Hace unos días volvimos a visitar el hospital, ese edificio blanco, silencioso y amable de
La Cardiovascular, porque el abuelo había vuelto a
enfermarse grave.
Y estaba muy grave.

(inicios de mayo)
Vimos televisión juntos un rato. Igual, cada vez que se sentaba, o se quitaba ese mascara, los aparatos pitaban y él se
maluquiaba.
Unos días después, ya en casa, lo vi lo más de
repuestico. Hace 15 días no más fue eso.
Pero anoche, cuando mi mamá entro llorando a la casa, diciendo: "Murió papá". Dije para adentro, adiós
Valentín.
Yo soy de los que no lloro, y mas cuando las muertes que me han tocado próximas, han sido la de los abuelos, que ya
sobradamente había vivido y revivido. Las
lágrimas sobran en esos momentos.
Algunos viajaron en la madrugada, otros apenas en la mañana, y en la sala de velación de
Campos de Paz,

nos entramos todos los familiares cercanos y lejanos, de los
Alvarez, Vega, Palacio, y el resto de
combinaciones de apellidos que los hijos y sobrinos y nietos han hecho en todos estos años. Todos me había cargado cuando niños. Y yo no conocía a nadie. Ya los viejos se están yendo, ya los adultos están enfermando, ya los jóvenes están comenzando a formar familias (bueno, existimos pocas excepciones).
No lo vi en el ataúd. Me gusta recordar la imagen de vivos, que es donde esa energía llamada vida le daba forma al cuerpo que uno recuerda como "el abuelo
Valentin" (o el papito).
Y por los
borditos, lo acompañe en el ultimo rito.

Mucha gente acompañando al viejo.


Apenas entran a la iglesia, el cielo suelta un vendaval. Días tristes, días para irse del todo.

La misa fue con cantada de esas que te ponen a llorar. Mejor no entré, desde afuera lo acompañaba.

Vi desde
arribita, la entrada a la vaina esa donde los
creman. Muchos entraron, y salieron
destrosados. Mejor, desde lejitos.
Adios abuelo. Tal y como fuiste,
paisa machista liberal jubilado, con la abuela y sin la abuela (que ya viajó hace 17 años), siempre tu casa fue nuestro centro de encuentro, de comer
mediamañana, el algo, y la merienda. Y de la jugada de dominó hasta la madrugada. Y la bolsa de leche todos los días. Y las
bermudas hechas con las pancartas del Partido Liberal. Y los pedos olorosos y sonoros que abundaban a tu paso. Y los años de vivimos juntos, y que me
aguantaste, y después de no hacerlo, igual, unos años de silencio, y volvimos a saludarnos
tranquilamente, a hablar de cualquier cosa sentados en el balcón.
Los alumnos (y me cuenta mi mamá, que hasta presos) que pasaron por la puerta que cuidabas (se jubiló de celador), seguro te mandan saludes, y te recuerdan.
Menos mal ayer se cobraste el ultimo
sueldito. Y de aquí para adelante, esa platica se la ahorraran el Departamento de
Antioquia y la nación.

Yo debo tener mejores fotos de él, pero esta es la que encontré rápidamente, y tiene un sonrisa.
¡Adiós
Valentín! (saludes a la abuela).
PD: con estos resultados de las elecciones presidenciales, mañana, si hubiese vida, habría renegado del país en que estamos.
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