martes, 8 de febrero de 2011

Uno tiene el derecho a hacer lo que no había hecho

Uno tiene el derecho a hacer lo que no había hecho. Dice una banda puerto riqueña que escucho mucho.
Y eso ando haciendo.

Ahora tengo residencia rural, en un municipio con nombre de virgen y de culebra, por una carretera llamada como un país que habla francés pero no son franceses, en una vereda que dice que todo es cristalino, y en un sector que te hace pensar que estas en un altico y que te hace meter 1era a la moto para poder subir, y en una casita que parece de mentiras, de cuento, de bosque.

Me soñaba vivir en el campo, pero las cosas de la vida no lo habían dejado. Once años fuera de casa de mamá, guerriandola, y este año se dió todo, y lo aproveche.

Y así no sepa muchas cosas de un hogar, o no me importe, así sea un estúpido con lo que la lógica natural enseña, así ignore el nombre de los árboles y de las flores y de los pájaros que rodean este lugar y lo hacen mágico, así me tenga que desplazar ida y vuelta (1 hora 15 minutos masomenos por recorrido), así tenga que volverme y armarme para el frío, así cueste lo que cueste, aquí estoy, mínimo, por 6 meses.

Ya no debe existir la pereza o la excusa o el pero que valga. Ya los limites serán estrujados y forzados al máximo. Ni el frio, ni el calor, ni lo largo, ni lo complejo, ni lo enfermo, ni lo tarde, ni nada. Todo debe ser posible.

Desde aquí alcanzo a ver muchísimas estrellas en el cielo. Como nunca. La chimenea me dio calor. Ya ande con mi moto los alrededores y los sitios donde voy a ir a comprar y por los cuales pasare muchas veces.
Mientras escribo, me levanto a sacar los gatos vecinos (los que vivían aquí) y a tratar de encontrar los míos. Ojala no se maten.

Hoy calentamos la aguapanela en la chimenea, la pipeta o la parrilla (alguna de las dos o las dos) fallaron. O sea, ya comencé una nueva vida, otra, a mis 28, donde todo será posible, con fuerza, y con corazón, pero sin estufa donde cocinar.

Tengo una linda casa. El trabajo es bastante y bien simpático. No debo nada, no nadie me debe a mí. Ahora, terminemos de moldear este molde, a ver si no es tan feo y torcido. O si lo es, que lo sea con muchas ganas.

Que se venga lo que se venga. Que los sueños se hagan posibles. Que sea muy feliz (ojuala).

Desde las montañas maravillosas, con una tos terrible, escribí, y escribiré.

1 comentario:

Jules dijo...

excelente. Se ve fantástico todo, disfrútalo muchísimo.