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martes, 6 de septiembre de 2011

Ya es agosto (2011)

Por la ventana de mi habitación entra un viento frío, y afuera sale y entra el sol de entre las nubes gruesas en un día festivo de no sé qué.Ayer hubo fiesta en la vereda. Anduve solo entre las familias, las parejas que se besan, y los niños felices que ríen.

Ya es agosto. Desde hace rato no escribo, pero es que estaba ocupado viviendo. Viviendo esa vida de mierda que les venia contando, y que paré por escribir ficción que nunca fue escrita, porque es una quejadera infinita.

Qué me partieron 2 veces, y que en un futuro eso me embalará para alguna puta cosa, lo sé. O que la plata falta, o que no hay tiempo, o que sé yo... No estoy pidiendo disculpas, es solo el intento de escribir, de contar otra forma de vivir, de estar, de vivir en el paraíso del campo y en la parte platina de la ciudad, y revelar que no es tan fácil, que no es todo color bonito, que hay cosas malucas... pero hasta yo me canso. Un diario delirante, aburrido, escrito desde la soledad de un hombre que se acerca a los 30, y esta perdido, emberracadamente perdido en un mundo de aventuras.

Han pasado tantas cosas, que le doy flashback y flashforward a los recuerdos, y me demoro un montón viendo esos borrones.

El amor ha llegado de nuevo... y como si nada, y eso asustó.
Volver a vivir bonito y feliz es una chimba. No se me ha olvidado reír, ni contar mis intimidades, ni besar, ni tirar, ni soñar.
Pero confieso que lloro en los rincones, en la moto, en mis soledades silenciosas, porque siento que perdí algo. Que este regreso no es más que una despedida que merecíamos. Que hay que dejar al otro volar, andar, buscar. Que teníamos el corazón retenido por un amor que creíamos luminoso, y que de regreso, un año después, no es tanto, porque esta oxidado por el no uso, estancado en tiempos de antes (donde lo usamos mucho), por el no reconocimiento que todo ha cambiado, para mal o para bien.
Me alegro por mi sonrisa.
Me aterro por mi falta de astucia para encontrar los caminos adecuados, para leer los gestos, para entender los mensajes.


No sé, hay que vivir los días bonitos. Estos, que son un milagro, que se acaban pronto. Y los otros, porque son una sorpresa, un azar, una idiota osadía.

Hay que levantar la cabeza, y mostrar los ojos oscuros y tristes. Mi fealdad que asuste al resto mundo, y que me dejen en paz.

Ya son tres meses, y la pandilla de gatos aun esta acá. Están abajo. Juegan en el bosque. Orinan en todas partes. Tumban tejas de la casa. No se han ido, porque soy un pusilánime, y porque la plata y el tiempo, y los amigos no alcanzan. La gata aun esta sin operar por lo mismo.
Cuando estoy peor, pienso en cómo matarlos, sin que ellos sufran, ni yo tampoco. No merecen vivir conmigo, que ni a mi mismo me sostengo. No estoy en capacidad de hacerme caso de una vida humana. Ni de un gato, ni de un hijo, ni de una mujer.
En los días más alegres, pienso en sacar fuerzas y buscar quien se queda con esas fieras. O si en ultimas, me quedo con la pandilla de don gato, y viven conmigo esta puta vida llena de posibilidades que desperdiciamos.


Los días pasan, y no hay soluciones ni acciones, y mis dientes son atacados por las caries y el sarro y las bacterias... eso es solo un ejemplo... me siento regresar a una época de modestia, silencio, pobreza que ya creí pasada... pero con mi ropa rota, y mis dientes enfermos, y mis ideas sin patrocinio, y mis días sin causas, y mis sueños rotos, sigo, me empeño, me desespero, me doblo, me regaño, me suplico, me animo, me sigo enloqueciendo de a poco.

Los gatos me odian, mis amigos también. O bueno, yo me hicé odiar por ellos, y por los demás, también.

En ese marco, en todo este panorama es que existo y molesto, desde una cabaña en medio del bosque que parece de cuento, o en un rinconcito de una mansión de una empresa poderosa pero aun niña.

Qué traerá la vida?
Lo que sea, aun me sorprendes, pero no me matas.

Posdata: volví a escribir, porque me pasaron un libro de Cartas (Cartas a Aguirre)




***


Ya me terminé de leer las cartas de Gonzalito, y comencé el de Samper Pizano: “Lecciones de Histeria de Colombia”, y bajé al pueblo a comprar aserrín, panela, sal, una solterita, y un helado (y varias cosas más). Por ende, este segundo trozo de texto debe ser más positivo.

No soy amargado, ni perdedor, ni nada. Soy una pieza que no está en ningún engranaje, pero sirve y calza para muchos. Me gusta lo imposible, tanto en el amor, como en lo profesional, y debo asumir esta terquedad.

La felicidad esta en burbujas que vuelvan por los días. Esa saberla atrapar. La tristeza es inmanente a mi ser, y me compone, y me va destruyendo, pero ahi vamos.
La causa es la resistencia a vivir de otra manera, con otros habitos y fines. La lucha se pone buena, y eso me hace más fuerte. Y bueno, se vale llorar, y de vez en cuando lo sabrán, buenos días buenas noches buenas buenas, que siga el siguiente, segundo, día, mes, aventura, problemón...

miércoles, 20 de julio de 2011

Domingo, más de las 10 de la noche

12/06/2011

Lo que escribí hace dos días es cierto, pero no es tan dramático y desesperado como lo escribí.
La gripe, la peste eterna, estar enfermo me destroza, me quita todo, hasta la ganas.

Sigo en la lucha, en medio de días soleados, siendo gris, paso los días luchando para hacer colores, lograr uniones, y en medio de las mañanas y tardes con cielos azules y vientos huracanados, ah y sin luz eléctrica! disfruto de todo lo que me pone mal los días fatídicos.
Camino por la mitad de muchos campesinos, o escribo esta carta con una vela que ilumina mis garabatos que hago en un cuaderno.

Eso era lo que tenía para decir. Y que hay afuera una linda noche, pero el frío aun pone mis pulmones a doler. Y toso, y toso, y toso como tísico.

Aprovecho que no puedo molestar por falta de luz, porque no hay celular ni pc que aguante batería, ni libro que no corra el riesgo de ser quemado en su lectura, me acuesto. Ha soñar que he vencido, y que vienen muchas más batallas.

miércoles, 13 de julio de 2011

Persecución en carretera veredal

Nos bajamos del bus, y a pesar que habíamos cruzado los dedos rogando que parará de llover por dios bendito, en la carretera pavimentada que pisamos cuando nos bajamos las gotas chispoteaban anaranjado, y las gotas que escupía el cielo pegaba contra nuestra humanidades. Mire a mi amiga, y le dije que no había más remedio que cubrirse con lo que tuviéramos.

"Yo tengo una chaquetica", dijó.

Y yo, con mi morral de 10 kilos de peso, llena de vainas importantes como un computador, me tocaba a mí la carpa que tiene capuchita y que cubre hasta las rodillas, y a ella, que le había escuchado varias veces renegar que "lo que no le gustaba de los gaticos era su olor", le tocaba precisamente un pantalón plástico que huele a orines de gato de miles de años.

Las gotas sonaban en la carpa, mojaban los zapatos y los pies al pegar contra el asfalto, y nosotros con bolsos y bolsitas caminamos los primeros metros de 3 kilómetros que faltaban para llegar a casita.

Mi moto está mala, varada, "tirada" a 4 kilómetros en dirección contraria a la que caminábamos (hace dos días se varó), y mi amiga camina conmigo, porque le estoy ayudando a hacer un video, y como "nunca" hay tiempo, aprovechó mi subida en bus y el sábado (o sea mañana) para pegarse la rodadita conmigo hasta la puta mierda y camellar un poquito en la idea.

Y bueno, al pegarse el paseo, aceptó, firmó que iba a soyarse la lluvia, y la carpa cochina, y la conversa mientras se echaba pata, y el porrito que tratábamos de fumar cuidándolo que nuestros dedos mojados, y el aguantarse la carretera "destapada" llena de lagunas de pantano y ríos invisibles, y la oscuridad, y bueno, que nadie nos recogiera en todo el recorrido (normalmente pasa alguien y te dice qué si te arrima), y cuando íbamos llegando, di tú, a 600metros de la casa, a curva y una recta y una subida con rieles y un trayecto corto y una entradita y la manguita y la puerta de la casa, sentimos un carro acelerar y desacelerar el motor detrás de nosotros. La luz de las farolas que iban a pareciendo en la curva de la ye (donde uno deja la basura los lunes) dieron a entender que era un camioncito pequeño que cabía holgadamente en la estrecha carreterita .

No veíamos bien, las luces altas nos cegaban, y como ya no se necesitaba el "aventón", por intuición de caminantes nos corrimos para los borditos de la estrecha carretera de piedras y tierra mojada.
El carro frenó, como esperando. Supongo, no recuerdo bien. De verdad uno no recuerda bien cuando le pasan cosas extraordinarias. Tampoco creí que la escena que venia era importante, así que estaba ahí, poniendo poca atención, cansado y parado en un bordito y metido en una carpa que sonaba: "tas, tas, tas, tas, tas", y viendo el mundo por un pedacito en forma de rombo que la capucha formaba, miraba unos faros altos y luminosos me dejaban ver un paisaje de una vereda ya dormida, tranquila y oscura.

Seguro le volié la mano, para que pasara. Pero no se movió. Pensé que debía ir para una puerta de una finca vecina, y que era tan bacan que nos iba a dejar de caminar a los peatones primero.

Eran las 10.10pm de una lluviosa noche veredal, y regresamos a la marcha, y el camión también.
Volví a mirar, como a ver si es que nos quería llevar. Era un señor, sin duda, pero nada que lo podía ver. Nos quedamos quietos, esperando de nuevo. No hicimos ninguna seña ni movimiento. Yo estaba en la orilla derecha, y ella en la izquierda, y el carro como a 15 metricos. Varios segundos, solo el moto sonando y la lluvia contra el impermeable (tas, tas, tas, tas). Ni nos movíamos, ni pisaban el acelerador.
Ya con el sabor de la rareza en la boca, volvimos a caminar, sin mirarnos, como lo han hecho miles de veces antes de hoy, en muchas carreteras del pasado por donde se camino y se paseo. Y otra vez el bendito carro aceleró, y ese motor que suena muchísimo, y en ese silencio nocturno, mucho peor.
El pánico ya comenzaba a producirse quimicamente y se inyectaba en la circulación. Ahí si en rostro húmedo y encrispado de mi compañera de caminad debajo de una carpa rota.

Me acerco al carro. Es un camioncito pequeño, a contraluz lo veía más grande. Dos toneladas, cabina pequeña pero confortable.

"buenas?..." le dije al asomarme por la ventana que estaba abierta, y le vi la cara al señor. Su rostro decía que él, que tenia cara de Dario o Antonio, estaba algo loco gracias a la botella de Antioqueño que tenia al lado de la silla (y muchos tragos más que seguro se había tomado antes). El supuesto Dario no tenia las manos en el volante, y su cara no me miraba a mi, miraba al suelo, tal vez en ese momento veía borroso su pie puesto en entre el acelerador y el freno.

Me miro por un instante, y a la chica también, y con una voz de rascado, pronunció: "Suban!"
Con mi cara de serenidad sacada de la costumbre de vivir escenas excéntricas como estas o peores, le dije: "tranquilo, ya vamos a llegar".

Y con esa voz humedecida por muchos guaros dobles y triples con y sin pasante, gritó:

"suban!".

Carajo, estamos muy cerca. Camine hacia la casa, mi compañera al escuchar el acelerador me preguntí con sus ojos "qué es esto??!!". Y le hicé un gesto de que yo no sabia tampoco, pero que "todo bien", que es una rareza que no entiendo, pero que esperemos ver que de pronto es broma, o es simplemente es un borracho, o que es un vecino querido que no ha entendido las señas, y corrimos!!
En plena curva, donde el camino se hace estrechos, nos sentimos pisados en serio, y atravesamos la carretera y nos pasamos para la derecha donde había un morrito altico donde protegernos, creíamos.
En todo este rato, la lluvia no se ha ido por un instante, esta presente, mejorando la escena.
Nuestro susto estaba con todos sus muestras, ruidos vocales, nasales y gesticulares que solo se ven en las películas para adolescentes gringas.

Un muchacho en una carpa. Una muchacha en una chaqueta y un pantalón impermeables. Luz mortecina gracias al poste de la subidita. Carro furioso, embriagado y suponíamos, dispuesto a todo.

El morrito se desmoronaba con el peso y la fuerza de nuestro miedo.
"Marica, qué es esto? Falta mucho??!!" me preguntó una voz ya quebrada.
"Ya vamos a llegar, es que es arribita, no más, tranquila..." Respondió mi voz.

A pesar de estar asustado, cabeza loca y corazón acelerado, pensé qué por qué demonios había invitado de repente por chat a la nena que ahora estaba aterrada y con ganas de llorar, si no le hubiera dicho , no estaría involucrada en una escena de terror típica, donde ella, era el foco de la obsesión del conductor loco.
Mientras eso, me acerque, con cuidado para no caerme, y nunca tuve la calma para sacar la cámara y grabar, pero con mis manos mojadas me metí la mano en mis bolsillo, buscando el celular, y le prendí la linterna, y camine otra vez hasta la ventanilla apuntándole a la cara al señor, y darle a entender que estaba ahí, luchando, que también tenia una farolita que enceguecía.
Me acerque de nuevo a la ventanilla, y que el loco estaba aun más loco y más borracho.

"Parce, ya vamos a llegar a la casa. Es allí. Déjenos, déjenos parce!" Le grite un poco con un tono de cansando, de absurdo, de no me jodas parce que no me lo merezco.
Desde adentro la voz enredada me repite: "Montese que le va a ir bien...."

Con los ojos le dije a la nena que corriera, y ella lo hizó por una carretera que desconocía. Y él aceleró detrás de ella, y vi que casi la pisa . Las aceleraciones de los camiones en primera sacan mucha fuerza y levantan la trompa, como picando. Yo corrí al mismo tiempo con el carro, y me lo pase, y la alcance, y juntos buscamos la entradita a un mini caserío que estaba a 20metros al lado derecho. El carro loco nos paso muy cerca, y siguió de largo. El caserío estaba a oscuras y en silencio.

"Tocamos?" Me preguntaban mientras el camión afuera sonaba como si se hubiera encunetado, y su conductor seguía acelarando hasta el fondo para salir.
"pero donde?" respondí mientras buscaba alguna hendija que tuviera luz y me diera muestras de vida. Nada.
Me salí del caserío, y vi el carro encunetado, y sacándole chispas a las piedras y el barro. Me volví a entrar. Tocamos en la primera casa. Pero nada, nadie respiraba ni se movía adentro. Mierda!! Qué demalas, una escena de estas, mi me pasaba a mí, y acompañado con una niña que la quieren mucho en casa y que la llaman a ver cómo están, y que es nerviosa y que claro, tiene meras tetas y culo, y yo sin armas, y sin conocidos en la vereda, y sin fuerzas...

Pensé mientras buscaba más luces, y paraba la oreja a ver si alguien se baja del carro a matarnos, qué seria bueno llamar a la señora que me alquila la cabaña a ver si salia y me salvaba. Pero si la otra vez la llamé cuando me estaba inundando, y me dijo que me tranquilizará, que mañana, para qué putas la iba a llamar?!!

No sé cuanto nos quedamos escuchando, quietos.

Quisiera no contarles que el man se bajo tambaleando con la botella en la mano, y que nos gritaba que nos montáramos, que hifueputa, nos montáramos!! Y obligo (del pelo) a la nena a irse con él, a montarse en el camión blanco de estacas y carpa, mientras ella mordía y pataleaba. Y yo quieto, quietisímo. Y escuche que prendió el carro (casi no lo hace), y se subió los rieles, pero cogió a la izquierda, a una finca que linda con la mía por la parte de abajo.
Quisiera no decirles que me quedé frío, sin saber qué hacer. Y que minutos después, corrí a mi casa, aun asustando, sin saber qué hacer, sin tener los argumentos suficientes para explicarle a la mamá de mi amiga (que no conocía) a que se la llevaron y no sé íle fue bien o mal.
Quisiera no contarles que al otro día vi el carro mal parqueado en la subida, y no me atreví a entrar a la finca a buscar a Dario y a mi amiga (si aun estaba viva). Seguí mi vida, mi camino, mis problemas. Claro, no se me salia de la cabeza la noche anterior, pero había que seguir.


(Carretera donde pasó todo)

Pues, no es necesario contarles, porque no pasó eso. El borracho simplemente se fue, casi que no lo hace, y nosotros corrimos a la casa, y tomamos aguapanela, y pasamos la noche camellando, como si nada. Porque cuando la que se emborracha es la verga (como dijeron por ahí), y las tetas quedan intactas, y nadie graba y ni ve una escena de terror nocturna y veredal, no pasa nada y no es noticia y solo es una anécdota absurda más.

Morrito donde nos montamos para que no nos pisaran.


El caserío de los Vélez en una mañana tranquila.

La cuneta donde el carro rechinó.

Y este es el carro asesino. Bueno, el carro borracho y loco. Bueno, no, el dueño, que a veces lo veo en sano juicio por ahí en la carretera, y me saluda (me pita). Yo nunca me le treparé, pero un día, seguro, sí le digo lo que nos hizó pasar en una noche lluviosa y lejana.

jueves, 7 de julio de 2011

Un día de esos buenos que terminan mal

11 de Mayo del 2011


Como le decía a alguien: venia volando en la moto para llegar a contarte que ánimo, que todo bien, que ya como que no miro al suelo sino al frente, y estoy aquí, atento, sintiendo lleno de buena energía, aprendiendo, mirando todo por el lado más amable, y así, de a poco, voy volviendo a mis andanzas, a sonreír, a conversar con la gente.

Pero, siempre hay un pero, antes de contarle que la gente me atendía bien y me ayudaba con las direcciones, y en el semáforo una señora se atrevió a preguntarme por “si iba en contravia?”, y otro me habló de las botas "Venus", y ya me importa menos lo importante y me estreso menos por lo urgente, y así le doy tiempo a lo que en verdad es “vida”: todo aquello que dejas de hacer mientras planeas otras cosas; y antes de contar que ha hecho buen clima, un bochornito y cielos azules bacanos, antes que eso, de que el viaje y la moto se sentían muy bien, antes que me diera cuenta, en una curva en la vía San Antonio - La ceja, la cadena de la moto se safó, y 200 metros más allá (iba muy rápido), veo que se safó de adelante y no de atrás como es normal, y que cuando estaba agachado en la oscuridad de una comenzó a llover, y bueno, me fui corriendo para la bomba que afortunadamente quedaba cerca, y el pelao estaba simpático y mis destornilladores chiquitos y pelando los tornillos. Una mierda!! Pero seguía sonriendo, como con una alegría de que por obligación me iba a tocar vivir otros retos.

No pudé quitar las tapas. Los tornillos se seguían pelando. Otro motoneto no tenia herramientas, pero me aconsejó dejar la moto ahí, y al otro día bajar de nuevo. Eran las 10pm, masomenos.
Después de titubear, e imaginar el panorama de esta noche y mañana, y buscar la pieza que se le había caído a la moto (en botas y con una bolsota de ropa limpia que traía de la ciudad), saludé a un señor de un carro, y lo pedí el favor que me llevara hasta la entrada de la vereda, “hasta ahí no más”, le dijé. Y se desvió, y con “guascas” a todo volumen me empujó unos 3 kilómetros, y le agradecí, y con la ropa en el hombro, camine por la pavimentada (1 kilómetro) y me interné 500 metros en la destapada (menos mal había dejado el portátil en la oficina) y otro bacan, que se llama Julián, en su moto nueva (o parecía) sin sentirse mucho las piedras y sin que sonará las tapas de la moto, me ahorro 20 minutos de caminada en la oscuridad de la carretera polvorienta.



Igual, llegué a escribir el correo, sonriendo.
El día de mañana cambia, por obligación y demalas, pero nada, aprendamos a divertirnos, así estemos gastando los ahorros, así las pulgas estén por todas partes, así no sepa a ciencia cierta nada para el día de mañana (ni el otro, ni el otro de más allá)... Sólo pido que mi moto roja este donde la dejé.

miércoles, 1 de junio de 2011

Domingo, Primero de Mayo

Son las Once de la noche, y las redes sociales están hiperactivas. Mataron a Osama Bin Laden. Me lo perdí, porque deje el celular quietico para verme una pelicula (La Ola), y cuando volví, ya llevaban una hora de chistes, noticias, y especulaciones.
Seguro vamos a dar mucha lora con la muerte de Osama, pero lo que se vendrá es más furia, guerra, y muerte. Que Wikileaks dice que si capturaban a Bin laden, había unas bombas atómicas programadas para atacar. Y si es muerte, qué, la desaparición del planeta?
Ultimo dato, que parece que hace una semana fue el operativo en Pakistan. Los gringos estaban esperando el estallido de las bombas, antes de salir en vivo, a que Obama se ganara automaticamente su segunda reelección.

Antes de esta noticia mundial, lo importante del día es que me había comprado unas botas de plástico, marca Venus (ecuatorianas), talla 38, negras, por veinte mil pesitos. Me las puse, y estuve feliz un rato. Hay que aprender a usarlas, pero me servirán de mucho en todo este invierno.
Y aproveche la bajada al pueblo para comprar películas. Trece mil pesos, siete películas. Más contento aún. Y mecato. Y más mecato, y helado.
Como es evidente, ya llegó algo de plata, y ayer en la tarde me vine con toda la carga arrieril del mundo. Mercado (que le "robé" a Punto Link), y acerrín, y aceite de moto y demás checheres. Eso trae tranquilidad, y la tranquilidad deja existir. Tanto, como para salir el viernes a tomar cualquier cerveza sentado en cualquier murito.

Los gaticos, esos chirringos, aún están pegados de las tetas y no abren los ojos, y todavía no se enteran que el mundo sigue girando, y uno con él, y que va de mal en peor.

Mejor me fumo un porrito, leo las noticias y me la tomo por el lado amable, y me voy a dormir, que mañana sea otro día que nos salvemos del terror por un pelín. Como siempre, ojalá.

(Feliz día del trabajador. Un abrazo a aquellos incansables)

lunes, 23 de mayo de 2011

Chao minivacaciones

Domingo 24 (abril), se terminan las (mini) vacaciones.

Escribo en el vidrio de la cocina "Aquí, el Paraíso", y días después, con la pitada de los frijoles se leer el mensaje algunos segundos, un instante de autopublicidad.

Le hago el cambuche a la gata con una camiseta de Canal U y otra del Festival de Cine y Video Comunitario.
No le gusta abajo (por frío), ni en el mueble (porque Max y Ramón ya lo llenaron de pelos),
ni en otra parte distinta a mi lado. Pero está que tiene!

Camino por los alrededores de la casa, que no los conocía, pues, no había estado tantos días en casa, solo, en casa.

Y camino, y conozco, y los gatos también, y a veces, o siempre, como no sé nada de nada, miro la realidad consultandola con la Wikipedia (internet), que describe ciertamente lo que es un Lulo, por ejemplo.

Pero, no me dice cuando esta maduro, y tampoco, me resuelve el problema de no tener licuadora. Lástima!


Leyendo "Colombia Amarga" (ya estamos en los días de las crónicas), me doy ánimos (vamos morsa!!!), pues, hay gente que vivió o está viviendo o vivirá putamente mal, y yo, mal que bien (esa frase me gusta) estoy en el paraíso invernal.

Digo que estoy solo, pero no es tan cierto, pues, aun tengo a quien llamar cuando estoy en crisis, y vivo con tres almas gatunas, y más las que vienen... entonces, como Arjona (perdón al que no le guste), realmente no estoy (tan) solo.

Mañana otra vez a la ciudad, a laburar, a hacer posible lo imposible, y por los laditos, (esto lo estoy aprendiendo) debo volver a retomar mis proyectos, esas nimiedades que se me ocurren a mí, solo a mí, y que viendo el paraíso, la carretera, la ciudad, la empresa, la vida, la amistad, y todas las mierdas que uno vive a diario, es lo poco que tengo, y lo que debo cuidar.

Seguir escribiendo así de seguido, como si estuviera enfermo.
Volver a lo de los graffitis. A subir fotos, a salir a la calle, a hacer Performances, a escribir lo que nadie quiere leer.
Hacer y editar y compartir más videos, de esos que están en carpetas que algún día por no sé qué puta razón se borrarán, entonces, están más seguros en Internet, donde hacen reír o enojar a dos o tres humanos-maquinas.

Y Juan, a echarle ganas a dos documentales que tengo por hacer (vamos morsa!!!), uno es sino una semana (o dos). El otro, si necesito 3 meses.
Pero la idea es echarle magia a eso.
Y, claro, no menos importante, escribir y hacer posible nuevos negocios que me conmuevan y me diviertan más y mejor y más pago.


Lo otro, la suerte, las sorpresas, las torpezas, las carambolas, los otros, lo que no está en mi y no controlo, es, inevitable, y debe ser bienvenido, no me debe estresar ni entristecer (mucho).
No espero demasiado tampoco, ser feliz, y tener la papita diaria, y no más compadrito, no más comadrita, vivir en paz.

miércoles, 13 de abril de 2011

otro mes, le yendo, vi niendo

27 de marzo del 2011

Ya se está terminando el tercer mes del primer año de la segunda década del siglo veintiuno.

Ya estoy como los trabajadores malos y los estudiantes perezosos, queriendo que llegue el fin de semana, para no tener que cumplir horarios ni citas, para no tener que iniciar o terminar proyectos, para meterme en mi casita, y no hablar con nadie y no atravesarme en la vida de ninguno. Y, por supuesto, ya que es domingo, y que me distraído durmiendo, fumando, haciendo comida, yendo al baño, hablando con los gatos, leyendo, leyendo, leyendo, y viendo el cielo azul oscuro llenito de estrellas y los horizontes titilando a cada segundo por los relámpagos de las tormentas eléctricas, y escuchando las conversa de los perros, y me voy durmiendo otra vez con el chirriar de los grillos y demás gritones que tiene el campo, no quiero que se termine el finde semana, no quiero mañana, no quiero salir en la moto y mojarme y no quiero trabajar tanto para tan poco y no quiero que me pasen todas las cosas malas y no quiero sentir que nada tiene sentido y no quiero caminar tan largo y tendido y no quiero estar tan triste y tan solo y no quiero darme cuenta que a pesar que los días no tan malos ni tan mierdas sigo queriendo nada.

De vez en cuando, unos rayos de luz, la sonrisa de alguien, una canción, algún viento con otros aires, me hace parar mi maquina de hacer días malos y tomo una foto o grabo un video o converso con la gente o se me ocurren dos ideas juntas y buenas, y creo que seguiré esperando, a ver qué.

Mirándolo bien, estoy leyendo puros diarios.

Las tristes historias poderosas locas y adolescentes de Andrés Caicedo. De él saque eso de “estoy tan triste y tan solo” que él sacó de los libros y que un día se lo dijo a la mamá, y la mamá se pusó a llorar.

Luego, leí las “Cartas desde asía” serenas, maduras, humanas y humanistas del señor Hector Abad Gómez (que lo mataron los malparidos de este país por ser así, humano) sacó una frase que anda sosteniendo mi andamiaje de huesos:

En vez de maldecir la oscuridad, prende, aunque sea, una pequeña luz”.

Y estoy pegado de los días que escribió el Che Guevara en Bolívia. Vida guerrillera, de mierda totalmente. Y yo quejándome porque me varo y que me dice que soy un mal tipo, y hay gente haciendo posible su movilidad, su comida, su revolución con sus puños, fuerzas e ideas, y cada día es peor, y saben que va a ser así, y que los que disfrutaran sus luchas serán otros del futuro.

Y desde mi sitio de lectura, tengo pillado el librote de anotaciones de Kerouac, que seguro es una demencia, es una linea de tiempo de locuras y bobadas, mientras conoce su América del norte y así mismo.

Tal vez todos estos diarios y cartas, ayuden a tomar valentía, para escribir grabar fotografía hablar y hablar mis tristezas y alegrías solas e idealistas y diferentes y extrañas y vulgares y cochinas.


Este texto fue escrito escuchando el reggae de “Huevo Atómico”,
y con Max a mi lado en la silla madera afuera de la casita de campo.

martes, 5 de abril de 2011

ya estamos a 23 de marzo

23/03/2011.

Se anda terminando el lunes festivo. No sé qué fiestas eran.
Yo solo me limite -me he limitado- en dormir en dormir hasta tarde, leer libros, fumar, comer, ver peliculas, leer, leer, fumar, fumar, fumar, fumar, fumar, fumar, fumar, y cuando despierto, leó.

Tengo un montoncito de libros para reseñar. Son todos los de la colección del Metro-Comfama (linda Colección), y unos libritos más. El que cerró el ciclo, fue el de Andrés Caicedo "El cuento de mi vida".

Un ciclo de un mes largo, donde, como dicen los amigos que me presentaron a la señora de la casa: en este tiempo me ando limpiando el alma, el espíritu y el cuerpo. Y parece que sí. Parece un rito.

Yendo donde los amigos (de los pocos que tengo), a conversar.

Omaira, la señora que me arregla la casa los sábados, o domingos
.
Lo que como en el parque del Carmen

Me dicen por el chat, y digo y dicen por teléfono muchas cosas necesarias. Hay demasiadas inutiles en nuestras vidas, y 5 minutos de seriedad y sinceridad, son justos.

Sólo resaltó una línea:
"estás muy solo"... y es pura verdad.

Comí en la calle, camino los caminos. Visito a los amigos que me obligan a bañarme, salir de la casa, afeitarme, ir al pueblo, saludar, conversar, reír, pensar, no estar... y eso también es bueno.


Un día de lluvia, tomando tinto en el Carmen, con otro amigo (de los pocos que aun me llaman a comer frijoles)

Voy a comenzar a leer "Cartas desde Asía", que me da una bienvenida a otros días, después de lunas llenas que no se dejaron ver, de tardes, noches, mañanas donde mi cuerpo responde lentamente cada orden. Como si estuviera en cámara lenta, como si trabajara en "neutra".

Comienza el libro en sus primeras paginas:

"En vez de maldecir la oscuridad, prende, aunque sea, una pequeña luz".

Pronto me entran ganas de comerme el mundo. Por ahora, solo como y expulso lo necesario. Andaba muy vacío.

lunes, 28 de marzo de 2011

un mes de mierda y otras noticias, parte 6

Ya es 08/03/11

Por primera vez durante este mes –larguito- de mierda y otras noticias, sentí tristeza/pereza/rabia de subir a la casita de campo.
Por primera vez en mucho tiempo no supe responderme ¿qué estás haciendo con tu vida?
No hay respuestas. O si las hay, son errores o elecciones erróneas. Siempre estoy en ceros, en tablas (como dicen en el futbol), sin nada, como en el comienzo de los tiempos.
Seguro debe ser porque ya estoy dejando los días en los que uno se prometía segundo a segundo un mañana mejor. Yo ahora, solo quiero un presente bueno, bacano, amable, mío.
Pero vamos por partes. Qué ha pasado antes de estar triste y rumbo a casa y sintiendo las gotas pegar en los plásticos, y sentir el frio entrase hasta el alma?

escuchando mezclas

El fin de semana pasado unos parceros vinieron a grabar la naturaleza, y así pasamos la noche del el sábado y el domingo.
Y la semana se fue en ir y venir día por medio al campo, y al otro día pasar la noche en la ciudad (en la oficina).
Y la moto ya estaba pasada de cambiarle aceite y pastas y bandas y etcéteras.

Chocolate de carretera, en un día de esos

Fue una semana llena, llenísima de trabajo hecho porque los otros (con los que camellas) andan alegres y quieren y quieren comerse el mundo; entonces, yo por contagio trabajo incansablemente.

Y así llega el fin de semana, y otros parceros visitan la casa. Y el cansancio, el humo y las pelis, y el leer y hablar, me entretuvieron en casita otro sábado y otro domingo.


Ya cuando el mes se anda cumpliendo, y no se está acomodado ni feliz del todo, pero se tiene unos gatos que juegan con cuanta mariposa hay en la manguita, y que la tarde caiga bonita sobre tu casa, y te dicen que te aman desde muy lejos, uno sigue entusiasta en medio de las no ganas, y del montón de malas suertes acompañantes.

Pero toda esa belleza llega hasta que vas a pagar tu primer de arriendo, y te reciben la plata, y te dicen inmediatamente que tienes que entregar la casa.
Pam! Pum! Plop! ¡A dios paraísos!

Le pregunte el por qué -un lunes a las 8am- a la arrendadora, y me dice varias cosas:

-Que su casa está hecha un mierdero. Que se le va a caer su bien más preciado.

-Que el mueble –en ele y rosado- que yo le deje quedar en mi casa se lo tengo que pagar porque los gatos lo tienen llenos de pelo.

-Que yo ando antipático los últimos días.

-y que tenía que pagar cumplido los 5 días del mes.

Sin poderlo creer, y temblando y a punto de llorar (no de tristeza, sino –como cuando el tombo me partió- de rabia e impotencia) en medio de esos argumentos tan débiles como queja de hermanito menor a la mamá que acaba de llegar a casa después de andar toda la tarde.

Le fui respondiendo, uno a uno sus argumentos. Le dije que yo era el que vivía en la mierda. Y que la verdad, los gatos solo han ensuciado la sala, que son 6 pedacitos de cemento rustico donde cagan y mean a pesar de tener todo el Carmen de Viboral para hacerlo. Así yo los golpee, así los grite, así me da mucha piedra ser un limpiador de mierdas semiprofesional.

Que el mueble rosado no me había sentado ni una vez, y que aspirándolo se arreglaba, pero si había que pagarlo, como el cemento lleno de orín, se cambia, se paga, se destruye y se construye otro.

Que estaba poco simpático, porque he tenido un mes de real mierda, donde no había podido comprar una bendita trapiadora, ni el resto de cosas y cositas que necesito para ubicarme en la casita, porque las platas de los negocios se demoran en llegar (como siempre), y porque la suerte me ha traído varadas y partes y demás cosas que me han mantenido más lejos de la gente que de costumbre, y así lograr no contagiar mi mala suerte a cualquier desprevenido.

Y que la plata, por lo cual ella(s) – la hija también estaba ahí sin bañarse llena de argumentos para que me echaran- reconocieron que me pedía la casa (por impuntual), era que estaba en el banco y apenas se pudo tener física el finde, y al final del domingo en la noche o el lunes en la mañana, a mi me parecía como lo mismo entrega.
Obvio, a ellas no les parecía lo mismo, y en medio de regaños y consejos y promesas –mismas que yo he querido cumplir pero como ustedes han leído no he podido cumplir- me dieron otro mes de prueba.

Ya eran las 8.30am, tenía que bajar a la ciudad, pero les dije que me dejaban vivir en paz, que me dejaran acomodar, y que de verdad me preocupaba que fueran tan estresadas y tan materialistas a la vez, porque yo era un relajado y poco materialista.

Triste baje a la ciudad.

Huí para el campo evitando la maldad de la gente mala de la ciudad, y la casera me sale complicadísima, metida, incumplida, y capitalista. ¡Maldita sea!
Que la gente “buena” porque no barra y limpie la casa obsesivamente, y porque soy un mal papá y un relajado con el tema de la plata me hagan sentir y me digan que soy una mierda, me termina de desilusionar la vida.
Ni los hippies dejan vivir en paz al que dice y hace diferente.


Lleve la moto al taller (era hora) y tratando de no deprimirme fatalmente, llevo estos dos días (donde he llorado rabias tristes delante de los gatos) más en silencio, a ver si escucho donde ando desequilibrado.

He contando a los que han querido las historias mias, tristes y comicas.
He mirado al suelo, porque más que del cielo, es donde saco fuerzas.
Y claro, he barrido y trapeado la sala y cada rincón en un martes a los 10pm a 5 grados (masomenos).
Tengo la sensación en la boca del estomago, esa que me echaron de aquí, de lo que decía como paraíso, y que ya no tengo sino un colchón y tres sabanas en Medellín. Una sensación como cuando no se tiene lugar, ni rumbo, ni metas, ni sentido.

No demora el autor de este espacio y estos textos, en dejar de llamarlo “Reticente”, y titularlo mejor: “Diarios de un señor triste”.
Hace poco llegó otro mensaje de mamá:

Vive y disfruta cada instante de tu vida ama lo que haces haz las cosas porque quieres ser feliz estas a cargo de tu propio ser y cuando sientas que tu corazoncito se te arruga no pienses que estas deprimido solo que estas distraído te adora mama”.

Con todas mis historias, a veces me dan ganas de comprar una nevera, y segundos después, se me quita.

Soy un sismógrafo que marca tristezas.

lunes, 14 de marzo de 2011

un mes de mierda y otras noticias, parte 3

Otro pedacito de la historia de vivir en el campo y la ciudad que me anime a escribir. (18/02/2011).

¿Y para qué salir de la ciudad por la zona norte en medio de un diluvio, por medio de los carros y solo creyendo ver prismas rojos y amarillos que dan a entender que el de adelante frenó, o viene una curva por la intermitencia de los prismas que veo a través de la lluvia y de las gotas que están rodando por el plástico rayado de la visera del casco rojo?

¿Para qué desde hace 3 semanas (en kilómetros, más de 1500 recorridos en la moto roja) de estar subiendo en medio de la neblina y las gotas gigantes, esas que se meten por dentro de los impermeables que ya están viejos rotos y son de diferente color y tamaño, y te van mojando poco a poco?

¿Para qué andar 60 kilómetros de ida, y otros 60 de vuelta, y correr por la meseta de Guarne (que comienza en el "alto de La Virgen") donde hace un frío tenaz, que donde no lleves guantes y bufanda (así sean mojados) la pasaras muy mal? (y ya me ha pasado).

Tal vez para pensar en el trabajo, en las ideas, en el amor... Para hacer y deshacer a 85 kilómetros la hora?

¿Y para qué te aguantas Rionegro y sus miles de "policías acostados" y glorietas y semáforos y tacos y tacos, y San Antonio y su farra y su glamour vaquiano?

Debe ser porque pasas por la fabrica de Nacional de Chocolates y mueres de locura por el olor que invade el casco rojo y se mete en tus narices el olor a Festival de Vainilla?
O porque compras mecato, dulces y dulces en el parque de San Antonio?
O porque cuando comienzas la vía La Ceja después de los dos últimos reductores de velocidad del corregimiento farrero parece que el alma se tranquiliza y el corazón bombea diferente?

¿Así falten algunos kilómetros y ya no haya luz en la carretera, y haga un frío más terrible?

¿Así no puedas ver nada en la oscuridad?

¿Así te toque montar en carretera destapada destapada un rato más?

Debe ser porque compras cositas en la tienda del corregimiento a precios muy bajos, incluso, a "precio sugerido al publico" como dicen algunos productos?

o porque llegas a casa y apagas la moto (que lleva 1 hora y media roncando al ritmo de acelerador) y ves el cielo iluminado por estrellas que iluminan el campo verde oscuro lleno de sonidos invisibles?

Y bueno, ¿no te importa que la luz se vaya apenas llegas, y te toque cocinar a punta de velas y gas?

¿Así te toque cada día que llegas cansado y trajinado limpiar la mierda de los berriondos gatos? (que es bien hedionda)

En días, y años donde los amigos y enemigos, conocidos y no conocidos se andan haciendo felices en fiestas, o se la pasan viajando, o se casan y tienen hijos, o se hacen millonarios, o tienen una vida normal, yo ando viviendo como lo haría uno cuando este viejito (cuchito)... y después de toda esta preguntadera, sonrío, y estoy un tantico feliz escuchando AM (radio) y titiritando de frío y felicidad mirando desde afuera y desde adentro esta casa bella como un paraíso.

Las mañanas de sol me ponen muy feliz.

La clave es entender que soy un perdedor que sabía lo que era, y que se trazo un camino inconscientemente, malo, muy malo, y otras veces bueno, muy bueno, y lo recorre, y que lo que le anda pasando: trabajo, proyectos, amigos, amores, es un milagro, es una ganancia...

Cono en el Carmen de Viboral, los domingo que puedo y salgo a pasear.

Granadilla que me regaló la dueña de la finca.

no debió pasar, pero se disfruta y se celebra mientras las dos o tres cosas bonitas que me pasan en mi vida melancólica y oscura me pasan algún día, esporádicamente, sin mucha bulla...

Los fines de semana hasta cocino.

Luis Ospina dijó cuando se mató Andrés Caicedo leyó la noticia en el Aeropuerto y pensó: "cómo se mata una persona que acaba de comprar una nevera?".

Yo todavía no compro la nevera. Pero va a tocar, porque afuera se dañan las cosas; el paso de los segundo pudre la materia.

Se nada, sé hacer mucho esfuerzo, todo para morir en la orilla.

Noches estrelladas como antes nunca he visto.

Suena el celular mientras escribo. Es un mensaje de texto. Es de mamá. La hermosa dice textualmente:

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos por eso canta y rie baila y llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos gosa tu obra de teatro que yo desde aqui estoy sonriendo contigo te adora mama".


Para que respuestas si ya sabemos desde la sangre y el contagio de los cercanos qué tenemos que hacer.

Hace un ratico volvió la luz. Leeré un tantico, y me estiro los huesos, y descanso el cuerpo, porque el alma ya la tengo podrida (o en proceso).