En una grabación de un programa de tecnología en el año 2009, sacamos los casetes del cajón paterno para hablar de “música para llevar”. O sea, lo que hacia los negros con su grabacha gigante, hoy lo hacemos todos con el celular o el mp3 o 4, o 5: Ponemos a todo taco nuestras canciones favoritas en la calle, en el bus, en la vida.
La palabra, y la imagen de unos cassettes, o cases, o casetos, me recuerda el “lado b” de la cosas. Me hace pensar en cinta enredada, en tornillos pequeños perdidos, en el casete que más le gusta a tu madre reventado en la canción favorita, y yo pegando con manos temblorosas la cinta transparente para unir dos pedazos de cintas oscuras.
Recuerdo a mi papá sacar su tangos, su música “vieja” del escaparate y sentarse a ver para adentro mientras escuchaba “El cristo de la pared”. Recuerdo que estaba al inicio de del lado b de un casete blanco como el de la foto.
Recuerdo a Julio Jaramillo y sus canciones que hasta yo que era niño, me daban ganas de beber y de llorar. Y casualmente estaban en negro, como el que ves junto al blanco.
1500 valió la cinta de “El Binomio de Oro”, y su “Caracas, Caracas, que linda esa ciudad...” y su cucha, cucha....“. Y otra que compramos mi hermano y yo en compañía, fue el primer trabajo discográficos de “Los Marinillos”. Recuerdo a “Pilas parceros pa que caigamos al parche del chicharrón...”. Ese alguien nos lo robo, y aun no sospechamos quién.
Y bueno, dañe clásicos de la plancha por logra hacerle una copia a un caseto de Héroes del Silencio que por casualidad alguien olvido dentro de mi bolso. Y así se convirtió en rito de cada domingo, comprar una cinta de 60, o 90 si era un álbum largo, como el de “la Pestilencia”.
Alcance a tener un cajón lleno de bellos y conocidos sonidos crisposos que me recuerdan una epoca que no volverá.
Lo digo por los años, y porque pronto no habrán aparatos con casetera, y porque mi caja de casetos un día le dije a alguien que se podía quedar con ella.
Nos trasladamos
Hace 12 años
1 comentario:
Ah, yo también salí de mis casetos hace rato, y ahora los extraño. Tenía una caja como de 60 casetos de todo. Yo era feliz grabando cosas de la emisora, para las farras, esa era la misión. Uno de los parceros se ponía en la tarea de grabar un variadito con la música popular de turno, de modo que las tuviéramos todas todas y pudiéramos lograr los cometidos de cada uno: Que si la balada con Leidy que está muy linda, que un vallenatico entre Camilo y Eliana que se traen algo entre manos, o hasta el pogo pa' que Caliche le diera en la jeta al mono porque ya lo tenía mamao con la gozadera. Todo a punta de casetos.
A mí también me gusta esto que estás haciendo con el "Hoy". Bacana la mirada atenta a las cosas simples que nos cargand e sentido.
Un abrazo mano.
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