lunes, 2 de mayo de 2011

Soy un damnificado más

Son las 12.05am.
Volví a casa como a las 10, en medio de un torrencial aguacero, a 60k/h, porque ya se va aprendiendo el camino, y se va conociendo las mañas de las mulas y buseros.
Después de la ceremonia de quitada de impermeables y comida de gatos, y poner a calentar el chocolate, me encontré en el segundo piso con una casa llena de goteras. Encima de las escalas (cerca a la biblioteca) , y la humedad de la pared está grandisima, y como regalo para ayer martes, una goterota encima de la cama. Colcha, sabana, colchón, y un poquito del otro colchón se mojaron. Miércoles!!

La casa es una cascara de huevo. Muy bonita, pero muy frágil. La señora dueña me dice que hasta verano no se puede arreglar (la llamé por teléfono). Que corra todo, y que ponga coquitas, me dijo. Eso ya había hecho, y ya estaba rogando que no llueva más.

Yo haciendo planes de ir a recorrer Colombia en moto, y me dio cuenta que no tengo plata (antier baje “rodando” por la autopista para ahorrar gasolina que andaba en neutra y solo tenía 1000pesos para vivir) y hoy solo tengo para el tanqueo de mañana, y me alcanzo para comprar tostadas y unos Doritos, y no me puedo varar. Que dizque me voy a ir para Los Llanos, a sabiendas que llueve en todas partes, y hay que cuidar una casa que se puede derrumbar de a pocos. Imaginandome ver el horizonte en el Cabo de la Vela, y nada, por aquí estaré cuidando el parto (el cuarto) a una gata que ya está vieja y cansada y gruñona.

Suenan las goteras en las cocas. Me tengo que ir a dormir, porque es gratis y me cae muy bien.

Mañana más huecos, humedades, y cuentos de una vida perra.

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