Fueron las cartas que Gonzalo Arango, el poeta de Andes (Antioquia) le escribió a Alberto Aguirre (un señor intelectual del que he sabido poco).
El librito (de la colección Rescates) me lo pasó un amigo, me decía que era una visión distinta de Arango, como que lo desmitificaban. Y con esa intención me lo devoré.
Y sí, Aguirre, después con los años, y con la traición de parte y parte, y la muerte de parte del poetica, en un prologo que había prometido no hacerle, lo acaba, le da durisimo a la imagen y a las ideas de su amigo Gonzalo Arango. Uno lo disfruta, porque en medio de tantas palabras, masomenos queda en uno las dimensiones que un humano puede tener. No un mesías, sino un man que accionó sus ideas poéticas en tiempos donde era necesario.
“Gonzalo no era un ser frágil. Era un hombre integro, cálido, generoso”. Pero también fue todo lo contrario.
De aquí pa´allá, puros apartecitos de las cartas del poeta, para que se hagan una idea:
“...Me limito últimamente a estar solo o llevarlo todo al campo de la indiferencia. Es posible estar perdiendo la ternura por los hombres”.
“Cuando vuelva a tener algo de fe en lo que escribí, vuelvo. Ahora me voy y quisiera irme para siempre. ¡estoy derrotado!".
“si no fuera tan cobarde para frustrar este asco de vida” vidal
“ahora vivo esperando escribir, adquiriendo un poco de fe en el ejercicio, la emoción de la palabra que he perdido. Mientras me recupero y hago de mi soledad un cosa fecunda, trato de reconciliarme con el mundo, con este milagro verde y perpetuo de la naturaleza, y con los hombres que lo habitan, muchas veces sin merecerlo”.
Muchas cosas dice Aguirre. Por ejemplo, que Gonzalo no estuvo mucho tiempo en la cárcel, porque él que era abogado corría a sacarlo. Y por mucho tiempo, el tiempo de estas cartas, lo mantuvo a punta de billeticos, para que pasara sus penas, para que escribiera, para que se muriera en los burdeles y en los cuartuchos de Medellín y Cali (donde se fue a buscar "fortuna"). Eso parece. Sigamos...
“Al margen de mi actividad, llevo una vida simple”.
Ya Gonzalo decía las cosas que Caicedo, y que Escobar (o sea yo) hemos dicho de Cali. No porque me iguale, sino porque desde el 60, el 70, y el 2011, se siente lo mismo.
“Y como un visible contraste, los niños juegan y saltan bajo los puentes con esa alegre expansión de la juventud que va a ahogar sus penas en el río”.
“Entonces pienso con pesar que el maravilloso espectáculo del mundo lo afea la injusticia de los hombres y su desigualdad”.
A pesar que no era mesías, ni un hombre que sufrió mucho (pues, alguien siempre le echaba la mano como a todos los genios), hizo una vida llena de sufrimiento que lo llevó a decir las cosas que dijo y lo hicieron famoso.
“Es vergonzoso y humillante y he terminado por desistir. Me encuentro sin proyectos, sin dinero, sin deseos de escribir, con una indiferencia atroz por mi vida y por el mundo. Continuo haciendo una miserable vida nocturna tomando café en ellos bares que amanecen, charlando con las coperas, jugando billar gratis...”
Una vida de nada. Eso fue lo que vomito.
“No esperar nada, no hacer nada, vivir vacío, anochecer con la nostalgia y el reproche de no haber hecho nada digno, amanecer a un nuevo sol con una pequeña embriaguez sombría, cansado de caminar y de no llegar a ninguna parte”.
Era un vago que buscaba una oportunidad en las editoriales, y en la prensa, y en las mujeres, pero nada le salia.
“Mis más serios propósitos no se cumplen, mis esperanzas no se realizan, estoy viviendo una provisionalidad espantosa”.
Una fatalidad de gamín la más tesa:
“Vivo porque es lo único que tengo. Ni siquiera la muerte tiene para mi ninguna promesa”.
Estas cartas son de una sola vía: las de Gonzalo. Las respuestas de Aguirre se perdieron con la ida del poeta de la vida.
“Mi soledad ha terminado por ser una vacación, el acto más puro y desinteresado de mi libertad”.
“Hay veces que grito para oírme a mi mismo, que me toco a golpes para constatar que estoy vivo todavía”.
Obvio, los pasajes que uno escoge, es porque así tiene la vida. Una especie de hermandad de la tristeza y la gran puta soledad:
“el amor, como sabes, exige ciertas intenciones y no puede conservarse en un plano de ficciones. Impone compromisos muy concretos. Un destino, una serie de responsabilidades. Pero yo no tengo nada qué ofrecer, no tengo con qué responder por mis actos, hacerme responsable de mi libertad”.
“Todo esta miseria no ha logrado desmoralizarme ni acomplejarme, lo acepto todo con un doble sentimiento de orgullo y de humildad”.
Las cartas están desgarradas, escritas desde el suelo de la inmundicia, pero están llenas de amor, de esperanzas:
le dice a Alberto: “Pero en tu naturaleza emocional y espiritual vive el hombre rebelde, el inconforme, no tanto por ti mismo sino por los otros y por la sociedad en que viven, bajo signos materiales de esclavitud y oprobio”.
“Ya veremos hasta dónde se puede llegar. Pero si no llegamos, eso también es llegar, en el sentido del destino del hombre”.
Una cosa larga, pero linda:
“No se puede soportar una angustia de este tipo: rechazado por el mundo, debido a un aislamiento que parte de mí ser hacia el mundo, y que éste, insensible a mi existencia, acepta con una reciprocidad indiferente. Yo tengo la culpa de vivir tan solo. Seguramente en alguna parte de esta ciudad existen seres humanos que aceptarían mi amistad, y mujeres que no vacilarían mucho en prodigarme su amor. Pero aquí está el problema: no soy capaz de decidirme, no por falta de voluntad, sino porque el habito de la soledad ha formado su costra en el alma, y esta costra se ha hecho invulnerable”.
Juasssss!
“en el arte, yo respeto todo lo que es fruto de la sinceridad y el esfuerzo creador”.
“La convicción irrevocable de no ser nadie, de no valer nada”.
En medio de las crisis, gonzalo iba escribiendo el manifiesto nadaista, lo que lo consagró. Alguien me decia que su obra procedía de sus peores momentos. Lo que pasa es que eran tan peores, que nunca vi la obra.
“Yo no he elegido solo esta desesperación, el mundo ha ayudado en esta empresa de anularme y de hacerme sentir inútil”.
“Necesito fracasar, nada me justifica tanto como el fracaso, siempre soy más autentico en el fracaso...”
“Porque el pensar sobre la vida es para mí, precisamente, la política”.
“Uno se pone entre paréntesis para que todo transcurra como si yo no existiera”.
No sé por qué paso mis domingos escribiendo lo que escribieron los otros para que alguien lo pueda leer alguna vez.... no sé por qué...
“Cuando uno es revolucionario por temperamento y por convicción se va quedando solo en la vida. Los amigos de generación se van resignando, se van cansando, y lo ultimo que les espera ya no depende de ellos, sino del mundo...”
Si nos ponemos a mirar, todos tenemos una vida singular. Incluso, más loca y dislocada que los mitos que leímos y nos emocionaron. La cosa es que podemos ir más lejos, igual, como ellos, llenos de miedo por ser unos perdedores, pero seguro alguien se iluminara con sus negruras.
“Hemos cambiado misterio por aguardiente, poemas libres por amor libre, aventuras maravillosas por cigarrillos extranjeros”.
Y una frase que a muchos les dolera, pero me gusta en el sentido de la figura energetica y politica:
“Mientras exista Bogotá, Colombia está perdida”.
Mis días tampoco tienen sentido y finalidad. Estoy podrido, y mientras me muero, sigo buscando.
“ámate a ti mismo por encima y sobre todas las cosas. Ama tu cuerpo con un amor emputecido. No digo tu ser, sino tu cuerpo. Si te interesa lo sagrado, buscalo en tu cuerpo, en tu ombligo reside un Dios”.
Las ultimas frases, las ultimas cartas, era otro Gonzalo. Ya había metido los golpes históricos, ya estaba enamorado y con plata. La relación se fue dañando, empeorando, pero fue bonita mientras duró.
“Algo nos ríe y apesadumbra. Estamos metidos en un maldito carro desenfrenado y loco, ¿a donde nos llevara?”.
“La vida es una gran porquería. Se trata de vivir otra vida, no sé si me entiendas, yo tampoco lo entiendo, pero si sabes lo que te quiero decir me lo explicas. Pero a ti no te perdono vivir solamente. Creo que mi espíritu te pide, te exige esta nueva amistad. La verdad es que no estoy muy orgulloso de mi generación, ¿Cómo habría de estarlo si ni siquiera estoy orgulloso de mí mismo?”.
Nos trasladamos
Hace 12 años
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