Tal vez fue el arme y el desarme de las “bandas”, y las balas pasar de todos lados, el que nos obligo a no oir, a no ver nada.
O, tal vez fue la llegada de los “Paras”, que barrieron con las bandas y hasta con ellos mismos. Y bueno, así se nos olvido el miedo, porque estábamos en pleno terror.
O quizás fue la promesa de desarme y desmovilización y “Seguridad Democrática” (dizque para todos) la que nos convenció que íbamos a tener una “villa”, un país hermoso y en paz en donde vivir.
O bueno, de pronto fue un slogan que nos vendieron (“Medellín, del miedo a la Esperanza”) para callar y dejar gobernar, mientras se corporativizaba la violencia.
O fue el final de las balas de una operación llamada como una constelación, que trono en las montañas de la comuna “13”, y que nos dejo a todos como si hubiéramos estado en una guerra.
O el ultimas, tal vez, solo tal vez, fue que la cooperativisación de la violencia funciono placenteramente durante los últimos años.
En plena administración de Alonso Sálazar, quien nos dijo que la violencia se fue para no volver, el día jueves
“...debido a algunos hechos de criminalidad que se han venido presentando en la ciudad….(el) narcotráfico y las disputas que se generan alrededor de ese negocio y que se manifiestan en distintas territorialidades incluido el Valle de Aburrá y la ciudad de Medellín”.
Pues, señor Alcalde y demás genios de la seguridad democrática, esas mismas razones han estado presente durante las últimas dos décadas en nuestra ciudad, y así nos ha tocado vivir.
En la calle sigue andando como si nada las motos con muchachos acelerados, con ojos agresivos, y enfierrados hasta los dientes, pero con la santa ceniza en su frente.
Afuera de mi casa, en este momento, están los “pelados” en la esquina fumándose y vendiendo los “porros”. La policía pasa cada 5 minutos en su moto, y todo sigue como si nada, igual, como siempre.
Los “duros” del narcotráfico aun los vemos en sus carrazos, escoltados como si fueran Ministros de Defensa, en cualquier parte, y gastando plata como si fueran Pablo Escobar.
Y así puedo hacer un listado largo de hechos criminales, que se repiten una y otra vez en nuestra ciudad, y que hoy, o ayer, o supongo que la administración lo lleva meditando noche tras noche, dizque obliga a una ciudad importante de Colombia a tomar medidas como:
“Se prohíbe el parrillero hombre en moto y se restringe el horario de funcionamiento de los establecimientos públicos, excepto en algunas zonas declaradas turísticas de Medellín.”
El Alcalde dice que es por el aumento de las cifras de criminalidad.
¿Le creen?
Yo no.
O más bien, estoy casi convencido, que toma estas medidas, porque en los últimos días ha pasado eventos muy desafortunados para una ciudad que se trata de vender turísticamente:
1-Falso enfermero hiere a guatemalteco en clínica de Medellín (Articulo)
2- Roban equipos de la National Geographic en Medellín
Solo escribo dos. Seguro hay muchos más. A demás, dentro de poco es asamblea de los 50 del BID que se celebrara aquí en Medellín, “la ciudad que refleja la transformación de Colombia”.
Señores Políticos, no necesitamos "miedo", necesitamos vivir en paz. Hay malos y criminales, siempre los ha habido, y ustedes saben donde están. No nos jodan la vida a nosotros que somos los que le ponemos el pecho a las balas.
“El pánico aviva las llamas del miedo. El pánico aturde. El pánico paraliza. El pánico tira de los sueños que vuelan por el aire y los echa por tierra.
El pánico destruye.”
Pánico