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lunes, 14 de marzo de 2011

un mes de mierda y otras noticias, parte 3

Otro pedacito de la historia de vivir en el campo y la ciudad que me anime a escribir. (18/02/2011).

¿Y para qué salir de la ciudad por la zona norte en medio de un diluvio, por medio de los carros y solo creyendo ver prismas rojos y amarillos que dan a entender que el de adelante frenó, o viene una curva por la intermitencia de los prismas que veo a través de la lluvia y de las gotas que están rodando por el plástico rayado de la visera del casco rojo?

¿Para qué desde hace 3 semanas (en kilómetros, más de 1500 recorridos en la moto roja) de estar subiendo en medio de la neblina y las gotas gigantes, esas que se meten por dentro de los impermeables que ya están viejos rotos y son de diferente color y tamaño, y te van mojando poco a poco?

¿Para qué andar 60 kilómetros de ida, y otros 60 de vuelta, y correr por la meseta de Guarne (que comienza en el "alto de La Virgen") donde hace un frío tenaz, que donde no lleves guantes y bufanda (así sean mojados) la pasaras muy mal? (y ya me ha pasado).

Tal vez para pensar en el trabajo, en las ideas, en el amor... Para hacer y deshacer a 85 kilómetros la hora?

¿Y para qué te aguantas Rionegro y sus miles de "policías acostados" y glorietas y semáforos y tacos y tacos, y San Antonio y su farra y su glamour vaquiano?

Debe ser porque pasas por la fabrica de Nacional de Chocolates y mueres de locura por el olor que invade el casco rojo y se mete en tus narices el olor a Festival de Vainilla?
O porque compras mecato, dulces y dulces en el parque de San Antonio?
O porque cuando comienzas la vía La Ceja después de los dos últimos reductores de velocidad del corregimiento farrero parece que el alma se tranquiliza y el corazón bombea diferente?

¿Así falten algunos kilómetros y ya no haya luz en la carretera, y haga un frío más terrible?

¿Así no puedas ver nada en la oscuridad?

¿Así te toque montar en carretera destapada destapada un rato más?

Debe ser porque compras cositas en la tienda del corregimiento a precios muy bajos, incluso, a "precio sugerido al publico" como dicen algunos productos?

o porque llegas a casa y apagas la moto (que lleva 1 hora y media roncando al ritmo de acelerador) y ves el cielo iluminado por estrellas que iluminan el campo verde oscuro lleno de sonidos invisibles?

Y bueno, ¿no te importa que la luz se vaya apenas llegas, y te toque cocinar a punta de velas y gas?

¿Así te toque cada día que llegas cansado y trajinado limpiar la mierda de los berriondos gatos? (que es bien hedionda)

En días, y años donde los amigos y enemigos, conocidos y no conocidos se andan haciendo felices en fiestas, o se la pasan viajando, o se casan y tienen hijos, o se hacen millonarios, o tienen una vida normal, yo ando viviendo como lo haría uno cuando este viejito (cuchito)... y después de toda esta preguntadera, sonrío, y estoy un tantico feliz escuchando AM (radio) y titiritando de frío y felicidad mirando desde afuera y desde adentro esta casa bella como un paraíso.

Las mañanas de sol me ponen muy feliz.

La clave es entender que soy un perdedor que sabía lo que era, y que se trazo un camino inconscientemente, malo, muy malo, y otras veces bueno, muy bueno, y lo recorre, y que lo que le anda pasando: trabajo, proyectos, amigos, amores, es un milagro, es una ganancia...

Cono en el Carmen de Viboral, los domingo que puedo y salgo a pasear.

Granadilla que me regaló la dueña de la finca.

no debió pasar, pero se disfruta y se celebra mientras las dos o tres cosas bonitas que me pasan en mi vida melancólica y oscura me pasan algún día, esporádicamente, sin mucha bulla...

Los fines de semana hasta cocino.

Luis Ospina dijó cuando se mató Andrés Caicedo leyó la noticia en el Aeropuerto y pensó: "cómo se mata una persona que acaba de comprar una nevera?".

Yo todavía no compro la nevera. Pero va a tocar, porque afuera se dañan las cosas; el paso de los segundo pudre la materia.

Se nada, sé hacer mucho esfuerzo, todo para morir en la orilla.

Noches estrelladas como antes nunca he visto.

Suena el celular mientras escribo. Es un mensaje de texto. Es de mamá. La hermosa dice textualmente:

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos por eso canta y rie baila y llora y vive intensamente cada momento de tu vida antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos gosa tu obra de teatro que yo desde aqui estoy sonriendo contigo te adora mama".


Para que respuestas si ya sabemos desde la sangre y el contagio de los cercanos qué tenemos que hacer.

Hace un ratico volvió la luz. Leeré un tantico, y me estiro los huesos, y descanso el cuerpo, porque el alma ya la tengo podrida (o en proceso).

viernes, 13 de agosto de 2010

Y serví la leche pero no encontré los Chococrispis

Si, como lo lee. Cogí la bolsa de leche, que por su peso estaba en al mitad, serví en el plato hondo perfecto para Chococrispis a montones, pero fui a buscar la caja que siempre la he visto en el mismo punto de alacena, y precisamente hoy que a diferencia de otros días, había leche suficiente, o simplemente había leche, o como en otros casos, estaba la caja y en mis bolsillos no había dinero. En fin.

No encontré la berraca caja. La busque! No se imaginan!
Idéntico a cuando niño, que dejaba una gelatina endureciendose, o una cuajada enfriándose, y volvía al rato, y estaba la bolsa o la coca, pero el que se la había comido, con mucho cuidado había regresado vacío el recipiente.
En este caso, no encuentro ni siquiera el rastro de la caja en la basura.
Ya estoy pensando que me la imagine todo el tiempo. Pero no puede ser, yo estuve cuando la compramos, y mucho tiempo la miraba, y mejor comía arepa o algo más "nutritivo", para dejar para luego, o sea para hoy, un rico plato de leche con arroz achocolatado, pero como cuando niño: me puse a guardar, y no comí.

Lo que si grandetote, fue la lista del mercado. A propósito de este pequeño incidente nocturno, de veras no hay nada en la cocina. En menos de 20 días, barrimos con todo. Primero, hay que ponerle cuidado a los chococrispis, no dejar que los apurados integrantes de la familia Punto Link mecateen en vez de comer, y tres: hay que pagar empleada de servicio (y comida) para que el mercado dure, y comamos bien dos días a la semana (contando la de *Rosita).

Me tome la leche como si fuera coca cola. Hace calorcito en Medellín. 10.48pm. Igual, muchos días antes no tenia ni leche, ni chococrispis, y aun así encontraba razones para seguir poniendo un pie en el suelo en las mañanas. Buenas noches.

martes, 15 de junio de 2010

Tómese una colada, que le alimenta

Me entregaron ganas de tomar colada. Recordé a mi tía calentando la leche, luego disolviendo algo de una caja amarilla, y luego el olor a rico que se subió cuando hirbió.

Me contó que era para una señor(a) que estaba enfermo, en el Manzanillo, el barrio vecino.
Me dio a probar, y les aseguro que fue el sabor más suave y delicioso que recibía mis gustativas desde que había nacido. En serio. Yo tenia unos 8 años, no sé. Siempre, hasta los 18, me tenia que empinar para todo, entonces las edades las confundo porque casi siempre he calzado lo mismo, 37, y me sirve la talla M.

Pero lo importante es que aprendí que nunca había tomado colada de verdad. En la escuela, al medio día en el restaurante público, daban una sopa dulce espesa nutritiva y caliente. Hacia filas, y decía que era muy pobre (si era pobre, pero no tanto), que me dieran colada, y me daban, y me la comía toda sentando en el suelo frío que hacia de silla de unos mesones grandes, de un salón amplio con ventanas altas con techo de eternit, donde unas mujeres gorditas casi todas, nos daban de comer a los que necesitábamos, o queríamos, o gustábamos.
Pero no eran coladas de leche pura, ni de maizena, que fue el tarro amarillo que mi tía saco aquel día.

Y cuando mi mamá nos llevaba a las tarde de madres comunitarias, o que amamantaban, o primerizas, o no sé cuantos programas (desorganizados y mientras ese gobierno) se han hecho para ayudar a las madres pobres, con hijos en crecimiento. Esas tardes tranquilas, donde las mamas hablan de esas cosas que estaban aprendiendo, comíamos entre muchas cosas, colada hecha con aguapanela, que era oscura, pero sabrosa hasta chuparse los dedos. Hecha con Bienestarina, o Colombiaharina, que mandaba el gobierno en bolsas, y nos daban, y mi mamá los domingos, que cerraba la cocina porque era el día de descanso de la mujer, y el de los hombres el del trabajo, entonces nos despachaba con arroz con leche, o coladas hechas con mucho amor y más bien poca leche.

Hoy, cuando tengo 27 años, aun me empino, parece que estoy pasando a talla S, y ya me sirven otra vez los zapatos de mi mamá y mi novia, compramos los ingredientes para hacer una colada de las ricas, puras en leche, con la receta de la maizena.

Fue en vivo, y quedo grabado para que ustedes la hagan en casa:



Quedo rica. Pero no tan rica como la que hizó mi tía Amilbia aquel día.

Otro día hacemos arroz con lecho, o café con tostadas, y seguimos recordando.

jueves, 8 de abril de 2010

La televisión en cualquier parte

Mientras desempacaba las cositas que mi madre y padre me regalaron, mi TV Mobile me mostraba el aburridor partido entre el verde y el rojo. Yo soy del verde, y pocas veces desempaco la legumbre, y mucho menos pelo yuca, ni había tenido un televisor que se puede llevar a todas partes.

Alguna vez mi madre me trajo un Televisor de la costa, cuando fue a la excursión. No sé cómo hizó, pero le alcanzó para un teve a blanco y negro de 10 pulgadas (calculo yo), que hasta se le podían meter pilas.
Era su estrategia para que el Nintendo no le dañara su Sony a color con perilla, y para que su hijo mayor estuviera feliz.

Ahora, ella misma me regalo el celular koreano que sintoniza radio y tv, y que parece tener buena señal; o no sé, cómo nadie me llama. En todo caso, gracias a las pocas (y abandonadas) antenas que el gobierno aun tiene para los "sin cable", y a las repetidoras de los canales privados que instalaron cuando apenas estaban naciendo y querían cobertura nacional, me vi un cotejo, un día me vi las noticias, alguna inauguración o momento importante lo viví porque unos pixeles deformes y coloretiados de un celular me lo mostraron.

El sueño de un celador, el mejor momento juguete para teleadicto.
No soy ni lo uno, ni lo otro.