domingo, 30 de septiembre de 2007

La Revolución, La Contra, El Revés, La Otra Forma. Nº2 Versión WORD

Imaginemonos que la vida es Word (editor de texto de microsoft), y en consecuencia Bill Gates sería nuestro Dios, y que todo su entorno, la apariencia, son los condimentos para vivir nuestra vida. Vida que vamos escribiendo, avanzando, trazando con palabras en una hoja configuradas según gustos de cada usuario; pero obligados a vivir en palabras.

Entonces, ¿qué nos quedaría para hacer la revolución, cómo haríamos para vivir de otra forma, darle a la contravía en nuestra vida?

¡Pues escribiendo como no se puede! Word no te deja escribir, o más bien te corrige, cuando escribes linux o firefox, o todos esos diablos enemigos de nuestro Dios.
Entonces habria que aprender a vivir, a escribir con letras prohibidas, y que no se noten mucho, que no incomoden. No escribir linux linux linux linux linux linux...y asi infinitamente... Nadie entendería tu vida. Hay que combinar linux y windows, tarjeta de crédito y p2p, música libre y paper view.

Y si ves bien, las letras prohibidas embellecen la pagina, resaltan pequeños fragmentos. Son luces en la oscuridad. La suciedad en la limpieza. La revolución en cualquier cosa.

viernes, 28 de septiembre de 2007

La pared del canalla. Hoy: Árboles.

En mí ciudad, en Medellín, que es donde vivo, donde sufro y existo, donde antes se decía una cosa. Ahora, existen diferentes formas de comunicarse, afortunadamente.
Una de esas formas, son sus paredes. La pared del canalla, grita el dicho. Estamos invadidos de rayas, de manchones políticos o de amor, o de ambas. Luego les cuento que es lo que miro, que grafitis me interesan. Por ahora vamos con los arboles.


Mensaje 1. ÁRBOL Y VENTANA (cerca a las torres del bombona). Un árbol te dice que mires la frase. Una frase que te hace frenar, y si quieres, leer, y si te da la gana, pensar.




Mensaje 2. ÁRBOL QUE PROHIBE (por prado centro, cerca a la clínica que lleva el nombre del barrio).
Un árbol que prohíbe. Un árbol al que nadie le paran bolas.



Mensaje 3. ÁRBOL QUE DISCUTE. (por la calle Barranquilla, cerca a Policlinica)

Unos árboles que se van a llevar y mientras se van discuten entre ellos mismo, sin nisiquiera saberlo. ¡La maldita política!

miércoles, 19 de septiembre de 2007

La Revolución, La Contra, El Revés, La Otra Forma. Nº1 Versión Calle

Analogía de la revolución, vista desde un transeúnte.

Ser revolucionario es caminar en contravía, es bajar cuando todos suben, o subir cuando todos bajan, o ir cuando ellos vienen. Uno camina marcando una línea imaginaria, uno zigzaguea en medio del tumulto, hay una técnica para bajar, o subir, o ir en contra, porque uno estorba. La gente te mira, le da rabia que los obligues a moverse de su línea imaginaria, de su ya marcado camino, que recorre con el mismo afán de todos los días.

La revolución es ver todas las cabezas que suben, verlas moverse hacia , y empujarlas, y ganarse a mucho esfuerzo ese camino, el no perder la velocidad, pero tampoco ir a la velocidad de los otros. El revolucionario camina y observa, para aprender como se sube, como se debe hacer, para luego, intentar otra dirección, ¡qué tal una diagonal, que tal cambiarse de acera!

Cuando uno es revolucionario, cuando uno camina en contravía todo es más complejo, pero es (más) satisfactorio. Si ves bien, si paras bolas, si haces el ejercicio de bajar cuando todos suben (recomiendo hacerlo en hora pico y en zona céntrica), notaras que te miran, que obligas a cambiar de ruta al otro, que te haces notar (esto para los egocéntricos), que te encontraras con algún conocido, porque lo ves, porque alcanzas a verle la cara (subiendo o yendo por el mismo camino, uno nunca ve hacia el lado, le da pereza ver lo mismo, le da pereza mirar por el rabillo), y a veces, le acuerdas a otro que él no iba para arriba, que él debería de ir hacia abajo, que esta equivocado o simplemente se le olvido algo.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Reconocimiento al personal del programa INTERAULAS

Estábamos haciendo la investigación para el capitulo fuego. Para el programa Interaulas. Se nos ocurrió la grandiosa idea de contar las clases de soldadura, de esas con que soldán los pupitres de la escuela, de esas con la que sellan grandes cosas, tanques. Eran 3 en resumidas cuentas. Eso eran lo que le dijeron por teléfono a Gabriel.
Estábamos evitado hablar de una soldadura, de una noticia, de un premio. Queremos historias eternas, ideas que valgan la pena, que no se mueran. El nombre de Jorge Giraldo, profesor de soldadura, de mecánica, quien era la fuente del articulo de la soldadura para submarinos que salio en UN periódico, y era el profe que posiblemente nos ayudaría. La razón que nos daban de él eran: muy canson, es difícil trabajar con él... ¡Y nos cuentan la historia del articulo! Lo difícil que había sido. Era la versión de comunicaciones. Al final Patricia Vargas sabe que tratamos de no hacerle caso, no para llevarle la contraria, sino para existir, para tener productos distintos.
Nos decidimos por esa nota: Soldaduras.
La entrevista salio bien, apesar de un intento de boicot en el inicio. Le estábamos explicando, idiotas nosotros, que íbamos a entrar con la cámara prendida desde afuera de la U para mostrar donde queda su oficina y tal. Él alcanzo a decir que los medios eran así, que qué complique, qué , qué.
Después, hasta poeta y nostálgico salio. Un vacan , un teso, un romántico. Cito a Wilde y hablo de Londres y sus lamparas amarillas, y la nostalgia de todo eso que no me alcanzo a imaginar. Hasta tenia nostalgia porque ya el destripador con la llegada de la luz se le acabara el negocio. ¿o era una vaina literaria lo que dijo? No sé. Me confundo.
La nota la edito Anita. Quedo chévere. Muy caliente los planos, y lo técnico estaba bien contado. Apurado, pero bien.
Después volvimos a saber del profe porque fuimos a llevarle el DVD, y para invitarlo al programa de radio. Guardo el dvd, dijo que no muchachos, que el se iba apartar de los medios, que delegaba a su asistente, quien había participado en la nota,para que fuera a la otra cosa... El asistente nos dijo que el profe estaba... que le extrañaba la respuesta, que de pronto ya con tanto conocimiento y, "es que se van encerrando" concluyo. Y acepto de una la invitación. Hasta del sindicato salio, por allá un día lo ví pitando y rojo de gritarle al mundo que era injusto todo.
Eso fue lo ultimo del profe con nosotros, hasta esta carta que nos llevo el 2 de agosto. Se la entrego a Gabriel. Cuenta el mismo Gabriel, que el profe estaba como apenado, como que le dolía. Por supuesto, que antes de la carta tejimos muchas teorías al respecto del profe Jorge, porque en la Nacional, en la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín; porque la universidad es están rígida y protocolaria que el nombre hay que decirlo completo. Dijimos: así son los ingenieros. Y seguimos con el programa.
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Medellín, agosto 2 de 2007

Señores

UNIMEDIOS - PROGRAMA INTERAULAS

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Sede Medellín

Asunto: Reconocimiento al personal del programa INTERAULAS.

“…Si le ha arrebatado la tabla de salvación a un hombre

Que se está ahogando, debo devolvérsela aunque yo mismo me

Ahogue. […] aquel que en un caso así salvara su vida, la perdería.”

Henry David Thoreau

Soy de naturaleza flemática: lento hasta la desesperación sobre todo para darme cuenta de los errores en mi conducta. Unos cuantos días atrás, tuve la oportunidad de apreciar la remisión del programa completo relacionado con el fuego que produjo el personal de Unimedios hace un par de meses, y considerando que yo fui uno de los participantes a hablar sobre este tema, por demás interesante y hermoso, quería –y no podía quedarme sin- manifestarles por escrito mis sentimientos sobre el mismo. Me impresionó gratamente el dinamismo del ritmo en la expresión: desde la veloz ubicación inicial del espectador en el espacio universitario del entrevistado logrado por las características de la cámara rápida, pasando por una presentación mucho más pausada que combina las imágenes con los diálogos para transmitir las ideas centrales, hasta casi detenerse en el tiempo con la transmisión de textos escritos extraídos de las conversaciones con los participantes; todo esto, además, acompañando por un fondo musical seleccionado acertadamente, casi en letra y melodía, para que armonice con las imágenes y los textos orales y escritos. La jovialidad derivada de dicho estilo y organización de materiales captan la atención continua del televidente y evitan que lleguen a aburrirse viendo el programa. Respecto al tratamiento del tema debo decir, en primera instancia, que es plural ya que recoge el pensamiento que tienen sobre el fuego los integrantes de las diversas capas de la sociedad universitaria: los bomberos de la brigada de emergencia, el mecánico del taller de mantenimiento, los laboratoristas de fundición y soldadura, la médica de bienestar universitario, los profesores, la auxiliar de cocina; y aunque ellos nunca se hablaron durante la filmación –y tal vez ni se han visto nunca en el pasado-, pareciera que, después de la edición, se estableciera una verdadera discusión entre los participantes que sin duda alguna enriquece los alcancen los alcances del contenido. Por otro lado, considero que el programa no se conforma con mostrar una única superficie sobre el fuego, sino que intenta profundizar con pinceladas de la dimensión humana de los entrevistados y de sus pensamientos no solo técnicos, sino también éticos y estéticos, y esto transforma un poco la visión que tenemos de nuestros compañeros, nos acerca. Este pluralismo y profundidad (no en el plano técnico ya que el lenguaje empleado es sencillo y accesible a todo público) en el tratamiento del fuego se corresponde fielmente con el espíritu universitario y alcanza una unidad cerrada con la forma (estilo y organización de materiales) de la que se derivan la coherencia interna del programa y eficacia en la comunicación de las ideas y sentimientos, los cuales, complementados con esa atmósfera de una Universidad nocturna alumbrada por antorchas encendidas y el tono de voz del conductor, le confiere cierto magnetismo que explica el que uno no quiera perderse lo que va a pasar después. Me agradó y quedé satisfecho.

Mis escasa relaciones anteriores con los medios masivos de comunicación podría calificarlas como desafortunadas y, en particular, una muy reciente e insatisfactoria que viví entre marzo y junio de este año con el periódico de la Universidad, no cumplió con las expectativas –al menos con las mías- que se trataron de alcanzar en el proceso de elaboración del articulo debido a que, a mí modo de ver imperó la prisa editorial sobre la calidad (“¡Ah prisa maldita, apresurarse con tal agilidad a sabanas incestuosas!”- Hamlet).

Animado por este espíritu de aversión y desconfianza, cuando vi por vez primera el programa sobre el fuego, que ya estaba más allá de la mitad de su emisión, y escuche la explicación del fuego en la parte correspondiente al laboratorio de soldadura (del que soy director) asumí, infortunadamente, que los productores solo habían incluido la parte técnica de entre todo el diverso material d filmación y apagué el televisor poseído por una frustración y enojo fantasiosos. Nunca más quise saber nada del programa, tiré con displicencia la copia del CD que de manera tan cordial me había enviado Gabriel Jaime Mazo y me fijé la rígida de jamás volver a sostener relaciones con ningún medio de comunicación interno o externo… ¡Qué prevención ¡Qué descortesía en mi comportamiento y qué falta de espíritu universitarios! Al negarme a vero por completo el programa antes de adoptar una posición (que en mi caso solo se baso en una observación fragmentaria) omití uno de los preceptos de la racionalidad: ponerse en el lugar del otro, entender con plenitud su argumentación y su punto de vista; para agravar el asunto tampoco cumplí dos premisas del escepticismo: el afán de indagación y el aplazamiento del juicio. ¡¿Y qué significa estos sino atentar contra la integridad del espíritu universitario para el que la racionalidad y el escepticismo representan algunos de sus elementos sustanciales?! En todo caso cuando contraste mis sentimientos finales del programa sobre el fuego con mi comportamiento anterior, se resquebrajo el islote de mi ética debajo de mis pies y me hundí sin remedio en el mar de la injusticia que yo mismo anegué en contra de un trabajo periodístico serio y profesional. Por eso , es un intento de recuperar un tanto de soporte moral para mi quehacer futuro y exhibir por lo menos algo de consecuencia entre mi pensamiento y mi conducta, admito ante ustedes tardíamente mis errores y les agradezco su valiosa labor que resulto en el programa del fuego. Dicho en otras palabras, y aprovechando de las expresadas por Thoreau en su memorable ensayo sobre la desobediencia civil, les devuelvo la tabla de salvación que antes les arrebate como una manera de ofrecerles a todos, sin excepción, las más sentidas disculpas por mi severa injusticia.

JORGE ENRIQUE GIRALDO B.

Director del Grupo de Soldadura


miércoles, 12 de septiembre de 2007

Muerte de Julián a manos de un SkindHead

En Bogotá mataron a un joven. Lo ví en las noticias. Era Julián, así se llamaba y era Hard corero, guitarrista de una banda, para ser exactos. Lo mato un skind head. Igualito que en la película Diario de un skind head (Director. Tristán Ulloa), que reza en su inicio:
"
Locutor: Esta es una historia real, de un periodista que armado con su cámara se convirtió en un cabeza rapada. Un hombre que arriesgo su vida para contar la verdad... Personaje: yo he sido un Skin head, un cabeza rapada. He odiado a los negros, a los árabes, a los mendigos, a los travestis, a los judíos. Yo he luchado por la causa y defendido a mis camaradas. Y todavía hay noches en las que siento la rabia en la boca del estomago".


Y después viene una escena de una muerte de una árabe, de un hincha que solo iba para fútbol. Me imagino que esa escena es muy parecida a lo que le paso a joven bogotano, quien iba para su casa después de un concierto.



El agresor es un pelao de 17 años, a quien le dicen "el Chiguiro", que para más de malas (y se la merece), al día siguiente del crimen cumplió 18 años, la mayoría de edad. Se le va a ir honda.

La policía busca a otros dos presuntos (me encanta esa palabra) implicados en el hecho, que se hacen llamar 'El oso' y 'El iguano'.

Eso de los Skin head, a demas de ser muy ridiculos, porque no ven en que país nacieron, no saben que sangre llevan, que los rodea. Colombia es todo, menos un lugar correcto para skin head. No tiene sentido. Pero como estamos hablando de una cultura o tribu urbana, que a mí me parecen más a un pequeño ejercito de locos. Recordando la peli, donde muestran a los skines como unos jovenes hasta inteligentes, hasta la vida les bendice con dinero y comodidad. Pero, uno como joven lo que necesita es una justificación para lanzar toda esa energía, para otros es el fútbol o la revolución, para estos tipos medio locos y vestidos de forma ridícula, es una ideología. Hay se encuentra el lio. Y sobre todo cuando en eso grupos hay también diferencias y grupos con ideas distintas. Hasta se matan entre ellos. Muy parecido, en convivencia, reglas, comportamiento y final de sus vidas, a los grupos paramilitares.

El grupo de skin que ataco al joven peludo son los 'Sharp' ('Skin Heads Against Racial Predjuice'). Ya se disculparon, y dieron los datos de los agresores. ¿De que sirve ya? Pues, para que no pase más. Para que no se presenta la escena de discriminacion a estos mancitos por tener la cabeza rapada y llevar tirantes. Sería caer en el mismo jueguito; para esa gracia se les mata, se les extermina. ¿No? Si ese es su juego que ellos juegan. Si es lo contrario, que se pongan serios, que piensen donde están y que hacen vestidos así. Que peleen con otros que quieran pelear, eso no le hace daño a nadie. Y si no son violentos, que no lo sean. Punto.

Stencil´s que encontré en mí ciudad, en sus paredes. La del yoyo esta por las Torres del Bombona. La del escudo skin Medellín, esta subiendo hacia el guanabano desde El Palo.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Feria del Libro, Medellín 2007. El Contrasueño.

Leí en la programación que la feria seria inaugurada el 7 de septiembre, ese día lanzarían una segunda edición de un libro que quiero mucho, que me marco. Tal vez no me cambio, pero me giro hacia otro lado, me sensibilizo.

El libro es El Contrasueño, historias de la vida desechable. Escrito por Carlos Sánchez Ocampo, un escritor antioqueño, egresado de comunicación social de la universidad de Antioquia. Una man que decidió no pasar por una sala de redacción, porque él consideraba que no tenía nada que hacer allí, que todo sucede fuera, en la calle. Entonces, echo a andar con su mochila. Primero la ciudad, y luego Latinoamérica, o al contrario. Cuando termino, si se puede decir que uno termina de andar, decidió que su tesis seria un libro, un libro de la vida desechable, de las historias de los que no tienen nada, ni alma.

El resto de historia lo cuenta el prologo y las mismas historias que están en el libro. Para mí desde ese día Carlos Sánchez es un héroe, quien hizo lo que hemos pensado y querido hacer muchos de los que contamos historias: Tirarse a la calle y volverse paisaje.

En fin, fui por el libro, no a comprarlo porque no tenía plata, sino para ver que caratula tenia, y por si las moscas, que el autor, carlos, estuviese allí. Y Sucedieron las dos cosas.

El lanzamiento era humilde, los libros venían en una caja de cartón sin marcar, el señor que hizo a tola o a maruja, no recuerdo bien, pero es el que hace cultura y no el que trabajo en francotiradores. Ese señor fue el responsable de la reedición, convenció a Carlos de hacerlo. Sigo, la ceremonia muy sencilla. Hablo el profe Juan José Hoyos, que parecía aburrido, y que dijo lo mismo que escribió en el prologo de la primera edición. Luego, Carlos se subió, les agradeció a los que tenía que agradecer y se sentó a leer. Me leyó tres capítulos del libro a mí y, a todo el auditorio Restrepo del Jardín botánico de Medellín, que estaba no estaba a medio llenar. Un capitulo era inédito, nuevo, y los otros dos los recordaba. La verdad saboreé la lectura, sentí lo mismo que viví cuando lo leí por primera vez, fue muy vacano.

Se termino el acto, ofrecieron vino. No quise, hoy aborrezco el vino, siento el olor y me dan nauseas, cosa que no me pasaba en la adolescencia.

Espere un rato a que Carlos Sánchez estuviese desocupado para irlo a saludar. Me acerque, lo sentí muy ido, muy apresurado. Desde el inicio de la ceremonia se le notaba lo incomodo. Me saludo sin mírame, no creo que me haya visto a los ojos, esos ojos que llevaban una intensidad de agradecimiento tan fuerte, que le querían decir qué gracias por esas historias, que gracias por ese monologo del que muere en la calle, que gracias por esa calle que está en su libro que es la misma que yo veo todos los días. Y lo hice, muy rápido creo, también creo que se me entrecorto la voz cuando dije monologo, pero eso no importo mucho porque Carlos solo me dijo, en plural sabiendo que estaba sólo: “gracias a ustedes por venir” y se fue, se fue a saludar gente importante.

Lo mire irse, y pensé en la vida toda, en los mitos que se derrumban, en que los autores no somos nada al lado de las obras. Porque casi siempre, el autor es una farsa, o más bien es que uno como lector piensa en el autor como un ídolo, como en una persona con quien se podría sentarse a hablar horas y horas. Uno ve a los autores como amigos.

Carlos Sánchez, felizmente es feliz o debe serlo, y debe también tener trabajo, y todo lo que se merece. Pero hasta hoy fue mi ídolo, hasta hoy que se convierte en un hombre más. Porque alguien que escribe sobre desamparados, sobre olvidados, y que le importe más saludar a un señor importante que aun joven que transpira su literatura, es literalmente, una persona poco interesante. Lo que no quiere decir que deje de ser una persona importante.

Deje de lado dos tesis probables sobre el comportamiento del autor, y que hay que decir, no cambiarían en nada mi apreciación de esa noche. La primera que no estaba en su día. La segunda que estaba drogado.







Esta es la portada de la primera edición del libro. Cabe aclarar que el libro me lo presto la madre de Camila Sepulveda. Y como ven, aun lo tengo. Camila te ofrezco disculpas, pero me enamore del libro. ¡Qué pena! Te agradezco en el alma.


Adiciono el capitulo que más me gusta del libro. Un capitulo que habla de la muerte y que a mi medio fuerzas para seguir viviendo. Y hoy que lo releo, la verdad, no entiendo el por qué.


MONÓLOGO DEL QUE MUERE EN LA CALLE

“¿Recuerdas las cosas con sentido?”

De la película Nacido el 4 de Julio

La calle ha ido perdiendo colores como cuando se aproxima la noche.

Estoy sentado en mi trozo de acera enfrentado a la muerte y a sus aterradores poderes, pero no tengo miedo.

Resisto solo, desgajado de todo afecto que no sea el ramalazo de compasión de algún transeúnte. Resisto agarrado a mi piel que es bandera contra el desahucio. Piel mía, girón de piel, hermanita…

¿Qué hora será? Es raro que me interese por el tiempo. No lo necesito para nada. Yo no vivo con los días jueves o viernes, ni sobre ellos, ni por ellos. El tiempo ya no me interesa para nada. Lo que siento importante para mí son estos dos palmos de acera donde defiendo mi vida.

No me interesan las promesas. ¿Qué sería de uno si le da por atender a todas las promesas? Pronto se quedaría sin propósitos. El más allá, cielo o infierno, tampoco me preocupan.

No puedo descuidarme un solo instante. Puede reventar mi piel hinchada, atosigada de líquidos. A veces siento que estoy quedando sin alma y sin piel. Sin embargo, piel mía, hermanita, ahí sigues defendiéndome, colgada a los huesos de mi voluntad.

Mi esqueleto visto desde afuera debe parecer un chamizo cargado de trapos… Un espinazo.

Como en una confesión definitiva me he despojado de todo deseo, de todo esfuerzo y de todo habito. Veo a la muerte apelmazada alrededor de mi cuerpo, cercándome como un animal de presa.

Muchas veces la muerte ha avanzado sobre mí. En su primer lance yo tenía trece años. Desde entonces, año por año, nos hemos enfrentado.

Escapé siempre. Para mí la brecha entre vivir y morir es demasiado grande. Nadie cree que pueda resultar difícil morir. Ni yo mismo que tengo muerte por dentro.

… Yo no tengo muerte por dentro, sólo tengo muerte por fuera y ya estoy acostumbrado a verla apelmazada junto a mí, haciendo grumos que sólo esperan borronarlo todo.

La vida la he ido perdiendo a manotazos. No lentamente por el hábito de los años, sino en trozos arrebatados al descuido de una puñalada, de un balazo o de un garrotazo.

Conozco gente que dice que estoy vivo de pura idea, de puras ganas, y es cierto. Otros no alcanzan a comprender si mi obstinación para seguir vivo es muestra de amor, de resignación o de ignorancia. Alguno ha recordado, viéndome, la historia, en un poema, de un hombre que estuvo trece veces por entrar a la muerte, pero volvía de puro acostumbrado.

Sobre la acera donde estoy tumbado, la acera que es mi línea de horizonte, todo se ha vuelto distante.

…¿Qué palabras mantienen interés para mí? Ninguna. He empezado a perder no sólo el habla, sino también sus palabras. Tengo la mirada recta, fundida, nadie entre en ella, nada la quiebra.

También he perdido la gracia de soñar como si toda mi vida fuera un paraíso y no esta obra enferma.

Mientras las moscas lamen mis llagas, saciándose, escucho las voces de mis amigos acompañando, azuzando la muerte contra mí…

He nacido en un lugar donde los hombres muy pronto, en la adolescencia, se hacen dueños de inmensas cicatrices que testifican su osadía. Allí mis muertes se convirtieron en espectáculo muchas veces.

Ahora vivo en lugares más duros. Entre grupos de hombres y mujeres donde saludar con ternura puede ser visto como una debilidad.

Aquí prolifera en los rostros un gesto cerril. Muchos tienen la cara cuadrada de tanta intolerancia que albergan. Una mirada errante, una palabra suelta pueden desviar toda una vida.

Entre gente así. Entre las hordas nómadas del centro de la ciudad, desposeídos de todo menos de sus cuerpos borrachos, como yo, oigo que dicen, apiadados, como solicitando una ambulancia “¡Quien fuera capaz de matarlo!”

… Otros, los más duros, hablan de los castigos de Dios o sugieren en una forma que yo comprendo meno, que me mate yo mismo. Nadie ha preguntado por mi deseo, que es único. Tengo mi cerebro enrojecido de tanto emitirlo: quiero vivir. Quiero vivir. No me interesa mi cuerpo lacerado, impedido.

… Mis ojos deben haberse secado porque sólo mirar por entre los parpados abotagados, recargados de vigilia, me cuesta un gran esfuerzo. Las cosas crecen mientras las estoy mirando, como si se me arrojaran encima, entonces no puedo verlas.

Pero no importa. No maldigo, tampoco odio. Sé que un porta ha dicho: ”¿Será que el sentido de la vida está en buscarle sentido?” Y yo ya encontré el mío. ¿Por qué no voy a tener derecho a él?

Oigo que dicen que ya no tengo oportunidades. Miran mis miembros hinchados por la acumulación de líquidos en los tejidos de la piel. Intentan recoger las palabras que dejo caer pesadamente, entrecortadas por siseos y ronquidos que yo no logro manejar…

A veces creen que sufro mucho y me consideran un santo. Entonces hacen grandes esfuerzos por cosechar perdón de mis pústulas. Cuando se alejan siempre repiten, creyendo que no los escucho “Se va a morir, se va a morir”

Pero hace poco vino uno de aquí. Un gamín de veinticinco o treinta años, un atrevido de verdad que cree en el poder de los muertos y me dijo “Ñero, ñero, cuando se muera venga por mí”. Intente míralo, reconocerlo, pero no con la intención de volver por él, sino porque jamás he compartido el suicidio y su petición me lo parecía.

…Le dije que sí para evitarle el dolor natural de sentirse olvidado también por los muertos, pero en realidad no tengo la mínima intención de llenar mi muerte con dolores ajenos.

Tal vez muera antes que yo. Tal vez algún muerto amigo esté ahora mismo obrando por él, juntándolo trozo a trozo ante Dios.

… Hace un momento sentí una respiración libre, vigorosa, junto a mí, entonces intenté recordar cuando era sano y descubrí que ya empecé a perder los recuerdos. No pude saber si fui feliz algún día. No sé si existí antes de ahora.

Diciembre de 1991.

El 3 de diciembre durmió en la acera de Amador con Díaz Granados. El 6, ayudado, se levantó. Gastó tres días cruzando Guayaquil hasta el sector de La Bayadera (ocho cuadras). Murió allí el 10 de diciembre en la acera, frente al bar Mexicano.

EL CONTRASUEÑO

Historias de la vida desechable

Carlos Sánchez Ocampo

sábado, 8 de septiembre de 2007

El puente de barranquilla

Había llovido. Antecitos corrí para no mojarme, pero igual me moje un poco. El puente es largo, es asustador por la soledad. En la mitad siempre miro hacia abajo, hacia el río. Me dan ganas de tirarme y al mismo tiempo me da miedo tirarme.


Vemos al fondo, en las montañas, el Cerro Pan de Azúcar iluminado en su punta. Es la ultima luz del día que ilumina este valle.

Luego miro el visaje de los de abajo, de los "desechables", de los sin hogar que están viviendo en el río, por ese camino peatonal lindisimo que hay cerca del río. La ciudad no les dejo más opción, los llevo hacia el río para no mostrarlos, para que no se vean, para que no los veamos. Pero yo si los veo, me regalo un segundos viendo sus vidas, sin compararme, siendo uno de ellos. Sueño malas vidas para tener en realidad algo mejor. Me gusta mirar el mundo y todas sus profundidades.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Hidrante visto desde un bus

Una cosa preciosa que es difícil de encontrar, como seria encontrar un trébol de 5 hojas, si a uno le importarse de verdad una hojita de esas.



Iba en un bus...

lunes, 3 de septiembre de 2007

Un par de dias en El Salto, en Guadalupe

Estaba en el salto, en Guadalupe, Antioquia. La cámara es un poco grande para mí, pero lo que hago con ella es mucho más grande que ella y yo juntos. Hermoso lugar, muestra de lo que puede hacer el hombre cuando se combina y trabaja con la naturaleza. No alabo lo malo que causa un proyecto hidro, nada de eso. Es, ya que es necesario, y estando construido (el mal ya hecho) es vacano verlos armoniosos: naturaleza, comunidad e ingeniería. Bonito.
EPM ayuda a la comunidad. A 20 pesos es la subida y bajada en el teleférico rojo para toda la comunidad (que a demás es la única ruta de la escuela) . El transporte público más barato del mundo. No significa que sea muy bien, porque en el mundo hay muchisimos que son gratis.

El salto, en la parte de arriba, en la parte de Gómez Plata, el paisaje es veredal, como en mi pueblo. Carretera destapada. Casas diseminadas por ahí, perdidas, alejadas. La gran diferencia con farallones, el manzanillo o los monos (veredas de ciudad bolívar), es que el salto tiene un patio trasero poético.


Y para variar, como siempre, y creo es un miedo muy bobo de mi parte: muerto del susto por la altura en un magnifico paisaje.