Cuando niño, digamos de 2 a 5 años, para mi, papá solo trabajaba. Eso es lo que recuerdo. Por ahí debe estar una foto, alguna vez la subo, seguro.
Ya cuando estaba en la escuela… No se, estudiaba en la mañana. Mi mamá me despertaba, me apuraba en el baño: “¡juan! ¡Esta pensando en los huevos del gallo o qué! ¡Hay que entrar por usted! En ese momento me despertaba y abría la canilla que dejaba caer un chorro frío. Pero no, mi papá no desayunaba en casa. Se vestía temprano, a las 7 am, y se iba para el parque. Yo no lo veía, yo salía un poco más temprano. Luego, cuando llegaba de la escuela, a las 3 o 4, y cuenta mi mamá que hasta las 5pm muchas veces, y yo sin llegar, habiendo salido a las 12.15pm de la Escuela Urbana Integrada Isabel Solis. Ellos no se preocupaban, pues mi mamá, Aleida, y mi papá Alirio, no estaba en casa a esas horas. Alirio llegaba a eso de las 5.30 a 6.30, más tarde, estaba en la garita, jugando cartas. Mi mamá, dormida.
Ahí entra la historia.
Pero no, antes de las cartas y tal, quiero decir que, bueno, después al mismo tiempo que íbamos creciendo, aprendíamos a ser como somos, como nos enseño Alirio a comportarnos, y como nos corrigió Aleida al pegarnos cuando la cagabamos. Ellos no son malos, ni olvidadizos, o nunca de niño, donde es importante los cumpleaños, me dijeron: “Feliz cumpleaños juan” No es una queja, repito, mis padres son los mejores, libertad absoluta, libre albedrío.
Cuando mi padre no estaba encasa, en la epoca del cole, que pasaba? Pues podía hacer lo que se viniera en gana. Que no me regañaran por gaminiar,¡pues que va! Como me iban a ver si mamá estaba dormida a eso de las 3pm, cuando yo un segundo antes de las 3pm me había tirado en pantaloncillos al río sucio del manzanillo o el “zurdo” me decía “¡pas pas pas! estas muerto” mientras rodábamos por los zurcos de los cafetales, ¡que va! Mi papá no se daba por enterado que me había cogido robando en el supermercado, y que me había hecho empelotar para mostrarle a una señora que yo no tenia nada. Mis padres, son padres modernos.
Mis padres. Alirio y aleida.
Hoy hablo de Alirio. Más conocido como “el pillo” en el bajo mundo, por sus pilladas en su juventud, y por su bajo mundo. Ahora, es todo un señor.
Como el mismo dice, “mi único vicio, el tinto. Y a veces, a veces cuando me dan ganas (que es siempre) juego cartas un rato (todo el día)”.
Como el mismo dice, “mi único vicio, el tinto. Y a veces, a veces cuando me dan ganas (que es siempre) juego cartas un rato (todo el día)”.
Mi padre me enseño a jugar cartas. Recuerdo la escena. No recuerdo porque mi papá llego con un juego de cartas a la casa. Lo que aprendimos, y es un secreto que pocos saben, es que en los mismas garitas a uno le venden los naipes viejos, ¡baratos! Y son los mejores porque han pasado por las manos de los más zorros para jugar cartas. Cuanto valdría en esa época? dos mil, tres mil pesos? Tal vez.
No mostró las cartas sin emoción mientras llegaba a casa, pero nosotros, mi hermano y yo, le metimos todo el sentimiento. –Que nos mostrara, qué cómo era, qué cómo se jugaba-. Nos llevo para la última habitación. Nos iba a enseñar a jugar. Tal vez porque el juego se juega así, a las escondidas, casi es legal, casi no es malo. O no, me equivoco, era para no raspar las cartas. En fin, nos sentamos en la cama. Nos dijo que el naipe traía tanta cartas, 104 cartas creo, bueno, no es importante. Lo importante es que nos sentamos, nos dio la gana, se dio el día para que mi padre nos mostrara su arte. Mi hermano aprendió, es muy bueno jugando, desde bolas hasta dados. Yo tan solo aprendí, y mi padre nos enseño, a coger las cartas juntas, recién repartidas y volverlas un ramo… él decía que algunos cogen las cartas mientras se las reparten, otros (creo que se incluyo) esperan a que estén todas las 14, y las cogen y las vuelve en un abanico donde solo se ven los números. Es bonito.
Las ternas son estas. Las cuartas se hacen así. Esta es una escalera de flor. Este es el pichirilo. Eso es solo un par. Esto esta del mismo color, no cuenta. El As es mayor que la k, y así sucesivamente. Pero no subestime los 2, son con los que se gana el juego porque una k la tienen todos, la quieren todos.
Jugamos tal vez 6 o 7 juegos. Nos gano todos, o no, mi hermano aprendió y gano uno, de esos juegos que te sale de todo.
Aprendimos a bajarnos con 51 puntos. Nos dijo cual era el juego de las garitas, “el apuntao, o apuntado”, eso depende del municipio donde estes parado. Luego otro y otro juego, nos advertía vainas que no se podían hacer en el juego. Por supuesto, ver el juego, decir que se tiene o mostrar el juego, no apostar, no pagar, ser bufón… Las juegos de garita son de honor, honor de hombre, palabra de hombre, todo es muy en serio. Nadie, ni siquiera la policía interviene en un pleito de garita, los jugadores se defienden solos.
Ese día entendí todo, vi las tardes de mi padre con olor a tinto, con juegos malos y buenos. También aprendí que cuando jugaba y uno entraba a la garita y le pedía plata, él no si iba a negar a darme delante de los demás amigos, que a la vez eran padres. Siempre me daba el billete intermedio, ni el más grande ni las monedas. ¡Una nota! Me compra una paleta drácula o iba cine.
Mi papá, mi papá Alirio Escobar. Lo recuerdo en escenas como la semana que le hice coger café en la finca de "don Ramiro". Yo quería tener la experiencia, insistí en comprar el canasto con la plata del trabajo que me daban por trabajar el sábado y el domingo en la plaza de mercado.
El lunes se fue conmigo, no me dejo ir solo para el cafetal. Eso es una historia que quedo debiendo, pero es muy bonito verse con su padre en medio del monte, sucios, tomando fresco en tarro tapado con bolsa, o teniendo una clase como se “marrea”, coja sin hojas, espere yo le agacho el arbol.. Con la plata que nos ganamos, porque él me dio la plata que ganamos en 4 días que cogimos juntos, me compre, lo recuerdo, los controles para el Atari 2600.
Jugamos tal vez 6 o 7 juegos. Nos gano todos, o no, mi hermano aprendió y gano uno, de esos juegos que te sale de todo.
Aprendimos a bajarnos con 51 puntos. Nos dijo cual era el juego de las garitas, “el apuntao, o apuntado”, eso depende del municipio donde estes parado. Luego otro y otro juego, nos advertía vainas que no se podían hacer en el juego. Por supuesto, ver el juego, decir que se tiene o mostrar el juego, no apostar, no pagar, ser bufón… Las juegos de garita son de honor, honor de hombre, palabra de hombre, todo es muy en serio. Nadie, ni siquiera la policía interviene en un pleito de garita, los jugadores se defienden solos.
Ese día entendí todo, vi las tardes de mi padre con olor a tinto, con juegos malos y buenos. También aprendí que cuando jugaba y uno entraba a la garita y le pedía plata, él no si iba a negar a darme delante de los demás amigos, que a la vez eran padres. Siempre me daba el billete intermedio, ni el más grande ni las monedas. ¡Una nota! Me compra una paleta drácula o iba cine.
Mi papá, mi papá Alirio Escobar. Lo recuerdo en escenas como la semana que le hice coger café en la finca de "don Ramiro". Yo quería tener la experiencia, insistí en comprar el canasto con la plata del trabajo que me daban por trabajar el sábado y el domingo en la plaza de mercado.
El lunes se fue conmigo, no me dejo ir solo para el cafetal. Eso es una historia que quedo debiendo, pero es muy bonito verse con su padre en medio del monte, sucios, tomando fresco en tarro tapado con bolsa, o teniendo una clase como se “marrea”, coja sin hojas, espere yo le agacho el arbol.. Con la plata que nos ganamos, porque él me dio la plata que ganamos en 4 días que cogimos juntos, me compre, lo recuerdo, los controles para el Atari 2600.
También lo recuerdo gritándome: “¡a fondo, a fondo, a fondo, a fondo, con toda, con toda!” Mientras corría con una bolsa con agua en la mano al mismo tiempo que yo hacia un embalaje en una carrera de ciclismo. Era en Bolombolo, la temperatura estaba de unos 40 grados, lo juro. Yo baje a correr con el grupo de ciclismo del pueblo. Era categoría cross infantil, 12 kilómetros. Ya estaba súper seguro que los primeros puestos eran para otros: raulito, german, fosforito, mono cuero, Andrés… Pero cuando escuche la voz de mi padre, lo mire, pensé en que estaba haciendo mucho escándalo, que qué pena, luego pensé que esta en una etapa que era un embalaje para llegar de tercero o de cuarto o de quinto. Es una chimba que tu padre te de la bolsa con agua que nadie, en malditos 10 segundo después de parar de tirar la bicicecla al piso de tomar aire de mirar a todos lados de saber que quedaste en cuarto puesto que hace calor que no puedes más que te vas a caer, y tan, “mijo, mijo, tome, tome” es lo mejor, lo máximo, hasta que te ofrece cinco minutos después un tinto caliente, dizque para que se te acabe la sed.
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