lunes, 12 de julio de 2010

A eso de las siete

Ya a eso de las 7 de la noche se me va bajando las ganas de trabajar. Y no soy ofinista, soy emprendedor, manejo (jeje) mi tiempo. Muchas veces hago el que laburo, pero la verdad, lo que quiero es despegarme un rato. Cuando puedo me detengo, me pauso,

pero ya esas pausas, aunque tenga el tiempo, son más raras en mis días.
Me he estado acostumbrado a llenar los vacíos de vitalidad con virtualidades o paseos en moto. Nunca quieto. Por eso un post sobre estar en la cama al llegar la noche. Porque me levanto a eso de las ocho de la mañana y comienzo la jornada, si no hay grabaciones y actividades de campo (producciones), a las diez.

Estoy en remodelación de la oficina, esa que abro antes de media mañana, y en la entrada dirá: "Creativo procrastinando". O sea, un man que vive de ideas, y que se mantiene postergando todo, para que en un futuro no muy lejano, esas gambetas de hoy sirvan para otras cosas que uno postergara mañana.

Ya verán el proceso de decorado, y de justificación de por qué siendo emprendedor comienzo a las diez de la am, y paro (si puedo) a eso de las siete, y a las casi diez de la noche vuelvo y enciendo la máquina, y termino acobijandome a eso de la una am, cuando no hay sino celadores y ladrones y polis y vagos en la calle, y por la ventana no entra puro aire frío mezclado con la rabia y bondad de la gente que la empujo en sus pulmones todo el bendito día. Yo cierro todas la ventanas, las hendijas, y duermo en paz, embolatado en las ideas que hiperactivas de mi cabeza, que está bien loquita.

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