Después de una noche de trabajo frente al PC, y de escuchar unos tiros afuera, y correr a pagar la luz, y correr a la ventana, y esperar un rato (que terminase los 12 tiros), y salir al frío de Villa Hermosa, y correr hasta el mirador, y allí estaba empezado a llegar gente a mirar qué había pasado, y nos encontramos una muchacha con un tiro en el brazo.
Hoy, después de ver llegar policía, y de ver los irse, y claro, de quedarme solo trabajando en la noche, y asomarme en la ventana (de vez en cuando), y ver aparecer en la soledad del barrio a los muchachos que estaban sentados con la chica, y que se tiraron por el volaó, y que están sanos y salvos, me acosté pensando en mi niñez y sus balaceras, y me levante temprano para ir a la oficina, y me pare en el mismo lugar donde estaba la chica anoche preguntándose si esa bala le cogería el hueso, y mire para el suelo un rato, y cogí uno de los casquillos de una de las balas de anoche, y seguí mi camino.
Me fui a trabajar dejando la escena del crimen solitaria y silenciosa. No quise tomar fotos ahí, porque por la ventanas desde anoche (como yo) están llenas de ojos que miran, y no quiero que me reconozcan como el man de la cámara, sino como el muchacho que viven por ese barrio, y que le da susto escuchar tiros, y que sale (como en su barrio de niñez) a ver qué paso, a ver si se puede ayudar a los que las balas dejaron vivos, y poderlos subir a los taxis, y poder entender por qué carajos están matando los “muchachos”.
Un casquillo de 9mm. En San Judas encontrábamos de 38. Y matan igual. O bueno, como anoche, que la pelado solo tenia un huequito de lado a lado, y que se va oscureciendo al pasar los minutos, y que cuando es en órganos más finos, como el brazo, no sangra mucho.
Desde niños vengo escuchando tiros que suenan afuera, e incluso, muy cerca de mi. Desde pelao he visto las caras de terror de los que están cerca a mi (padres, hermanos, amigos), y aprendimos a apagar la luz para poder asomarnos, con cuidado, a la ventana y ver quién es el matón, cómo iba vestido, qué fierro tenia, con qué mano disparaba, quién lo acompañaba.
Y con muerto en la acera de la casa, claro que aprendimos a no salir de una, ni a estar cerca de la puerta, y a salir cuando ya sentíamos bulla afuera, y claro, ver que era el "mono", el "cholo", "Pérez", Don Gustavo, en fin, tantos y tantos que han matado en el mismo ballet:
Alguien que esta tranquilo, otro que no esta tranquilo y que con un aparato moderno le apunta, y suenan unos ecos fuertemente, y cae aterrado el que estaba tranquilo, y corre y desaparece con cara alucinada el matón, y segundo después, alguien chilla el nombre, y luego no paran los chillidos nunca, y los pesares, y busquen un carro “ligero, ligero”, y todos nos contamos cómo fue la “película”, y esperamos largas horas (y ahora supongo que semanas y meses) en enterarnos si había muerto, o si quedo bien, o quién fue el matón.
Menos mal anoche no paso nada. Una chica aterrada, con su brazo herido, y jóvenes apareciendo aporreados por la caídas y la corrida.
Luego, seguro, nos daremos cuenta por los disparos, quién sigue, a quién si matan. Una tristeza, este barrio es una delicia, es el paraíso, pero con sus calles llenas miedo, de balas que atraviesan cuerpos, de cuerpos que se salvan y buscaran venganza, de familiares que preguntaran llorando por el ser querido que esta en el piso pintando la calle de rojo.
Este post no es de violencia, ni de recalcar que medellín es una ciudad tranquila, eso todos los días lo entendemos más, pero lo callamos con amor. Este texto es para decir que no es justo que el control de la población este en manos de argumentos, ideas, y vidas sin sentido, en muertes inútiles, en días de tanta tristeza innecesarias. Hasta encontraras alguien que diga que el chico que mataron se “lo merecía”, “ya estaba pasado”, “menos mal”.
Si no me hubiese tocado ver morir tanto con la promesa que con eso seriamos mejores, estaría de acuerdo con esas expresiones. Pero nada, lo que vemos, es que estamos peores, porque nos matamos entre los amigos, y en el futuro lo único que habrá serán vacíos en casa, en esquinas, en el partidito de fútbol del domingo, en los corazones, y en la sociedad que esta podrida porque cree que matar es la solución de extirpar los odios y los amores, y porque los que quedan vivos son los de más mal corazón, y sobre todo, que no tiene ningún sentido quedar vivo sin tener rival, sin tener con quien discutir, sin la posibilidad de encontrar un contrario que te haga pensar y equivocar, sin disfrutar una mujer que te diga que no eres de su gusto que nunca te haría caso.
Cuando entendamos que nos necesitamos, que en ultimas el “mono” si era malo, pero no tanto, y que ni tenia la culpa, y que la mamá es una belleza, y el papá si que cierto, y que si hubiese estudiado o tenido una posibilidad de un trabajo bacano, donde te traten bien, donde hagas amigos, donde piensen otras cosas que no sean las balaceras con las que crecimos.
Seguro vendrán otros ecos. Seguro correremos de nuevo. Ojalá los proyectiles no peguen en nuestros cuerpos, es lo mejor que puedo esperar.
2 comentarios:
Es uno de los mejores post que he leído.... y atrás queda la ciudad a puertas cerradas...
se cuida y saludes
Un escrito profundo y muy sentido.
Yo no he vivido la violencia del día a día tal y como la relatas, pero espero también que algún dia esta ciudad logre reconciliar todoso sus odios y se abra un espacio para la tolerancia y las ideas diferentes.
En ese momento tendremos la verdadera esperanza.
Saludos,
Publicar un comentario