Buscamos otra vereda, grabamos otra vez.
Hoy, El Mago.
Recuerdo, aun, cuando estaba en preescolar a un payaso/mago que se levanto a un compañerito en una silla con la madibula. Eso no era magia, era otra cosa. Pensé durante mucho tiempo, y aun si veo el truco se me viene la imagen de la “Isabel Solis”, de la manga, de muchos niños abriendo la boca.
Otra vez, tal vez tenia 9 o 10 años, el compañerito de lado, lo saco el mago al frente, y le metió la cabeza en una caja negra, y a esa caja le metió muchos machetes. En serio que sufrí, que me imagine, hasta que el amiguito me invito a “chitos”que le habían dado por manejarse bien, y no contar nada.
Yo era de los niños que pensaba cómo es que eran los trucos de las cosas, que ya grande estudie un oficio que hace magia.
Los niños de Santa Elena se emocionaron como yo cuando niño. Supongo que en el futuro alguno estarán escribiendo algún texto sobre los payasos o los magos de su infancia en una escuelita de un corregimiento, y que algún truco (malo o bueno) que hizo el señor de traje, le disparo algún gusto, alguna habilidad, o simplemente, una pregunta.
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