domingo, 12 de diciembre de 2010

conocí a José Asunción Silva

Desde hace días ando cogiendo los libros de "Palabras Rodantes", y me los trago en varias idas al baño, sentado incómodamente en una escala, mientras los parlantes del Metro le hablan a un poco de montañeros en inglés, y por eso no he escrito, y por eso no los he devuelto.

Después de Baldomero Sanín, que en una partecita de su selección habla de José Asunción Silva, no quedó otra cosa que leerlo.

Niño superdotado, hijo de comerciantes, en una Bogotá del siglo XIX, pero siempre su mente estuvo en otro lado. Viajó, volvió, y dice el libro que camino los primero pasos del espíritu lírico Colombiano. Murió a los 31. Digo, se mató a los 31 años. Leyéndolo, por su letra y por sus fuerzas y claridades, se me parece a Andrés Caicedo. O será que Caicedo es el Silva del siglo XX?

No sé... Lo que si sabemos es que es el que sale en los Billetes verdes de 5000 pesos Colombianos, y eso debe ser por algo. El que escribe el prologo dice que José Asunción representa "ese sentimiento al mismo tiempo doloroso y sublime, hondo y dulce, contradictorio y terrible que se resume en la expresión: SOY COLOMBIANO".

Demasiado emocional, sentimental, poético. Siempre grito que no soy capaz con la poesía pura, pero algunas palabras del autor me llegaron. Entonces, lean:

Podría copiarles frases de cada poema, de cada rima, pero no, qué desgaste. Debo reconocer que no era el tiempo para leer cantos al amor, pero bueno, fue lo que la mano cogió al escoger el próximo libro.

No solo le escribe al amor, sino a otros dolores también. Dolores y colores que todos tenemos.

Una poesía tan diversa, que hay cosas que directores de cine y animaciones super famosas han llevado a las pantallas, que Silva ya las cantaba desde hace un buen rato:

Frases sueltas, que son bonitas por alguna razón:

"¡cómo tendeís las alas, ensueños vanos,
cuando sobre las teclas vuelan sus manos
!"

ó

"¡El verso es vaso santo. Poned en él tan sólo,
un pensamiento puro,
en cuyo fondo bullan hirvientes las imágenes!,
¡como burbujas de oro en un viejo vino oscuro!

ó

"Las cosas viejas, tristes, desteñidas,
sin voz y sin color, saben secretos
de las épocas muertas, de la vida que ya nadie
conserva en la memoria..."

Versos y versos. Algunos llenos de un humor negro:

"Cuatro lunas más tarde, entre las sombras
del crepúsculo oscuro en el silencio del lugar y la hora, entre las tumbas
de antiguo cementerio
Lázaro estaba. sollozando a solas
y envidiando a los muertos
".

Y para terminar de compartirles un libro más que me leí, tres textos que me dan aliento para seguir, a pesar de la soledad, y de haber puesto todas mis cositas e ilusiones en un barco a punto de partir (¡tan marica yo!).

Y aquí está el texto que le de da titulo al librito, brillante:

y una recomendación adicional al leer (solo, en pareja, en familia, en público), de parte de José Asunción Silva (que dijo que un barco se le ahogo lo mejor de su obra):

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