domingo, 18 de mayo de 2008

¿Que le pasa al Colombo Americano?

Pues, yo no soy muy visitante, ni tengo carnet, ni nada de eso. Muchas veces, y aun sigue siendo asi, tengo las citas en las escalas, afuera en el Colombo. Y siempre esta en mi mente al pensar cine, y fue, se puede decir, la única sala que la sentia mía, mía.
Y claro, la ultima vez que fui a cine, o las ultimas más bien, el ambiente había cambiado, y la cartelera también.
Y en la calle ya se escuchaba: "es que el Colombo ya no es el mismo..." y demás vainas que dependiendo de la persona terminaba acusando a alguien o hablando de la crisis en general que tiene Colombia en cultura, y yo terminaba diciendo abajo el sistema, (y siempre que uno pronuncia esa expresión en público tienes que acompañarla con una carcajada, sino pasas por mamerto).

Hace ya un tiempo, fue la salida de Pedro adrián Zuluaga, y antecitos, la salida de gente que conozco, casi que con las misma palabras de hoy, pero no con las misma circunstancia, porque el asunto sigue empeorando.

Quizas fue la muerte de Paul (Bardwell), mago de la utopía llamada Colombo, que trajo nuevos aires al Colombo. O el nuevo siglo, o el trabajar y trabajar de todos estos años, o la angustia de tener la calificación Iso 9000. O tal vez sea gente que llego y se instalo en la institución insignia de la cultura en Medellin y trajo demasiadas ideas y nada de corazón.

Yo no se las historia, ni participe en las recolectas para fabricar el sueño, pero si asistí al viaje, y hoy veo lejos y difuso aquello que vi con ojos inocentes cuando llegaba a Medellin y entraba al colombo con un respecto muy grande, y salia fascinado y hasta cambiado.

Aqui les traigo una carta abierta escrita por una cantidad de personajes del cine y los medios, diciendo... bueno, ahi les va, ustedes entenderán:

Medellín, abril 20 del 2008

Señor
Enrique Uribe Escobar
Presidente Junta Directiva
CENTRO COLOMBO AMERICANO
La Ciudad

Con copia a Michael Cooper, Director del CCA, Catalina Uribe, Directora del Programa de Cine del CCA, Mario Salcedo, Director de Mercadeo del CCA, y medios de comunicación

Estimado señor Uribe,

Ya es un comentario común entre mucha gente la situación en que está sumido el Centro Colombo Americano en cuanto a lo que es: una institución cultural. Ninguno de quienes firmamos esta carta desconoce que los nuevos aires que han llegado a la institución están animados por unas intenciones que persiguen beneficios para el Colombo en su búsqueda de rentabilidad para proyectos costosos de muy vieja data como las salas de cine, la biblioteca o la revista Kinetoscopio. No obstante, en ese mismo sentido hay que decir que las cosas con las que el Colombo logró hacerse querer por la ciudad se están viniendo abajo. En el deseo por salir de unas pérdidas en todo caso muy relativas, no solo se está pervirtiendo una de las más importantes funciones del Colombo sino que precisamente ya se ve un déficit mucho más grande y, lo que es más, se ha ido alejando un público que antes se había conquistado con mucho esfuerzo.

No es un invento nuestro, es algo que los mismos vigilantes del Colombo oyen decir a quienes se acercan a la cartelera, algo que saben y comentan aquellos empleados que vieron cómo el programa cultural del Colombo llegó a ser la principal opción de ese campo en la ciudad, para declinar hoy, primero como objetivo de las directivas, y luego, por supuesto, frente a la gente que, no sobra decirlo, también era captada, al menos en sus simpatías, por los cursos de inglés. Y es que el Colombo (y lo dicen sus estatutos) no es solo un centro para la enseñanza del inglés: es una institución cultural que en esa calidad y no en otra recibe privilegios tributarios no desdeñables, los cuales la comprometen a hacer un énfasis en la cultura sin mayores ánimos de lucro. ¿Qué pasa pues con el programa cultural, y queremos hacer referencia especial al programa de cine y a la revista Kinetoscopio? La programación de cine apunta hoy por hoy a presentar películas más comerciales y a hacer inversiones menos cuantiosas. Además de que estamos convencidos de que las pérdidas de años atrás nunca han hecho gran mella en el presupuesto general del Colombo, el resultado de ese cambio de orientación es que, de cuantos asistían casi a diario a las salas de esta institución, a muy pocos les interesa ya lo que allí presentan. Alguien que viva en El Poblado o en Laureles prefiere ir a Oviedo o a Unicentro porque allí ofrecen una programación similar, si no idéntica, a aquella con la cual ahora el Colombo pretende competir en un mercado que jamás podrá ser el suyo, como es el de los cinemas de los centros comerciales.

Lo que hace el Colombo Americano con sus salas de cine o con Kinetoscopio no es perder plata, es aportar a su misión, a su razón social y, no está de menos decirlo, a la historia cultural de una ciudad que por eso ha aprendido a respetar y admirar la realidad maravillosa que ha sido el Colombo hasta hace muy poco, porque aún la gente tiene esperanza de que se vuelva al noble camino de antes. Con respecto a la revista de cine, en esta coyuntura amenazante para su supervivencia es necesario aclarar de entrada, y con total pragmatismo, que el Colombo nunca va a obtener ganancias económicas con un proyecto como ese, pero si la nueva directora de la revista dice que la publicación es muy densa y que no la lee nadie, es porque tiene una idea de Kinetoscopio que está por completo alejada del producto que pretende mercadear. Escribir sobre cine, y en especial sobre el buen cine, siempre implicará acercarse al ensayo, a una forma de pensamiento, y eso pide una actitud de parte del lector que se puede motivar de muchas maneras y en muchos sectores, una actitud por cierto edificante, ya que busca la reflexión sobre asuntos muy pertinentes que el cine meramente comercial rara vez toca. Aunque es cierto que podrían ser más los lectores, no son pocos en Colombia y en el exterior los que ven a Kinetoscopio como la revista de cine más importante de América Latina, una revista que es consultada en Europa y Estados Unidos más que todo por su contacto de primera mano con la producción cinematográfica de nuestra región. Esa importancia adquirida a lo largo de 18 años no se puede ver de ninguna manera como una pérdida, como un lujo o como un gasto inútil. En cambio, reemplazar el concepto de la revista por uno más ligero implicaría perder el público que se tiene, y si eso se intentara para conseguir uno mayor numéricamente, habría que ser conciente de que se requeriría de un capital que nadie en este país estará dispuesto a invertir para algo tan poco rentable como es informar a todo color y en papel fino sobre cuánto costó El señor de los anillos o qué peleas hubo entre Bardem y los Coen mientras hacían Sin lugar para los débiles.
Kinetoscopio no será nunca rentable económicamente, pero ha hecho y aún está haciendo historia, generando cultura, promoviendo la diversidad, civilizando, en suma. Para reducir las pérdidas económicas que necesariamente conlleva su edición existen muchas posibilidades distintas a la de transformar un contenido y una actitud ética que constituyen su reconocido aporte, posibilidades agresivas y económicas de mercadeo que ni siquiera se han considerado y que merecen una reflexión aparte, no solo a cargo de la dirección de la revista sino también del editor y del equipo de redactores, que son finalmente quienes conocen mejor al público objetivo de Kinetoscopio.
Esta carta tiene como motivo primordial defender lo que ha sido Kinetoscopio durante dieciocho años y motivar un retorno a lo que fue el programa de cine del Colombo, el cual, si en el pasado festival de Eurocine fue publicitado bajo el slogan de “un cine diferente”, debe respaldar ese slogan con hechos. Todos amamos al Colombo como una institución que ha hecho de nuestras vidas algo mejor, algo más agradable, algo que nos permite observar el espíritu del mundo con una libertad que ninguna otra institución cultural ha podido alcanzar en nuestro medio. Sabemos que esto se debe a un sabio mecenazgo que, en otros tiempos, no fue mirado como un acto de misericordia sino como una aventura que valía la pena y que además, en uno u otro caso, también ha reportado réditos, algunos inesperados. Este año, por ejemplo, el Concejo de Medellín condecoró al Colombo con una medalla muy importante en nuestra sociedad, y el Municipio acompañó ese estímulo con aportes monetarios considerables. Kinetoscopio, una de las causas de ese honor, ganó el año pasado más de treinta y cinco millones de pesos por diversas becas y premios y obtuvo el Premio Santa Lucía “por su aporte al fortalecimiento del cine colombiano”. Ya en 1995 había ganado la Beca a la Excelencia en Publicaciones Culturales de Colcultura. Ahora, en cuanto a la capacidad que tiene el Colombo para asimilar a la revista, sabemos que cada vez se matricula y se seguirá matriculando mucha más gente para estudiar inglés. Por eso nos sentimos autorizados a pedir que se vuelva a la ruta en la que esta querida entidad ha sido tan importante por muchos años.

atentamente, Santiago Andrés Gómez, Adriana Rojas Espitia, Lisandro Duque Naranjo, Anaís Domínguez, Fernando Arenas Ph.D., Víctor Gaviria, Héctor Abad Faciolince......

Bueno y las lista es de 78 personalidades. Esta en el grupo de Pulpmovies: http://www.facebook.com/group.php?gid=12097006597
y en la discusion:
http://www.facebook.com/topic.php?uid=12097006597&topic=4140

Y a propósito del Pulpmovies, el cine club más radical de la ciudad y que tiene (o tenia) sus bases en el colombo, ellos también mandaron una carta, un mensaje, o más bien un grito. Bueno, mejor califiquen ustedes:


Señora:
Ana Catalina Uribe.
Directora Programa de Cine.

Centro Colombo Americano.

Nos hemos enterado con tristeza, según correos que van y vienen y con comunicados algo fríos de parte del Colombo, de la situación coyuntural que enfrenta la revista Kinetoscopio y el Programa de Cine, lo que desencadenó la renuncia de Pedro Adrián Zuluaga como editor de la revista, y digo con tristeza porque el Colombo fue (según parece ya no lo es) una institución que se la jugó por la cultura sin caer en el mercantilismo de la misma, pero sobre todo por el respeto hacia el trabajo de las personas.

Que sean rumores infundados o no, realmente ya no importa, igual, la mayoría de integrantes de Pulpmovies lo hemos vivido en carne propia en nuestra época de trabajo en la institución, así que no nos es difícil creerlo.
El rumbo que esta cogiendo el Colombo y su programa de cine con la revista se ha visto reflejado también en la actitud hacia el trabajo de los cineclubes. El poco interés y sentimiento de inconformidad con tener esos espacios, se ha visto manifestado en la pasada reunión donde se nos notificó del inminente cierre de los cineclubes, así como en muchos otros gestos, en la cual la falta de argumentos e investigación previa fue puesta en evidencia.

Para el Colombo nadie es indispensable y tarde o temprano, todos terminan “estrellándose” contra esa realidad. Por eso, para adelantarnos a esta “realidad” Pulpmovies Cineclub en consenso común ha optado por no seguir ofreciendo su programación en la institución que lo albergó por 5 de los 12 años que ya tiene (gracias a la confianza y apoyo del mismo Pedro Adrián a este proyecto).

Al igual que el cine que presentamos, nuestra posición es algo radical, pero siempre honesta, consecuente y ética hacia un “como hacer las cosas” y somos consecuentes con ellas. Que no se entienda el gesto como solidaridad caprichosa, no lo es, solo que nuestro pensamiento, programación y posición frente a las cosas es integral, el cineclub es parte de una actitud hacia la cultura que el Colombo Americano ya no favorece.

Pulpmovies buscará entonces otros espacios donde ofrecer su programación.

Sólo queda decir que todo esto es lamentable, sobre todo para los espectadores que son el fin último de este proyecto y los que nos extrañaran. Tal vez, en un futuro cuando las mentalidades cambien, Pulpmovies pueda regresar a la institución.

Gracias por el apoyo brindado.

P.D. Espero que por respeto a los espectadores del cineclub, se haga de parte del Programa de cine la debida comunicación, nosotros haremos lo mismo por nuestros medios.

C.C.
Lina Marcela Gallo.
Coordinadora Programa de Cine.


Wilson Montoya.
Pulpmovies Cineclub




La importancia que tenga para ciudad que el Colombo deje de ser Colombo y se convierta, como ya lo demuestra en su sede San Fernando del Poblado, en un tertuliadero de ricos, en un club con ambiente intelectual. Es que los peludos, los excentricos, los intelectuales qué. Los cines llenos por peliculas de culto qué, y la opción como lo promete su slogan DE SALIR AL MUNDO ¿donde queda?

Ojala le pase algo al Colombo Americano, y ojala que sea bueno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ana Catalina Uribe ya se va del Colombo, esperemos que muchas cosas buenas pasen en adelante!!