lunes, 4 de enero de 2010

Compré minisigüi

Era domingo, y los domingo siempre dan ganas de helado.
Y cuando uno tiene ganas, y va y compra el antojo, por supuesto le dan más ganas. Y en mí, las ganas por comer mecato dulce (o salao, lo que sea) son casi imparables, como de niño de 8 años con la plata de la primera comunión.

Del Macflurry me pase a la zona de dulces,

Y en una bolsita de esas que usaba el doctor chapatín, me metieron un quesito dulce Urraeño, una galleta naranja rellena de arequipe (y para mal, de guayaba, que no me gusta mucho), y una bolsita de Minisigüi.

Lo pedí verde, por el Nacional. Azul fluorecente me recuerda al puto de millos, y que esos colores así de locos son malos si o sí.

Qué pensaría la profe de segundo, por allá en el 90, que el minisigüi hasta debía tener invima. Nos mata a cantaleta: "Bien duro que nos toca a las escuelas publicas, y ahora metiendosen con el Minisigüi. Es el colmo!".

No me acuerdo el nombre de la profe. Tampoco les compraba mucho, yo era un niño pobre, que era capaz de aguantarse hasta que en casa compraran fresco Royal, y hacia un montón de minisigüi con azucar, que me dejaba con una sed y una lengua de colores días y días.

Minisigüi también me acuerda de la clase donde vimos la diéresis, y me recuerda sobre todo a Pingüino, o Itagüi. Los que nos creíamos charros, después de los ejemplos básicos, gritábamos: Minisigüi. Y claro que el ejemplo valía.

1 comentario:

Andrea Doria dijo...

Ahh que recuerdos...!!! que entrada más bacana.