lunes, 28 de febrero de 2011

Día 13, de 14 días en el Ecuador

Soñé, y lo más teso, es que lo recuerdo. Raro en mí.

Un dos de enero, me levante a las 11am, hice chocolate, revise internet, me bañe con agua caliente, estoy quemando los archivos de la cámara, y ya hice mi Checkout en Lan, y ahora, si la suerte me deja (y los dolares) iré a conocer la mitad del mundo.

***

Sentado en un columpio en la parte norte oeste de la ciudad de la Mitad del Mundo, una ciudad para turistas (el primer centro turístico que tuvo Ecuador), es un símbolo, porque ni siquiera es el 0´0´0, pero como soy turista, aquí estoy.

Brisa helado, y mi gripe anda aumentando (sobre todo en mi fosa nasal izquierda) y el "soroche" extrañamente me acompaña.

No compré tiquet para entrar a ningún pabellón, la chimba! Igual, el metro valió 25 centavos,

y a 35 centavos el alimentador.

Para ir a la mitad del mundo es sino ir a la Av. América (que yo camine desde La Floresta), y de ahí el Ecobus o metro (nunca aprendí a destinguirlos) y un alimentador, y ya está.

Voy a comer cositas ricas, tal vez un helado, pero el viento... o algo caliente, y de regreso a la ciudad con el video y las fotos clichés correspondientes.

Estuvo buena la ventiada al norte de Quito.

***

Los pies me duelen mucho.
La nariz no deja de gotear.
Es que camine un montón.
Desde la Floresta hasta Av. América. En los dos, digo, en los cuatro buses me toco parado.
De regreso, otra vez a pie, en medio de la neblina y la brisa.

Pero vamos por partes.

Después del chocolate en La Mitad del Mundo, de nuevo en el bus alimentador, y en la estación pura escena latinoamericana: Fila para el bus, y cuando llegaba, los últimos se metían. Algunos turistas y hombres Quiteños educados trataban de regañar, pero es que es imposible.
Incluso, una señora de esas cansonas, era indignada porque la gente se metía, y ella mientras tanto, se iba metiendo. Peliamos, me dijo que la llamara por usted, y voltió su copete para adelante, en un puesto que se había robado.

3 articulas después pude treparme, y de nuevo hasta el seminario Mayor, y la puta brisa pegaba fuerte en la calle solitaria.

Me puse los busos, y me tape la cabeza con el gorro de la chompa. Unas cuadras después, dos pelados pasaron mirandome, y pensé de una que eran ladrones, pero siguieron de largo.
Di tu dos cuadras más tarde, sentí que el pelao que pensé que era ladrón me mandaba la mano a la cámara que colgaba de un arnés de mi pretina (jean), y no pudo sacarla porque el arnés se da vueltas y siempre que camino queda al revés, y el otro man trato de ahorcarme pero solo (con un codazo que le di del susto) me destapo la cabeza del gorrito.
Los miré por unos segundos, y ellos a mí. Los tres estábamos asustados, y corrí unos diez, o veinte metros hasta pasar a una hippie que caminaba tranquila, y solo un señor más adelante se detuvo con la sombrilla en la mano a ver qué pasaba.

Los negritos siguieron su camino.

No sé porque no me robaron. Tal vez son chicos inexpertos. Pero, yo tenía gripe, estaba cansado y solo, y no era mi ciudad. Buena suerte la mía en plena Calle Colón. Menos mal.

Todo el resto del camino estuve asarado, y por el susto, el frío y el domingo compré una hamburguesa, y desistí ir al cine.

Ahora estoy entre las cobijas, moquiando, con mi cámara, con mis dolares (20) intactos, y mi mochila (que es prestada) completica.

Otro día más en el Ecuador.

lunes, 21 de febrero de 2011

Día 12, de 14 días en el Ecuador

Sábado primero de enero.

Salí con bloquiador puesto, con los dólares justos para el desayuno, y con ropa para el mar. Ninguna seña de guayabo, ni mucho menos. El pueblo que me encontré era un pueblo cerrado, no había donde desayunar, todas las casas tenía borrachos y música romántica a todo dar.
La ventanilla de la empresa de transportes decía: “Boletos para Quito, para el 2 de enero”. Me asuste. Y escuche el motor de un bus y la voz de una ayudante que gritaba: “Manta, manta!!”.

Le pregunte a la gente, me preocupe más, compre una Sprite y 3 panes, corrí al hotel, empaque rápido, pagué el hospedaje, y cuando regrese a la calle principal de Puerto López, el bus se había ido. Es su puesto, estaba otro, donde gritaban: “Jipijapa, Jipijapa!!”.
Y la verdad, no quería estar en Puerto López otro día gastando. Me dijeron que cogiera ese que allá se podía montar en otro a Portoviejo.

Desayune en el bus. Dólar cincuenta valió el bus (una ruta de 2 horas).
Ya era medio día cuando llegue a Jipijapa. Que se escribe Xipixapa.

En la plaza de la terminal, en un restaurante al aire libre, donde encima de la mesas había una capa densa de moscos que volaban encima de una riquísima sopa de queso (0,80 ), y unos doritos y un juguito que empaqué en el bolso.
Espere un rato más, y ya estaba en un bus rumbo a Portoviejo.

1 hora de camino, con borrachos tomando vino barato, hasta divertido se veía un bus y una gritería, y cumpleaños feliz, y el ayudante como esta de lindo, y joven quiere tomar… No quise tomar, habría sido fatal para el buche.
En la terminalde Portoviejo, había más taquillas abiertas, a diferencias de las otras que todo el transporte fue informal (de buseros que se levantan enguayabados a mover a gente en un día que debería ser quieto).
Pero, en todas, a Quito Salía a las 8pm. Qué hacer en un polvero de esos todo una tarde?
Pregunte por la alternativa, otra ruta. Era 6 dolares hasta “Santo Domingo”.

6 Horas pasando por cuanto pueblo pudo. Se subían 10, se bajaban 5. Puesto incomodo. Tripas sonando. Dormí casi todo el viaje.

Me acabo de comer otro menú de 2 dolares, buenísimo! Escribo desde una banca de la terminal de Santo Domingo, más abierta y movida que las 3 anteriores.
A Quito, 3 dolares con 50, y dos horas (quizá 3) de camino hasta la terminal del norte.
Mi estomago ya no suena, estoy cansado, solo quiero llegar a “casa de la mona”. A las 8.50pm sale el bus. Mientras, me sigo leyendo “Huasipungo” de Jorge Icaza.


***

Un Colombiano que estaba en el asiento conmigo en el bus hacia Quito, me dijo que este era el único país donde con plata se podía hacer TODO.

Y sí, aquí todo es un dolarito, 10 centavitos para pasar un torniquete y puedas coger el bus (Un robo!), varios dólares para irse de pie en el bus (así este prohibido). En fin.

3 horas largas de viaje, y llegar a Quito en pantaloneta a la media noche (1pm) te hace pagar 7 dolares al taxista, así sea un medio robo.

Llegue a casa, y no había luz. Encendí el fogón de gas, creí (porque estaban los servicios pegados en la puerta) que estaban cortados. Me arropé con miles de cobijas, y cuando el sueño me abrazaba, puff! Vino la luz, y todas las bombillas que había encendido, pues, se prendieron. Más frío sentí al ir a pagarlas.

lunes, 14 de febrero de 2011

Día 12 (o 11, no sé), de 13 (o 14 tal vez) días en el Ecuador

Viernes 31 de Diciembre, año 2010.
Son casi las 5pm. Hasta ahora ha sido un lindo dia.

Un desayuno por fuera del circuito turístico, a 2 dolares, y buenísimo.

A las 9.45 estaba Milton recogiéndome en la mototaxi para ir a hacer el tour en la “Isla de la plata”. No me arrepiento de haber gastado los 32 dolares.

1 Hora de viaje en lancha hasta la isla. Dormí mucho tiempo. El viaje es largo y el mar te arrulla.
Nos dieron algo dulce (parva) y un banano.

Cuando llegamos algunas indicaciones, y a caminar por una isla seca llena de especies de pajaros que crian sus hijos por los caminos que hicieron los guías y los turistas. O es al revés? (debe serlo).

En nuestro grupo, que no pasábamos de 14 personas, había suecos, alemanes, y francesas (qué lindas las francesas!!), gente que disfruta y se sorprenden y pagan por ver la naturaleza.
Caminamos por la montaña y cerca de los acantilados, tomando fotos (y haciendo video) de las aves, el mar, la isla, en fin. 37 grados, o como dijeron las francesitas en un español aprendido en rumbas, a “60 grados”. A esa temperatura vimos y recorrimos Isla de la plata. Pedazo de tierra en la mitad de mar que hasta hace poco era de un rico que lo tenía como su paseadero, y que muchos años atrás francis Drake también visitó.

Luego, frutas (sandia y piña) y sanduches de atún y queso de almuerzo en el bote, y luego luego, a caretiar.
Por supuesto, de los 14 que nos echamos en el mar, yo era el único estúpido con chaleco salvavidas. Pero qué más da! Si nadé al lado de los peces naranjas y de muchos colores y vi los corales (por medio de una careta que dejaba entrar el agua y me hacia ver doble), y aprendí a respirar por la boca, y en fin, qué lindo!!

De regreso (1hora), con el sol dándome en la cara, pensé: “Loco, todo lo que no sabes en la vida!! Ni nadar sabes!! Pero todo bien, que lo importante es iniciar el camino, y ya estás en esas. Serás más grande que los enanos!!” (con todo el respeto que se merecen los de estatura baja).

***

El Hostal más que hostal, parece casa. Niños que juegan, mamás que sacan a las malas a los hijos de las habitaciones.
Desde anoche comenzó a llenarse el hostal de gente de por aquí que se ponía linda (corbata los hombres, y las mujeres su mejor vestido), salieron a bailar al “disco móvil” más cercano (Minitekas para que entienda el colombiano).

Me puse la camiseta que mi mamá me regalo en el cumple, y quede todo elegante.
Me compre una botella de vino de 10 dolares, y con 2 cigarrillitos y una caja de” chispitas mariposas” alemanas y 2 volcanes de pólvora (pilas que iluminan), me hicé la fiesta en la playa.

Antes de eso, como en la pelis, marqué y marqué a casa desde cada cabina telefónica que encontraba abierta. Nadie contesto. Bueno, por allá como en la sexta cabina, el numero de la casa fue contestado por un papá medio dormido, que lo único que preguntaba era “si estaba bien de salud?”. Le dije que sí varias veces, y le desee feliz año.


Faltando 5 para las 12, después de meter los pies en el mar para que las olas se llevaran todo, y en voz baja recordé cada amigo, amiga, familiar, conocido, a todos, y les ofrecí una oración larga de buena energía mientras el mar iba y venia.
Lo mismo le desee a la gente que se metía al mar, a las parejas abrazadas y con perro de compañía (doble felicidad para ellos) , a todos, a todos, buenos segundos próximos, las mejores.


Yo hice mi rito con fuego. Queme lo que quería que pasara ya. Y también ardió lo que quiero que llegue.
Ojalá. Ojalá. Ojalá.

Luego, camine entre los “puerto lopenzes” con mi botella en la mano. arder muñecos. Vi saltar gente los muñecos, sin entender de qué se trataba el agüero. Hasta salude a una señora que pasó con maleta rosada, que me gritó: “Chao, me voy para la argentina, chao!”

Qué feliz me pone la gente feliz.

Y nada, mucha elegancia de los de “aquí”, y los turistas en su rumba felices, los discos móviles lanzando música alegre de amor (qué carajos, aun las canciones me salen. Tanto tiempo y aun me salen!!! Aún sueño!! Nada puedo hacer, es algo que tengo muy adentro).
La canción de moda ("Mi mundo sin ella") dice:
Dime qué hago sin ella?
Estoy que muero sin ella.
Me desespero por ella…
…(ven mi amor, que te necesito!)…
Dime qué hago sin ella. Si mi mundo era ella. Mi cuaderno era ella. Y la clase era ella…”

Todo en familia, en pareja, compartiendo. Y yo lo único que compartí y le dije que feliz año son a estas notitas de un cuaderno de 50 hojas, y le dije a una cámara mientras el mar sonaba, qué felices días!!
Ninguna canción menciona a los solitarios, pero ahí estamos, algo borrachos.
En fin. A la 1pm, me entré, en medio del mareo puse el mosquitero, y me desee buenas noches, buenos segundos todos. Ojalá.

Ultimo: el que comienza el año solo, o termina solo. Eso lo comprobé.
Y el que termina el año con dólares, lo termina con dólares? Esperemos algo así.

martes, 8 de febrero de 2011

Uno tiene el derecho a hacer lo que no había hecho

Uno tiene el derecho a hacer lo que no había hecho. Dice una banda puerto riqueña que escucho mucho.
Y eso ando haciendo.

Ahora tengo residencia rural, en un municipio con nombre de virgen y de culebra, por una carretera llamada como un país que habla francés pero no son franceses, en una vereda que dice que todo es cristalino, y en un sector que te hace pensar que estas en un altico y que te hace meter 1era a la moto para poder subir, y en una casita que parece de mentiras, de cuento, de bosque.

Me soñaba vivir en el campo, pero las cosas de la vida no lo habían dejado. Once años fuera de casa de mamá, guerriandola, y este año se dió todo, y lo aproveche.

Y así no sepa muchas cosas de un hogar, o no me importe, así sea un estúpido con lo que la lógica natural enseña, así ignore el nombre de los árboles y de las flores y de los pájaros que rodean este lugar y lo hacen mágico, así me tenga que desplazar ida y vuelta (1 hora 15 minutos masomenos por recorrido), así tenga que volverme y armarme para el frío, así cueste lo que cueste, aquí estoy, mínimo, por 6 meses.

Ya no debe existir la pereza o la excusa o el pero que valga. Ya los limites serán estrujados y forzados al máximo. Ni el frio, ni el calor, ni lo largo, ni lo complejo, ni lo enfermo, ni lo tarde, ni nada. Todo debe ser posible.

Desde aquí alcanzo a ver muchísimas estrellas en el cielo. Como nunca. La chimenea me dio calor. Ya ande con mi moto los alrededores y los sitios donde voy a ir a comprar y por los cuales pasare muchas veces.
Mientras escribo, me levanto a sacar los gatos vecinos (los que vivían aquí) y a tratar de encontrar los míos. Ojala no se maten.

Hoy calentamos la aguapanela en la chimenea, la pipeta o la parrilla (alguna de las dos o las dos) fallaron. O sea, ya comencé una nueva vida, otra, a mis 28, donde todo será posible, con fuerza, y con corazón, pero sin estufa donde cocinar.

Tengo una linda casa. El trabajo es bastante y bien simpático. No debo nada, no nadie me debe a mí. Ahora, terminemos de moldear este molde, a ver si no es tan feo y torcido. O si lo es, que lo sea con muchas ganas.

Que se venga lo que se venga. Que los sueños se hagan posibles. Que sea muy feliz (ojuala).

Desde las montañas maravillosas, con una tos terrible, escribí, y escribiré.