jueves, 10 de abril de 2008

Carta a una amiga que se fue, que se va yendo a otro lugar

Estaba recordando que mi vida ha sido un poco espectacular.

Nací. Eso da para un Oscar. Mi Madre Aleida Alvarez, cómo!!! Y padre Alirio Escobar, ahhh!!!

En Ciudad Bolívar. En el culo del mundo. En el cañón del fin de Antioquia y el inicio del Choco. Un pueblo conservador, machista, obtuso.

Pobres. Pero sin hambres y con buenos sentimientos.

El mayor de la familia. Condenado a estar solo y no tener referentes.

Estudie en una escuela humilde, sencilla, de principios católicos, que hablaba de la lengua española, que nos ponían a cantar la piragua de Guillermo cubillos, donde hacíamos rifas, donde no hacíamos nada, donde también jugábamos al fútbol y tocábamos la campana para irnos a casa. Esa escuelita se llamaba la Isabel Solís, o le decíamos así.

A los 6 años me descalabraron.

En tercerito me robaron el reloj que tenía un fondo como de parques, que mis papás me habían regalado en diciembre. Cuando les conté a mis compañeritos me puse llorar.

En cuarto estaba enamorado de Maribel. Una vez perdí artística solo para quedarme a verla unas horas más.

En quinto estuve consciente de la paja, el pene, y la vagina; y bueno, y todo lo que implica eso. Ya jugaba fútbol, ya me intentaba hacer la paja y me jugaba cinco partidos seguidos, entonces ya sabía mucho de todo.

En sexto me gustaba el colegio, y las niñas. Siempre digo que en sexto cambie mucho, ví el mundo, me adapte un poco el, y vivir esos particulares aprendizajes que lo hacen grande a uno.

En fin.

Séptimo un desastre. Me enloquecí, hice todo mal y la pase genial. Me matricularon con Contrato Pedagógico. Mi mamá nunca volvió al colegio para nada relacionado conmigo. Mi papá siempre me amenazaba con mandarme a coger café, pero siempre pagaba las cuentas del colegio.

Llego octavo. Yo crecía y cambiaba. Yo pensaba y lloraba.

Tampoco, explico, tengo una memoria buena, ni mala, no tengo es lo que quiero decir. No me acuerdo de octavo. Tal vez las clases, el álgebra, las viejas (mujeres) contra nosotros (hombres). Mucho billar.

En noveno fue el mejor año. En el colegio la pasamos de locos. En la calle ya me habían besado. Y bueno, me fui perdiendo con los días.

En décimo ya me gustaba y sabia de rock, y ya escucha atento a la profe de filosofía cuando hablaba del principito. En décimo, eso era el 99´?, o 98´ creo. Tenía 15 años.

No fumaba, no bebía, no trasnochaba, no hacia nada malo. Bueno, joder en las clases y pensar hamponadas en los tiempos libres, pero eso es como rezar el padre nuestro, es un pan de cada día de un joven de pueblo. No iba ni a los paseos que hacían entre los del salón. Era una gueva, y no lo sabia. Pero desperté, me junte y me adentre en el rock, el alcohol y las letras. Despacio. Sin muchas novedades, lo justo para no perder el brillo en los ojos.

Solo hablábamos hasta donde nos imaginábamos la vida. Los límites eran las frases de Héroes del silencio, y tal vez las de Silvio Rodríguez. Palabreábamos el mundo que nos llegaba. Lo traducíamos a nuestro idioma y se hacia nuestro, se hacia chico.

En Once, la locura. Uno en Once grado es el dueño del mundo, todo es posible.

El miedo del ejército. El gusto por las mujeres. Pero nada de mujeres; nunca toque ese tema. Bueno, varios roces, varios. Pero no fueron nada, pero al fin uno se pega a todo para decir lo que quiere ser. Mucho hongo. Mucha alegría. Mucho alcohol.

No sabía para donde iba. ¿Carrera? ¿Futuro? Imposible!

Mi familia, o en mi familia nunca se hablado de estudio para Juan David. Eso cambio cuando mi mamá vio mi icfex, le dio un arranque y me dijo que había que darme estudio.

Existen muchos recuerdos más, de eso estoy seguro, pero están muy adentro.

Te puedo contar mi vida por mundiales de fútbol. O por avalanchas y fenómenos del niño. O según presidentes. Siempre será la misma miseria de recuerdos rotos.

De Evelin, una niña de la cuadra, mmmmm. De los paseos con los marihuaneros y con las mamás de los marihuaneros a los charcos. De jugar nintendo horas y horas. De escuchar ciclismo, El tour de Francia, en el radio mañanas enteras, mero placer. Llorar me gustaba un montón.

Y claro, se me escapan muchas cosas más como peces vivos entre las manos. Ahí están, los toco pero se van, se mueven.

Luego, después de un tiempo, la universidad, el fútbol, el circular sur, el video, el icetex!

Bueno, y apareciste tu. Ahí, como ejemplo de placer, como espejito, como néctar…

Mire como era yo. Mire que no hay súper aventuras. Solo tengo anécdotas de viajes y de algunos robos, y de imaginármelo todo, y claro, y algunas tocaitas, y ya. Que más iba a hacer en un berriondo pueblo y con esta mente friki.

No se si y había fumado marihuana ni siquiera. Tal vez si, pero todo apenas en esas épocas se estaba inventado, iniciando.

Llegaste y fue una locura. Eso resume todo.

Fuimos amigos. Fuimos fugitivos. Fuimos compañeros. Fuimos poetas. Fuimos amantes. Fuimos adolescentes juntos. Y qué más se puede decir de alguien que te acompaño tanto tiempo en tu vida, tan cerquita, tan profundo.

Mucha droga. Mucho barrista. Mucho rocanrol. Mucha calle. Mucha televisión. Mucho cine. Muchos silencios. Muchos libros. Mucha escritura.

Estaba loco. Loco de amor. Loco de vida.

Siempre veían un teléfono publico y me imaginaba mi bolsillo y me imaginaba que si estuvieses en casa. Teníamos el tiempo justo de mi dinero, de las lágrimas, del amor, de las palabras más lindas dicha mientras en teléfono monedero de tienda sonaba: tu, tu, tu. O como sonase, pues para mi cuando se colgaba el teléfono estaba destruido, o antes de llamarte la verdad ya estaba destruido.

Tuvimos un amor con sabor a vino. A sudor. A depresiones. A pastillas. A besos. A caricias. A noches enteras. A crepúsculo cogidos de la mano. A mi amor te quiero tanto qué aguanta! que la vida es ésta y yo te salvo.

Nos enamoramos desde siempre. Cada uno a su ritmo y dependiendo de los días. Uno más rápido que otro, pero fue pasión desde el inicio.

Inicio que no recuerdo y un desarrollo que contiene tantas cosas, que aun late.

Fuiste Juan David demasiadas veces. Firmabas por mí. Rogabas por mí. Vos que me agarrabas de la mano. Vos que me curaste. Sos todas esas cosas que pienso cuando vuelvo del infierno de los días.

Ya soy lo mismo aunque te fuiste. Ya me cobijo con otras palabras y me levanto con la misma canción. Todo es así. Ya son otras las palabras que utilizo para llamar los mismo, incluso lo que hacia antes de que te fueras, tal vez porque para mi ya te habías comenzado ir desde algún tiempo.

Dile a todo el mundo que yo fui el que mando todo al carajo. Todos deben saber que yo era el que dañaba la fiesta porque tenía sueño. No es difícil, ni falso, decir que yo hice que nuestra relación se pareciera a lo que yo quería. Puse limites muy altos, exigencias muy atrevidas, hasta ofensivas. Hice que todo se fuera en pique sin salvamento.

Ahora que todavía me reflejo en la pantalla negra del computador cuando se apaga, quiero decir que también todos deben saber que dije e hice vainas bonitas para que todo fuese chimba, tambien. Que me levante todos los días para demostrarte que era posible. Que soy muchas cosas por vos. Y también, y no menos importante, que te quise un montononon, y que eso es más grande que un camión, que todas las montañas, que todas las depresiones que libramos juntos.

Y nada, yo pensé que la idea era viajar, pero esto fue un muy mal aterrizaje; me apeno porque yo no tenía planeado el aterrizaje, porque eso es de mala suerte.

Por los espacios vacíos, por los gatos que aun andan y hacen ruido y me quieren, por los sonidos y esperanzas que ya no están en casa, por los días que pasamos, por los días que quisimos pasar, por las aventuras cumplidas, por ese viaje a mi mismo (y de ambos) donde lastimosamente saliste mal librada, o bien librada, eso no lo se muy bien, el tiempo lo dirá.

Los días mi compañerita, se acabaron. Ahora ya la vida sigue y nosotros con ella, y lo único que cambia es que yo no se de ti, y vos nada de mi. Pero, o por lo menos de esta orilla, igual me preocupa y duele. Pero ya no hay nada que hacer, todo esta consumado.

Todo esta adentro y se refleja.

Que tengas un buen viaje, el mejor de todos… Y espero que a mi también me acompañe la misma suerte. No es una despedida, es un impulso para que todo este mundo de vueltas y vueltecitas y nos traiga las mejores. Y nada, somos la misma sustancia, como gotas de mercurio que se unen (misteriosamente)…

Sentado en mi silla, y al frente del computador como en los últimos días, loco como siempre, y emocionado como me conociste, te escribe un niño que lo entiende todo, que lo siente casi todo, que lo vive como puede, que lo trasmite como le alcanza, que lo olvida como él solo sabe.

Como la brisa delgadita que cae en nuestros rostros. Como la canción que nos gusta. Como la hora que mirábamos cuando comenzábamos a ser tristes. Como los días que nos iluminan y que nos mojan.

Como final puedo decir tantas cosas que debo y que faltan por decir. Pero nada, seguro que en algún momento te lo dije, lo que pasa es que lo olvide,

Entonces?

Nada, la vida, las horas, hasta la muerte.

Este es un viaje, ya llevamos un poco caminado. En una línea de tiempo, tú fuiste un buen pedazo. Así de frió, así de loco, así de practico. Mi vida no la puedo contar sin contar un poco de la tuya.

Otra vez. Este es un viaje, y estoy en play. No se pa´ donde coger, no se donde será el fin, pero tengo el control en las manos y se jugar el juego, solo hay que jugar.

Un beso, un abrazo, una lágrima.

Le bon Voyage. Ma princesse.

Juan.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buen escrito, muy emotivo y sincero..., se nota.
Juan David, te escribo porque acabo de ver tus videos que tienes de vivir en carretera y me interesaron porque hago con unos amigos una publicación virtual llamada www.homohabitus.org, y la próxima edición será sobre "La Ciudad y lo Urbano", y quería saber si te interesaría colgar tus videos en la sección de media de nuestra publicación. Entra y mírala y si lo deseas nos escribes a contactos

Espero te guste.
pd. cierto que éstos videos los han pasado por un canal regional? (me parece haberlos visto en canal u o en telemedellín, o no me acuerdo cual), en fin.

Verónica
www.homohabitus.org