lunes, 18 de agosto de 2008

El Hombre Que Inventó Manhattan

"No le costaría ningún trabajo arrancar este mundo de raíz y devolverlo al vacío. Todo lo que tenía que hacer era morirse”

Yukio Mishima


El hombre que inventó Manhattan. Ese, o este, es el libro que me ando leyendo. Es el libro que llevare en el bolso por unas semanas.


Esta escrito por Ray Loriga. Si. El de Caídos del cielo, que luego se convirtió por obra y gracia del mismo Ray en el Film que aun no me veo y que no me trasnocha verme, La pistola de mi hermano. Claro, el de Tokio Ya no nos quiere. Ese señor que antes escribía para jóvenes, por ejemplo con Héroes, o Lo peor de Todo, y que ahora escribe para chicos más crecidos El Hombre Que Inventó Manhattan.


No me he leído ni héroes, ni Lo peor de todo, ni días extraños, ni Trífeo, ni Días Aun Más extraños. No he visto, ni por ocurrencia, Carne Trémula de Almodóvar, y ya dije que no quiero ver La Pistola esa, ni el Séptimo día dirigida por Saura. Solo me he leído dos libros de él, de Jorge Loriga, quien se hace llamar Ray y escribe libros y hace guiones y quiso ser director de cine y que tiene dos hijos con Cristina, la de Cristina y los Subterráneos.


Yo no sé nada realmente nada de él. Pero siempre digo sus dos libros como los mejores. Y también digo que su última película, Teresa en el cuerpo de Cristo, no vale la pena.


Imposible conseguir un libro de Ray Loriga en Medellín. Ninguna librería lo tiene en su listado de autores pero reconocen que todos preguntan por él. Pienso que la gente pregunta por Ray, el que escribió los primeros libros, las primeras reseñas de cine, ese que escribió esto y que ahora seguro que no existe en ningún lugar, solo en letras:


“La memoria es el perro más estúpido, le lanzas un palo y te trae cualquier cosa.”


“La tristeza no tiene fin. La felicidad si.”


“Los días son a veces tan tristes que sencillamente no merecen la pena. No merece la pena correr, ni esperar, ni vigilar. Días tan tristes que no merecen ni un esfuerzo, ni el más pequeño movimiento. Los días así hay que dejarlos correr, como los trenes nocturnos.”


Quien es Ray. Pues que lo diga el mismo. RAY LORIGA.


¿Y cómo es El Hombre Que Inventó Manhattan? Es eso, Manhattan vista y vivida por un escritor que cuenta historias de gente absolutamente absurda que vivió y que vive, o que nunca vivió o no vive en la gran manzana. Es un invento de ciudad. Es un invento. Es una ciudad. Es una ficción de ese New York, de ese Manhattan que nunca nos van a contar, o porque no vale la pena o porque no existe. Una pena ambas.


188 páginas. Escrito en el 2004. Y en algunas hojas dice cosas como estas:


“Llevaban en New York Tanto tiempo que algunos recuerdos se habían quedado escondidos en ese lugar de la memoria que respeta por igual los acontecimientos reales y los inventados”.


“Para Andrea, lo más parecido a la felicidad era el ritmo constante de las obligaciones ineludibles que le sujetan al momento presente como los alfileres sujetan las mariposas enmarcadas.”

martes, 12 de agosto de 2008

Ayer intente ir a una Marcha

En un país de mentiras, la verdad es terrorista...


Ayer baje a una marcha en contra de los medios de comunicación que habían citado por Facebook por una grupo llamado: Un Millón de Voces Contra RCN.


La cita era a las 10 am en el Teatro Camilo Torres. Como siempre, llegue tarde. Iba subiendo las escalas del teatro y comenzaba a escuchar la amplificación del micrófono.


Que no había Quórum. Pero que de todas maneras iban a hacer algo, se debía hacer algo.


La chica, que era una asistente, se dirigía a un auditorio de unas 150 a 200 personas. Y yo era un de las 200. Los de la mesa tomaron la palabra. Declararon día sin clases en la U de A, y un mitin interno, que si se unía más gente se haría la salida a la calle, a “Barranquilla”.


Resulte metido en plena asamblea de estudiantes. Mientras bajaba las escalas en medio de la multitud iba pensando si sí había leído bien, que si sí era la marcha indicada, en fin.


Afuera estaban la gente de los Derechos Humanos, y si ellos estaban era porque la cita si implicaba marcha externa, lo que paso es que asistimos muy pocas personas.


Recibí el sticker que encabeza este post, leí tres pancartas, escuche tres comentarios. Pensé había perdido el tiempo, mi misión era hacer video, o mínimo fotos de una marcha que se iba a pronuncia en contra de los medios oligarcas que manipulan, que embrutecen, pero por lo visto no iba a poder hacer nada. De todas maneras espere. Le pregunte a un chico de la pancarta si podía tomar fotos. Me dijo que sí, que todo bien.


Yo no baje a la marcha porque realmente crea que RCN sea un medio manipulador. Y tampoco creo que no. Baje simplemente a escuchar, a entender cuáles son los argumentos, a ver la gente que en este país es capaz de pronunciarse en contra o en desacuerdo a cualquier cosa. Quiero estar en donde algún colombiano haga algo por salir, por denunciar, por resistir a todo el mierdero en el cual vivimos y en el cual nos estamos ahogando.


Yo hago televisión, y veo los canales nacionales. Los respeto. Unas veces los admiro. Reconozco que no me quita el sueño llegar a trabajar en alguno de ellos. Si es posible, lo evitare, a menos que llegue a ellos en una buena posición. Y es porque sé que los medio de comunicación son un negocio. O a caso olvidamos las cifras de lo que vale la licitación, el montaje, y el funcionamiento de un canal, de una periódico o la radio. Es un platal. Los dueños de los canales son empresarios (los más grandes) que buscan negocios rentables, y la tv, tiene que serlo. Punto.


Ellos tienen posición política, aunque se llenan la boca diciendo que son neutrales, imparciales y demás clichesadas comunicacionales. Eso es mentira. La tendencia es la que hace la diferencia. Las posiciones políticas, culturales, sociales y demás son las que enriquecen y también dañan los programas, es más, son la justificación.


Sí, que Ardila Lule es el de los cultivos de azúcar y es el que se quedo con el negocio del etanol, y en ese negocio fue gracias al propio gubernamental. Y si, todos sabemos, protestamos. Ahora venia en la moto y leí un aviso que tenía un carro en el parabrisas trasero: “No robe más, el gobierno no necesita competencia”. O algo así.


Los Santodomingos, y los ardilas, dijo el angelito mexicano Fernando Botero Zea en un entrevista de radio, que éstos cacaos dieron plata a las dos campañas, la sucia y la limpia.


Los ricos del mundo son dueños desde los alimentos hasta los canales de TV que nos entretienen. Ellos ponen las ideologías en el entretenimiento, y nosotros nos entretenemos.


No tome fotos. Para qué, es una maricada, termina uno regañado o “braviado” ahí en el mitin. Pero claro, pudo ser lo contrario también. Mientras caminaba y pensaba si gritar y no gritar las arengas que ellos gritaban, porque yo estaba en de acuerdo con muchas cosas que estos chicos que andaban lanzando al aire un llamando a la conciencia popular en una universidad de Antioquia, pero pensaba que yo no era de la u, que yo era, ¿cómo dicen? Un profesional en revueltas. Mientras cavilaba un pelado me dijo que le prestara el sticker. Lo leyó, y me lo devolvió. Me dio la mano, me dijo su nombre, que ya se me olvido, por supuesto.


Me aleje de la multitud que seguía andando por los recovecos de la Universidad. Los mire de lejos, y me dije que lo único es proponer algo distinto. Algún día, de esos de los años del Politécnico, decíamos en un video, hablando de la TV, que ésta, la cajita mágica, ese bazuco electrónico, es tan malo como los ojos que lo ven. Tan grosero, tan imparcial, tanto como el público que lo aplaude.


La verdad es terrorista mientras no haya gente ni tiempo para protestar porque el periodismo lleva 54 años sin contar nada, sin denunciar lo más grave, lo que no les conviene, nos ha vendido un imaginario que es eso, inexistente. Y también mientras los Políticos estén hace 50, 60 años en la política, y hace eso que todo está mal. Mientras los mismos con las mismas estén educándonos, mientras la libertad no brille en ningún manual, ni la excelencia este acompañada de la misión de felicidad, estamos condenados a seguir siendo manipulados como títeres.


Decidí salir de la U y irme trabajar, o a vivir, que para es casi lo mismo las 24 horas. Decidí seguir asistiendo a todo, debatiendo todo. Porque es lo único que nos queda, resistir, revolucionar, pero haciendo desde el mismo sistema. La salvación es que los señores que hacen los medios, no los que los financian y pagan porque esos no tendrán remedio, más bien los creativos, los obreros, los televidentes tenemos que ser otros: Nosotros, u otros, con más corazón, con más sensibilidad, con un alma menos pretenciosa y ansiosa.


Los medios andan cambiando, y viene naciendo otros. Los medios tecnológicos como herramienta se han revolucionado, ahora lo que falta es que de este lado se cambie y se revolucione también, así los otros (en algún futuro) son los que deberán soportarnos.



Pegue el sticker en un poste. Para que lo vean y se rían si están de acuerdo o si están haciendo periodismo independiente (somos pocos, pero existen); o lo dañen, porque allí es donde ven su fútbol, sus novelas y sus queridas noticias.

lunes, 4 de agosto de 2008

El trasteo

Y si no me gusta buscar casa, menos pasarla.

Es una mamera. Cansa, estresa, incomoda.



Pero si, todo debe caber en una caja, en una bolsa, en las dos manos.

Y todo queda vacío. Como cuando llegaste, solo que cada pieza, cada cajita, cada rincón que remuevas te sorprende con mil recuerdos, con lágrimas, con grandes sonrisas.



En mi casa hay pepelitos por todos lados que dicen diez mil cosas que ya hice (y deje de hacer), y que por supuesto se me habían olvidado.


Mi habitación, que compartí con alguien, pero que también fue mía, pero más de la otra persona. Y bueno, con el tiempo tomo forma mía, casi. Ese desorden ordenado tan mío. Esos espacios vacíos que hacen de muebles y de decoración que tanto me jacto.


Pues si, lo fui desarmando todo. Cajitas, bolsas negras de basura. Mucho polvo, la pelota que se había perdido, la postal o el dibujo que ya quise olvidar.



Nos demoramos como 3 días en pasarnos. Empacar es un trabajo agotador, inacabable.

Los gatos no eran los únicos que estaban inquietos, yo estaba esperado, y seguro que mi hermano también, otra casa, otro espacio, una nueva energía, claro, nueva rutina.

(Lo que no sabíamos es que todo iba a hacer tan aparatosos. En fin).




Pasamos lo poco que tenemos en un taxi. En el “amarillo” que mi hermano manejaba hasta que nos pasamos de casa.

Lo llenamos hasta donde se pudo.

Jorge y Anita fueron los ingenieros de espacios y paquetes de este trasteo. A los autores hay que darle los merecidos créditos. Yo solo estorbe, y tome fotos, y empaque lo mío, y lleve unas cuantas cosas en mi moto roja, que en unos días después estrellaría haciendo la nueva ruta a casa.



Subir y bajar. Empacar y reempacar. Y eso que no tenemos nada. Dos viajes. Uno el sábado, y otro el domingo. Ya teníamos la casa partida, la vida en pedazos. Otra vez a subir y bajar. Vaciar el taxi que hacía poco habíamos llenado.


Luego, con despacio, se va tirando todo por ahí, se compra una gaseosa, y se va tomando de nuevo aire. Nuevo aire, que tanto yo pedía.


Igual la casa aun estaba vacía. Un aseo general, mas o menos dedicado, con mucho cariño, (yo, sin alegar mucho), y Anita, que con amor (como todos los que se apuntan alguna vez a pasarlo a uno) limpio los nidos de las cucarachas de la cocina, también el baño, y tantas cosas. Limpio quedo casi todo.

Ahí íbamos, con despacio.



Ya el domingo, todo el día empacando, terminado de embolsar. Era el trasteo real. Ya venía el camión y ya estaba cansado. Faltaba subir y bajar, montar, empacar, viajar, subir y bajar (mil veces) y desempacar. UHF!!

El chófer se río de la frase: “No tenemos nada”. Dijo: “Como será teniendo alguito”.

Tenía que caber todo, tenía. El chófer hacia que no, y nosotros que si. Hasta la nevera cupo.


Y así nos fuimos. No del todo, aun quedaba un parcero, y cosas de una parcera. Pero ya estábamos cambiando de dirección, de teléfono, de barrio, de habitaciones.

Por toda la ciudad voló mi nevera. Bueno, la nevera que fue de mi tía, y que ahora es mía, y que va siendo la hora de cambiar por una nueva más buena, e importante, liviana.

Mientras veía desde mi moto el trasteo, mis cosas, iba pensando en millones de veces que me he pasado, que he dejado tantas cosas atrás. No digo que lloré, no, pero si estaba nostálgico, sensible.
.


Pasar los “chiros” mientras los vecinos miran quien va llegando, mientras los vecinos del edificio te saludan por primera vez, y te van diciendo de una que tiene de malo la casa donde vas a vivir: “Espantan”. “Hay un ruido impresionante los fines de semana”

En fin. Hasta hicimos un viaje especial para los gatos. Taxi para los gatos. Ellos sí que sufren un trasteo, ellos sí que son territoriales.





Mi voz y mi ánimo hasta la fecha siguen empeorando. Ya los días me sorprenden cuando llegan, y me asustan cuando me doy cuenta que ya han pasado.

Ya me estrelle. Ya escuchamos la música de la 68 y la de los vecinos, pero pudimos dormir. Ya nos dimos cuenta que la cuenta de teléfonos estaba trocada con los vecinos, pero ya lo arreglaron. Ya nos enteramos que EPM no tiene triple play por aquí, pero nos conformamos con los tres canales y la ausencia del la internet. Ya sentimos que el depósito que está debajo de la casa es súper activo, pero nosotros también lo somos. Ya mi hermano no tiene trabajo, pero anda tranquilo. Ya los gatos se acomodaron, después de chillar los primeros días. Ya desempaque mis cosas, y aun están tiradas en el piso y creo que ahí se van a quedar. Ya, ya, ya estamos todavía pobres y arrastrados, ¡ya! ya los amores se van apagando como en la caída de una bengala disparada en la noche ¡ya! ya llore por los amores (de hoy y de antes), ya me toca llorar por mí, ¡pero ya!, ya sé que estoy vivo y que puedo meter mis cosas en cajas y sacarlas de ahí y meterla en otra casa y pum! tengo una casa.

viernes, 1 de agosto de 2008

Yo no tengo nada mañana

Y eso lo sé por el presente que vivo.


Tantos días en tantas cosas no me han dejado contarme nada, ni siquiera hasta diez, que debe ser lo mínimo.


Yo si pienso bien, bien, como si mi vida fuera una agenda, me doy cuenta que mañana no tengo nada para hacer.


Ni una promesa, ni una cita, ni una clase, ni plata e
n el banco, ni viernes de rumba, ni domingo de desenguayabe, ni vacaciones, ni quincenas, ni plazos que se venden, ni seguro medico, ni pensiones, ni diciembre, y ni me importa mi cumpleaños...


Mañana tal vez no tenga nada para hacer, pero algo me inventare para seguir esperando una promesa en una cita, o una clase para conseguir plata, o un viernes de rumba que llegue hasta el domingo, o unas vacaciones bien largas que parece un desempleo, o un cumpleaños cantado con mi puta voz que apaga una vela roja de santo ya usada que esta encima de una galleta de chocolate festival.



Bueno, y estas líneas son un intento más de ir soltando estas anécdotas tan insípidas que llenan las casillas de mi agenda cafecita del 2008.


Logre pasar la casa donde vivo para otra parte. Pienso que es la tercera vez, pero seguro que desde que llegue de mi pueblo ya han sido muchas más. Pero digo, mi casa, la que yo pago y que a veces trapeo, a la que llevo plátano para hacer tajadas y una bolsa de leche para hacer avena, a la que le compro una cortina y en donde saco la basura o lavo los platos.


Esa, la que no tiene nada, solo muebles regalados, objetos disímiles, espacios perdidos, alacenas con dos vasos, armarios con una camisa, y no más.

Buscar casa en esta ciudad es muy difícil, y supongo que en todas, y entre más grande el pueblo más complicado se vuelve.


Buscar casa, es una suerte.


Primero, detesto buscar casa. Desde ahí arranca mal la vaina.


Comencé por la agencia donde tenía alquilado la casa donde vivía: Arrendamientos Santa Fe. Una de las tres empresas del triangulo de no sé qué. Pura mierda.


No me ayudaron mucho, me trataron como un cliente más, o peor. Pues, también que se le pide a una empresa que en el 90% son niños y adolescentes. Supongo que apenas tienen la contraseña para reclamar en unos meses la cédula. Parecen jugando a la oficinita.



Para ver casas en Santa Fe se debe escoger una ruta con una cantidad de casas, no más de dos (y si eres buen cliente, tres). A mí me dejaron escoger dos, y eso que antes había escogido varias por internet Y creí haber hecho unas buenas elección. Pero ni cerca.


La primera fue en encizo. Arriba, arriba, por donde queda la afamada La Sierra. Para poder subir hay que hacerlo por calles angostas, sin aceras, llenas de huecos y de policías acostado que se han convertido en huecos. Uno se pregunta cómo demonios sube tanta gente hasta estos barrios, cómo!

Mi presupuesto es de 350 mil, unos 200 dólares americanos. Y como va la economía, va a seguir como bajando mi presupuesto, mi estrato.

Nota. Nos mojamos mucho, mucho, mucho mientras subíamos en la moto.



Esta casa fue la que vi. Casi abandonada. Oscura. Húmeda. Tenía una fabulosa vista de la ciudad, pero nada más. Igual era el comienzo de esta búsqueda.


Después de cerrar la casa, nos fuimos para la otra, que inteligente yo, elegí una que queda en el Popular 1, ahí debajito del metro cable. Lejos, muy lejos de Encizo.

Esta casa era una nota de casa. Piso en cerámica. Puertas de madera. Olía a reforma, a madera, a pintura. Lo malo era que quedaba en el Popular, a donde ya comenzaron a llegar las "águilas negras". Y, ademas las calle para llegar son, son un entuerte complicadisimo. Lomas y lomas. Yo miraba la casa, pensaba en donde putas iba a guardar la moto y cuantas horas se demoraba uno en llegar en moto, y no quería pensar cuanto en bus. Lo único era la vista, el metro cable que casi pasaba por el patio. Era demasiado loco pasarse para el Popular, pero como yo estoy loco, entonces nunca la descarte.

Luego corrí para Castilla, donde había que reclamar las llaves en un deposito. Pero ya habían llegado antes que yo, y espere y nunca llego la otra persona con las llaves. Igual baje hasta la casa y toque y no me abrieron. Era una casa grande, quedaba en la 68, tenia 4 habitaciones y tenia patio (para mis gatos) y un balcón. Una nota, pero nunca alcance a verla. Una lastima

Fin de ese día. Alguien me dijo que la primera salida siempre era decepcionante. Entonces me tranquilice, pero igual seguía sin casa a donde pasarme.



La próxima salida, unos días después, fue a arrendamientos Nutibara, ya que la experiencia en Santa Fe no fue muy satisfactoria, ni cómoda.



Pero me supo a leche de perra, como decía mis amigos de la infancia.
Arrendamientos Nutibara es la burocracia en plena actividad. Dos horas esperamos para que nos dieran turno para ir a visitar unas casa que ya habíamos escogido. ¡Dos horas! toda la tarde. No aguantamos más.
Una llamada después de mirar en la prensa mientras se esperaba, y en arrendamientos Monserrate nos dio posibilidades. Mande a la mierda esta puta agencia que trabaja a ritmo de sus trabajadores: al ritmo de viejitos. Puto arrendamientos Nutibara.

Y como en la moto se llega rápido a todas partes, nos dieron dos papeles para reclamar llaves.
Y claro, otra vez Castilla, otra vez el depósito. Pensé en la casa grande que había visto, pero no, esta era justo al frente, y era del mismo dueño.




Era lo mejor que había visto hasta el momento. Claro, no había visto mucho. Pero esta era amplia, cómoda y tenía mucha luz. Cuatro habitaciones, dos patios, un cocina gigante. Tenía dos o tres cositas malas. Una, era un interior. Dos, abajo había una ferretería-deposito. Tres, imposible guardar mi moto, era un segundo piso.

Teníamos otra por visitar.


Era en Villa hermosa. Uno de los barrios mejor ubicado, ni comuna popular ni en el centro del todo. Tenía una entrada donde podía guardar la moto, pero adentro el espacio era mal distribuido, apeñuscado, húmedo. Se podría vivir allí, pero no era lo ideal.

En fin. Esa fue la segunda salida.


Entonces pensé que no me debía dar por vencido. Que un presupuesto como el mio era bueno, que estaba en la mitad de la posibilidades, que debía de existir mucha oferta. Eso pensé.



Por todo San Juan, donde quedan casi todas las casas de arrendamientos, baje y subí en mi moto. Entraba, preguntaba, y volvía a salir con respuestas negativas. Uno de los asesores me dijo que sí, que ojalá ellos tuviesen casas de 350 mil, porque de una de alquilaba.

Tercera salida, y nada, pero la tarde no había terminado. Yo quería tirar la toalla, ninguna había sido MUY buena. Intente desistir, pero no, apague la moto de nuevo en Monserrate, y pedí otras casas para visitar.


Esta fue por Floresta, por el barrio La Pradera. Ni muy lejos, ni muy en el morro. Una hermosura de casa, bien acabada, demasiadas habitaciones, dos baños, buena cocina, y a demás, tenía abajo un sótano de igual tamaño que la casa. Lo único, es que en ese sótano se murió una viejita.








Teniendo la casa de la Pradera en la cabeza, me fui a cumplir con mi deber, buscar y descartar casas.



Esta quedaba por no sé donde, el papel decía Aranjuez. En fin. Desde afuera parecía una casa casi abandonada. Y adentro, pues si, parecía un inquilinato. La llave estaba en la casa de arriba, y me la entrego una muchacha relinda, me sonrió pero no me acompaño, que lastima.
La casa estaba muy abandonada. Le faltaba vida, o alguien que le diera vida. Y eso sí, yo no era el que le iba a dar vida.

Le devolví la llave a la niña, y me fui para la otra casa donde tenía una cita.



Espere el señor que iba a mostrar la casa. Lo espere 30 minutos, y como yo me desespero absurdamente esperando, obvio, me fui. Y a demás, ya quería pasarme para La Pradera.


Fui por los papeles a Monserrate. Los benditos papeles!!!!
Se debe tener demasiados documentos listos. Fiador con propiedad raíz, y uno bien pobre que no conoce a ningún rico, y los familiares bien mala gentes y arruinados, le toca pedir favores a los amigos, y a veces a los familiares de los amigos. Para esos favores siento demasiada vergüenza. Servir de fiador a cualquiera en este país es echarse una deuda encima que no es suya. Por fortuna un parcero ya tiene casa, entonces por ese lado quede bien. Lo otro eran los papeles míos, ¡puta! y uno dizque trabajador independiente, que trabaja en todos lados pero a la vez en ninguno.
Mucha angustia. Papeles del banco, cartas laborales, formatos para llenar.
Y, claro, me demore demasiado, alquilaron la casa de La Pradera. Me dolió mucho. Ya imaginaba mi oficina en el sótano, o meras farras, o una horca en la mitad... Pero bueno, había que elegir algo, porque los días se agotaban.

Entonces, la elección: Castilla. Era la mejor entre las peores.
Al fin aprobaron la solicitud. Pagar en Santa Fe, pagar en Monserrate. Entregar llaves. Recibir llaves.


Pensarse en un espacio. Trasladar imaginariamente sus cosas, sus checheres y verlos en espacios vacíos y mugrosos es un ejercicio que te duele. Es elegir tu próximo año, tus futuras paredes, los corredores y patios dónde vas a pasar y crear tus rutinas.

Elegir una casa es de lo poco que tengo en esta vida. Pago una plata por tener MI espacio, MI habitación, MI cocina. De eso estoy seguro, de que mañana o ahora en la noche tengo un barrio y una dirección que es mío, y que es mío, así sea por unos meses.


Me entregaron la llave mientras hacían el inventario. Ahí es donde realmente ves que elegiste. Y yo elegí una casa donde abajo echan soldadura, humo y ruido todo el santo día. Pero también elegí una chimba de casa. La mía.


Ahora vivo en la 68 con la 96, en el Lleras de la Comuna Noroccidental. En una casa de puerta gris, que seguro tocas el timbre y nunca te abriremos. Tal vez sea porque a pesar de no tener nada para mañana, salimos todos los días a rebuscarnos cómo pagar arriendo, servicios públicos y el mercado. O tal vez sea porque nunca esperamos a nadie, y sabemos que si tocan deben estar muy equivocados, porque nosotros, mi hermano y yo, no tenemos nada, ni amigos que nos toquen el timbre.