Salí para el minimercado sin saber qué hacia falta. No quise hacer listas, ni verificar qué no habia, porque siempre hace falta de todo.
Hoy, recorrí las dos hileras de la tiendita de la esquina, y escogí paquetes y productos hasta que más o menos tenia 50 mil pesos en la canasta, y pague, y baje con las bolsas tallandome las manos hasta la casa, y organice mi cocina.
Recuerdo la primera vez que mercamos. Estábamos muy emocionados, parecíamos niños que iban al parque de diversiones. Compramos de todo. Eso era una de las mejores cosas de vivir independiente.
Y el sentimiento que provoca ver la cocina y la nevera llena no lo paga ninguna tarjeta de crédito. Tal vez en la caja registradora del Exito si, pero el sentimiento es tuyo, y hace parte de las cosas que soñabas cuando niño y que disfrutas cuando adulto.
Con el trabajo de Domingo a Domingo, deje de ir al súper. Delegue la tarea, y solo me divertida gastando lo poco que nos alcanzaba para comprar.
No soy tacaño, pero si pobre. Puedo decir que cada 20 días me gasto 50 mil pesos (22 dolares) en mercado. Más los panes y vainas diarias. Siempre. No me he conseguido para más, y con eso hemos sabido ser felices. Tanto cuando vivíamos 5 personas más dos gatos, como ahora que somos dos y los mismos gatos.
La magia del día a día, permite que mi mercado no vaya más lejos que los productos básicos, y uno que otro “lujo” de 1000 o 2000 pesos. Así vaya al mini o súper, la novia, la empresa, o yo. Es la ley del estrato 2, que es clasificado en los servicios públicos como 3, y que en verdad en sus bolsillos realmente tiene plata como estrato 1.
Hoy recordé frases de mi padre como: “La comida Pesa”. “Uno con arroz y papas vive”. “Y no llevo esto porque no hay plata pa´más”.
Nos trasladamos
Hace 12 años
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