jueves, 18 de septiembre de 2008

Rifa de accidente ¿Ganadora? Mi mamá

Hace un mes exactamente, siendo las 10.30 de la mañana, mientras mi mamá atendía sus enfermos en urgencias de Ciudad Bolívar, mientras mi hermano dormía el guayabo en la casa del barrio San Judas, mientras yo estaba en la casa de Medellín pensando la vida, una camioneta Pathfinder azul manejada por una bisoña, destrozo una moto marca Palermo color amarillo.


La moto era de Aleida, mi madre. La había comprado hacia poco. Tenía 22 mil kilómetros recorridos. Y la quería como si fuese un hijo.



Mientras ella era regañada por el médico de urgencia por estar pendiente de la moto destrozada y no de los enfermos, afuera había guardas de transito, policías, familiares y conocidos de nosotros, familiares de la bizoña, y chismosos en general.


El cuento es así.


Un muchacho, que mi hermano lo conoce como Rodas, estaba ya dando mucha lidia y lo bajaron al hospital para calmarlo. O sea, estaba muy borracho y lo llevaron a urgencia para que lo llenaran de suero. Ellos, niños y niñas ricas, andaban en una camioneta, la cual parquearon afuera de la entrada de urgencias. El guarda de seguridad les pidió el favor que corrieran el vehiculo de ahí, pues en cualquier momento llegaba una ambulancia. Uno de los chicos le dijo a su novia que moviera la moto: “Amor, corre el carro, es que esta estorbando”. Y ella se monto en la camioneta y no se sabe como, pero perdió el control del carro, aceleraba y frenaba. Su novio desde afuera, trataba por la ventanilla de calmarla y tomar el control del carro. Pero nada.


¡Pummmmm!


El carro termino contra el muro, y entre el muro y el carro quedo la moto de mi mamá.


¿Daños? Tumbaron un muro. Perdida total de la moto amarilla. Daños graves al eje y a la parte delantera de la camioneta.


Mi hermano calcula que los dañitos que ocasiono una tonta que no tenia pase pero dizque sabia manejar, se acercaban a los 20 millones.


El hospital hizo una carta comprometiendo al dueño del carro a pagar los daños. Mamá hizo otra similar y le dijo que firmara




El pacto era que en un mes pagaba la moto. O sea, hasta hoy era el plazo. Él, Juan Carlos Henao, se trajo la moto chatarruda en la misma grúa que contrato para transportar el carro desde el suroeste antioqueño hasta Medellín.


Y esta es la hora que no ha pagado, que no contesta el teléfono, no sabemos donde tiene la moto.


Eso si, sabemos que arreglaron el carro y el muro. Pero lo nuestro nada. Se esta haciendo el pendejo.


Él es de plata, o por lo menos su familia lo es. Anda diciendo que la moto solo vale 2 millones 800 mil, y que no da más plata porque la moto vale eso. Nosotros averiguamos en la única parte donde venden la tal Palermo Ventie 125, y nos hicieron la cotización por 3 millones 600 mil pesos. Y eso más un mes de mi madre sin moto, da como 4 millones. Ya hablamos con la dueña del carro, con la mamá. Ellas lo han presionado, pero vuelve y se desaparece, vuelve y saca una rara y no contesta su teléfono 300 ni su extensión en la empresa Tigo, que es donde trabaja.


Hoy comí con mi mamá, y allá la deje echando chispas, y me traje las fotos para hacer esta entrada. El tipo quedo de llamarla ayer. Ella se vino del pueblo para que le dieran la moto, pero otra vez la dejo con “los crespos hechos”.


¿Qué queda? La demanda. O mandarle dos pillos a que lo hagan pagar. Pero sin dudas elegimos la primera opción, así sepamos que eso se demora meses, años, y tal vez una década en resolverse. Pero que nos paga, nos paga.


Ahora Aleida esta viendo una moto que es de un tío. Esta mala, solo le falta una biela, o algo así me dijo ella. Le va a meter la plata para no quedarse sin moto, es suficiente un mes sin transporte. Y ese “hifueputa que me pague mi moto. Así tenga que esperarlo toda la vida”.


En fin. Rifan un accidente y nosotros sacamos el número ganador. Estamos demasiado de malas.

Recen por nosotros los pecadores.

2 comentarios:

Juan David Escobar dijo...

Ya mi mamá consiguió abogado. Que en quince días le resuelve eso.
Ya veremos. Ojalá.

Juan David Escobar dijo...

Pues, la cosas con el abogado no van bien.
Resulta que los papeles que hicieron los del transito están mal hechos, muy mal hechos. Anotaron mal los nombres, obviaron información, se creyeron mentiras que los chicos de buena familia les dijeron. Y más, no retuvieron el carro hasta que la real dueña del vehículo apareciera.

En fin, la secretaria de transito tiene que rehacer los papeles y acelerar un fallo, porque, dijo el abogado, demandamos al municipio por negligentes.

Esto va para largo, y es un chicharron el HP. A los pobres nos pasan las peores vainas, y eso que tan solo queremos vivir en paz.