Cuando se ganó el Nobel de Literatura, me pusé feliz porque ya lo íbamos a poder comprar en los “agaches” de libros de segunda, por menos de un dólar. Y bueno, "Cachorros" me valió un dólar y medio.
Como él recuerda que a su esposa lo regaña en el discurso Nobel en Estocolmo, “Mario, para lo único que sirves es para escribir”. Porque si se lanza de político, adiós genio de las letras.
Tal vez el chileno tiene razón que el peruano te empuja a la escritura, al amor a la literatura. Si veo otro de sus libros baratos, me lo hago mío.
Estuvo bonito meterme en el cerebro otras imagenes de un Perú, que sólo conozco por la “Perubolica”, y que sé que es ñato y erróneo y grotesco. Es como, en proporciones diferentes, si Arequipa fuera Cali, y Vargas fuera Caicedo, así, unos relatos de pandillas, de recuerdos, de crecer, de la niñez y la vejez, de eso tratan los relatos de "Los Cachorros", "Los Jefes", y demás letras.
Tal vez el chileno tiene razón que el peruano te empuja a la escritura, al amor a la literatura. Si veo otro de sus libros baratos, me lo hago mío.
Estuvo bonito meterme en el cerebro otras imagenes de un Perú, que sólo conozco por la “Perubolica”, y que sé que es ñato y erróneo y grotesco. Es como, en proporciones diferentes, si Arequipa fuera Cali, y Vargas fuera Caicedo, así, unos relatos de pandillas, de recuerdos, de crecer, de la niñez y la vejez, de eso tratan los relatos de "Los Cachorros", "Los Jefes", y demás letras.
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