Los "pelaos" tenemos toda la potencia. Selene nos decía anoche que los jóvenes Italianos (algunos) no tenían esperanzas, no hacían otra cosa que beber, fumar y viajar. Y que aquí los jóvenes somos (si todavía me puedo llamar joven) un papel en blanco en el cual escribir. Lo malo, amiga Selene, es que lo que se escribe es tener una vida sonsa, "ahí", llenas de aventuras artificiales que valen mucho (dolares o euros), y nos olvidamos de escribir nuestras vidas, que son autenticas y nuestras, porque no son tan espectaculares.
En el pueblo la banda desafinada sigue tocando la misma canción que hemos escuchado estos dos días:
***
En qué íbamos?
Ah, sí, desayunamos chocolate dulce, y fuimos a la mina de Sal,
Que sorpresa la naturaleza, el agua saliendo de la tierra salada en medio de un páramo, los pozos, la piedra pulida y hecha caminitos por años y años del agua recorrer y recorrer.
(el padre Antonio escribe y habla muy bonito y cierto)
Luego, las nubes contando historias, y yo acostado dándole cara a las historias nebulosas, y el césped y los trigos, y el calorcito en el frío,
y luego, la amiga Italiana estaba haciendo lo mismo que nosotros: visitar la mina. Y metimos los pies en el pozo salado.
hablamos de todo, y luego compramos dulces en la confitería de Salinas (también tiene una).
Después espaguettis en la misión Salesiana. Ricos me supieron.
y a las tres y algo, los tres cogimos camino para "las cuevas". No sabíamos ni cómo ir, pero caminando se llega.
(no habían visto a Selene, se la presento)
Cuevas de 2 pisos, un cañón inimaginable (hecho por el mar de hace muchos años que existió aquí), que nos llevó a una planicie donde corrí como un conejo por un pastizal (o como se llame) donde había a lo lejos ovejas y perros pastores y más lejos había cazadores (de pájaros), y un bosque lleno de grande hongos donde nos queríamos perder.
***
La cena fue papitas, porque todo estaba cerrado, por las fiestas del niño y el guayabo de los grandes.
Lo bueno, o bonito, vino después. Porque nuestra amiga italiana y cantante, combinado con la fogata del hostal (me pasé a vivir aquí después del "incidente" con el hotel), y la noche hermosa llena de estrellas con canciones italianas y latinas y colombianas (cantadas por Daniela) de niños y de grandes al sabor de cerveza.
Así termino felizmente el 25 de diciembre del 2010.
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