domingo, 27 de abril de 2008

A propósito de la izquierda y de la derecha. A propósito de la política de la vida

Decía Estanislao Zuleta dos años antes de yo nacer, en su texto y discurso del Elogio de la dificultad.

Y describe y es valido para lo mismo que nos pasa hoy, para lo mismo que ha pasado siempre:

“La pobreza de la imaginación nunca se manifiestan de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, países de Cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y por lo tanto también sin carencias y sin deseo; un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes…”

“…que nuestra desgracia no está tanto en las frustraciones de nuestros deseos, como en la forma misma de desear. Deseamos mal. En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros, un nido de amor y por lo tanto, en última instancia un retorno al huevo. En lugar de desear una sociedad en la que sea realizable y necesario trabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades, deseamos un mundo de la satisfacción, una monstruosa sala-cuna de abundancia pasivamente recibida.”

“…Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que queremos regresar a él...”

Se nos tiraron la vida porque no nos enseñaron a vivirla.

No diga eso, no haga eso, usted no nació pa’ eso, usted no es eso, no quiera eso, y lo demás que ahora recuerdas que te han negado.

Con todos los que crecí, desde mi padre hasta mi ultima novia, me han contado y han soñado delante de mi, un final perfecto, en todas las palabras y diferencias que puede haber entre uno y otra persona, todos han dicho que: Una vida sin complicaciones, relajada, sin hacer nada, en ultimas. Ese es el problema, que luchamos para aburrirnos, para llegar al fin y decirnos que queremos volver a comenzar, porque no hay aventuras.

La diferencia entre un rico- el poderoso-el importante-el campeón-el mejor con un pobre-perdedor-anónimo-miedoso-y ultimo de la fila, ¿sabes cuál es?

Sus sueños.

Nacimos en la misma ciudad, corrimos en los mismos barrios, nos enseñaron los mismos profesores del mismo colegio, nos enamoramos de las mismas mujeres. Y él, o aquel tiene dizque una vida mejor que la mía. Tal vez tendrá otras historias, pero nadie sabe cual es el paraíso, muchos pensamos que es existir.

De eso se trata existir: de luchar, de ganarse cada segundo.

“…Son muy conocidos en la historia, desde la antigüedad hasta hoy, los horrores a los que pueden y suelen entregarse los partidos provistos de una verdad y de una meta absolutas, las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia -por la desgracia- de una revelación. El estudio de la vida social y de la vida personal nos enseña cuan próximos se encuentran una de otro la idealización y el terror…

…En lugar de discutir un razonamiento se lo reduce a un juicio de pertenencia al otro – y el otro es, en este sistema, sinónimo de enemigo-, o sea procede a un juicio de intenciones. Y en este sistema se desarrolla peligrosamente hasta el punto en que ya no solo rechaza toda oposición, sino también toda diferencia: el que no está conmigo está contra mi, y el que no está completamente conmigo, no está conmigo...”

Y hablando ya de política, entendiendo que política es casi todo lo que hacemos. Porque existir toma sentido porque hay otras personas. Al vivir con los otros, ya somos sociedad o grupo, donde las cosas comienzan a ser comunes, publicas. Alli entra la política.

La tal democracia en que se amparan todos los estados que han surgido con tendencia a la derecha, que han creado patrias e imperios, y patriotas y emperadores.

Así nos dijeron que era la vida. Bueno, y nuestro imaginario fue construido con políticas individualistas, donde ganar te hace mejor, y al otro peor.

Nuestro imaginario, nuestra forma de hablar sobre buenos y malos, sobre ganadores y perdedores.

Cuantas vidas perdidas en tantas construcciones de sociedades en egos y grandes hombres que han hecho chiquiticos al resto. Cuantas muertes causadas por la terquedad de una sola vida.

En fin, desde las pirámides, hasta las malditas guerras, nos filamos para morir.

Todos terminan cediendo sus vidas ante sus dioses.

“…El atractivo terrible que poseen las formaciones colectivas que se embriagan con la promesa de una comunidad humana no problemática, basada en una palabra infalible, consiste en que suprimen la indecisión y la duda, la necesidad de pensar por sí mismo, otorgan a sus miembros una identidad exaltada por participación, separan un interior bueno –el grupo- y un exterior amenazador. Así como se ahorra sin duda de la angustia, se distribuye mágicamente la ambivalencia de un amor por lo propio y y un odio por lo extraño y se produce la más grande simplificación de la vida, la más espantosa facilidad…”

Bueno, ahí el mundo y los hombres sacan su partido, porque nadie apuesta a perder, pero la verdad tampoco a ganar. Nos aliamos siempre para vencer, para que nos lleven a los hombros, para que nos ayuden en todo, para que, en ultimas, yo termine haciendo bien poco. Lo mismo pero distinto.

La izquierda, la minoría, la contra, la revolución, siempre termina señalando la ruta, ordenándonos, siempre termina peor que la enfermedad.

Se han llenado de odio, de fastidio, de mucho cansancio, de injusticias, de dolores, y todo lo acumulan para descargarlo cuando sea posible.

Todas las luchas han traído los cambios, pero también las peores pesadillas.

Terminamos revolucionándonos una vez, y no una y mil veces, como deberia de ser.

Paramos, terminamos esclavos de nuestra verdad, de nosotros mismo.

“…Lo más difícil, lo más importante, lo más necesario, lo que de todos modos hay que intentar, es conservar la voluntad de luchar por una sociedad diferente sin caer en la interpretación paranoide de la lucha. Lo difícil, pero también lo esencial es valorar positivamente el respeto y la diferencia, no como un mal menor y un hecho inevitable, sino como lo que enriquece la vida e impulsa la creación y el pensamiento, como aquella sin lo cual una imaginaria comunidad de los justos contraria al eterno hosanna del aburrimiento satisfecho. Hay que poner un gran signo de interrogación sobre el valor de lo fácil; no solamente sobre sus consecuencias, sino sobre las cosas mismas, sobre la predilección por todo aquello que no exige de nosotros ninguna superación, ni nos pone en cuestión, ni nos obliga a desplegar nuestras posibilidades…”

“…Dostoyevski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadena, los amos, las seguridades porque nos evitan las angustia de la razón…”

Leí por ahí, mientras me perdía en la red, es que los grande pensadores, los inventores, los maestros, los creativos, los grandes hombres, son aquellos que da su conocimiento, que comparte su secreto para poder obtener muchos otros. Se arriesgan a vivir para seguir despiertos.

Yo no fui capaz con la muerte, siempre he querido morir con el sueño de seguir vivo, y eso se contradice, entonces opte por seguir vivo simplemente.

Quiero aventuras, quiero arriesgarme a discutir, a pensar diferente, a proponer otras cosas, a quedarme quieto y a correr, quiero hacerlo todo, llegar hasta el límite, en últimas, vivir.

Pero ahí están los imaginarios, la sociedad a la que perteneces que te dice que andas mal, que no es así, que los sueños son otros…

Y termina Estanislao citando a Fausto:



“También esta noche, Tierra, permaneciste firme.
Y ahora renaces de nuevo a mi alrededor.
Y alientas otra vez en mí
La inspiración de luchar sin descanso
Por una altísima existencia”

¡Que viva el mundo libre! ¡Que viva la unidad en cualquier cosa! ¡Que viva la tierra que pisas!

¡Hasta la victoria, siempre!

Este es Héctor Abad faciolince citando a Kavafis en una columna de la revista Semana, a proposito de la vida.

"Si vas a emprender tu viaje hacia Ítaca / pide que tu camino sea largo, / rico en aventuras, lleno de experiencias. / A Lestrigones y a Cíclopes / o al colérico Poseidón, no les temas, / no hallarás tales seres en tu ruta / si no los llevas dentro de tu alma. / Pide que tu camino sea largo. / Que numerosas sean las mañanas de verano / en que con placer y alegría / arribes a bahías antes nunca vistas. / (…) Lleva siempre a Ítaca en tu pensamiento. / Llegar allí es tu destino. / Mas no apresures el viaje. / Mejor que se extienda muchos años / y en tu vejez atraques en la isla / enriquecido con lo ganado en el camino / sin esperar que Ítaca te enriquezca. / Ítaca te ha regalado un hermoso viaje. / Sin ella no habrías emprendido el camino. /Pero no tiene ya nada que darte. / Aunque pobre la encuentres, Ítaca no te ha engañado. / Así, rico en saber y en vida, como te has vuelto, / entenderás al fin qué significan las Ítacas".

En esa línea de tiempo y de problemas, de lios unos de tras de otros, historias que aun no tienen, (y ni van a tener fin), somos un mar de lagrimas en un mundo de pañuelos.

Antes los dias que vienen, y antes los que ya se fueron, un poema de Jaime Gil Biedma:

Que la vida iba en serio

“Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.”

Necesitamos una vida que se pueda vivir. No más grandes quijotadas para grandes estupideces. Un carro, después del triciclo, y después del carro una silla de ruedas ¡No inventemos!

Necesitamos andar en… en palabras de un poeta cooperativo, John Sosa:

“Un camino como una carta que pueda darnos una esmeralda, una voz nueva, un corazón apasionado, una vida sensible, sencilla, plena, como las nubes que están sobre nuestras cabezas”.

Yo quiero morir en la sencillez de los días campesinos, seguro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El texto de Estanislao es uno de mis mejores recuerdo del colegio. Lo devoré con un gusto total. Qué buenos momentos me hiciste recordar tan sólo con la mención de Zuleta.

Anónimo dijo...

Hola Juan David te anuncio el nacimiento de un nuevo blog del grupo Homo habitus... www.homohabitus.org/costurero