jueves, 30 de junio de 2011

El discurso del Rey

Una película para sufrir. Uno hace fuerza la hora y cincuenta minutos que dura, a que un señor pronuncie palabras, silabas, o diga alguna idea.



uno se identifica un poco, porque pasaba por las escuelas de locución, y entraba a preguntar cuanto valía para mejorar un poquito en el "aspecto del habla". Es que fui cuidado por un tartamundo cuando niño, y fui solapado y silencioso en la edad media, y en la adolescencia no era capaz de gritar: ¡¡a la orden los tomates!!! Y perdía las tareas que eran saliendo al tablero. Y nunca tuve novia porque no era capaz de hablarles, a las mujeres en general. Y en la universidad que era un reticente. Y en los primeros pinitos del trabajo, las ideas no salían, eran, como de ahí para atrás en mi vida, como cuando contaba chistes y miraba al suelo y no pronunciaba bien (como hoy cuando hablo), así.
De eso se trata El Discurso del Rey, de los que hablamos por horas con los amigos, de cualquier cosa, de guachadas, de intimidades, de canciones que nos gustan (así cantemos mal), pero de hacerlo.

Ahora, por el fogueo constante en el trabajo, puedo hacer entrevistas variadas. Desde un gamín a un gerente. Pero en una conferencia o clase magistral, a pesar de haber grabado (trabajo) cursos de expresión corporal y publica (o algo así), y por varios meses meterme lápiz a la boca, pronuncia combinaciones de letras que en media hora te ponen a hablar claritico, soy un desastre total.

De eso, de ser buen hablador, de darme menos pena en publico, de ser capaz de soltar mis ideas de vez en cuando, a, ser capaz de ser conferencista, o periodista de combate, o líder de cualquier cosa, o poeta, o cuentero...

Aún no sabemos hablar. Nos da pena nuestra voz. No le creemos lo que dice, o cómo se escucha. Aun se nos seca la garganta, y se nos va la voz, y se nos olvida en lo qué íbamos. Vamos a “Quien quiere ser millonario” y nos ponemos en blanco. Y así vayamos a miles de clases (a las que no fuí), o hagas miles de ejercicios (que hicé solo algunos) hay un don que viene instalado en tu cuerpo que trae el código para ser buen orador, y dos, hay que escoger una voz, cómo hablas, y sin pena o con ella, decir las cosas, enfatizar tu mala pronunciación o hacer chistes de tus defectos mezcladas con las ideas que dices.

No quisiera ser rey, odio la puta monarquía. Vago ridículos conchudos! Pero si quiero agudizar la mente, ejercitar el aparato respiratorio y vocal, y ser un buen director de orquesta con mi sistema nervioso, para ser un combativo de la palabra, para soltar las ideas tan buenas que se me ocurren, pero al momento de contarlas, no sé si es la sangre, las neuronas que no conectan, o el aire, o las cuerdas vocales, o la lengua no se mueve como lo hace muchas veces, pero no sale, no lo suelto, o si lo suelto, sale una mierda, mal dicho, poco creíble, infantil, fatal, todos dejan de escuchar a los tres segundos. Y como no soy rey, nadie me para bolas (ni los policías cuando un día les gritaba que nos estaban atracando), hasta yo me aburro, y termino silencioso por minutos, horas, días, aterrado de lo malo que soy para hablar.

martes, 28 de junio de 2011

Los Cachorros.... Los Jefes

Es Alberto Fuguet que dice, que insiste que Mario Vargas Llosa le provoca a uno escribir. Lo decía antes del nobel, y la novela que él recomienda no son estos cuentitos de estudiantes, o para jóvenes, que te hacen maldecir por no tener talento de contar las anécdotas de uno, las que revolotean en la memoria, así de fluidas y llenas de detalles y aun juveniles y sencillas.

Cuando se ganó el Nobel de Literatura, me pusé feliz porque ya lo íbamos a poder comprar en los “agaches” de libros de segunda, por menos de un dólar. Y bueno, "Cachorros" me valió un dólar y medio.
Como él recuerda que a su esposa lo regaña en el discurso Nobel en Estocolmo, “Mario, para lo único que sirves es para escribir”. Porque si se lanza de político, adiós genio de las letras.

Tal vez el chileno tiene razón que el peruano te empuja a la escritura, al amor a la literatura. Si veo otro de sus libros baratos, me lo hago mío.

Estuvo bonito meterme en el cerebro otras imagenes de un Perú, que sólo conozco por la “Perubolica”, y que sé que es ñato y erróneo y grotesco. Es como, en proporciones diferentes, si Arequipa fuera Cali, y Vargas fuera Caicedo, así, unos relatos de pandillas, de recuerdos, de crecer, de la niñez y la vejez, de eso tratan los relatos de "Los Cachorros", "Los Jefes", y demás letras.

martes, 21 de junio de 2011

La vida en Rosa

La vida en Rosa
Edith Piaf



Al final de la película, de tantas veces sentir y ver el dolor y la locura, y escuchar y ver y sentir amor,
uno repite como edith, “hay que amar”.
La vida en ultimas, es amor. Es lo que nos hace levantar, comer, cantar, llorar, ilusionarse, no querer morir...

Y hace poco decía en Twitter que cuando se escoge un idioma para aprender, se elige una cultura.
Yo estoy a punto de deja la resistencia mental y física hacia otra construcción de las palabras y los sentidos, y quiero evitar el inglés como elección bilingüe. Quiero aprender otra cosa, otras expresiones. Tal vez un italiano me caería bien. Por bonito y por fácil.
Tal vez un portugués me servirá para conocer y saber esa gran cultura que pronto será Imperio.
Pero, pero, ese bello idioma francés, en el que vivió y cantó Piaf, me llama, me provoca, me enamora. Por París, por los pensadores, por el amor, por la tristeza, por... Ni sé, por bello.

“Con mis recuerdos, hice una fogata.
Mis tristezas, mis placeres, ya no los necesito.
Barrito todos los amores, y todos sus temores.
Barridos por siempre, comienzo desde cero.

No es un gran película, pero te da el hálito de una época, de un país, de la miseria encarnada en una niña flaca y con una voz especial.

domingo, 19 de junio de 2011

Mi prima se fue con último circo que llegó al pueblo

Para evitar problemas, no voy a decir su nombre, desde ahora conoceremos a mi primita, la que se fue con el “Circo Fantástico”, como “María Paz”.
Como todo en la vida, es casualidad. “Tostadita” y su familia de circo comía, y algunos dormían en donde una conocida, y mi prima, por cosas del destino, termino cuidando el niño chiquito del circo mientras las funciones de 3, 5, y 7pm. Le daban cuatro mil por día, y podía comer manzanas dulces, crispetas o perros hechos a la carrera, y bueno, ver una y otra vez las funciones del "Fantástico", que ya se iba aprendiendo de memoria.

“La niña es muy querida, no pone problema” fue una de las ultimas cosas que se le escuchó decir sobre su trabajo en el circo.

Era el enésimo circo pobre que visitaba el municipio caluroso de donde somos nacidos. Nada raro estaba, había, o iba a pasar. Excepto que María Paz estaba trabajando en el circo. Todo normal, una anécdota más para nuestra familia de locos.

No sé sabe cuando tomó la decisión de irse ese miércoles con la gente extraña, pero amable, que le ofrecieron trabajar con ellos, cuidando la niña, y con el tiempo, la opción de ir aprendiendo un oficio. “Asistente del Mago Sinceryni”, o “la modelo que le tiran las dagas”, y así ir de pueblo en pueblo, gozando lo que nos da la vida, y haciendo fantasías en las noches mientras la gente aplaude y compra el payasito que pita y la crispeta acaramelada.

“Eso debe ser que esa malparida tiene un hombre allá en ese puto circo” gritaba la mamá de mi prima, P, que es muy efusiva y no tiene frenos en la lengua, y que no es mi tía, pero esta casada con mi tío, y bueno, tenia toda la razón. La Paz se debió haber ido por un hombre, pensamos.

“Como es de dura la vida en un circo” decía todo el mundo que se iba dando cuenta del chisme de la pelada que se fue con el circo de la semana pasada.

“Ella no aguanta” se decía entre los familiares en el primer día de la fuga.

Mi mamá, esa noche, hablando duro para que los vecinos de abajo, los papás de María P, escucharan, nos contó con pelos y señales la vez que su hermana, M, se fue con un circo, el más pobre que se haya visto.
"-Sí, M, se fue. Un día no apareció más a la hora de los frijoles de mamá.
-Y me pegaron hasta que les conté que ella me había contado pero que no le contará a nadie que se iba con el circo, a aventuriar.
-Y al otro día agarraron a buscarla como locos. Y en un pueblo vecino alcanzaron el camión destartalado del Circo of Panamá, y se la trajeron del pelo.
-Qué ella no se mandaba sola".

Al otro día la moto de los de abajo muy temprano se prendió rumbo a buscar una hija por cada pueblo.
Tres, cuatro, cinco días de un lado para el otro buscando cualquier carpa clavada en cualquier lote baldío, para reclamar a la "Paz". Pero volvían sin nada.

-"!Aquí no les dieron el permiso"
-"Si, aquí tanquearon, pero les dije que en este pueblo un circo se muere de hambre por aquí la gente solo va a misa".

Iban hasta donde les dieran la luz del día y la gasolina, y volvían con los ojos vidriosos, y no decían nada en las noches. Ya era fin de semana, y tenían que trabajar, entonces, se suspendió la búsqueda un par de días.
Al lunes, de nuevo en carretera, rumbo a Río Sucio, que era el pueblo más probable donde el maldito circo Fantástico estuviese.
Y si, allá los encontró, en pleno parque, haciendo malabares. Los había atracado apenas llegaron, y para poderse ir a seguir con la vida de circo en un país como el nuestro, estaban poniendo el sobrero, haciendo su mejor espectáculo, con lágrimas en los ojos.

No entendieron cuando una loca histérica y un señor bravo, interrumpieron la función improvisada. No entendía quien era María Paz. Ya se les había olvidado la cara de la niñera de ese pueblo de Antioquia de la semana pasada.

Las monedas cayeron por montones. La caída de los payasos parecían reales. Los conejos amarillentos del mago se desaparecían de verdad verdad. Los malabaristas con trajes desconocidos era mejores que niña rumana en los Olímpicos. Hubo aplausos y vivas, pero no apareció María Paz.
Entre la felicidad y el miedo, Tostadita les explico con su voz original de civil, que la niña que ellos buscaban, nunca se había venido con ellos. Es más, nunca se habló con ella de un puesto en el circo, porque no había "cama para más gente".

Eso fue lo que nos contaron, a grito herido, los papás ya flacuchentos, que viven abajo de nosotros, una noche mientras se tomaba tinto.

Y claro, al otro día, mi mamá, como su mamá hace muchos años, peló a mi hermanita hasta que les contó que María Paz no se había ido para ningún circo. "Ya sabemos eso", gritaba y pegaba mi madre. Después de mucha moquiada, y mi hermana de apretar los labios, se le safó un nombre de un hombre y una casa en uno de los barrios de "tolerancia" que hay en el pueblo.

Hasta allá se desplazó el escándalo. Los padres, aún más desencajados y despelucados, le gritaba a una puerta cerrada.

"Salí de ahí, perra!"
"Hifueputa!! déjala salir, o llamamos a la policía"
"Salí, salí o entro y te saco del pelo, malparida!!".

Los vecinos solo atisbaban a dos desconocidos que le pegaban puños y patadas a la casa que los "muchachos" del barrio tenia para pasar un rato con las chicas que conseguían.
La policía nunca llegó, así los hubieran llamado y puteado por teléfono. La puerta verde se descolgó un poquito, pero nunca abrió.

En la noche, cuando ya nadie estaba en las calles de nuestro barrio, y de ninguno otro, la chica churrusquita y flaquita, camino de vuelta a su casa. Ella sabía que ya la cagada estaba hecha, que ya la había pillado, y además, el novio la echo por ese escándalo "tan gonorrea que hicieron esas gonorrientas cuchos tuyos!!".

La puerta blanca de abajo, a altas horas de la noche se abrió, y solo se escucharon lloriqueos y compasiones, y puños, y cosas que se quebraban, desde manos hasta corazones. La pela duró más de dos horas, despertó al barrio entero, y le volvió el alma a unos padres que había creído que su hija se fue a un circo y nunca sospecharon que estaba haciendo malabares en un cama con un hombre todos los días durante más de 8 días seguidos.

(con algo de ficción)

miércoles, 15 de junio de 2011

"Me picaron unas abejitas, y me morí viendo la Champion League"

Estoy parado en la cocina, terminando de revolver el Moresco que deja la lengua naranja. Y cuando aún sonaba el tintineo de la cuchara contra el (ex)vaso de mermelada, en la sala, el televisor marca Kaiwi de Catorce pulgadas comprado en un diciembre de esos que nos iba bien y visitábamos San Andrecito, ya sonaba el sublime himno de la Uefa Champion League, y una voz decía que iba a comenzar “los noventa minutos del deporte más hermoso del mundo”.

No sé cómo lo hice, pero caminando con dificultad, con el vaso en la mano derecha y en la izquierda unas galletas con mantequilla, y en los sobacos las muletas, y en el piso de baldosas amarillas y rojas (casi vinotintos), dejé, como en el cuento de Hansel y Gretel de los Hermanos Grimm, un rastro de gotas naranjas y pedacitos diminutos de galletas saladas, que si quería, podía usar alguien para seguir el rastro de cómo y donde arrancó esta simpática historia.

Era de esos partidos abiertos, todos al ataque, “el todo o nada”, había que “ganar o ganar”, “gol de un lado y gol del otro” y yo, que desde hacia tres meses, cuando borracho me caí de la terraza, tres pisos, y aterricé parado, y que celebré como todo borracho que celebra estupideces, y desde que abrí los ojos y me vi en un hospital y me contaron que me desastillé los pies, el tobillo, la tibia, y que no me podían enyesar sino poner me iban a poner unos tornillo que salen del hueso hacia fuera en ambos pies, creo después de tantos meses inútil, era el primer momento en que sentía de nuevo felicidad. Culpa de estar viendo una casi final del mundo del año dos mil uno, sin que nadie, ni mis sobrinos ni mi mamá me molestaran, sin que las piernas, ya sea por la inflamación o piquiñas en los huesos que me han hecho mucha veces llorar, me dejara por un ratico en paz. Todo estaba perfecto, menos los árbitros que son unos hijos de puta, y una abejita que revoloteaba cerca al vaso de Moresco. Zhzhzhzhzhzhzhzhz!
Por estar manotiando el animalito que quería tener la lengua como yo, me perdí el primer gol de Liverpool. Maldita sea!!

Zhzhzhzhzhzhzhzhz!

Un tiro libre, cabezaso, y gol! Ahí, todo embelesado viendo las repeticiones del gol de Babbel, mandé la mano sin mirar al vaso, y sentí un chuzón agudo, milisegundo a milisegundo, sentía que quemaba. Mis ojos alcanzaron a ver volar el animalito rapidamente, y como cuando niño, con el dolor aumentando como quemadura en fogón, como un fosforo puesto en la piel, saqué el chiche de una, y me sobe la palma de la mano por un rato mientras veía jugar “de tu a tu” .

-”Menos mal vas a morir!!” le grite durisímo a la abeja, por encima de los gritos de las celebraciones del estadio Dortmund, lleno de holligan borrachos.

Lástima no poder pararme rápidamente al baño, y orinar y echarme en el ombligo con la punta de los dedos agua amarilla y salada. Eso era muy efectivo para que no se hinchace, o uno creía que ese calorcito en el centro del cuerpo le hacia contra al veneno que anda ya adentro.

Mientras recordaba mis orinadas de infancia, sentí un zumbido al lado de mi oreja derecha.
Zhzhzhzhzhzhzhzhz!
Por reflejos me aparte del aleteo, y otra abeja, y otra, deben ser de la familia de la que seguro anda muriendo por ahí, y me persiguen, y me zumban, y me atacan. Alcanzó a golpearlas con las manos y milisegundos después, siento que me pica en el cuello, en la mano, en la cara, y al mismo tiempo, otro zumbido suena en la otra oreja, Zhzhzhzhzhzhzhzhz! casi adentro en el tímpano, y aterrado me meto el dedo en la oreja, y un chuzón adentro en el oído me hace brincar, y me aporreo los pies, los chuzos, los huesos aun sin soldar. Tengo dolores diminutos pero fuertisímos por muchas partes del cuerpo.

Y me veo rodeado de animalitos amarillos voladores peludos, y me arde en la mano, en el cuello, adentro en la oreja izquierda, en la cara, y miro el vaso con liquido amarillento, y está lleno de abejas que se hunden en el agua manchosa, amargosa y refrescante.

De un golpe seco tiro el vaso al suelo. ¡Tasssssssss!, suena los vidrios al romperse en el suelo, y las abejas vuelan locamente, y el liquido se mete entre las baldosas, y mis piernas también duelen porque al levantarme con la tercera picadura, les hice una fuerza bruta. Menos mal no sangra, o eso creo.

-Mierda!. Grité, aún sabiendo que nadie estaba, y las abejas no entendían.
Tal vez era un panal que estaba adentro de casa, pensaba mientas trataba de sacarme el chiche del cuello, y pensaba en el de la cara y de adentro del oído lleno de cera venenosa, y me comenzó a dar una cosa como maluca.

Gol de Gerard. Golazo! Y mis carnes arden, y un loop de aleteo adentro en el timpano, que no me permitía ver las repeticiones del gol tranquilo.
Quince minutos. Cuando habían pasado tanto tiempo? Me había demorado tanto luchando, sobandome, recordando las meadas, volviendo a pelear? Recordando el dolor?

Para el gol del Alaves, minuto veinticinco del primer tiempo, ya sentía una pequeña dificultad para respirar, y la hinchazón en las picaduras y el color rojo aumentaba. Pero lo único que lamentaba era que ya no tenia moresco para comer con galletas.

-”En Discovery Channel mostraron que cuando te pican muchas es peligroso, pero cuatro picaduras no hace nada, y dos uno el partido, esto se pone bueno”. hable para mí y las abejas que andaban bebiendo en el piso.

-"Putas!” Se me safó al volver a sentir los punzones en mi cuerpo.

Veinte minutos despues, cuando el penalti del tercer gol del Liverpool que “inflaba las piolas”, ya veía pispirispis, y la respiración se me cortaba. Pero final es final, y esperaba con tranquilidad, que para el segundo tiempo, el Alaves y yo, saliéramos con nuevos aires.

Durante los comentarios y las propagandas, y desde el sofa roto de la sala, miraba a ver donde estaban los dichosos panales. No fuí al baño, porque no tenia ganas, ni fresco había tomado, y las piernas me dolían calurosamente.
Cerré los ojos, y solo los abrí cuando el segundo gol de Alaves. Me sentía mareado, los ojos no veían bien, y no me alegraba porque la cosa se ponía buenisíma con un gol de camerino....

En el tercer gol, de tiro libre, de Alaves, Sentí la oreja, el cuello, y la mano grandisimas. Además de no poderme parar por mis piernas malas, ya parecía que ya no tenia fuerzas, ni ganas. Pero, era el tercer gol de los Españoles, y que deporte tan maravilloso es el fútbol, pensaba, mientras la borrachera de veneno de abejas.

-”Así me muera por las picaduras, aquí me quedo hasta el final”. Susurre con rabia, mientras los de morado celebraban jubilosamente.
Para el cuarto gol de Liverpool, equipo rojo, seguro ya el choque -Shock- anafiláctico , había comenzado en este alérgico al veneno de las Apis mellifera.
El estadio gritaba de jubilo, y mis vías aéreas inflamadas, y yo con la mezcla de ambas cosas, me sentía incomodo y feliz en la sala de mi casa.

Minuto ochenta y ocho, gol de cabeza de un Jordi, para Alaves. Zumbidos en mis oídos, y la habitación parecía llena de pequeñas luces. Le subí más volumen al tv, que se pasaba solo de mono a estereo cada tanto.

Cuando celebraba un gol que no era mio, me la mano grande, y la muñeca hinchadisima, y quise gritar: -Qué chimba de final!!, y el aire no alcanzaba para hacerlo, porque escasamente solo podía respirar.

Los minutos que siguen, no soy el indicado para narrarlos, porque, de verdad, no supe qué más pasó. Solo se me fue subiendo la fiebre, se me intensifico el mareo, y hasta el auto “gol de oro” de los españoles y que le dió la copa a los once de Liverpool, minuto ventiocho del alargue, me la pase vomitando sentado, como podía, volviendo nada el piso de la casa humilde que algún día antes de esta tarde tiramos con alegría y con la ayuda de un chancecito que se había ganado mi padre por “La de Medellín”, y los locutores de Espn hacían poesía repentista sobre una gran final, llena de goles, de fútbol, de garra.

Lo ultimo que supe, además que el fútbol no son noventa minutos maravillosos, sino ciento veinte, fue una llave que abrió la puerta de la casa, y luego que la voz de mi madre discutiera con su hermana, mi tía, abajo en las escalas, masooomenos así:

-Pero mija, vamonos ya para misa, aprovechemos el impulso.

-Pero si tengo que fritar, y Harold debe estar desesperado solito...

-Ahhh! Que va, debe estar sentadote viendo fútbol. De aquí se escucha, vamonos,
vamonos!

Hubo un titubeo corto. Quisé gritar, pero el volumen estaba muy alto sonando los himnos y el confeti, y mi voz desaparecida, y yo ya no respiraba, escuche la puerta cerrarse de nuevo, y ahí nadie subió a ver mi cuerpo hinchado y la sala vomitada, y yo lleno de mierda, y las abejas revoloteaban cerca del reguero de moresco y pedacitos del “algo” que estaban en el piso. Nadie llamó a Emi, o me inyectó Esteroides que me recuperan de un shock en un tarde futbolera. Morí en mi ley.

(con algo de ficción)

lunes, 13 de junio de 2011

Ya no quiero contar mis historias

Estoy lleno de picaduras por todos lados. Debo cargar chiches, pulgas y demás, de aquí para allá... pero eso no es lo que quiero decir. Lo que quiero escribir ya son otras cosas que no sean estas bonitas y feitas de la vida mía.
Tal vez me ponga a inventar, o a poner más cuidado en los otros, y quién sabe, en sus imagenes y gestos, quede reflejado yo.

La voz mía en los inicios de Mayo (2010) by Elreticente

viernes, 10 de junio de 2011

Ahora entiendo al Gato con Botas

Feliz con las de caucho. Ayer que baje a la ciudad con ellas, y hoy que regrese al campo con ellas puestas. Las miro y la miro, como niño que juega con su regalo recién desempacado. Me cuidaran en el monte, de las culebras y de los posibles machetazos. Y en carretera, de la lluvia y de los golpes. Me siento más torpe con ellas, pero más seguro. La gracia es amaestrarlos, o como decíamos cuando estábamos chiquitos: Domarlas.

Y, que yo tenga que subir tan lejos, para ser un ratico feliz, dice muchas cosas.
Que me feliciten por aguantar estar solo, y no tiene uno palabras para decir que no es tan bueno, pero que ya acostumbrado, no es tan maluco.

Me sumerjo en los días, que ya más estables y menos maldecidos, me dejan estar embotado, ido, sensible siempre,y trato de divertirme con el trabajo, y no de exigirme tanto. Igual, los tirones en la espalda, en el cuello, en la cintura, así este en la escena que más culto le rinda a Baco, me jalonan. Increíble. Debe ser el colchón. O mi trabajo. O las drogas. O todo juntito.

Debo decir, además que mi casco esta malisimo y su vicera deja ver el mundo (de noche) como un chispero de pólvora, convirtiendo cada luz en una estrella luminosa, y que el impermeable huele muchisímo a gato y está demasiado roto, y que tengo muchisímo ganas de dormir, porque la semana pinta perezosa y lenta, y porque me quedo hasta tarde leyendo, o porque el agua se va y luego viene a las tres aeme y tengo que cerrar llaves, y me levanto a abrir la empresa tempranisimo, y los días son azules y luego grises y me pongo pensativo, y pensar va adormilando....

Mi antidoto para las tensiones y la pereza, es hacer un poquito de ejercicio cada noche antes de dormir. Anoche conocí el parque Lineal La Hueso, que tiene aparatos donde levantarte a ti mismo, y hoy, simplemente me relajo estirando y moviendo músculos mientras la tabla de la habitación suena por culpa de mis cincuenta y cinco de peso.

Ya tengo botas. La parte de abajo, por donde estaba a punto de convertirme en anfibio, ya está protegida. Falta el resto del cuerpo. Pero vamos despacio. Los pies, y un libro, muchos libros, para la cabeza, para ser tan listo con el gato con botas.

martes, 7 de junio de 2011

Una lanita que pica

En una noche, en mi casa de ciudad, algo me pica, y por pereza a escribir, lo grabe en el celular.
Algunos son gagos, o grandes oradores, yo soy un desastre, pero ahí queda, la voz aburrida de un hombre que le pica una lanita.


Lanita que pica by Elreticente

miércoles, 1 de junio de 2011

Domingo, Primero de Mayo

Son las Once de la noche, y las redes sociales están hiperactivas. Mataron a Osama Bin Laden. Me lo perdí, porque deje el celular quietico para verme una pelicula (La Ola), y cuando volví, ya llevaban una hora de chistes, noticias, y especulaciones.
Seguro vamos a dar mucha lora con la muerte de Osama, pero lo que se vendrá es más furia, guerra, y muerte. Que Wikileaks dice que si capturaban a Bin laden, había unas bombas atómicas programadas para atacar. Y si es muerte, qué, la desaparición del planeta?
Ultimo dato, que parece que hace una semana fue el operativo en Pakistan. Los gringos estaban esperando el estallido de las bombas, antes de salir en vivo, a que Obama se ganara automaticamente su segunda reelección.

Antes de esta noticia mundial, lo importante del día es que me había comprado unas botas de plástico, marca Venus (ecuatorianas), talla 38, negras, por veinte mil pesitos. Me las puse, y estuve feliz un rato. Hay que aprender a usarlas, pero me servirán de mucho en todo este invierno.
Y aproveche la bajada al pueblo para comprar películas. Trece mil pesos, siete películas. Más contento aún. Y mecato. Y más mecato, y helado.
Como es evidente, ya llegó algo de plata, y ayer en la tarde me vine con toda la carga arrieril del mundo. Mercado (que le "robé" a Punto Link), y acerrín, y aceite de moto y demás checheres. Eso trae tranquilidad, y la tranquilidad deja existir. Tanto, como para salir el viernes a tomar cualquier cerveza sentado en cualquier murito.

Los gaticos, esos chirringos, aún están pegados de las tetas y no abren los ojos, y todavía no se enteran que el mundo sigue girando, y uno con él, y que va de mal en peor.

Mejor me fumo un porrito, leo las noticias y me la tomo por el lado amable, y me voy a dormir, que mañana sea otro día que nos salvemos del terror por un pelín. Como siempre, ojalá.

(Feliz día del trabajador. Un abrazo a aquellos incansables)