domingo, 19 de junio de 2011

Mi prima se fue con último circo que llegó al pueblo

Para evitar problemas, no voy a decir su nombre, desde ahora conoceremos a mi primita, la que se fue con el “Circo Fantástico”, como “María Paz”.
Como todo en la vida, es casualidad. “Tostadita” y su familia de circo comía, y algunos dormían en donde una conocida, y mi prima, por cosas del destino, termino cuidando el niño chiquito del circo mientras las funciones de 3, 5, y 7pm. Le daban cuatro mil por día, y podía comer manzanas dulces, crispetas o perros hechos a la carrera, y bueno, ver una y otra vez las funciones del "Fantástico", que ya se iba aprendiendo de memoria.

“La niña es muy querida, no pone problema” fue una de las ultimas cosas que se le escuchó decir sobre su trabajo en el circo.

Era el enésimo circo pobre que visitaba el municipio caluroso de donde somos nacidos. Nada raro estaba, había, o iba a pasar. Excepto que María Paz estaba trabajando en el circo. Todo normal, una anécdota más para nuestra familia de locos.

No sé sabe cuando tomó la decisión de irse ese miércoles con la gente extraña, pero amable, que le ofrecieron trabajar con ellos, cuidando la niña, y con el tiempo, la opción de ir aprendiendo un oficio. “Asistente del Mago Sinceryni”, o “la modelo que le tiran las dagas”, y así ir de pueblo en pueblo, gozando lo que nos da la vida, y haciendo fantasías en las noches mientras la gente aplaude y compra el payasito que pita y la crispeta acaramelada.

“Eso debe ser que esa malparida tiene un hombre allá en ese puto circo” gritaba la mamá de mi prima, P, que es muy efusiva y no tiene frenos en la lengua, y que no es mi tía, pero esta casada con mi tío, y bueno, tenia toda la razón. La Paz se debió haber ido por un hombre, pensamos.

“Como es de dura la vida en un circo” decía todo el mundo que se iba dando cuenta del chisme de la pelada que se fue con el circo de la semana pasada.

“Ella no aguanta” se decía entre los familiares en el primer día de la fuga.

Mi mamá, esa noche, hablando duro para que los vecinos de abajo, los papás de María P, escucharan, nos contó con pelos y señales la vez que su hermana, M, se fue con un circo, el más pobre que se haya visto.
"-Sí, M, se fue. Un día no apareció más a la hora de los frijoles de mamá.
-Y me pegaron hasta que les conté que ella me había contado pero que no le contará a nadie que se iba con el circo, a aventuriar.
-Y al otro día agarraron a buscarla como locos. Y en un pueblo vecino alcanzaron el camión destartalado del Circo of Panamá, y se la trajeron del pelo.
-Qué ella no se mandaba sola".

Al otro día la moto de los de abajo muy temprano se prendió rumbo a buscar una hija por cada pueblo.
Tres, cuatro, cinco días de un lado para el otro buscando cualquier carpa clavada en cualquier lote baldío, para reclamar a la "Paz". Pero volvían sin nada.

-"!Aquí no les dieron el permiso"
-"Si, aquí tanquearon, pero les dije que en este pueblo un circo se muere de hambre por aquí la gente solo va a misa".

Iban hasta donde les dieran la luz del día y la gasolina, y volvían con los ojos vidriosos, y no decían nada en las noches. Ya era fin de semana, y tenían que trabajar, entonces, se suspendió la búsqueda un par de días.
Al lunes, de nuevo en carretera, rumbo a Río Sucio, que era el pueblo más probable donde el maldito circo Fantástico estuviese.
Y si, allá los encontró, en pleno parque, haciendo malabares. Los había atracado apenas llegaron, y para poderse ir a seguir con la vida de circo en un país como el nuestro, estaban poniendo el sobrero, haciendo su mejor espectáculo, con lágrimas en los ojos.

No entendieron cuando una loca histérica y un señor bravo, interrumpieron la función improvisada. No entendía quien era María Paz. Ya se les había olvidado la cara de la niñera de ese pueblo de Antioquia de la semana pasada.

Las monedas cayeron por montones. La caída de los payasos parecían reales. Los conejos amarillentos del mago se desaparecían de verdad verdad. Los malabaristas con trajes desconocidos era mejores que niña rumana en los Olímpicos. Hubo aplausos y vivas, pero no apareció María Paz.
Entre la felicidad y el miedo, Tostadita les explico con su voz original de civil, que la niña que ellos buscaban, nunca se había venido con ellos. Es más, nunca se habló con ella de un puesto en el circo, porque no había "cama para más gente".

Eso fue lo que nos contaron, a grito herido, los papás ya flacuchentos, que viven abajo de nosotros, una noche mientras se tomaba tinto.

Y claro, al otro día, mi mamá, como su mamá hace muchos años, peló a mi hermanita hasta que les contó que María Paz no se había ido para ningún circo. "Ya sabemos eso", gritaba y pegaba mi madre. Después de mucha moquiada, y mi hermana de apretar los labios, se le safó un nombre de un hombre y una casa en uno de los barrios de "tolerancia" que hay en el pueblo.

Hasta allá se desplazó el escándalo. Los padres, aún más desencajados y despelucados, le gritaba a una puerta cerrada.

"Salí de ahí, perra!"
"Hifueputa!! déjala salir, o llamamos a la policía"
"Salí, salí o entro y te saco del pelo, malparida!!".

Los vecinos solo atisbaban a dos desconocidos que le pegaban puños y patadas a la casa que los "muchachos" del barrio tenia para pasar un rato con las chicas que conseguían.
La policía nunca llegó, así los hubieran llamado y puteado por teléfono. La puerta verde se descolgó un poquito, pero nunca abrió.

En la noche, cuando ya nadie estaba en las calles de nuestro barrio, y de ninguno otro, la chica churrusquita y flaquita, camino de vuelta a su casa. Ella sabía que ya la cagada estaba hecha, que ya la había pillado, y además, el novio la echo por ese escándalo "tan gonorrea que hicieron esas gonorrientas cuchos tuyos!!".

La puerta blanca de abajo, a altas horas de la noche se abrió, y solo se escucharon lloriqueos y compasiones, y puños, y cosas que se quebraban, desde manos hasta corazones. La pela duró más de dos horas, despertó al barrio entero, y le volvió el alma a unos padres que había creído que su hija se fue a un circo y nunca sospecharon que estaba haciendo malabares en un cama con un hombre todos los días durante más de 8 días seguidos.

(con algo de ficción)

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