viernes, 22 de octubre de 2010

Algo estoy tramando

Desde hace unos días tengo una frase en la cabeza.
Y bueno, la anoté, le tomé una foto, y la pegué en mi ventana llena de papelitos.

Y aplica para el trabajo, para el amor, y para todo lo demás, y para todo lo contrario.

Es una frase de Jean-Luc Godard, que recordaba a un director de la Warner Bros (André De Toth) lo echaron, y su misma situación cuando en la Universidad le dieron una oficina, y los estudiantes lo olvidaron, y no lo usaban, y un día no le abrió la llave de su oficina, y listo.

Pensé en esa frase, hace 10 días, y ahora en la tarde, por razones obvias, y otras razones que apenas leo, entiendo, comprendo.
Ya el teléfono no suena. El correo son puros comentarios de videos o blogs. El google Calendario vacío, solo tareas locas por hacer (por ahora pocas). Y ya solo converso solo.

y hoy, un día gris, "encapotado", escribí el décimo guión de Línea Tierra, y faltan dos no más; o sea, menos tareas para el calendario. Cuando terminé al medio día, con una pereza más grande que yo, saque fuerza para estar en la calle donde los Guayacanes se despelucan,

pague las pensiones y la salud, y pensé en lo mal que esta el mundo en esos dos items, y que paílas porque si queremos revolucionar el mundo hay que trabajar un montón y luego no nos queda tiempo ni ganas de cambiar ni mierda, la misma vaina que hace siglos y siglos, amén.

Fuí a buscar donde Fotocopiar un libro, barato. "Al frente de la Universidad hay a 30 pesos", pensé.
Mientras le ponía cuidado a la moto que ningún bus que pasaba por Barranquilla se llevara, busque en la Librería de libros (nuevos y usados) que está por ahí, entre los bares y las fotocopias, un libro que tuviera lo mismo que tenia el libro que iba a fotocopiar. Pero que "lo vendimos ayer", me dijo el señor de barba (el librero), que se puso de pie y fue por otro libro, y me pregunto: "has leído a Alejandra Pizarnik?" y fuuuú! me devolví muchos años, de nuevo, en la adolescencia, cuando en los rincones de la biblioteca, de cualquiera, leí los tristes poemas de esta muchacha. "En la adolescencia" le respondí, supongo que con los ojos lejos de ahí, hundidos. "Pero que bien, ojala nunca dejemos de ser jóvenes, adolescentes", seguía buscándome más poetas tristes.

Rebusque otras cosas, le dije que no a otros libros, el de la poeta argentina valía 15mil, y en su contra portada decía algo así como: "no podía evitar estar triste, porque era como olvidar el odio, lo absurdo, la maldad, la muerte, el miedo que estaba en el mundo en ella..."
Ahí mismito pensé en la frase de un amigo (de twitter), que era absurdo pensar en felicidad en personas como nosotros, que siempre estamos tristes. Es nuestro estado.
Devolví el libro, yo soy un tipo condenado a estar triste, pero con esa nena se termina matando uno.

Las fotocopias era a 35 pesos. El que atendía era un joven, de esos que hace mil cosas al tiempo, y camella y camella, y te dice que en 15 minutos... yo le dije "que todo bien", que iba a llevar la moto al taller.
Lo que no le dije es que iba a pensar en mis tiempos de hoy, que no soy como el chico de las copias que trabaja mil horas y no tiene tiempo para detenerse a vivir, que yo más bien ando escribiendo, bueno, ya se termino el asunto (el ciclo), y que ando tratando de no estar triste de totazo, de no caer en abismos, que es lo único que tiene sentido en este momento.

La cosa de la moto es grave: a buscar repuestos en la 33, dijo el mecánico. Y bueno, poniéndole cuidaíto al daño que tiene la moto, que ese berraco tornillo que sostiene con mocos el freno de disco no se vaya a caer, y pensando que a pesar de todo estoy lucido, tranquilo, tratando de entender mi embolate, mi desorientación, mi no futuro, sin desesperarme, sin pensar que retroceder es malo, o quedarme estancado es fatal, ni que mi formula vital mezclada con lo que me pasa en la vida me tenga en problemas graves. Nada, algo haremos para hacer posible el camino que comenzamos desde que nacimos, la finca que traerá tranquilidades, la plata para los proyectos absurdos y poco importantes, los días y los vientos de otros viajes que quiero hacer para que el corazón reciba sabiduría, el día que hagamos algo bien grandotote e importante.

Algo estoy planeando, pero no sé qué es.

Busque el repuesto en varios lados, que se demora, que "hay que mandarlo a traer", "dos o tres días". O sea, hoy es viernes, eso lo traen el jueves de la próxima.
Pensaba en eso mientras regresaba a casa por plata en una tarde que pintaba lluvias en el cielo, y que me permitía pensar emocionado en el proyecto Orsai, de Hernan Casciari (el bloguero en español más exitoso, y que escribe cuentos de la realidad poderosos), que renunció a sus trabajos junto con su amigo de toda la vida, su socio, Chiris, que por cosas del destino termino viviendo al otro lado del charco de su natal Buenos Aires al ladito de su amigo (un libro lo explica todo), y en una comida se quedaron conversando todo un año entero de sus proyectos futuros, y después de ese año, en estos días andan montando un proyecto lindisimo, anárquico, adolescente. Es si,lean las entradas que ha escrito Hernán, preciosas, vitales, visionarias.
Hasta tienen facebook, y por nostalgia a la edad donde trabajaban por absurdos, y se quebraban (los 25´s), trajó a su amigo pizzero desde argentina, a que montaran la revista encima de la pizzeria, o debajo, en fin, un parche, una revista que compraré, un proyecto que me emociona mucho, porque una crisis se avecina, y la mejor respuesta, es una contrapropuesta revolucionaria, de felicidad, de pura verdad.

De nuevo en la moto rumbo a la U de A, por el libro. No sin antes parar a comer unos ricos churros en cualquier esquina de Medellín. Miré el cielo, y pensé, lo vengo pensando desde que leí a Orsai, de que no debería estar sin nada que hacer, sin parche, sin amigos, que debería estar como loco haciendo cosas bellas, revolucionarias, fracasando continuamente, porque en palabras de Casciari: "Si no fracasás a los 25, te crece una corbata a los 33 y a los 40 sos un tarado que usa arito en la oreja".

Ese Orsai si le va bien, nos dará un empujón a los que no nos gusta la fácil, y peliamos con los sistemas, y nos la damos de rebeldes.

Pero, seguía ventiándome en la moto, rumbo a casa en un viernes donde todos se dicen a todos: "Un guarito, o qué?", y pensando que así mi Firma Galáctica (Mayas) dice que soy Tierra, que como Tierra Magnética Roja atraigo, soy imán, porque doy todo, imposible pasar desapercibido, hay que brillar! soy perfeccionista, y que me guía otra tierra que me obliga a estar más aquí, ahora, dándolo todo, y que soy bueno para hablar, para comunicar, pero que soy viento, que dice todo, que destruye y hace daño a veces, pero que tengo el secreto, que yo sé, que como soy humano, sensible, debo saber, que busque que el que busca encuentra.

Debo saberlo, lo estoy buscando, necesito calma, eso es todo.

Eso pensaba, cuando sentí que la moto se movía raro. Y no era por el freno de disco delantero. En la porra, en la mitad de un puente atestado de carros, en contravia, un viernes, con una chaqueta encima, a buscar un berraco montallantas.



Pero igual, seguía tranquilo, buscando y activando todos los sentidos, creyendo que estoy en un bache donde necesito llenarme de ocupaciones tranquilas, preguntas puntuales, y miedos necesarios, y más bien trazarme la ruta, donde se active la energético y lo material con tanta fuerza que salga todo, en medio de todos los azares de la vida.

Era una grapa. Dos huecos le hizó al neumático. 4mil. Atravesé los trancones, y salí a montar en bicicleta debajo de la luna llena que se tapó y comenzó a escupir el cielo goticas.
Y en el vueltón, me fuí pensando éste texto, que no salió como lo pensé.

Pero espérese y verá que éste año (de Julio a Julio) que es de decisiones humanas, donde recogemos y potencializamos lo sembrado, seguro nos traerá muchas sorpresas.
Esperen y verán!

1 comentario:

Pisotres dijo...

A mí también esa idea de la revista (con pizzería) me tiene enamorado hace un mes.

Saludos