A las 8,30 de un día llamado 23 de marzo de 2009, en Colombia, yo apagué las luces de mi casa. Es tanto, desconecte la nevera una hora sin miedo a que se dañara la carna, o la leche.
Con mi celular me ayude a salir de casa, fuí a comprar velas a la tienda, y la prendí en la mesa, le di play a mi mp3, y pensé en el el apagón del gobierno “Gaviria”.
A las 5 de la tarde, o a las 4, no recuerdo bien, era que se iba la luz en mi pueblo por culpa del “racionamiento” propuesto por el presidente de turno. Corríamos por la calles con las manos abiertas, creo que por esa época miramos más al cielo, y claro, en la oscuridad tocamos puertas, y jugando todas las tardes noches, a que nadie nos veían.
Yo estaba muy pequeño, y recuerdo que la ida de la luz le quitaba productividad a los habitantes, tan! Cambiaron la hora. Nunca pensaron en los niños que nos tocaba madrugar más temprano a la escuela que quedaba lo mismo de lejos y nos daban las mismas clases.
Las viejitas no tenian que preocuparse, el “cura” se rehusó cambiar la hora. Él no iba a dar su misa de las 6, a las 7, porque dejaría de llamarse: “La misa de las seis”.
Comprábamos velas, comíamos junticos, y escuchábamos radio, o cuando no había plata para pilas, alguien salia con algo..
Nos trasladamos
Hace 12 años
1 comentario:
A mi me peinaban a la luz de la vela. Trenzas pegadas. Hasta trenzas de 4.
Publicar un comentario