Hoy, el día iba a ser caluroso, y resulto ser lluvia, sol, lluvia, sol… Variadito.
Hoy, en un día que me levante con los ánimos arriba, cuando estaba caminando, de repente sentí que algo cayo desde el cielo y pego en mi camiseta blanca.
Pensé que con una furia silenciosa y penosa, que puedo contar en los dedos de las manos cuantas mierdas me han caído encima. Siempre estoy antes, o ya había pasado, pero caerme encima de mi preciosa y única camiseta, no, no, no.
No quise pensar que era una señal, ni que eran 7 años de mala suerte, ni un mal día como me han dicho desde niño con escaleras que uno se pasa por el medio, y con espejos que se quiebran, ni con mierdas que te caen encima.
Yo desde niño tengo una mala suerte agudizada, cualquier mal que me caiga será atendido como se debe. Por eso desde niño, y hoy menos, me importo las escaleras, o los espejos, o las mierdas., o los males de ojo.
Por eso seguí mi día, a la carrera, corriendo, haciendo visitas técnicas, entrevistas de ultima hora, hasta llegar, algo cansado ya, a la tarde que trajo protestas, que trajo libertad, que trajo descontrol.
Desde niño me pegaron por ser contestón, pero me aplaudieron la inteligencia. Una contradicción que supe manejar con muchos silencios, que me ayudo a ser fuerte y líder, pero también me dio valor para ser invisible, inaudible.
Aprendí a soñar solito un mundo nuevo, y a medida que crecía (aun estoy en esas) he conseguido armar mi vida de una forma, que la libertad y la rebeldía estén en mis cotidianidades, en mis sueños que hago realidad a punta de trabajo diario.
Nos trasladamos
Hace 12 años
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