lunes, 12 de octubre de 2009

Hoy, Reencuentro

El grupo de 11.01 Informática del Liceo San José del Citará (año de 1999), del Municipio de Ciudad Bolívar (Ant), se citó a reunirse de nuevo. Porque, si nos salvamos del fin de siglo, de la violencia del 2000 hasta ahora, y de lo duro que es la vida siempre, hay que aprovechar para y celebrar.

Y como siempre en el grupo, pocos nos animamos para celebrar, para volvernos a ver. Así eramos en el Colegio, no teníamos nada para hacer, pero vivíamos demasiado ocupados. Ahora seguro tenemos muchas cosas para hacer, y vivimos el doble de ocupados.

(Izq a Der) Liliana María Taborda. Manuel Herrera. Juan david Escobar. Edison Alberto Arias. Carlos Arturo Moreno.

No hemos cambiado mucho. Pues, por fuera quiero decir. A dentro hay experiencias adquiridas que nos hacen hoy, y que nos garantizan el mañana.Mi padre me ha dicho que “uno debe saber un arte, y asi no se muere de hambre”.
Seguro en 10, 11 grado no hubiésemos pensado que seríamos Biólogos, o Policías, o Productores de TV, o Padres de Familia con un hijo bonito y con una esposa que es la vida de uno. Eramos un amig@ que se sentaba en la silla tal, y que hablaba de una forma particular, y que sus ideas servían para esta ocasión en vez de esta otra, y que mas o menos vivía allí, y que su familia eran sultanitos y perenganitos.

Y llegó Julián Rodrigo Ruíz.

Mi teoría es que pasamos, con algunos, hasta 6 o los 11 años estudiando, saliendo a recreo, creamos problemas, los tratábamos de resolver y creábamos cosas peores, y esperábamos el timbre o la campana, y salimos y caminábamos con el otro hasta que la ruta nos separase, y claro, nos poníamos cita para después, y jugábamos a jugar, y así crecimos y nos formamos, y ahora ya grandes, nuestras vidas nos separan para luego, en una vejez no muy lejana, nos vuelve a poner de frente y en los mismos espacios, y allí seremos de nuevo los niños que fueron felices.

La vida es un ciclo. Hay estar atento, para no vomitar.

A ritmo de Guaro y Facebook, pasamos la noche recordando vainas, y contando las nuevas “problemas” que estamos fraguando.

Yo que no quede en la foto final en los grados, ni que fui a las fiestas en las fincas ni en las casa solitarias de adolescentes de pueblo, ni estuve de amiguis de casi nadie (solo de la maldad), y que poco sabia de la vida de los otros, y que ahora, hoy día de reencuentro, sigo como igual, me saca una sonrisa estar como en clase, sin que el profesor llegue, y contándonos anécdotas e ideas a “mil por hora” o “140 caracteres por hablada”. Luego seguirá la clase (la vida), y nos olvidaremos por una hora (por años y años) de que tenemos al otro al ladito, y que lo mejor es que después de clase, podemos reírnos del puto/lindo profesor.

En este grupo (los que estábamos) aun no se nota la calvicie, ni la obesidad nos acompaña, espero que en la próxima estemos así de jóvenes.

Feliz vida para todos!

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