Llame a la Colmena. La original. Todas son la original. Tres números diferentes marque. Dos malas atenciones, y la tercera, carisima, pero estaban cerca.
Hoy, con 70 mil pesitos, me dieron dos llaves para la moto roja.

Tocaron la puerta, me pregunto el nombre, le presente la moto, la corrió para la luz, y se puso a trabajar.


Yo no había llamado cerrajero en mis años de infancia, porque la casa la abríamos con un palo de escoba, o metiéndonos por un hueco de la reja del patio.
Solo cuando fui grande, y las llaves se dañaban para entrando a la oficina, y cuando el transporte esta con seguro y uno sin llaves, ahí me ha tocado llamar cerrajero. O sea, dos, máximo tres veces.

Bueno, uno si boto llaves de la casa, y tocaba perdile al papá que le prestase la original, y valía 1000 pesos, si era normal, o 1500 si era con colores o algo raro. El sonido de la maquina, y el de la ferretería dándole horma a la llave nueva. Y luego, aun caliente, recibías el metal que te permite llegar a altas horas de la noche a la casa sin molestar a nadie, solo al perro.

Yo si sospeche, pero nada, ya tengo nuevas llaves y ya pague la plata.