a mirar la tv, a pensar en mis papás que hacen esto cada rato, les gusta mucho los brujos, se hacen leer las cartas de cualquier loco. Buscan la suerte en las placas de los carros bombas, en las mariposas, en los sueños, en los pescados, en las tumbas de los seres queridos.

Le pregunte a la gordis qué si ella se hacía leer. Ella tampoco se esperaba esa pregunta. Dudo un poco.

-“Sabe que no. En la vida unas tres veces”. Dijo tres veces, y eso que está mintiendo, exagerando.

-“O cuando uno tiene preguntas. Se hace tirar no todas las cartas, sino uno o dos, y ya”.

Le dije que bueno. Entonces Trate de escuchar lo que le decían a mi hermano detrás de la puerta. La gorda lo noto, y dijo que a ella le gustaba mucho ese comercial, y le subió el volumen al tv con el control. Era el comercial del taxista, él que se levanta en la casa y sale con sus llaves y ve su “nave” estrellada. La mire, le dije que si, que bacano, y le pregunte por qué le gustaba.

-“No se… Es un comercial… muy, muy, (cara de dolor) fuerte.”

Yo miraba la imagen mientras pensaba en lo que hago cuando realizo un video, en lo que está gustando en el publico en estos momentos, en esas imágenes, como este comercial que muestra sin mostrar, mucho foco desenfoque. Muy al contrario de la imagen en el centro, todo que se vea, que sea todo bien claro. Estos productos tienen el error humano, el pulso de un humano, el miedo del humano a mirar y no mirar, a cerrar un ojo y mirar medio medio por el otro, a taparse los oídos cuando hay un tiroteo... En fin.

Mi hermano salió. Me dijo que si me demoraba? Yo le dije que no sabía, que era una cosita pequeña, que sí, que me esperara. Entre, y me senté. Tobías me dijo que le diera el huevo, lo miro y me lo pasó, me dijo que escribiera mi fecha de nacimiento con el lapicero. Escribí: 01-12-82 con mi letra horrible. Se lo pase, y él se puso de pie y se dirigió al altar.

-“¿Usted es católico? Pregunta Tobías.

-“Pues, yo nací católico, solo que he ido dejando el vicio” Le respondí mientras me paraba y me acercaba al altar. Presentí que venía otra cosa más ridícula, aun más ridícula de todos las que habían pasado.

-“échese la bendición”. Ay fuemadre, la bendición! Pensé mientras me tocaba la frente, el hombro, y el otro hombro y decía amén.

-“Ponga una mano en el Cristo” Me lleva la mano izquierda hasta el rostro de un Cristo de madera. Le dije a Dios mentalmente que yo no le rezaba ni mucho menos lo odiaba, que yo trababa siempre de dejarlo quietecito, que me perdonara esta infamia. Toque el rostro del Cristo y no paso nada, no se quemo ni nada raro, yo seguía ahí.

-“Mientras yo le voy haciendo la limpieza, usted reza tres padre nuestro en voz alta”. Fuemadre! Padre nuestro! No me acuerdo!

Entonces comencé: “Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre danos el pan… amén.” Y volví a comenzar: “Padre nuestro que estás en el cielo…” No lo hacía en voz alta, lo murmuraba mientras Tobías murmuraba palabras chamanicas combinadas con rezos católicos. “Danos el pan de cada día y perdónalos porque no nos sabemos el padre nuestro…”

Y en ese instante Tobías me pasaba el huevo por la cabeza, por las manos, me soplaba, soplaba el huevo, rezaba. Y yo termine murmurando otro pedazo que me acorde del padre nuestro y él termino. Me dijo que nos sentáramos otra vez. Y me paso el huevo.

“-Este es tu huevo, revíselo, a ver si es el tuyo.” Ahí pensé que algo andaba mal. Lo mire, y si, ahí estaban mis mamarrachos. Tobías entro al baño, lavo un plato, de esos hondos con flores rosadas al borde. Lo puso en el escritorio, frente a mi silla. Me dijo que me metiera el huevo en la boca. Yo lo mire, y le pregunte extrañado. “¿En la boca?” Y él me dijo aun más extrañado: “si, en la boca, ¿no puede o qué? Yo no creo que con ese huevo tan pequeño no seas capaz” Y me miraba directamente la boca.

Pues sí, siempre me han mirado la boca grandota que tengo, desde los odontólogos hasta los brujos, y me han exigido que la abra, que yo soy capaz. Y si, si soy capaz, pero no me da la gana. Pero bueno, la abrí y me metí el puto huevo en mi bocota.

-“Agachese.” Y yo me agaché entendiendo que era para tirar el huevo en el plato de rosas.

-“Diga: Cristo en el altar”. Yo lo mire, y solo dije aja aja. Y el repitió otras cosas que no me acuerdo. Y yo solo repetí: ajajajajaja, con el huevo adentro, y pensé en los amordazados de las películas y de la vida real, ¡que duro es esto!

-“Suelte el huevo” Y lo solté. Cayó al plato haciendo un sonido tan chimba, como aumentado en diez mil veces ese sonido seco. El huevo se reventó un poco. Salió algo de clara y de yema, pero la mayoría del contenido se quedo dentro. Nos sentamos. El asustado, como si sintiera el mal, me dijo que terminara de quebrar ese cosa, “hágale hermano”. Yo lo hice duro con un dedo, y el huevo termino de regarse en el plato. En dedo me quedo untado de huevo, y me limpie el dedo por debajo de la silla. Cuando volví a mirar el plato, y ahí fue cuando vi que el huevo estaba negro en la yema, como con sangre, como cuando está podrido. Tobías se asusta mucho.

-“Hace como un año que no veía una cosa tan fea como esta”. Y enrollo un papelito para poder manipular el huevo. Tenía, Tobías, una cara de miedo, de asco, y al final de nada, la verdad, solo arruga la cara y ya. Pero yo me asuste, y me maraville. Pillaba las cositas negras, eran como coágulos de sangre, y se veían horribles.

Me dijo, que a mí me estaban haciendo una cosa muy grande, una cosa muy mala, magia, magia negra. Y volvía a mostrarme lo negro. Que para que eso, tenía que comprar una vela. Y la dibuja, la vela, en la cartulina de mi hoja de vida. Hace una línea vertical, luego otra, dos líneas horizontales, una abajo y otra arriba que las une con las dos verticales, y después hace la llamita ondeante.

-“A las diez” Piensa dudando con el lapicero en el aire, “Mejor, a las 11, si, a las 11”. Y dibuja un vaso, como una especie de cono boca arriba, con unas líneas irregulares en el medio dando a entender el agua.

-“Reza, 33 padre nuestros” Y escribe el número 33, en el papel al lado de la vela que está al lado del vaso.

Y ahí mismo pienso, pues si no fui capaz con tres padresnuestros voy a hacer capaz con 33. Yo lo miraba, y solo externamente asentía. “¿Pero si se lo hace?” Yo le respondía que si mientras pensaba que no.

Luego escribió en otro ladito del papel donde estaba la vela, una lista de ingredientes. Yo no entendí lo que escribía ni que me decía, algo como laurel y clavos. En la receta era 2 de la primera y tres de la segunda cosa, y abajo terminándose la hoja escribió 220, y lo subrayo. “Esto vale doscientos veinte mil. Pero es para hacérselo ¡ya! ¿Está dispuesto?”

Yo me puse serio, o el rostro más sobrao que tengo, y le digo: “no, no, no creo”. Falto reírme. Es que mi mamá y papá van a donde todos los brujos, y compran esos menjurjes, y siempre pierden la plática. Y yo no le voy a dar a un huevon que hace ese remedio con colorantes y detergentes mientras ve las novelas.

-“No tiene plata, o no tiene tiempo.” Ya tenía un tono serio, y miraba de reojo el huevo con sangre.

-“Pues, no, tiempo, no tengo. Y plata? Mmmm, tampoco.

-“¿Entonces no?

-“No, no.”

Se le notaba lo enojado, ya era un tono de regaño.

-“Cuando eso le caiga, cuando ese trabajo le reviente…” Me mira. Cabecea como negando. “Yo le colaboro. ¿Cuánto tiene?”

-“No, no, maestro Tobías” Casi me río, en serio, casi se me zafa la risotada. “Yo hasta aquí”

“-¿Es que no quiere limpiarse? O ¿solo vino a probar?”

La cosa estaba tensa. Yo en esas situaciones me pongo muy nervioso, y a veces tomo estúpidas decisiones y termino diciendo lo que no debo.

-“Vea, yo vine para que me leyera, para que me leyera las cartas, pero no más. Yo no voy a comprar nada de esas vainas, y doscientos mil pesos, no. Mi familia cree en eso, va a todos lados, y aprendí, que eso no sirve para nada.”

Tobías se pone de pie, enojado.

-“Bueno, yo le quería colaborar, pero si no quiere” Mientras se acercaba haciéndome caminar hacia la puerta. -“Cuando caiga en tres días a un hospital, no vaya a culparme, ni culpar a nadie, el que tiene la culpa es usted, usted. No vaya a venir por aquí tampoco…”

Casi sonriéndome, le digo “Gracias, hasta luego Tobías, gracias, muchas gracias”. Y me despido mirándolo, y Salí. Afuera estaba mi hermano, le dije que nos fuéramos, y salimos por las escaleras abajo. Mucha adrenalina, mucha risa, es miedo revuelto con humor.

jueves, 24 de enero de 2008

Algebra, de Baldor




Fantástico libro de octavo.

Se, si, lo se. Es una bobada lo que voy a decir, pero así soy yo. Nunca le pare bolas a ese libro. Era terrible, pero, yo gane la materia con puras frases que llevaba y el profe se regaba a filosofar (la reflexion se llamaba la dinamica). Orlando Blandón. así se llamaba el profe. Más morboso no podía ser, no miraba a los ojos sino a las tetas de las viejas.
Bueno, en fin.
Yo siempre creí, y aun creo, que es el libro escrito allá, en el medio oriente,en tierra de los persas o los egipcios, hombres de los números, por dios!
Y resulta que me entero ayer, que el verriondo Baldor, no es de por allá, sino de por acá. Es cubano. Que rabia. No voy a escribir de este usurpador. Maldito frustrado, perdedor, ja.




en fin, soy una hueva. Muchas veces, casi todo el tiempo, se me derrumban mitos legendarios en las narices y con mucha gente al frente o en una situación donde me tocaba hacer de personaje que sabe. Soy chico de pueblo, no me entero de nada. Ave maría, es que baldor, ¡si es olímpico!


Tal vez, para ponerme irreverente, y que la red me tenga de sospechoso en su base de datos, pongo una caratula moderna, actualizada de el álgebra, del verriondo Aurelio Baldor.



visiten nacos.com.mx, no se quienes son, pero visitelos.

jueves, 17 de enero de 2008

Yo vivo en un país libre. Teóricamente hablando.

Esta semana. No se que día fue, pero es un día cercano a hoy, pensaba mientras escuchaba un podcast de la entrevista a la esposa de un secuestrado, que a mi no me importa nada.

Julito la entrevisto muy temprano. Lo mejor de la W, o de Julio Sánchez Cristo, sucede temprano, antes de las 9am, antes que estados unidos deje de escucharlo.
Una vez entrevisto a un camionero que iba a medio camino entre la puta mierda y Phoenix, y hablaron de comidas y camarotes de carretera. Otra vez entrevisto a una niña empleada del servicio domestico, que desde un patio repleto de gallinas en Barranquilla, leyó un par de poemas y me emociono a mí, que estaba lavando mi ropa interior en un patio solitario de Medellín.

Esta semana entrevisto a una esposa de un secuestrado. Yo no escuche la entrevista en vivo. La escuche después, que es casi lo mismo. La escuche en la noche, en la soledad de mis noches... en los parlantes escuche a una señora que no podía hablar, que estaba llena de dolor y alegría, que decía: " a los Colombianos no nos importa los que están secuestrados". Y tiene razón. Pedía solidaridad, que no nos olvidáramos de ellos, por favor.

No me acuerdo si lloré. Me quede un rato callado, mirando el computador (el cursor, que titila incansablemente). Pensaba que a nadie le importa mucho cualquier cosa que no sea uno mismo. Que a los guerrilleros no les importa sus presos tampoco. Que a la vecina no le importa su vecino, ni viceversa.

Me dije que debería mandarle una carta, todos los días, al secretariado de las Farc, para que se enteren de lo que piensa y siente un man desde Medellín, y para que algún día me dejaran grabar a los secuestrados, me dejaran escucharlos a mi y a mi cámara. Me sobra corazón pero me falta disciplina, entonces desistí de la idea.

Tenia una idea, antes de todas estas ideas, de hacer una camiseta que dijera: "Condenado a vivir". Como una ironía en un país de muerte, que cada segundo que se esta sobre este suelo es un puñado de buena suerte.

La libertad en mi país es más teórica más que otra cosa. Libertad en Colombia es, después de persignarse, un regalo de Dios, nada más. Aquí es la ley del más vivo, no tienes que ser fuerte siquiera. Y suficiente tenemos con hacernos espacio a nosotros, ahora para ponernos a pensar en los otros.

Somos un país de egoístas y mezquinos. La individualidad nos sirve para protegernos del vecino, de las cosas buenas de su vecino, pero no de su maldad. No sabemos vivir con el otro, porque no nos importa .

El más perro de todos los hombres, el escritor maldito e iluminado, la voz de la conciencia del pueblo Colombiano, Fernando vallejo, dijo: “Colombia es un país de asesinos… porque es un país oportunista y traidor… Siempre pensé que iba a morir en Colombia, y lo sigo creyendo. Tengo claro que si vuelvo a Colombia voy a morir asesinado. Colombia es un país asesino".

Y es cierto, todo. Así nos desgastemos en maldecir a alguien que no le importa que lo maldigan, así nos gastemos el tiempo en odiar a Vallejo en vez de odiar a Marulanda o a Castaño o a Uribe. Todo es duro, pero así somos. Aquí no matamos a nuestra madre porque nos quedamos, de pronto, sin quién nos haga el desayuno.

Aquí lo que debemos hacer todos los que hacemos algo de arte es, sin dudarlo un segundo, aprovechar esta Patria malparida y contarla, no cambiarla, más bien narrarla y comunicarla. Con pelos y señales, sin matices y slogan, porque somos un país de derecho y no una agencia de turismos S.A. Nosotros, yo, voy a aprovechar la hipocresía de la sociedad colombiana para aportar mi grano de arena. A esta sociedad a demás de la bala y la pobreza, lo único que recibe con facilidad es la ironía. Contarles a los hijos de puta que son unos hijos de puta, y que se ven una chimba, que lo hacen muy bien. Y así con todo.

Hay que elegir denunciar la vida desde nuestra particular visión, mientras esperamos que llegue nuestra muerte desde la visiones particulares de los miles de asesinos que nos respiran en la nuca todos los días.

Sigo con vallejo, esto fue algo que escribió cuando renuncio a la nacionalidad, vaina pendeja y ridícula pero que firma precedente en esta patria boba:

“el país de la impunidad! En que los asesinos y genocidas andan libres por las calles, como es el caso de los paramilitares, con la bendición de su cómplice el sin vergüenza de Álvaro Uribe que han reelegido en la presidencia. Desde niño sabía que Colombia era un país asesino, el más asesino de la tierra, encabezando año tras año, imbatible, las estadísticas de la infamia. Después, por experiencia propia, fui entendiendo que además de asesino era atropellador y mezquino"

Tal vez yo no haga nada, que tan solo piense en detenerme un rato a discutir con un policía que le pega a alguien en la calle injustamente, y termine siendo empujado con la punta de un bolillo mientras un tombo me dice: “Vayase, vayase, no se meta que a usted no le importa” O llorar en silencio mientras leo la carta de ingrid, y me seco las lagrimas diciéndome que porque lloro si eso no me importa.

Si. No haré casi nada. Típico de todo Colombiano.

Y para terminar, más de Vallejo. Esto lo dijo en el primer congreso de escritores, reunidos en Comfama en el año 1998:

“Que cada quien hable por sí mismo, en nombre propio, y diga lo que tenga que decir que el hombre nace solo y se muere solo y para eso estamos en Colombia donde por lo menos, en medio de este desastre, somos libres de irnos y volver cuando queramos, y de decir y escribir y opinar lo que queramos, así después nos maten. ¡Y qué importa! Una libertad de semejante magnitud no tiene precio. En uso de esa libertad espléndida que me confiere Colombia, que a nadie calla, me dirijo a ustedes esta noche aprovechando que todavía estoy vivo. ¡Y que se callen los muertos! Con eso de que cualquier vida humana aquí no vale más que unos cuantos pesos, los que cuesta un sicario... ¡Y adivinen quién lo contrató! Esa es la ventaja de vivir en Colombia, de morir en Colombia, que uno se va tranquilo sin saber de dónde vino la bala, si de la derecha o de la izquierda, y así, ignorante el difuntico del causante de su muerte, sin resentimientos ni rencores, se queda por los siglos de los siglos en la infinita eternidad de Dios.
Pero una cosa por lo menos para mí sí está muy clara, pese a lo turbias que parecen que están aquí las aguas: que hoy por hoy el signo de Colombia es la impunidad, que se le viene a sumar al de la infamia. ¿Cuál infamia? La de siempre, la ignominada, la que todos padecemos pero que nadie señala como si nadie la viera porque fuera invisible, y la que nadie nombra como si no tuviera nombre. Y sin embargo sí lo tiene y sí se ve. Es cuestión de querer nombrarla y verla….

…Ni el partido conservador ni el partido liberal ni la Iglesia, que aquí son los dueños de la voz, han hablado nunca por ellos. Por eso de los dos millones que éramos al comenzar este siglo ya somos cuarenta y no nos toleramos porque no cabemos.
Pero estábamos en la proliferación de impuestos. ¡Cómo así que un impuesto de guerra! ¿No se ha venido pues gastando siempre el Ejército una parte enorme del presupuesto nacional? ¿Todo ese dinero qué se hace, qué se hizo, a qué saco roto ha ido a dar? Como el impuesto de guerra lo que nos resultó fue el impuesto de la derrota, ahora estrenamos gobierno con el impuesto de la paz. ¿La paz un impuesto? O sea, como quien dice, que aquí pagamos porque estamos vivos y pagamos porque estamos muertos. Un Estado que no es capaz de protegerle la vida a nadie no tiene derecho a cobrar impuestos. Ni de paz ni de guerra ni de nada. Eso es una inmoralidad….

En fin, los bandoleros, que por cuestiones de semántica hoy se llaman guerrilleros. ¡Cuánto petróleo no han regado, cuánta sangre no han derramado! ¡Cuánto boleteado, cuánto desplazado, cuánto secuestrado, cuánto asesinado por ellos! Con sus chantajes, con sus cultivos de coca, con sus secuestros, ya tienen dizque de todo: armas modernas, cuentas en Suiza, sofisticados equipos de comunicación. Yo no sé, no los conozco. A mí todavía no me han secuestrado, para quitarme estas regalías enormes que me pagan en Planeta y Alfaguara. Pero lo que sí sé es que también tienen, tienen, tienen «ideólogos». Como el partido comunista de Cuba, vaya, o como tenían antaño aquí el partido liberal y el conservador. ¿Y quiénes serán, qué harán estos señores «ideólogos» del E Ele Ene y de las Farc? Ah yo no sé, no sé qué harán. Serán los que idean los chantajes, los secuestros, y qué tramo del oleoducto hay que volar o a qué sicario hay que contratar para que mate a fulanito de tal. ¿Y habrá posibilidad de negociar con estos «ideólogos», o será pura ilusión, espejismo? ¡No, qué va! Sí se puede negociar, por supuesto. ¿Y cómo? Denles puestos. Repártanse con ellos los puestos, según la fórmula ya probada y requeteprobada del Frente Nacional. Por sus «ideologías», sus convicciones, no se preocupen, que son tan sólidas e inconmovibles como los principios del gran partido conservador y liberal…”

Si quieres leer el texto completo lo encontrás en este link: http://www.galeon.com/ojosabiertos/aficiones1607366.html

Me despido de cualquiera que me este leyendo, me despido viviendo en un país sin memoria y sin corazón. Qué más da, así también soy yo: un sin vergüenza.

Colombia. Toda una lastima.

Fin de la misiva.

lunes, 14 de enero de 2008

Ágora, Historias de las Ideologías Políticas

Por alguna razón siempre termino involucrado en los proyectos, en los grupos, en las cosas sin quererlo, a veces sin necesitarlo, y muchas veces soñandolo.

Soy de un pueblo del suroeste antioqueño donde llega sino el periódico El Colombiano; y eso es nada.

Nunca estuve en grupos importantes. Y si lo hice fue un error y dure poco, o el grupo extrañamente se acabo. Mi educación, mi cultura es un enredadero de pedazos de cosas que vi en la tv, o que escuche en la radio, o que en lo poco que ví en la juventud.
Se puede decir que mi Icefex obedece a la mal educación de los 23 canales de tv de parabólica de pueblo. Saque 298 en el puntaje viejo. Bueno, viejo de los 90´s, porque una profe que me dio filosofía dijo una vez que había sacado en puntaje como 800, y eso era por los 70´s (queriendo ofender a la profe Nubia. Malparida).

Llegue a Medellín. También por error. Venia, el 2 de diciembre del año 1999 a presentarme al reclutamiento del ejercito, nada más. Luego me devolvería, para irme a la excursión, donde no teníamos cupo en hotel, solo comprábamos el pasaje de ida y vuelta y nos alojábamos en la casa de Juan David Quiceno, un parcero a quien en una época le dijeron el nuevo, porque venia damnificado del gran terremoto del Quindio.
La idea del combo que vino conmigo era : Vamos a Medellín, por supuesto no nos llevaban pa´ ningún lado, eso era lo pensábamos. Aunque yo en día de la presentación insistí para irme, para que me llevaran, para que me volvieran mierda, para que me hicieran de nuevo. Suponíamos que nos devolvíamos para irnos de una para Cartagena y santa marta.
En la presentación, a eso de las 5.45pm, en el polideportivo de Itagui, nos dijeron por un megáfono, en la voz de un militar de mierda, general o comandante o una vaina de esas, que los de las filas, o sea, casi todos, en tal fecha, del próximo año, el 2000, fuéramos por la libreta, y que lleváramos plata, que eso valía... (supongo que por mariquitas).
Ese día de la presentación, eso es otra historia, otro día cuento los rostros que miraban ir a su hijo a defender a la patria, esos rostros pegados a una malla.
Lo que si quiero decir es que estaba con dos amigos, que se me perdieron en el momento que rompimos filas. Y a mi me dio un arranque de eso que me dan, una pataleta y dije: como no se nada de ese viaje, nada esta fijo, mejor no voy. Miranda se junto con Julian, un amigo de esos que complican todo, y no me decían nada, a las 45.46pm yo sabia que no habia viaje, pero ellos sabían que si, que ya todo se había solucionado.
Entonces me importo un carajo ese viaje, y me fui a deprimirme a la pieza de visitas de la casa de mi abuelo, en belén Granada.

Me perdí ese viaje, pero vi ,en el estadio en vivo y en directo a Nacional ser campeón. Cante todo el partido. Mande a la madre con palabras todas esas rabia que me tenian, que me tenia y no me dejaban escapar.

punto de giro de mi vida.

Viví donde mi abuelo. Esa habitación de visitas se convirtió en la mía. Allí vi un día en la tv un programa que estaban dando en Canal U, un canal que veía por el rock y porque quería estudiar en la universidad. Estaban dando una conferencia de Juan Esteban Sanpedro, el que creo La banda Francotiradores. El dijo que iba a decir como se hacia la tv. Y lo dijo. Y me gusto, y dije para mi en esa habitación silenciosa y triste, que iba a trabajar en televisión, que me gustaba descubrir y mostrar el truco, siempre , o ¿a quién no le gusta desenmascarar misterios? Eso se tiene que hacer para poder contar alguna cosa, entender (y en este caso registrar) para recrear después, para hacer una visión de autor, la mia.

Deje ese puto curso de ingles que me tenia aburrido y estudie producción de tv en el Politecnico Colombiano. Me gradué en el 2003. No trabaje en tv por un año o algo más. Ya se me estaba olvidando lo que había aprendido. Supongo que en mi casa, y las miradas para mi eran de duda.
Para desbararme trabaje en una empresa de gas natural. Hice millones de cosas como en año y medio. Pase de aprendiz a experto en poco tiempo. Casi me sacan y luego me nombraron jefe obra civil, y yo no sabia nada de obra, ni de civil. Luego rete al gerente, y dos días antes que me echara, yo le renuncie para trabajar como editor en una oficina pequeña, que se llama Publivideo, mi primer trabajo en el medio. Era editor, y yo no me acordaba de nada, no me acordaba como era el programa siquiera (yo porque no le pare bolas a la clase de edicion, ahh!) . aprendí por intuición y en ingles (yo porque no le puse cuidado a esas clases de ingles, ahh!) que era una transparencia y una track. Al principio fatal, muy buenas ideas pero nada de técnica. Luego me volví un teso. Al mismo tiempo Punto Link, la empresa, mi empresa, se estaba formando sin mi. Luego yo entre y otros salieron. Trabaje en punto link, en las noches. Luego en la universidad nacional. Y ahora, acabo de realizar 8 capitulos de Ágora, historia de las ideologias politicas en el canal u. Una recta final de año con todo al tiempo.

Alguien me recomendó. Alguien, siempre guía y ubica a Juan David. Y yo acepte la propuesta.
Nunca creí terminar esos programas. Desde el inicio del proyecto me dio pánico, estaba super enredada la cosa, muy bien en papel, pero fatal en la realidad.

Nunca he tenido memoria. Escribiendo este texto me doy cuenta de lo poco que me acuerdo de las cosas, pero lo mucho que siento cuando las pienso.
La experiencia no es memoria exacta, son olvidos y recuerdos dosificados.

No me acuerdo todo lo que llevo aun niño de pueblo a llegar al Canal U, donde en mi época de televidente iba por boletas, y ahora en la epoca laboral, trabajo al lado de los que dan boletas.

Nunca se como hago las cosas:



Esta foto es de un papelito que me decía que tenia y que me faltaba para hacer en ágora.

Dice:
República (republicanismo)
Naturalismo (Naturalismo del conocimiento)
Cristianismo
Socialismo
Iluminismo
Tao (Daoismo y Sinthoismo)
Platonismo
Islamismo (Islamismo Político)

Sacaba el papel en todo momento, en las entrevista, cuando estaba en la investigación, en cualquier momento lo sacaba del bolsillo. Le hice señas, rayones que significan un montón de cosas, fue mi faro.
Si me preguntas, organizadamente que te cuente cada ideología, te digo sinceramente que no sé. No aprendo para repetir sino para construir. Todo esta dentro de mi.

En los programas de tv, dije lo que eran las ideologías, lo que decía el ensayo y los entrevistados, pero también lo que siempre he pensado del cristianismo o el socialismo, trate de ser sincero, no vender ni ir en contra, solo conté la ideología. Me sorprendí a veces de lo bien que me iba yendo. Y al final salio todo, en los tiempos reglamentarios, y hasta con algunos lujos.

Muchas veces en la desesperación de la noche o de la soledad, me pienso, me veo tan roto, tan partido y triste, a veces mucho. Nunca me pienso, no recuerdo los sucesos antes de los momentos difíciles o alegres, quizá este olvidado las partículas que me hacen, las que me escriben tal y como soy, esos momento que no son ni ni fá, pero que son los mios.

Tal vez termine haciendo grandes cosas, pero advierto desde ahora, que es un error muy grave que me den esa responsabilidad.


martes, 8 de enero de 2008

Mi hermano y yo.


Ya me iba para Bolívar. una foto, con mi hermano jorge, porque si, porque estamos juntos, porque vivimos una chimba.
Jorge Andrés Escobar. Más loco que yo. Sabe de todo. Le cae bien a todos. Yo tengo 25 años y el va a cumplir 23, el 30 de enero. Siempre que juega chance hace el 130. Nunca ha ganado.
En la adolescencia dormimos en la misma habitación, pero yo nunca conocí, ni lo conozco ahora. Es una cripta, me confunde. Muy pocas palabras de ellos, y mucha de otros. Es un relajado y un vacan.
Él es muy Escobar, y yo soy muy Álvarez. Quizá nada es perfecto, nunca habrá calma con mi hermano, pero esta conmigo hoy. Hacemos pa´delante en esta vida coja que nos toco vivir.

domingo, 6 de enero de 2008

Una secuencia de tiempo




Hace mucho tiempo, tiempo que me acuerdo pero que confundo. Decir que hace mucho es un chistesito. Fue como a finales de 2004, cuando tenia la posibilidad de acceder a una cámara, me comencé a tomar fotos todos los días. Como era de esperarse, me canse y no volví a hacerlo.

Nunca me ha gustado mirarme, no me gusta como me veo. Pero quería saber si cambiaba, si mí rostro me decia, con el paso del tiempo, si he cambiado, si lo duro de mi forma de vivir cambia mi expresión. Yo supongo que sí, pero yo, aun hoy, no veo el cambio.

Después de la secuencia en el 2005, viene una secuencia más saltada, sacada de la fotos que me tomaron (cuando compramos cámara en casa), y otras que me tome, que en muchos casos era cuando estaba de fiesta. Es evidente que en la parranda hasta uno se ve chimba (pura mentira, puros ojos rojos). Pero no esta muy lejos de mostrar como estoy, a que ritmo voy.

Nunca me estrello lo suficientemente duro para entender...

Ya es hora de parar, de obligarme a una pausa. Pienso como seria mi vida si viviese de otra forma, con más calma, con más planificación, menos atada al azar de todos los días. No se, no se...

Mi rostro esta golpeado, por los accidentes motociclisticos, también por las tristezas, esas que pasan como el viento.

Estas fotos sirven también de espejo maldito, de exposición, de fuga, de anhelo de alcanzarse a ver los instantes y los fondos donde muestran esa tonelada imágenes.... Yo no veo nada, no me veo distinto, no me importa que este destruido. Tengo que confensar que tenia miedo de ver la secuencia. Miedo de verme mal. Pero ese miedo es infundado por lo que me dice la gente, que increíblemente me ve peor, así pasen dos días me dicen que estoy más mal que antes.

No me quiero preocupar por mi rostro y mi cuerpo, quiero leerlos para saber que me ha pasado, que gritos lanzan las imágenes, y ya.

Voy a parar. Iniciare otro punto que no se cuando terminará. Que la fe me acompañe!!

sábado, 5 de enero de 2008

Foto bonita

Estaba caminando, solo, veía pasar la vida de otros que no conozco en los espacios que recorrí cuando niño. Ya es otro el lugar, ya son otras voces. Se siente tan lejos, se ve los dias de antes como ajenos, como ya no nuestros sino de los que lo recuerdan, los que son capaces de traerlos al presente.
Recorrí el pueblo mirando a la gente, encontrándome el pasado, un pasado reciente que contiene lo que yo soy.



Placas Polideportivas vista desde el suelo, desde la acerita entre la calle "Cuarta" y "Quinta" de Ciudad Bolívar.

Estar siempre moviéndose, cambiando de sitios, estar en muchos lados y en ninguno.
Volver al pueblo siempre ha sido para mí un movimiento, literal, de vísceras. Antes me daba rabia, cuando niño que se me terminasen las vacaciones en Medellín. Después me enamore y lloraba lagrimas de una larga depresión pos partida hacia Medellín. Ahora me recuerda que tengo ya recuerdos, nostalgias, y no lloro ni me da rabia.


El puente la veranera, visto desde la acera de "Ramiro".


En el fondo, allá donde esta el árbol, unas veces en la raíz, o entre el poste y el árbol, estaba el hoyo de las bolas (canicas). Jugábamos mañanas y tardes y noches enteras. O nos sentábamos a comer guayabas en el borde del puente sentados en la baranda que antes era de cemento. Tiempos sin días.

jueves, 3 de enero de 2008

Mi familia


Ahi esta mi family.

De izquierda a derecha, y sin bañarse, esta Juliana, la niña de la casa. No la conocía, no sabia nada de ella, hasta me confundía cuando me preguntan la edad que tenia. Tiene 15 años, en julio 17 (o 18?) cumple 16 años. Esta semana hable con ella, bueno, más bien digo que la vi, la escuche todos los dias que estuve de vacaciones, y al final de esos días fuimos a montar en moto y a comer un helado y hablamos mientras rodabamos por las calientes calle de Ciudad Bolivar. Hablamos de bobada, de cosas varias. Tal vez es una niña sin referentes de nada, tal vez pase lo que le pase o que elija para vivir, es culpa que no sabe nada, porque inteligente si es, y tiene un genio el mas terrible (los brazos cruzados como reguetonera lo dicen todo).

Luego, sigue mi hermano Jorge Andres, la anguilla-muñeco-ñeco-flacuchento- tantas cosas le dice al niño. Pero qué? nació muy enfermo. No comía. Era flaco como un africano. Pero unas operaciones en la edad que eran, y, ¡taran taran!, ahí esta, más loco que una cabra. Tiene muchos talentos, se puede decir que jorge es teórico practico. Yo soy teórico, y juliana es (no sé)... Jorge y yo vivimos juntos, desde hace ya rato, unos años. Antes, de jóvenes, de niños, mejor, eramos no de la misma edad, porque yo soy mayor que él tres años. Jodíamos mucho, peliabamos. Hasta no era raro que en una pelea me sacara cuchillo y me correteaba por todo San Judas. Pero con el tiempo el combo, los de mi edad lo adoptaron y estuvo en algunas de mis aventuras. Puedo decir que no hable nunca con mi hermano de verdad hasta que comenzamos a vivir, o cuando comenzó a tener problemas con mamá por las andanzas juveniles y delincuenciales. Me gusta que en la foto este feliz, me gusta que jorge este a mi lado. ahí vamos.

Mamá esta en el centro. Siempre ha sido la columna vertebral de la familia. Aleida Alvarez. Nació en Salgar pero es Concordiana. Luego, en su adolescencia, se vinieron a vivir a Bolívar porque al abuelo Valentin lo trasladaron, o no se bien qué. Mi mamá estaba estudiando tranquila su colegio, hasta que un día, un muchacho se acerco y le dijo si se dejaba invitar unas papitas. Luego con el muchacho formaron una familia. Primero Juan David, después Jorge Andres, luego Juliana. Mientras nos levantaba, y yo estudiaba primaria, ella terminaba en la nocturna su bachillerato. Y después, con demasiado esfuerzo, estudio enfermeria. Ahora se puede decir que ella manda en la casa. Esta semana, un día siguiente de la foto, me llamo y me dijo que ya se había quedado sola, que estaba sola con mateo (su ultimo hijo, el perro). Yo le respondí: "ay ama, así es la vida."
Como gozandomela, es que en vacaciones estuvimos muy junticos.

Mi papá, Alirio, (que siempre queda raro en las fotos), es un hombre de 50 añitos. Su vicio: juegar cartas en la garita. Se viste bien. Se baña dos veces al día y trabaja 3 días de la semana. No sabe leer ni escribir pero es más teso que cualquiera. Le dicen "Pillo". Es que en su juventud dio mucha lidia a los tombos. La generación y amigos de mi papá eran los locos del pueblo. Ya todos ahora son grandes padres de familia. A mí papá desde niño lo criaron para trabajar, para conseguir la comida. Cuando su papá se murió, él desde muy joven tuvo que asumir todo, ser la cabeza de la familia. Desde allí camella en legumbres. Vende al por mayor y al detal el la plaza de mercado del pueblo. Alirio Escobar es un personaje del pueblo. La ultima vez que hablamos fue el 24 de diciembre, le di unos wiskis y nos contamos de todo, como nunca.

Y después, estoy yo, Juan David Escobar Alvarez.