martes, 30 de junio de 2009

Todas las noches en vivo

Mis días están ocurriendo en Bogotá.
Ya hemos ido a Rock al Parque y trabajamos todo un día.

El cansancio no me ha dejado teclear frenéticamente. Debería estar haciéndolo, soy guionista, y a demás, ando relatando mis historias en la red. En fin.

Para lo que escribo, a estas alturas de la noche después de un día que me hace cerrar los ojos frente a estas letras, es que igual estoy contando las vainas, pero no en letras sino en video.
No en video como hago siempre en "Puracybershot y Otros", esta vez es en vivo.

Para que no se queden sin saber que anda pasando en la vida de este loco, aquí están los videos de nuestras salidas, en falso, digo, en vivo:


"Viajando a Bogotá, en la terminal..."




"Viajando a Bogotá. En las sillas de Coonorte"



"Dia 1, Rock al Parque"




"Dia 2, Suba y otras cosas..."




Prometo ser más corto en los videos, no dar tantos clips, no distraerme tanto, no hablar tanta chachara. Estén pendientes en las noches de esta semana, y las mañanas y noches de la otra, que en esta dirección salimos en vivo: http://www.ustream.tv/channel/viajando-andamos



Con la participación estelar de @Anavallejoc. Haciendo Streaming desde la capital...

sábado, 27 de junio de 2009

Hoy, “Cortame más que las puntas”.

Hoy, a pesar del cansancio, tenia que ir a la peluquería.

A las 6pm salimos a la calle a tomarle fotos del atardecer, a motilarme, y a comer. Todo en el mismo barrio.

Pero lo importante es la peluquiada. La bajada de estos crespos que ya no me dejaban ver.

“Cortame más que las puntas”. Y me pregunta Maribel, o como se llame la señorita que en medio de sonrisas me dejo como un príncipe (de los malos) por 6000 pesos.

Lo que más disfruto es la juagada del pelo. Me gustan esos masajes.
Lo que no me gusta, es que me echen secador, que sensación tan infernal.

Hoy tuve una peluquera muy formal y con buena mano, y una novia que felizmente esta hasta en la peluquiada y me ayuda a quedar mejor de lo peor.

Esta fue la cantidad de pelo que cortaron.
Que bueno que los pelos no duelen, pensaba cuando niño.
Aun me sigo durmiendo mientras me cortan el pelo. Aun me asusto cuando despierto y veo a alguien con unas tijeras que me hala la cabeza y que me tiene vestido de impermeable. Y no quiero contar cuando me duermo por un milisegundo y me estan haciendo las patillas, siempre me imagino todo rojo.


Ni pa que les muestro el resultado. A partir de esta semana estaremos por estas paginas demasiado expuestos, demasiado conversadores, demasiado empalagosos. Por eso me motile. Para aprovechar los 8 días de buen peinado que da el corte, y durante 15 peinarme a lo “maldita sea”, y ya, despreocuparme de ese item.

jueves, 25 de junio de 2009

Hoy, jugando Wii

Hoy, y ayer, y en este instante que escribo, en esta casa , hemos estado jugando Wii.

Me duelen los brazos, y el hombro, y hasta la espalda de tanto jugar.
Tanto batazo. Mucho swing. Mucho carrito y muchas pistas. Mucha bala. Como en los viejos tiempos que jugábamos con el 2600, y con los Ataris, y con el Nintendo, y en fin.
Rescatar juntos. Pasarse el control de pista en pista. Reírse de las burradas del hermano, gritar que no sabe, que le voy a ganar, que soy el mejor!

Y este mejor, en el test que tiene la peli de “Sports” que vino con el Wii de Samuel (El sobrino), dice que soy un cucho de 65 años. Pura experiencia. Nada de resistencia ni glamour.
Muchas pelotas tiradas, muchos golpes lanzados al aire, y claro, muchas quejas: “Este control no me hace caso”. Nada diferente a cuando el control era cuadrado y yo me enredada apretando el A ó el B. En aquel día que me dieron la oportunidad, una vidita en Mario Bros. Ese día perdí la vida que me dieron al no saltar cuando la primera tortuga se me acerco: “¡Una gueva! Pasemelo”.

Lo mismo hoy.

Seguro no habríamos dejado trapea a mamá jugando tenis, o golf, o balas, o cualquier película buenísima que desconozco, porque este Wii lo disfrutaremos hoy y mañana, y lo devolvemos. Y nada, no quedaremos con tres canales en la TV, y con nuestro sedentarismo habitual.

martes, 23 de junio de 2009

Hoy, la muerte y la funeraria y la morgue

Nos bajemos del taxi al frente de la iglesia donde le dieron la ultima misa al cuerpo de mí tía, y pasamos la calle húmeda, y mientras saludaba me iba temperando, iba pensando que en esa casa blanca me encontraría con muchos miedo de frente.

Hoy, entre a grabar una funeraria, y me mostraron la muerte en la morgue por ahí derecho.

Solo ver los cajones especialmente iluminados me llevo a recordar los entierros donde los “Parceros” del barrio le daban con la mano abierta al cajón negro del amigo que había muerto. O el velorio de Cepillo (un desconocido), que fui a ver porque andaba con mi tío por allá en los lejanos 90´s de Belén San Bernardo. O del cajón en la camilla que sonaba en el adoquinado del pueblo cuando llevaban a María (mi abuela) a la iglesia de ciudad bolívar. O el cajón estacionado de mi tía en la sala de velación. O los cajones del municipio que vi filados cuando las matanzas o las ejecuciones uno a uno de los “Paras” en el pueblo.

No he visto tantos ataúdes como para compensar el numero de muertos que he visto en la vida.

Detesto las funerarias, porque son sinónimo de muerte, de morado, de dolor, de enterrada. Pero esta era diferente, más blanca y menos olorosa.

Al entrar en el “Laboratorio” de Funeraria San Vicente, detrás de Camilo (el entrevistado), a la izquierda de la gigantesca morgue vi a un señor destapado en la mitad con muchas cosas salidas, y dos jóvenes sonrientes trabajando al rededor de la camilla que donde estaba el señor muerto. A mi derecha, más cerca, vi a un señor con los ojos cerrados, las manos juntas en el pecho teniendo una rosa.

Un accidentado en la mitad del proceso y un “indigente” ya arreglado fue donde me llevo de primerazo el invitado, y de una recordé, a flashasos rojos, los muertos en la morgue que he visto. Que en la vida fueron pocos. Solo los que alcance a ver por la ventana de la morgue del pueblo. Me hacían “pata de gallina” y me trepaba por unos pocos segundos a la perciana del cementerio, y al fondo en el mesón blanco veía a alguien abierto. Los vi morados, rojos, verdes. Y eso que no vi muchos.

Mucha mosca. Un olor fuerte en el ambiente. Mucho chismoceo. Mucha gente. Mucha lagrima. Mucha tristeza. Mucha muerte.

Mi papá me contó solo una vez la muerte de mi tío “Millan”. Ese día entendí que uno se muere, que uno se lo llevan. Las muertes de mis abuelas, a pesar que era una noticia esperada, siempre me recordó que uno se va también con los años.
Y la muerte y matada de mi tía y primo, me han gritado que uno se va sin querer.

Esas partidas, y la muertes por montones en la calle, y las tarde enteras afuera en la morgue esperando un chisme, y mi mamá contando al almuerzo que hoy le tocó practica en la Morgue, me han hecho siempre mirar la muerte de frente, sin cámandula, sin suavizar.

Por eso me empeñe en hacer este programa de "tecnologia para la muerte". Como una deuda que tenia con mis viceras de vivo. Y con las ganas de contar el negocio (o pasión) de la muerte, en el país que me toco vivir, que es uno de los más violentos del mundo.

Somos los mejores en matar y morir. También somos los mejores en preparar(nos) para el ultimo ritual de la vida.

sábado, 20 de junio de 2009

Hoy, Basura debajo la puerta

Hoy me quede todo el día en casa, sin bañarme, tecleando, comiendo, escribiendo, perdiéndome en la red, perdiéndome en mi.

Sentí el sonido característico de un sobre debajo la puerta, y con el rabillo vi desaparecer la sombra de quien metió basura debajo mi puerta.

Basura! Nunca la leo. Mi hermano si.
Nunca los escucho cuando tocan la puerta ni cuando me abordan en la calle como para leer la basura que meten debajo mi puerta.
El fin del mundo es todos los días. Y si no te has preparado, estas jodido.
Y Dios esta aquí, y ahora. Si no lo has visto, es que eres ciego o ciega.

Desde niño he visto las iglesias cristianas y me han parecido clubes de religión, donde la única regla, es enloquecer por lo que dice un libro, y un predicador.

Yo le hago caso a libros que me ayuden a seguir encantado por este misterio de estar vivo. No perderé mis días y energías en repetir que alguien es grande, y que espero vivir en el paraíso después de la muerte.

La vida es ahora. Lleven la buena nueva!

jueves, 18 de junio de 2009

Hoy, hable con mamá por teléfono

Le acabe de colgar a mamá diciéndole que le mandaba un abrazo. Y en la tarde también.

Hoy, le marque a mi mamá, y ella me contesto: “¡Hola Hijo!”

Las palabras en mi familia no abundan. Mis padres son pensativos y distraídos, no hay que buscar otra explicación. Solo es ahora que tenemos números propios y más años encima, que nos acostumbramos a conversar a distancia y por bocinas. Las llamadas nunca son largas. Nos preguntamos por lo acostumbrado, y nos despedimos. Y creo que ambos lados quedamos más tranquilos, después de colgar.

Hoy le pregunte a mi mamá sobre mi nacimiento. ¿Si había ido al control? Claro! ¿Si le habían hecho ecografías? En ese tiempo no hacían! ¿Si le había ido bien en el parto? Pues no ve que usted venia sentado, por eso me hicieron “cesárea”.

Siempre llamo a preguntarle por la vida, y por cosas de la vida. Extrañada, sonriente, enojada, o silenciosa, siempre me da respuestas. Mis preguntas, ella sabe, que pueden ser para muchas cosas, pero no se cuida, como siempre, es demasiado sincera.

¡Un abrazo mamá!

miércoles, 17 de junio de 2009

Hoy, Mercar

Salí para el minimercado sin saber qué hacia falta. No quise hacer listas, ni verificar qué no habia, porque siempre hace falta de todo.

Hoy, recorrí las dos hileras de la tiendita de la esquina, y escogí paquetes y productos hasta que más o menos tenia 50 mil pesos en la canasta, y pague, y baje con las bolsas tallandome las manos hasta la casa, y organice mi cocina.

Recuerdo la primera vez que mercamos. Estábamos muy emocionados, parecíamos niños que iban al parque de diversiones. Compramos de todo. Eso era una de las mejores cosas de vivir independiente.

Y el sentimiento que provoca ver la cocina y la nevera llena no lo paga ninguna tarjeta de crédito. Tal vez en la caja registradora del Exito si, pero el sentimiento es tuyo, y hace parte de las cosas que soñabas cuando niño y que disfrutas cuando adulto.

Con el trabajo de Domingo a Domingo, deje de ir al súper. Delegue la tarea, y solo me divertida gastando lo poco que nos alcanzaba para comprar.

No soy tacaño, pero si pobre. Puedo decir que cada 20 días me gasto 50 mil pesos (22 dolares) en mercado. Más los panes y vainas diarias. Siempre. No me he conseguido para más, y con eso hemos sabido ser felices. Tanto cuando vivíamos 5 personas más dos gatos, como ahora que somos dos y los mismos gatos.

La magia del día a día, permite que mi mercado no vaya más lejos que los productos básicos, y uno que otro “lujo” de 1000 o 2000 pesos. Así vaya al mini o súper, la novia, la empresa, o yo. Es la ley del estrato 2, que es clasificado en los servicios públicos como 3, y que en verdad en sus bolsillos realmente tiene plata como estrato 1.

Hoy recordé frases de mi padre como: “La comida Pesa”. “Uno con arroz y papas vive”. “Y no llevo esto porque no hay plata pa´más”.

martes, 16 de junio de 2009

Hoy, Voy para allá

Como siempre, me levante con ganas de muchas cosas, y el frío del baño me las quito y las echo por la rendija, y me toco salir a la calle a caminar hacia el trabajo.

Hoy, voy para allá, para el centro de la ciudad.

Piso 17. Edificio de “Los Espejos”. Eso pienso cuando recién estoy caminado por las calles de Villa Hermosa, barrio donde vivo.

Y mientras caminaba las cuadras hacia “allá”, pensaba en ir, en estar de un lado y del otro.
Se me vinieron a la mente los días en que desperté sin saber qué había pasado, y en la tarde tenia la responsabilidad de hacer el plano que mostraba al Presidente de la Republica en la asamblea de la Andi. O cuando he pasado de la miseria a la opulencia en horas, sin inmutarme, sin despeinarme, sin perder el Juan David que llevo dentro.

En ráfagas, pensé que escribo y publico estos textos sosos y los videos largos y las fotos poco profesionales, para demostrarme a mi mismo que los limites del aquí y el allá son invisibles, y que podemos llegar a todos lados sin afán y a paso seguro, que las puertas se abren, que las distancias se recorren, que las historias son las mismas en cualquier punto cardinal.

Que seguro que mi punto de vista de las cosas me hará conocer otras. Muchas. Espero.

Solo quiero tener la tranquilidad para disfrutar la vista de todos los lados, que no se me pierda las ganas de ver el mundo desde abajo, y que no se me olvide contarle a los de arriba que el mundo es igual pero distinto, y que todo es y no es al tiempo y con la misma fuerza por razones hasta tontas y muchas veces desconocidas.

lunes, 15 de junio de 2009

Hoy, Viaje de regreso

Con la duda de si la moto estaba buena o no, recibí un abrazo y cogí carretera.

Hoy, abrí la reja, la cerré, me acomode el bolso, y fui hasta la bomba y el montallantas, para comenzar mi viaje de regreso.

185, o 165, y al fin, hasta aquí hasta mi casa, casi 200 kilómetros. Ida y vuelta, 400, ja, eso no me los había hecho hacia mucho.
Recordé los peores viajes que he tenido. En la moto 100 Suzuki que tenía antes, que no daba más de 60 de velocidad, y en ésta, que no da más de 80 o 90kilometros la hora.

No necesito más. Solo necesito no caerme y no bararme. Y cuando un carro molesto, lento, humeante este delante, poder pasarlo sin problemas.
El único problema es que me estreso. Me da un tirón en cualquier parte de la espalda. Yo manejo bien, solo que estoy demasiado pendiente de manejar.

Me gusta ver el paisaje, sentir los climas, devolverme de nuevo por la misma vía que recorrí días antes y recordar lo que vi con otra luz y en otra dirección, y eso asociarlo con los viajes y paisajes que he visto. Y en esa me la paso los 200 kilómetros.

Me estreso más si hay carros detrás mio. Y ando tranquilo con carros rápidos que me guíen el camino, mientras voy pensando en lo bonito que son los paisajes, y en lo rico que es comer en carretera.

Saldré más en la moto, es demasiado divertido. Pero necesito equiparme muy bien. Y Asegurarme que la moto este en excelente estado. Por lo pronto, solo intento imaginarme otros días en otra dirección.

sábado, 13 de junio de 2009

Hoy, Revisión Técnico Mecánica

En un día frío, muy frío, donde mi mamá nos sirvió el desayuno y nos hizo almuerzo, salí con toda mi pereza a la calle.
Hoy, volví a coger la moto roja y salí a recorrer esta ciudad como hacia tres meses no lo hacia, para llevarla a revisión obligatoria.

Estaba parada porque se chuzo la llanta trasera, y porque se le venció el seguro (soat), y porque no tenia el papel de la técnico mecánica, y porque no tiene la tarjeta de propiedad al día.

Días antes ya se había parchado, y comprado el seguro, y después de revisarla y decir que lo único que tenia era que no encendía el “Stop”, la lleve a un taller cerca. 5000 pesos más, y otra vez al diagnostico, que me dio este papel, que valió 670000 pesos.

Otra vez a montar en mi moto, y empacar todo en un bolso que amarro al manubrio, y salgo a la carretera con mis guantes, mi chaleco, mis gafas, mi casco, y yo, todo yo.
Pocas cosas hay para hacer si te pinchas o te barás. Tal vez llevar plata u minutos en el celular y toda la disposición de viajar.

A estas horas de hoy, suena las gotas contra mi casa, y pienso en llamar al amor para que me lleve en el carro, o no ir. Pero nada, me encarpo, y con mis gafas salgo viajar, a moverme, a sentir los climas y los kilómetros pasar.

Es como ir desnudo de un punto a otro.

Me deseo un buen viaje. Nos leemos otro hoy, cuando vuelva de Doradal (Magdalena medio, Antioquia).

jueves, 11 de junio de 2009

Hoy, Cine 3D

En un día de mucha, mucha lluvia, y donde camine mucho, mucho, a las 7pm teníamos la idea de entrar a cine. Bajo nervios nos quedamos en la fila esperando a que gritaran: “No hay boletas”.

Hoy, pagamos 12,500 por entrada para ver una película en 3D, y nos pusimos las gafas, y nos sorprendimos.

Si, hace mucho tiempo no me tocaba un teatro lleno, con niños y abuelos, con palomitas de maíz como para “tirar pa`rriba”. Todos con gafa. Parecían extras de una película que muestra una función de cine 3D gringo.

No recuerdo bien mis otros experiencias en 3d. Mis recuerdos eran de las gafas azules y rojas, y eso ya no se usa. Hoy fue diferente. Estaba preparándome para que todo mundo gritara, hablara, y hasta explicara la que veíamos. Y nada, solo suspiraron, gritaron, se entristecieron, se enamoraron, y se rieron coordinadamente.

La pelí “UP”, fue demasiado divertida. Y el 3D digital a veces te hace querer levantar la mano y coger a un personaje. Ver cine 3D es diferente a ver cine, pero tienes que a ver visto cine para disfrutar mucho el cine con gafas negras.

Me corría las gafas y veía dos segunditos desenfocados. Le cogí la mano a mi amor. Levante la mano para alegar con un personaje o para adelantarme a ver si agarraba el GPS en el aire.

Me gusto la experiencia. Demasiado caro, y mucha gente, pero hay que volver a cine con gafas, es otra sensación.

Y bueno, luego no digamos que en las salas asustan, o el cine ya paso de moda, hoy a las 7pm en “Oviedo”, habíamos muchos que aun disfrutamos de estar en “cine”.

miércoles, 10 de junio de 2009

Hoy, En los Talleres del Metro

En un día frío, de esos que sospechas que si no pones cuidado se puede convertir en el peor.

Hoy, que tenia todo el día para las las grabaciones del programa de “Tecnología y aparatos”, y bueno, una de estas me llevo hasta las puertas del los Talleres Metro.

Me anote la cédula del parcero que estaba anotado y no pudo venir, y mientras nos reíamos que yo era otra persona, miramos el camino. Un “guachiman”, con voz y cara de la Fuerza Aérea, nos dice que a 20 kilómetros, y el Comunicador, más adelantico, nos dice que ya va, que lo esperemos.

Lo esperamos un ratote. Mucho. Yo me estreso mucho, porque sé, y paso esta vez también, al final me van a decir que ya, que se tiene que acabar la grabadera.

Y bueno ahí estábamos, en el corazón de los talleres donde arreglan los vagones que nos mueven a diario. Y las fotos de costumbre, y más. Y pensar en todos los días, en moverse, en el verde y blanco, en los amigos que fueron chóferes del metro.

Desde que me monte la primera vez en el metro, por allá en el 95, pensaba cómo era eso de talleres, y el control de todo ese sistema, y los ingenieros, y los rieles, y las miles de preguntas que se te han pasado por la cabeza, hoy las hice. Muchas para la cámara, otra para mis dudas de siempre.

Y claro, en una tecnología de finales de los 70 e inicios de los 80´s, los súper mandos no los ví, y es más desde ahí no se manejan, es en otra estación. Pero la privacidad del Metro, y la super protección que se le tiene a un símbolo de estos y mega proyectos paisas, no deja mostrar del todo el truco, y te hace sentir que lo que pensabas desde lejos al pasar por la estación Bello, es muy similar a lo que ves desde aquí.

Y logré mover las voluntades, y nos dieron montada en gratis. Y en la cabina. Esa donde vez a los estudiantes manejar con una palanquita a mucha gente, ahí estuvimos 4 estaciones. El mundo se ve muy fugaz, y filtrado por el polarizado del vidrio, el sol se volvió naranja verano, y nada, divertido el viaje y la conocida de lo que vi siempre desde lejos.

La TV te abre muchas puertas, la idea no es entrar solamente, sino aprovechar esa oportunidad para mostrarle el truco a muchos que han mirado desde el vagón los trenes moverse en los talleres, y han pensado en cuanto valen, en donde los hacen, cuando traerán unos nuevos, si soportara el metro tanta gente cada día más?

martes, 9 de junio de 2009

Hoy, La Sordera

Caminamos por el centro, entramos a la Clínica Medellín, buscábamos al doctor, esperamos el doctor. Leí sobre los implantes Coclear, o Cochlear, y pensaba en la sordera, y lo único que se me ocurría era ruido.

Increíble que con un aparatico de esos que el doctor Hernandez nos explico minuciosamente, y que ya se me olvido ya, devuelvan el “audio”. Si, mientras me explicaba, recordaba las clases de transmisión de señal, y las de sonido, y ondas, y señales eléctricas, y escuchar...

Pensé en el sordo mudo que pasaba por la casa y me decía “Todo bien” con el puño cerrado con fuerza y el pulgar arriba. Luego, más grandecito, lo veía pasar a fumar marihuana.
El mudo. O el Sordo. Es la misma vaina, una provoca el otro, me explicaba la gente cuando veíamos un sordito.

A veces me tapaba los oídos con estas manotas que tengo, para no escuchar, para no ser tan orejón, para escuchar el vacío, para marearme.
Siempre quise tener un swiche para cortar el sonido, un mute para mis oídos. Nunca lo tuve, y me he conformado con caminar y hablar duro para no oír cosas que me apenan la vida.

Vi esos aparaticos en las orejas de algunos. Vi muchos sordomudos en las calles, y repartiendo papelitos que tenían señas. Cuando chico, y cuando grande. Pero nunca como hoy, me imagine tanto la sordera.

Todos perderemos nuestra capacidad auditiva, como la perdieron mis abuelas y el abuelo, y los señores de la tienda, y las maestras, y hasta la gente joven, que a veces te dicen que hables por el otro oído, o más duro, porque tal cosa. Y uno se sorprende, y habla de nuevo, o más duro, o si es necesario, uno le hace señas.

Que bueno que la tecnología es capaz de hacer volver el sonido a los niños que no saben qué es eso, o a los adultos que la perdieron.

Ya pronto tendremos aparatos adentro de nuestro cerebro, que se conectan con unos externos, y te hacen funcionar. Como cuando me lo imaginaba.