Dejamos la moto en el parqueadero, después de rogar que nos guardaran los cascos. La vaina era en el Pablo Tobón Uribe, teatro símbolo de la Ciudad donde vivo.
La Cooperativa Confiar nos invito, como todos los años, a ver la obra de Navidad que el Matacandelas montá en Diciembre (creo que exclusivo para la cooperativa. Creo).Se llamaba Paco Aguinaldo. Llegamos casi a tiempo. Nos tocaron las sillas de arriba, porque por primera vez íbamos a disfrutar de la obra como espectadores, y no como camarógrafos o algo así. Pero la cosa empezó mal.El acomodador estaba peliando con mi hermano. “La gorra”, pensé.
Y, a demás de los señores bacanos, estos pelaos de hoy, que si no están con la numero Uno rapaditos, dicen que tiene el pelo muy largo. En fin, nos calentamos, y ya además de estar lejos, estábamos incómodos. Los timbres, se apagan las luces, entran los artistas itinerantes.
Tres, o cuatro fotos cuadrando el diafragma, y siento que alguien me toca duro, y me ordena guardar la cámara. Era el mismo tipo, sapo, que ya nos conocía la voz, y que nos estaba observando. No es que me incomode que ni me dejen tomar fotos, sino que cuando ya eres tan adicto como yo a registrar la vida, así sea una obra de teatro de navidad, y que por hacer es
a maña, me griten como a un ladrón o pecador. Me emputa. Si nos invitan a sus espacios, a sus eventos, por qué carajos nos impiden tener dos o tres foticos para contarle a nuestros amigos que la pasamos una chimba en esta languida vida que nos toco llevar.
En la oscuridad, y el inicio de la obra, mire el pedacito de boleta, y si, decía que la putas fotos son en el Hall.
Ahí los dejamos con sus obras, con sus derechos de autor, con sus hábitos sociales, con sus ganas de glamour.
Foto dramatizada.
En la oscuridad, y el inicio de la obra, mire el pedacito de boleta, y si, decía que la putas fotos son en el Hall.
Callado. No importa, queda en mi mente, en mis recuerdos, no puedo hacerle bulla y hablar con fotos de una linda, lindisima obra de el Teatro Matacandelas, que por supuesto le interesa que usted no vea mis fotos y se imagine el resto, sino que les pagues el boleto, o que te regalen el boleto, como en mi caso. Porque, hay que decirlo, yo soy un pobre que no le alcanza la plata para una boleta de teatro, y cuando asisto gratis, me da rabia que me hagan reparos a mi ropa, me cobren caro por una obra artística y no me permitan llevármela que en los recuerdos.
Por eso es que en mis blogs lo que ven es calle, casa, y espacios donde el control y las costumbres nos dejan ser o no ser. Y los artistas que resalto son los que piden la moneda, los que lo hacen gratis, los que nos invitan a compartir, los que se están conectan
do con los que venimos atrás, con los Emos, con los digitales, con los vitales.
Ahí los dejamos con sus obras, con sus derechos de autor, con sus hábitos sociales, con sus ganas de glamour.
Nosotros, y a eso si que nos rehusamos a que nos lo prohíban, nos seguiremos registrando con cualquier cosa. Los aparatos cada vez son más nuestros, más pequeños, menos luminosos, más naturales.
Tenemos memoria ram, pero insistimos en hacer crónicas para nuestro futuro.
No vamos a grandes shows, pero asistimos a los que mañana valdrán mucho.Agradecemos que la gente apoye el arte, opinamos para que cada vez sea mejor, más parecido a nosotros.
Y al Pablo Tobón (Teatro), seguro esta no será la única critica de ahora en adelante, porque al salir del lindo teatro, vi a todos los pelaos, menos los emos y Floggers, que salían con su gorrita en la mano.
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