martes, 27 de diciembre de 2011

¿Y para dónde va este año?

Ya este año 2011 se está terminando, se fue, no va más, pronto el muñeco, faltan cinco pa´las doce, tan, enero!

Hicimos muchas cosas. Muchísimas (tantas que no me acuerdo).
Un programa de Televisión diario, que llegó a los televisores, y por alguna razón que aún estamos estudiando, a los corazones de niños, jóvenes, adultos, adultos contemporáneos, viejos y no tan viejos. Variado experimento, fallido, lindos, arriesgados, tontos, que nos hicieron felices y que nos recordaban que no teníamos vida pero que valía toda la pena. Seguimos nutriendo una bonita, bonitisima y poderosa empresa, que es de admirar, envidiar, y mejorar.
Se viajo mucho. Algunos viajes los narré en este blog, o los puse en youtube, o los postie en facebook, o los cientocuarentacopie en el twitter, o se lo conté a los pocos buenos amigos y ellos por el efecto de las drogas y los días seguro ya lo han tergiversado o borrado de sus mentes.
Hay muchas cosas que quisiera contar, pero a veces me invento mis propios olvido para construirme unos senderos amables por donde caminar. Que el corazón se haya partido, o haya revivido es lo que resume la energía del año 2011, donde cada día de este año estuvo vivido en serio, sentido, conmovido, con fuerza y coraje, lo sé no porque lo recuerde, sino porque la sensación de cansancio, dolor, tristeza, triunfo, sabiduría, y salud me lo hacen saber.

Por eso, ya agotado y estresao y mentamente infartado, de vacaciones para dónde voy?
Pues, como siempre, no lo tengo claro. Quiero ir al sur. Volver, insistir en la dirección contraria a la de todos.
Hay una plata, hay unos días, se tiene unos rumores de una buena fiesta, se conocen otros pocos buenos amigos en otro punto cardinal, y para terminar, se quiere playa y aires más de más abajo.
Eso significa, Cali, Pasto, y Ecuador.


Medellín, de donde les escribo, con una cerveza negra y un blunt dándole candela al 27 de diciembre.
Cali, un diíta alrededor de la feria excluyente (como la llamaron), y un abrazo a los amigos caleños.
Pasto, Carnaval de negros y blancos, que durante tres años he prometido ir y no voy, y me han contado que es una fiestononón! (y hay amigos (más) y seguro hay posada y parches ( para vivir otra cultura y otras fiestas).
Y Ecuador, como ese mapa chiquito lleno de lugares bonitos, que no sé donde iremos, pero quiero playa (Playas Rosadas y Montañita)!!!
Eso es la intención. De la intención al hecho, hay mucho trecho, como ven.

5 Bluyines, 2 pantalonetas, 1 piyama, 10 camisetas, 2 zapatos, 1 gorro, 1 pasamontaña, 1 guantes, 6 pantaloncillos, la pantaloneta de baño, el cepillo, desodorante, bloquiador, antimosquitos, crema de dientes, media de vocka y vino, mecato, el celular, una cámara, un disco duro, una libreta para apuntar apuntes, un lapicero, un libro (tal vez dos), unas tijeritas, cortauñas, agua, smoking (por si en otros departamentos y países no saben de eso), candela, varios par de medias, gotas, pastillas... qué más, acuerdemen!

Otra vez voy acompañado, para cuestiones de presupuesto en hoteles, de la conversa, de la suerte, de los atardeceres románticos, del calor en tierra fría, de las nuevas rutas por recorrer.

Deséenos buena suerte, y felices fiestas para todos ustedes, amigos sospechosamente invisible de todos los países y todas las lenguas y todos los pensamientos.
Un abrazo muy fuerte.


viernes, 16 de diciembre de 2011

El día Señalado

De Manuel Mejía Vallejo.

Los cuentos “Contra viento y marea”, de vidas al borde de la muerte pero luchando porque quieren vivir, y un articulo en Universo Centro, que hablaba de un libro escrito hacía mucho, de un man que tenia un gallo bajo el brazo y que buscaba a un hombre para matarlo, me hicieron elegir el libro naranja que compré donde El Hamaquero por 3mil.


Cargué la violencia de El Tambo, a José Miguel, a El Sargento Mataya, al Cojo Chutez, a Pedro Canales, al Padrecito Barrios, al Sepulturero, a Otilia en mi bolso por varias semanas. Metí el polvoriento pueblito de Colombia escrito y descrito hermosamente por Mejía Vallejo, que ilustra cómo es y parece que seguirá siendo (con ciertos anexos tecnológicos) la vida rural en nuestro país, la violencia absurda, entre hermanos, entre padres e hijos, entre enamorados, entre enemigos que no nos permite vivir en paz, que no deja ver los niños correr alegres, que no permite contar cuentos mientras caer la tarde que trae los vientos de las lluvias próximas, ni deja caminar a la muchachas que nos enamorarán con sus ojos que nos miran sin miran. Por muchos días, en medio del agite de mi vida y del trabajo, lo fui leyendo, dejando esas imágenes de El tambo suspendidas, pausados en la mesa de trabajo la escupa de que tirada al suelo formando una bolita, o el polvo agitado en la gallera que parece miles de moscas espantadas a contra luz...
Veía el librito naranja, recordaba en qué parte iba, pero no podía agarrarlo, porque me distraía, porque me llevaba a mi pueblo, a los pueblos, al sopor de los días que matan a punta de lo mismo de siempre, hasta que llegue el día de uno, o el día de feria, o el día señalado.

Miraba el libro, y sentía que era como cuando uno iba a la cocina en la mitad de los cuentos del abuelo a traer el café que estaba hirviendo. Esa era la sensación, de dejar suspendidas las palabras hermosas que están narrando un pasado que nos compone hoy, o que más bien, nos descompone.

31 capítulos, fragmentados, que te dan la mirada total de unos personajes que esperan ese día, el señalado. Hermosa literatura, que te emboba, te tensiona, que te va enamorando.

Precioso final para tan maldita historia. Por aquí les dejo algunas cosas bonitas que señale para recordar toda la vida:

 Los niños...

 “A toda hora tuvo que nacer y que morir un poco, sin darse cuenta. De niño dijo las palabras de los niños, de hombre hizo lo que los hombres hacen cuando no tienen más remedio”.


“En los ojos del niño lo asustó una mirada de viejo, la de alguien que sabe o espera lo peor de los hombres”.

La violencia...

 “El padre Barrios aprobó silenciosamente: el mismo fenómeno de otros sitios. En un principio fue el miedo concreto al matón, a la pandilla, al Ejercito, a los guerrilleros. Pero cuando estas cosas dejaron de ser ellas mismas por haberse multibifurcado, el miedo se convirtió en angustia: era ya el temor ante cosas cuyas causa desconocían y cuyo remedio no estaba en sus manos.


Al comienzo aquel miedo despertó cierta desesperada vitalidad que se manifestó en la lucha: después el sentimiento de la derrota convirtió el terror en indiferencia hasta llegar al cinismo. Y la violencia que de ahí no fue otra cosa que la extrema manifestación del miedo, de parte y parte”.

 La vida que alimenta el odio... el amor...

Desde pequeño me despertaba los cantos de los gallos. Entre ellos crecí, ellos me fueron enseñando el camino del hombre. Mi madre les echaba maíz como si alimentara recuerdos”.


“Porque al formarme en el odio tuve que aceptar el engranaje y vivir en mí como en casa ajena. Por lo menos esto había llegado a comprender: debía recorrer mi pesadilla, hundirme en cada hora como en el barro, llenar este espacio para el grito”. 


“Nunca pasa nada en un pueblo chico”, dicen “Pero una aldea puede ser el infierno porque su misma pequeñez invita a la hipocresía. Extorsión, incesto, delaciones, los más sórdidos acomodos con lo alto”.

Es que crecer en medio de la nada, de la desesperanza, deja mella...

“... Lo triste es la vida. La vida es una vieja haraposa”.


“Los de allá contra los de aquí, los de aquí contra los de allá. Todos los días inventan motivos”.

En el libro, hay madres, padres, hijos, malos, buenos, y Dios anda por ahí, convenciendo a los diablos, pero es difícil....

Padre Barrios, Dios tiene más condiciones que un tute. Con razón vive pesimista la gente”. 


 “¿O cree que vale la pena vivir esta vida de cerdos?”.

Hay gente que no cree lo que le pasa a otra gente en el mismo país que viven, y que mueren para que él viva tranquilo y ni se entere de lo que pasa los pueblos... ni siquiera en su propio pueblo, o barrio, o urbanización...

 “(ciudadano) -A una campesina le abrieron el vientre con un machete y le sacaron el hijo. El hijo se retorcia en el polvo...
 ...(el alcalde) -¿Qué me importa? O, ¿Qué hicieron después con la campesina? 
-Le metieron en el vientre un gallo vivo...
 ...¿Vivo, dice? 
-Le metieron el gallo dejándolo fuera con la cabeza, cosieron el tajo del vientre con una cabuya ensartada en aguja de arriero...
 ...-El gallo estiraba el pescuezo a todos lados mientras la mujer se retorcía cuando el gallo le clavaba las garras y las espuelas, bregando por salir...
...-No son tan crueles, m querido amigo. ¿No ve que le gallo podía respirar?”.

Pero no importa, los gallos le despiertan el espíritu combativo a los hombres...

Los que se divertían parecían divertirse por decreto, y en la diversión buscaban embrutecerse, olvidarse, dejar de pensar. Licor, pólvora, gallos...” 


 “¿El recuerdo de su pasado no sería su única posibilidad de futuro?” 


 “¿De qué sirve don Heraclio? Al morir, con dos metros tenemos. La muerte nos encoge tanto, nos quita importancia”.

Y he buscado a Tambo en los mapas, en google, pero hay tantos Tambos en Colombia...

Uno de tantos pueblos era el Tambo, y tuvo cosas ambles, ahuyentadas por la gente, pero que regresarían, como las palomas”.

 Pero entre más mugriento y violento el pueblo, más gente buena existe en él, que la gente mala...


“Por mucho tiempo más ardió en mí la sensación de sus ojos. Unos ojos que de tanto mirar fijamente fueron acumulando muchas vidas tras ellos; por eso se le veían más oscuros -por más hondos en uno, en ellos mismos, en un pasado aceptado con rabiosa resignación”.

 “Le gustaba llevar las de perder”, decían. “un héroe tonto de batallas perdidas”.

Y a sabiendas que los hombres nos vamos por canallas, o porque La Violencia nos llevó, aún así, las mujeres y hombres se enamoran...

 “-¿No era el amor esa pasión ya depurada en la espera, en la pueril idealización por estar al borde de lo imposible? El amor debería desgastarse de tanto insistir en la misma persona. El recuerdo debería cansarse de ser únicamente recuerdo”.


“... Cuando esto se acabe, ¿no será lo mismo que había antes de nacer? La muerte, la nada por ambas puntas...”.

Y cuando matan gente, todos los días, desde hace 200 años, o más, preguntamos lo mismo... pero la respuesta es la misma... 

-¿Cuando se acabarán las matazones? -Cuando no acabemos nosotros mismos”. 


 “...quien durante su vida ha desempeñado el papel de malo, es porque es malo...”


 “-Ya no hay buenos tiempos, padre. Tambo nunca ha sido gran cosa pero se vivía tranquilamente, las siestas no daban miedo”. 


 “-Padre, si yo hubiera creado el mundo, si hubiera formado al hombre, me habría suicidado de desesperación”.

Y en pueblos desesperados, los finales son los inesperados...

 “...Nada queda sino la venganza de un lado y del otro, hasta el fin. Los resortes morales se han reventado”  


“-Nunca ha dicho: “dentro de poco estaré muerto”?  Uno se va muriendo a trocitos cuando tiene miedo, hasta que dice: -”ahora voy a morir completamente”, y ya no siente miedo, y le parece bien que termine”.

Uno cree que la salvación es el ejercito, o lo paras, o un Cai (policía) en la esquina...

 “-Yo estaba contra mi hijo. (dice don jacinto al sargento de su hijo guerrillero Antonio Roble) 
-Por eso puede contar el cuento. 
-Creía que el Gobierno deseaba la paz. Colaboré con ustedes pero comprendí lo que es el terror al verlos actuar. Todo nos ha salido mal bajo sus botas. Los hombres rehuyen la mirada, las mujeres no salen, los niños se pegan a la falda de sus madres, de sus hermanas mayores. 


 Dejo caer en la mesa una mano -Antes había esperanza, oíamos reír a las muchachas. Ahora con ustedes todo ha cambiado”.

En este pedazo de tierra y con estos hombres y mujeres y animales no toco vivir. Hay que hacerlo hasta que el odio nos deje...

 “Sólo podía entender que la vida era esta cosa que nos habían endilgado, que todo se había hecho turbio pero con vigorosa turbiedad de ríos en creciente”.

Para terminar, obvio, hay que leer más de Manuel Mejía Vallejo. Incluso Fernando Vallejo lo compara un poco con Juan Rulfo, y su “Pedro Paramo” y su “Llano en llamas”. Bueno, otras rutas, otros pueblos por ver con los ojos y sentirlos con el corazón (hasta que este deje de palpitar).

martes, 13 de diciembre de 2011

Garage Olimpo

En la argentina del 76 al 82 (del siglo pasado) muchos pibes (y adultos y ancianos) desaparecieron después de que grupos de milicia oficiales se los llevaba esposado y vendados y a patadas.

Era el tiempo de la dictadura, la puta dictadura, donde casi todos estaban involucrados en la política activa, de resistencia, de revolución, de insurgencia. No querían vivir así. Por eso, y por otras causas absurdas, muchos murieron y desaparecieron como por arte de magia.

   

De eso se tratra “Garage Olimpo” (de Marco Bechi): de un centro de torturas y desaparición humana que funcionaba en un garage cualquiera del gran Buenos Aires, por debajo de la sociedad que estaba atemorizada o dormida (o era culpable totalmente), allí los desnudaban y les echaban electricidad en el cuerpo, golpes en su piel, y luego los inyectaban y los mandaban a la mierda, donde sus familiares, amigos y cómplices nunca los pudieran encontrar jamas.

Una película sobre el dolor de una juventud.
Sobre el dolor de las madres que parieron con tanto esfuerzo para que un día el gobierno se llevara a su nene, y algunas sin saber el por qué.
El amor en medio de la macabra seguridad política.
Las truculentas acciones de unos y otros, que convencidos de su formas e ideas, quieren defender o cambiar el país, y en ultimas están jodiendo una patria, en vez de crear el mejor vivedero para los suyos.

No les cuento más para no dañarles la historia. Sólo me quedo con las preguntas de mi país, de mi patria, que se sigue matando, desapareciendo, secuestrado, y torturando a muchos inocentes, gracias a los de bien y a los del mal, a los los diferentes y a opositores.

Quién nos cuenta esas historias? Quién nos señala en qué lote, el garage, o la cárcel donde fueron masacrados nuestros amigos? Quién nos describe el método, la hoguera, el avión, la fosa exacta donde está el hijo de la vecina?

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Sicko (Michael Moore)

Le volví a dar play a un docu que me he visto varias veces y que gusta mucho, por la forma de narración, por la carga de historias que siempre me hacen llorar, siempre.

Porque nuestro sistema de salud, ese que te deja morir en la puerta de urgencias, o el que te niega los medicamentos fundamentales, ese mismo que tiene a los médicos y enfermeras (y demás oficios de la salud) sin sueldo y con un miedo terrible a ser buenos o peor: ganando mucho sueldo, sin importarles cómo sufren sus pacientes. Nuestro sistema es una copia (mala copia) del sistema de salud de los Estado unidenses. Una rotunda tristeza.

 

Y el documental de Moores es una triste (y larga) muestra de lo mierda, de lo criminal, de lo sin corazón que tiene ese sistema que se inventó Nixon por allá en el 70 del siglo pasado, y que aquí el hijo de puta de Alvaro Uribe lo propuso y lo logró pasar el en congreso en 1993.

No es un documental sobre los que no tiene seguro. No. Es sobre los que si tienen, y sus aseguradora que les cobra un platal, y en el momento que más se les necesita los abandona por alguna razón (ridícula y malvada), y los deja morir lentamente, mientras ellos (las aseguradoras, las EPS) se enriquecen.

El gordito (el mismo de grandes documentales como Roger and me, y Bowling for Columbie)  se pasea por el mundo viendo cómo otras sociedades (incluso la cubana) son solidarias, y se tienden la mano, se ayudan, se quieren, mientras en su país hacen todo lo posible por odiarse mutuamente.
Ni los ancianos, ni los niños, ni las madres, ni los héroes tiene cabida en un sistema hecho para no atenderte, o hacerlo de la peor manera, para abaratar costes.

Si hiciéramos un documental similar en Colombia, el resultado sería más triste, desolador, e inhumano que imagines.Miles de Oscares, y lágrimas se ganaría. Porque aquí además de atenderte mal, hacen trampas para atenderte peor, y se roban la plata publica que es girada para la atención de los desvalidos (los sin nada de nada) mientras un gerente de las aseguradoras se gana millones por lograr que su entidad que nació para curar, más bien deja morir de forma masiva, y lo bonifican por ello.

No puedo contarles lo poderoso de Sicko, porque no me alcanzan las letricas. Pero veaselo, y compare con su sociedad. Mire su carnet, y póngase a llorar dándose cuenta que están haciendo negocio con la salud, con la enfermedad (la vida) de todos.

Véase el documental y comience a protestar, para que nos devuelvan la garantía de morir de la mejor y más bonita manera. Plata hay. Hospitales existen. Médicos excelentes son los que se gradúan cada año. Solo hay que quemar a los putos políticos, y crear un sistema de salud que sane, no que enferme y mate.

martes, 6 de diciembre de 2011

Vale la pena que CONFIAR le apueste a caminar

Fuí a Urabá, y no escribí nada del viaje. Pero para que dejemos una marca de esos días por este blog, copio un textico que escribí para Confiar y su caminatas por las tierras Urabeñas.

***
 Muy temprano en la mañana del domingo 13 de noviembre, cuando el pueblo de gente negra, indígena, blanca, china, gringa que se transporta a pie o en bicicleta o en carro, o en rapimoto o camión y que va de afán a lados diferentes, no está, era la cita en la agencia de CONFIAR de Apartadó.

 Nos reunimos y sonreímos por estar ahí, el día de descanso, recién bañados, con bolso, sudaderas, fiambre, hijos, hermanos y desconocidos, con ganas de pasear, dejándonos poner nuestros nombres en el pecho, decorando La Chiva (el mejor transporte en tierra caliente) con globos, y comenzando a cantar contagiados por la alegría de David (uno de los guía que le pega bien al tambor y a la palabra), y de caserío en caserío, viendo plataneras y llanuras, llegamos a Turbo, donde otros amigos llenaron  La Chiva con más alegría y sabrosura.



Por carreteras pavimentadas y destapadas, rumbo al norte donde queda el mar, después de casi dos horas y media de viaje cantando, poniéndole nombre e historia al paisaje, llegamos a Necoclí. Ahí, despuecito del pueblo despelotado por una tal válida de vehículos rápidos y extremos, calentamos los músculos, recibimos las instrucciones y la hidratación (y un dulce, y antes un croissant y un jugo, y después nos iban a dar almuerzo con pescao y arroz con cocos, y demás regalos) salimos a caminar por la carretera destruida por las cuatrimotos que valen más que tres casas juntas de esos caseríos.




Y echamos a conversar andando tres kilómetros muy tranquilos (excepto por los pantaneros) hasta un lugar maravilloso, un rincón llamado Urantía, que es una islita de resistencia llena de aforismos, hamacas, cabañas, palos de mangos frondosos, cuerdas y escaleras que hacían ruta de pruebas de habilidad, restaurante y bar en medio de las cabañas típicas del turista que en dos horas que sacan en “puente”, arrasa la naturaleza para “vivir la playa”.




Tres kilómetros que uno creía cortos, pero que apenas fueron, porque más los juegos, el baile, el sol, el bingo, mas caminar un kilometro, más las tres horas de vuelta en Chiva, son como una caminata de esas largas que se hacen en otros lugares donde tiene presencia viva CONFIAR, donde se termina despidiéndose con cariño del otro, diciéndole que se buscan por facebook, que pilas que hay que hacer más caminadas, a donde sea, pero que hay que hacerlas. Valió la pena madrugar.



Vale la pena que la Cooperativa le apueste a caminar para adentrarse en el paraíso que es el Urabá y lo bella que es la gente de CONFIAR.


lunes, 5 de diciembre de 2011

Contra Viento y Marea, Manuel Mejía Vallejo

Pa´rriba y pa´bajo cargué el librito de Mejía Vallejo... es que tenía la lectura suspendida, enredada, condicionada. Pero anoche me terminé de leer estos 4 cuenticos tristes, duros y bellos.


Manuel Mejía Vallejo, otro conocido desconocido. Un nombre que está en cátedras, en auditorios, en los aforismos famosos, en todos lados! pero del que uno lee poco, no tengo ni idea el por qué, sabiendo que uno pasa cuando va para el “guanabano” por el lugar donde él escribió “Aire de Tango”, o por cosas del destino periodístico he ido a la que fue su casa y hablé con su esposa, y siempre sus hijas están por ahí alrededor en las rumbas y en los actos culturales que te gustan. Como todo autor, llegó en un momento especifico, y tuve tiempo después de tanto tiempo perdido, de leer sus letras lindas, profundas, llenas de dolor pero con todas sus paginas conteniendo esperanza y la fuerza que uno saca de no sé donde para seguir en esta vida tan de mierda y tan poética.

  “A veces me pregunto si es verdá tanta miseria. Juro que si otro me contara esto que nos pasa, no le creería” “Es mejor que se nos muera una parte a morir del todo ¿o no? Porque a veces me pregunto si es necesario vivir”.

 Frases de un cuento llamado: “Tiempo de sequías”.


 “Fue el mejor nombre que pudo encontrarle, quedaba a la medida: era como llamar Agua al agua y Nube al cielo. Todos, hasta los mayores, dijeron que nunca antes había visto una cabra, pero que era la más hermosa cabra que habían visto” 


 “...maldita la hora en que abandoné la montaña, maldita la hora en que todos nacimos”. 


 “su mundo tendrá una cabra menos, una rama menos, un cause sucio menos. La ciudad se expande a su costa, nadie puede contra ella: la ciudad son hombres que lotifican y cubre causes de aguas negras y arrojan desperdicios en las afueras...”. 

De “Al pie de la ciudad”.


  “El agua seguía cayendo en chorros. De día. De noche. Se dañaron las espigas. Se dañaron las mazorcas tiernas. Se dañaron los tubérculos de papa y yuca. Se dañó la esperanza”. 


“Se mostraba duro ese Dios con los humildes. Y era el Dios de los humildes, y lo amaban porque sufría azotado por unos soldados extraños, atado a una columna, punzado en el corazón, crucificado contra unos maderos”. 


 “-Aguantes, buenos hombres. Dios los está probando. -Ojalá le sepamos a mierda pa que no nos pruebe más...” 


 “Eres mal nacido porque te rogamos por las plantas, y las arrasaste; porque te pedimos ayuda, y nos arruinaste; porque te tragaste las oraciones y no cumpliste el deber retornandolas en obras...”
De un hermoso cuento llamado: “Cielo cerrado”.


 -”Para qué -respondía como si tuviera una respuesta, señalaba caminos contrarios -. ¿Para qué, si la vida es el gran viaje? Y una objeción: -El hombre viaja para venir al mundo y sigue viajando para salir de él”. 


 “-¡Se los llevará el diablo! - gritó el sacerdote, coreando por los rodeantes. -¡A ustedes se los llevará Dios! -amenazó Viento, en giro a su rostro contra el galope".


De: “Contra viento y marea”.

Por ahí en la biblioteca tengo “El día señalado”, otro libro de Mejía Vallejo que muchos y de muchas maneras me lo han recomendado. Un día de estos...

viernes, 2 de diciembre de 2011

A los 29 salen canas

Me miro al espejo, y sí, estoy verde, y tengo canas.

Es un día después de mí cumpleaños, o sea, el 2 de diciembre y son casi las 12 de la noche, entonces cuando termine será el 3 del 12 del 2011. Llevó tres días corriendo, tratando de atajar y empujar lo más malo y lo más bueno que me está pasando en la vida, y ya siento (y se nota en mi verdor) el cansancio y las ganas de irme a dormir por largo rato.

Mis cumpleaños, antes de hoy, antes de las canas en el pelo (y hasta en la escasa barba que me sale), era días tristes, celebraciones que más parecían despedidas de este mundo. Pero los últimos años mi familia no ha dejado que ésto pase.
El año pasado me visitaron, y yo, entre las obligaciones y el creer que comer y charlar con los compañeros era más importante, no les preste mucha atención, y sólo me les comí la torta y les recibí los abrazos.
Ya cuando se ha crecido, se entiende que vale más desaparecerse y hacer hasta lo imposible para que tu madre y tu familia cercana conozca tu paraíso (que cómo todo paraíso es difícil de ir), en vez de intentar que los que te temen o te prestan atención por respeto te acompañen siquiera a la tienda por una cerveza.
Es una cagada que ya enmendé.


Subieron, pasamos rico, comimos demasiado, contamos miles de historias como disparadas con una metralleta contagiando a todos de risas... y seguro no lo volveremos a hacer, porque el tiempo mañana será diferente y no sabemos si habrá cumpleaños.



Me regalaron cosas bonitas. Eso alegra el corazón porque significa que te quieren, y bueno, da nuevos pantalones y ropa interior para ponerse.


Con el asado, la torta, la fogata, el tequila, la familia, los mensajes (que desde el primer minuto de diciembre) comenzaron llegar por las redes sociales y los servicios de mensajería, sonreí y a veces me quedaba en silencio recibiendo las palabras (y por ahí derecho las fuerzas) de los que aparecen en la foto, de los que no, de los que por alguna razón no leyeron el facebook o estaban ocupados salvando su mundo, de todos, de esos pocos buenos amigos, con los que cruzas la vida, de vez en cuando o todos los días y hacen que este viaje sin tiquete y con rumbo a ninguna parte valga un poquito (o mucho) la pena.

Adentro, de este niño, de 29 años, aún, quiere, se acobija, se arropa, no quiere, dolores, ni pesadillas, ni nada de nada horrible, y está temblando por vivir.


Y afuera, donde están los pájaros, los amigos, el frío, allá, en otro lado que no sos vos, en el otro, amigo, enemigo, desconocido o por conocer, amor, vida, trabajo, cotidiano, la puta guerra, el lindo país, las injusticias juntas, están, no pueden estar de otra forma, llenas, de luz, y de muchos, muchos, colores.

Lo que hay entre afuera y adentro, se llama abismo.