martes, 6 de septiembre de 2011

Ya es agosto (2011)

Por la ventana de mi habitación entra un viento frío, y afuera sale y entra el sol de entre las nubes gruesas en un día festivo de no sé qué.Ayer hubo fiesta en la vereda. Anduve solo entre las familias, las parejas que se besan, y los niños felices que ríen.

Ya es agosto. Desde hace rato no escribo, pero es que estaba ocupado viviendo. Viviendo esa vida de mierda que les venia contando, y que paré por escribir ficción que nunca fue escrita, porque es una quejadera infinita.

Qué me partieron 2 veces, y que en un futuro eso me embalará para alguna puta cosa, lo sé. O que la plata falta, o que no hay tiempo, o que sé yo... No estoy pidiendo disculpas, es solo el intento de escribir, de contar otra forma de vivir, de estar, de vivir en el paraíso del campo y en la parte platina de la ciudad, y revelar que no es tan fácil, que no es todo color bonito, que hay cosas malucas... pero hasta yo me canso. Un diario delirante, aburrido, escrito desde la soledad de un hombre que se acerca a los 30, y esta perdido, emberracadamente perdido en un mundo de aventuras.

Han pasado tantas cosas, que le doy flashback y flashforward a los recuerdos, y me demoro un montón viendo esos borrones.

El amor ha llegado de nuevo... y como si nada, y eso asustó.
Volver a vivir bonito y feliz es una chimba. No se me ha olvidado reír, ni contar mis intimidades, ni besar, ni tirar, ni soñar.
Pero confieso que lloro en los rincones, en la moto, en mis soledades silenciosas, porque siento que perdí algo. Que este regreso no es más que una despedida que merecíamos. Que hay que dejar al otro volar, andar, buscar. Que teníamos el corazón retenido por un amor que creíamos luminoso, y que de regreso, un año después, no es tanto, porque esta oxidado por el no uso, estancado en tiempos de antes (donde lo usamos mucho), por el no reconocimiento que todo ha cambiado, para mal o para bien.
Me alegro por mi sonrisa.
Me aterro por mi falta de astucia para encontrar los caminos adecuados, para leer los gestos, para entender los mensajes.


No sé, hay que vivir los días bonitos. Estos, que son un milagro, que se acaban pronto. Y los otros, porque son una sorpresa, un azar, una idiota osadía.

Hay que levantar la cabeza, y mostrar los ojos oscuros y tristes. Mi fealdad que asuste al resto mundo, y que me dejen en paz.

Ya son tres meses, y la pandilla de gatos aun esta acá. Están abajo. Juegan en el bosque. Orinan en todas partes. Tumban tejas de la casa. No se han ido, porque soy un pusilánime, y porque la plata y el tiempo, y los amigos no alcanzan. La gata aun esta sin operar por lo mismo.
Cuando estoy peor, pienso en cómo matarlos, sin que ellos sufran, ni yo tampoco. No merecen vivir conmigo, que ni a mi mismo me sostengo. No estoy en capacidad de hacerme caso de una vida humana. Ni de un gato, ni de un hijo, ni de una mujer.
En los días más alegres, pienso en sacar fuerzas y buscar quien se queda con esas fieras. O si en ultimas, me quedo con la pandilla de don gato, y viven conmigo esta puta vida llena de posibilidades que desperdiciamos.


Los días pasan, y no hay soluciones ni acciones, y mis dientes son atacados por las caries y el sarro y las bacterias... eso es solo un ejemplo... me siento regresar a una época de modestia, silencio, pobreza que ya creí pasada... pero con mi ropa rota, y mis dientes enfermos, y mis ideas sin patrocinio, y mis días sin causas, y mis sueños rotos, sigo, me empeño, me desespero, me doblo, me regaño, me suplico, me animo, me sigo enloqueciendo de a poco.

Los gatos me odian, mis amigos también. O bueno, yo me hicé odiar por ellos, y por los demás, también.

En ese marco, en todo este panorama es que existo y molesto, desde una cabaña en medio del bosque que parece de cuento, o en un rinconcito de una mansión de una empresa poderosa pero aun niña.

Qué traerá la vida?
Lo que sea, aun me sorprendes, pero no me matas.

Posdata: volví a escribir, porque me pasaron un libro de Cartas (Cartas a Aguirre)




***


Ya me terminé de leer las cartas de Gonzalito, y comencé el de Samper Pizano: “Lecciones de Histeria de Colombia”, y bajé al pueblo a comprar aserrín, panela, sal, una solterita, y un helado (y varias cosas más). Por ende, este segundo trozo de texto debe ser más positivo.

No soy amargado, ni perdedor, ni nada. Soy una pieza que no está en ningún engranaje, pero sirve y calza para muchos. Me gusta lo imposible, tanto en el amor, como en lo profesional, y debo asumir esta terquedad.

La felicidad esta en burbujas que vuelvan por los días. Esa saberla atrapar. La tristeza es inmanente a mi ser, y me compone, y me va destruyendo, pero ahi vamos.
La causa es la resistencia a vivir de otra manera, con otros habitos y fines. La lucha se pone buena, y eso me hace más fuerte. Y bueno, se vale llorar, y de vez en cuando lo sabrán, buenos días buenas noches buenas buenas, que siga el siguiente, segundo, día, mes, aventura, problemón...

No hay comentarios: