No escribo para decir que la fuerza pública ha pensado siempre que triunfar por encima de todo, es lo que importa. No.
Desde que nací, en los ochentas, ya el ejército y la policía habían hecho cagadas grandes, por eso la gente del campo estaba, en buena parte, del lado de los “muchachos”, hoy llamados terroristas= Farc, EPL, ELN, y el que estaba por los lados de mi casa: Los Guevaristas.
Y claro, también la cagaron. Le robaban al rico, y repartían al pobre, a veces. También tuvieron hijos con las niñas más lindas, y se llevaron a los más fuertes. También violaron, también hicieron limpieza social.
Por eso, y porque el mundo estaba girando su eje hacia la derecha, apareció una fuerza depredadora como fue la Paramilitar.
Y todos sabemos que hicieron. Y todavía hacen, por eso callo boca. Así es nuestro país, que le hacemos.
Ahora desde la política de la seguridad democrática del gobierno reelecto, llamado por todos, Uribismo, la fuerza pública ha vuelto a recuperar el control del país. Eso es bueno, pero desde su inicio se denuncio, y como en los casos de los que vivíamos en el campo, lo vivimos. Todavía abusaba, todavía se tragan a nuestras hijas, y matan a nuestros hijos, todavía hacen lo que sea para ganarse unos días libres, o una plata extra.
¡¿Todavía?!
Yo no hablo de esos casos, porque podemos caer en una discusión de nuestras mentes adoloridas y violadas. Puede ser sesgado. El número de muertos nos obliga a pensar dos veces para discutir el pasado.
Pero hoy es otro momento, otras injusticias.
Uno solo puede poner ejemplos que sabe.
Por ejemplo, un familiar lo requisó la policía y lo encontró con drogas. Al rehusarse de dejarlos quedar con el dinero que le encontraron, le metieron más droga. Y por ese “falso positivo” alguien que no es malo siquiera, pago 8 días de “cana” y estuvo con los más peligrosos de San Quintín.
Por ejemplo, a un amigo, que hizo parte como camarógrafo de un grupo operativo de asalto de una institución de la fuerza pública, le toco grabar allanamientos, pesquisas, decomisos. Mi amigo tuvo que hacer curso y todo eso, era uno de ellos. Mientras grababa tenía un escolta que lo cuidaba, que eran sus ojos. Me confesó que empezó a darle miedo, cuando le pidieron que no grabara aquí, ni allá, ni mucho menos esto. O que esperara un momento que limpiaran. Y por ganarse harta plata para poder darle buena vida a su bebe, este hombre alejado de la guerra la tuvo que vivir, y grabar “positivamente”.
O por ejemplo, en mi pueblo, como en Soacha, los jóvenes no tienen nada que hacer, entonces se los están llevando a cuidar un lotecito, un cultivo, un sector, o a trabajar con un patrón. ¿Autodefensas? No sé. ¿Banditas? Tampoco se. El nombre ya es lo de menos. Pero de un día para otro se van con la promesa de volver en poco tiempo con un billete largo.
Y hace poco, en mi pueblo muchos lo hicieron, y solo se supo de ellos cuando llego la noticia que habían bombardeado el campamento donde estaban trabajando, o delinquiendo. Que habían muerto muchos, que tal y cual, pero lo cierto es que un soldado, que había participado en el operativo encontró muerto a un amigo tirado en la carretera. Inmediatamente lo reconoció: “Sansón!”. Y sin que se dieran cuenta, llamo a casa y aviso que había muerto su amigo, que le avisaran a la familia que su cuerpo estaba en una cava de un pueblo de un departamento del sur de Colombia.
Desde esta página solo se escribe para pedirle a la fuerza pública que tenga corazón más que fuerza. Que entienda a quién protege, para que la ley más que imposición sea respeto.
No quiero más amigos que vuelven del ejército como maquinas de matar.
Necesitamos a los héroes sanos de mente y de corazón.
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