Medellín y sus calles, y sus edificios.
Antier iba para la fiscalía, otra vez a perder tiempo, y en la calle, por Palace, mirando hacia el norte en la acera de la derecha vi una billetera en el suelo, en la calle junto al caño. Me pareció un paquete chileno, no le preste atención y más bien le preste atención a sentirme bien por no prestarle atención. Pero a los cinco metros mire y aun estaba, y a los diez metros me detuve, me pare en el bordito de la acera, veía el paquete por un hueco que dejaba el taxi que estaba adelantico. Una señora de amarillo, también la vio. Era una señora gordita, miraba el bulto con tanta ilusión. Me quede un rato mirando los edificios del frente, luego miraba la billetera, la gente, me miraba los pies, y volvía a mirar el bultico gris, y aun estaba. La calle estuvo sin autos, vacía, y me pase al frente corriendo. Me distraje unos segundos con los personajes de la otra acera, iba caminando buscando una mejor visión, y cuando pude ver, ya el taxista la tenía en la mano, la señora de amarillo ya no estaba, y un muchacho con cara de asustado y su novia recibían la billetera de manos del taxista, que supongo que tuvo dos segundos de ilusión también. El muchacho se fue, como alegando cuando se tiene la culpa. Fin de la escena.
En el centro dan papelitos, de brujos o de sitios sexuales, y en época electoral, papelitos políticos. Siempre es demasiado. Desde hace como 3 años no recibo los papeles, no me gusta. ¿Para qué? Si no me interesa, si a los dos pasos lo voy a botar. Después de la escena de la billetera recordé a Santiago Rendón, que esta semana visito brujo. Y me dio ganas de ver un brujo, que me leyera, que me mintiera y tal.
Hice la vuelta de la fiscalía, con mi hermano, que después de la escena lo llame para que bajara al centro, porque se me habían olvidado unos papeles. Salimos por Palace hacia el Parque Berrio, esta vez en busca de papelitos. Le dije que me acompañara. Elegimos a Tobías. Pues, Tobías es un pésimo nombre para ser brujo, es perfecto para un perro o un niño monito de bien lejos, pero para un brujo el mejor nombre es… pues esta también El Segoviano, que me dio la impresión de un señor con sombrero, Saul, jajaja, ¡Saul! Vanessa y Samael, no! Nos fuimos a buscar por el ley de Maracaibo, porque al frente quedaba el parche de Tobías. Edificio San Eduardo, Cl 53 Nº 49-44, oficina 405. Afuera, estábamos como perdidos, pero vimos a un pelado de chaleco, y de una subimos. Cuarto piso. Es un edificio como los San andresitos, escalera pequeña, pero con oficinas, muy diferentes unas a otras. Se parece a la locación de la agencia de viajes de Paraíso Travel. Es más en el piso cuarto había una agencia de viajes. Subimos mientras que otros bajaban, todos estábamos muy misteriosos. En el cuarto piso vimos la agencia de viajes, y no más. Alguien nos vio, supongo que trabaja en eso, en ubicar a los perdidos, y nos señalo una pared. Quedaba como metido en un rincón, detrás de una reja absurda. Y si, ahí estaba: 405, centro esotérico, creo que decía la tela encima de la puerta.
La típica escena: Secretaria gordita sentada detrás de un escritorio y man misterioso a su lado en una sala pequeña. Nos paramos en el marco, vimos a Tobías por el espacio que deja la puerta abierta de una habitación, estaba iluminado en claro oscuro. Una payasada. En fin, sentí que daba un paso a lo absurdo, que a partir de ese umbral iba a tener que sacar mi personaje para las ridiculeces.
Salude. Nos preguntaron que si teníamos cita, y yo mientras me sentaba y ella sacaba un libro, que vi que andaba como vacio, pensé: es una pantomima. Le dije que no: “venimos por el papelito”
-“ah, bueno. De qué color es el papelito”
-“verde” responde mi hermano.
Es porque a los muchachos de los chalecos les dan plata por haber repartido el papel que lo trae a uno a hasta la oficina 405 de este edificio.
Tobías entro al baño, sentí que entro al baño. En la pequeña sala estaba un televisor. Novela mexicana. Le dije a la gordita, que sí, que venia para la cita. Supongo que la cara de niños fue un lio hoy, no nos creía mucho, la secretaria ni Tobías siempre dudaron de nosotros.
Mientras me pedía datos: “Fecha de nacimiento” -“primero de diciembre de mil novecientos ochenta y dos”. Respondí y pensaba que no le iba a dar ningún dato importante. Igual, ella paro la encuesta en el teléfono de la casa.
Se levanto, le llevo mis datos a Tobías en un papel verdecito, un cuadro de cartulina, y como tipo historia médica. Mi hermano me dijo que tenía como ganas de hacerse leer también. Le dije que sí, que de una, porque alguna vez en la vida se tiene que hacer vainas como estas. No?
Un momento de silencio. Puro sonido de TV. Se me olvido que había en la tv…
Tobías me llamo con una voz de, brujo, supongo. Entre. Santos por todos lados, un altar a la derecha, el escritorio de Tobías al fondo. Él me dio la mano fuertemente, y me saludo ofreciéndome asiento. Me pregunta si había venido antes a unas vainas de estas. Digo “vainas” porque tampoco Tobías supo decir a que se dedicaba los tipos como él.
Entonces, no me esperaba esa pregunta, la verdad. Invente algo que no fue muy creíble, que había sido hacia unos años atrás, aquí en Medellín. El revolvió las cartas, me miraba, tenía pinta de galán de pueblo, de bobo bien arreglado, o de actor de programa de humor local.
-“Bueno Juan David,” Tira la primera carta. “Un amor que usted tenia se acabo”. Y yo, ¡cómo! Este man sabe. “Ese amor se acabo… lo acabaron” Y me mira hurgándome, a ver si le había acertado. Saco otras dos cartas. “A usted le están haciendo trabajos” y saca la cuarta carta. Y veo que es la carta de la muerte, la calavera con la hoz. Yo recuerdo esa carta por una novela que se llamo Por qué Mataron a Betty. ¡Juemadre! ¿Me iré a morir? Pero Tobías seguía leyendo y tirando las cartas, y no me decía nada de esa carta, la corría, me mostraba otras.
-“usted desde hace un rato quiere irse de la casa que vive” Yo solo lo miraba y alcanzaba a decirle, a todo su palabrerío, mmm aja mmmm ja mmm alla mmm ya. Luego separo varias cartas, para mostrármelas, para decirme que alguien me tenia colgado de un pie, y me mostro la carta de un duende colgado de un pie. Toco la carta de la muerte como si fuera augurio de algo muy malo. “Usted quiere recuperar ese amor” Yo pensé en mi cabeza que no, que si estaba ahí sentado, donde un tipo que se hacía llamar Tobías, pero no por amor ni por suerte específicamente, era que quería que me leyeran simplemente.
-“¿cómo se llama ella?” Silencio. “¿Usted la quiere recuperar? Dígame, ¿por eso vino usted aquí?” Yo pensé que no, que mi amor estaba ya lo suficientemente enredado como para agregarle un brujo. Le respondí que no. Que, ella, suponía yo, la de las cartas, era Claudia.
–“¿usted la quiere?” Otra pregunta que no me esperaba. “porque ella aun lo quiere”.
Me mira. Y decide leer de nuevo las cartas. “Porque usted es de muy buena suerte. Una persona emprendedora. Que da más de lo que recibe, siempre. Muy inteligente. Tienes una suerte bonita, pero, alguien te esta haciendo un trabajo”. Mira el papel que le pasó la gordita como si lo que estuviese allí escrito fuera algo contundentemente bueno. -“si, es que usted no tiene nada de malo, usted es una persona muy buena.”
Me mira otra vez. Y recoge las cartas y las revuelve de nuevo.
-“Vamos a tirarlas otra vez. Vamos a ver que veo…”
Yo lo miraba. Había acertado, en muchas cosas, en muchas cosas que increíblemente todos en esta ciudad tenemos. Es lo que uno siente con el horóscopo, pero fuemadre, se arriesgo a decirme de una que estaba roto, o que estuve. ¿Será qué eso se ve? Algo tienen estos señores, algo llevan, siempre nos encanta que nos digan en la cara lo que somos, o lo quisimos ser.
-“A usted se le va la plata muy ligero”.
¡Pues claro, siempre, ando sin un peso!
-Pero, usted da más de lo que recibe. Usted lo da todo y la gente no.
Pues sí, la verdad sí, eso siento.
“A usted le va a ir muy bien en la vida…. ¿Usted qué hace?"
-“Soy director de tv.” Dije pensando que es la primera vez que digo Director de TV, ese nombre me parece muy cañador, muy rimbombante, pero lo dije porque esto es absurdo y yo tengo que ganar algunas veces.
“Soy un contador de historias. Un ladrón de historias.” Dije mirándolo, y mire las cartas. Muchos colores, el que hizo esas cartas estaba bien colino. Y él me mira, se asusta adentro, supongo que sabe que yo lo estoy viendo, que lo estoy contando.
“A usted… cuanto se gana?” Pues esta pregunta si la tenía en mi lista, ¡pero maldita sea! no había pensado que decir. Dije que 800 mil. “Aja. ¿Y le va bien?” Yo le respondo muy orondo: “creo que esta es mi mejor época”. Gol.
“Pero, usted…” Mira las cartas. Se ven creíbles estos tipos, son unos verracos!
“A usted le tiene una carga, le están haciendo el trabajo, algo, algo…”.
Yo por colaborar, le digo que eso si, “Siento, desde hace un tiempo una “carga”, un peso en mis hombros me ha ido apretando los músculos.” No me acuerdo que dijo. Ah, creo que en ese momento entro la gorda, con el teléfono en la mano, le dijo que otro cliente estaba afuera, y le hace con los ojotes que es mi hermano. Y él me pregunta: “¿él es tu hermano?”. “Yo le digo que sí”. Y ella le pasa el teléfono, creo que era una Sandra, urgente.
El recibe la llamada. Y si, pura escena típica, de había una vez un brujo atendiendo un cliente por teléfono.
“Quibo Sandra. ¿Qué más?
Silencio. Tobías juguetea con las cartas. Yo lo miro.
“si, si, si mija yo ya la ilumine. Sí, sí, sí. Yo he rezado mucho por usted. Es que a usted eso que le están haciendo es magia negra, si mija, si mija, yo ya la ilumine”
“¿Cuándo va a bajar? Silencio. Yo miro los santos, un Cristo que hay en la mesa, mucha santidad digo para mí. Sigue Tobías: –“¿Mañana? ¿Y si me va a bajar aquello?... Pues como quedamos, en cien.”
Yo lo miro. No hay nada en ellos, no se inmutan, es como si fuese todo normal. Uno no lee el truco porque no hay truco, el truco es uno.
-“Veinticinco” Haga un esfuercito más. No?... Ah, bueno. Veinticinco pues.”
Me mira. Y le dice, “Pero oite, tráete un huevo…. Si, de esos de gallina. Bueno. Bueno. Que dios me la bendiga, chao”.
Creo que antes de coger la llamada de Sandra Tobías me había preguntado, que si los directores no son los que se piensan la novela y hacen los libretos? Y ahí dijo Alo! No alcance a contestarle.
-“Bueno, ahorita le hacemos un trabajo para limpiarlo, para que se le vayan esa malas energías.” Me dijo.
Era lo mismo que le había dicho a Sandra cuando le dijo lo del huevo. La verdad, yo quería que me limpiara, pero de verdad. Por supuesto me juraba que no tomaría nada, que iba o estaba dispuesto a hacer cualquier ridiculez, pero nada ingerido.
Me dijo un par de cosas más y me propuso, que para limpiarme, porque él me quería ayudar, que fuera ya por un huevo, y mientras yo estoy con el huevo él atendía a mi hermano, y después me hacia la limpieza.
Esto se estaba poniendo más bueno. Ahí si me dio susto, pero creo que tenía cara de felicidad. Salí, mi hermano se apuro a preguntarme como me había ido, y yo le dije que bien, que todo bien, que hágale que yo ya vengo. Y Salí apurado del edificio mientras mi hermano entro. Ahora pienso que lo asuste. Pero uno la verdad, ahí adentro, está en trance.
Baje las escaleras, mirando. Había un niño en la recepción de la agencia de turismo. Un niño jugando a hacer oficinista. Más gente merodeando, y el pelado del chaleco abajo en la calle repartiendo papeles. Mire hacia arriba, allá queda Junín. ¿Dónde compro un huevo? ¡Tobías maricón! Mire hacia abajo, estaba el ley, pero compra un huevo en el ley, ¡eso no lo venden! Este truco es funcional. Pensé en el parque bolívar, por allá esta todo. Subí hasta Junín, llegue a la esquina, los de las loterías siempre ahí. Ande hasta las cigarrerías que hay bajando para el cine porno. Había un granero, con la cubeta afuera y un letrerito en forma de nube que decía: $199. Saque una moneda de 200. Le dije al señor que uno, y él me miro, y yo pensé que él sabía el truco del brujo, o tal vez esto es una confabulación de la oficina de la alcaldía que maneja el centro de Medellín para que el comercio se mueva a las mil maravillas, inclusive, el comercio medio ilegal.
Me metí el huevo en mi bolsillo izquierdo del jean. Ande despacio, tranquilo, como si tuviese un huevo en el bolsillo. Regrese al edificio san Eduardo. Subí. Mi hermano aun estaba con Tobías. Me senté a mirar la tv, a pensar en mis papás que hacen esto cada rato, les gusta mucho los brujos, se hacen leer las cartas de cualquier loco. Buscan la suerte en las placas de los carros bombas, en las mariposas, en los sueños, en los pescados, en las tumbas de los seres queridos.
Le pregunte a la gordis qué si ella se hacía leer. Ella tampoco se esperaba esa pregunta. Dudo un poco.
-“Sabe que no. En la vida unas tres veces”. Dijo tres veces, y eso que está mintiendo, exagerando.
-“O cuando uno tiene preguntas. Se hace tirar no todas las cartas, sino uno o dos, y ya”.
Le dije que bueno. Entonces Trate de escuchar lo que le decían a mi hermano detrás de la puerta. La gorda lo noto, y dijo que a ella le gustaba mucho ese comercial, y le subió el volumen al tv con el control. Era el comercial del taxista, él que se levanta en la casa y sale con sus llaves y ve su “nave” estrellada. La mire, le dije que si, que bacano, y le pregunte por qué le gustaba.
-“No se… Es un comercial… muy, muy, (cara de dolor) fuerte.”
Yo miraba la imagen mientras pensaba en lo que hago cuando realizo un video, en lo que está gustando en el publico en estos momentos, en esas imágenes, como este comercial que muestra sin mostrar, mucho foco desenfoque. Muy al contrario de la imagen en el centro, todo que se vea, que sea todo bien claro. Estos productos tienen el error humano, el pulso de un humano, el miedo del humano a mirar y no mirar, a cerrar un ojo y mirar medio medio por el otro, a taparse los oídos cuando hay un tiroteo... En fin.
Mi hermano salió. Me dijo que si me demoraba? Yo le dije que no sabía, que era una cosita pequeña, que sí, que me esperara. Entre, y me senté. Tobías me dijo que le diera el huevo, lo miro y me lo pasó, me dijo que escribiera mi fecha de nacimiento con el lapicero. Escribí: 01-12-82 con mi letra horrible. Se lo pase, y él se puso de pie y se dirigió al altar.
-“¿Usted es católico? Pregunta Tobías.
-“Pues, yo nací católico, solo que he ido dejando el vicio” Le respondí mientras me paraba y me acercaba al altar. Presentí que venía otra cosa más ridícula, aun más ridícula de todos las que habían pasado.
-“échese la bendición”. Ay fuemadre, la bendición! Pensé mientras me tocaba la frente, el hombro, y el otro hombro y decía amén.
-“Ponga una mano en el Cristo” Me lleva la mano izquierda hasta el rostro de un Cristo de madera. Le dije a Dios mentalmente que yo no le rezaba ni mucho menos lo odiaba, que yo trababa siempre de dejarlo quietecito, que me perdonara esta infamia. Toque el rostro del Cristo y no paso nada, no se quemo ni nada raro, yo seguía ahí.
-“Mientras yo le voy haciendo la limpieza, usted reza tres padre nuestro en voz alta”. Fuemadre! Padre nuestro! No me acuerdo!
Entonces comencé: “Padre nuestro que estás en el cielo santificado sea tu nombre danos el pan… amén.” Y volví a comenzar: “Padre nuestro que estás en el cielo…” No lo hacía en voz alta, lo murmuraba mientras Tobías murmuraba palabras chamanicas combinadas con rezos católicos. “Danos el pan de cada día y perdónalos porque no nos sabemos el padre nuestro…”
Y en ese instante Tobías me pasaba el huevo por la cabeza, por las manos, me soplaba, soplaba el huevo, rezaba. Y yo termine murmurando otro pedazo que me acorde del padre nuestro y él termino. Me dijo que nos sentáramos otra vez. Y me paso el huevo.
“-Este es tu huevo, revíselo, a ver si es el tuyo.” Ahí pensé que algo andaba mal. Lo mire, y si, ahí estaban mis mamarrachos. Tobías entro al baño, lavo un plato, de esos hondos con flores rosadas al borde. Lo puso en el escritorio, frente a mi silla. Me dijo que me metiera el huevo en la boca. Yo lo mire, y le pregunte extrañado. “¿En la boca?” Y él me dijo aun más extrañado: “si, en la boca, ¿no puede o qué? Yo no creo que con ese huevo tan pequeño no seas capaz” Y me miraba directamente la boca.
Pues sí, siempre me han mirado la boca grandota que tengo, desde los odontólogos hasta los brujos, y me han exigido que la abra, que yo soy capaz. Y si, si soy capaz, pero no me da la gana. Pero bueno, la abrí y me metí el puto huevo en mi bocota.
-“Agachese.” Y yo me agaché entendiendo que era para tirar el huevo en el plato de rosas.
-“Diga: Cristo en el altar”. Yo lo mire, y solo dije aja aja. Y el repitió otras cosas que no me acuerdo. Y yo solo repetí: ajajajajaja, con el huevo adentro, y pensé en los amordazados de las películas y de la vida real, ¡que duro es esto!
-“Suelte el huevo” Y lo solté. Cayó al plato haciendo un sonido tan chimba, como aumentado en diez mil veces ese sonido seco. El huevo se reventó un poco. Salió algo de clara y de yema, pero la mayoría del contenido se quedo dentro. Nos sentamos. El asustado, como si sintiera el mal, me dijo que terminara de quebrar ese cosa, “hágale hermano”. Yo lo hice duro con un dedo, y el huevo termino de regarse en el plato. En dedo me quedo untado de huevo, y me limpie el dedo por debajo de la silla. Cuando volví a mirar el plato, y ahí fue cuando vi que el huevo estaba negro en la yema, como con sangre, como cuando está podrido. Tobías se asusta mucho.
-“Hace como un año que no veía una cosa tan fea como esta”. Y enrollo un papelito para poder manipular el huevo. Tenía, Tobías, una cara de miedo, de asco, y al final de nada, la verdad, solo arruga la cara y ya. Pero yo me asuste, y me maraville. Pillaba las cositas negras, eran como coágulos de sangre, y se veían horribles.
Me dijo, que a mí me estaban haciendo una cosa muy grande, una cosa muy mala, magia, magia negra. Y volvía a mostrarme lo negro. Que para que eso, tenía que comprar una vela. Y la dibuja, la vela, en la cartulina de mi hoja de vida. Hace una línea vertical, luego otra, dos líneas horizontales, una abajo y otra arriba que las une con las dos verticales, y después hace la llamita ondeante.
-“A las diez” Piensa dudando con el lapicero en el aire, “Mejor, a las 11, si, a las 11”. Y dibuja un vaso, como una especie de cono boca arriba, con unas líneas irregulares en el medio dando a entender el agua.
-“Reza, 33 padre nuestros” Y escribe el número 33, en el papel al lado de la vela que está al lado del vaso.
Y ahí mismo pienso, pues si no fui capaz con tres padresnuestros voy a hacer capaz con 33. Yo lo miraba, y solo externamente asentía. “¿Pero si se lo hace?” Yo le respondía que si mientras pensaba que no.
Luego escribió en otro ladito del papel donde estaba la vela, una lista de ingredientes. Yo no entendí lo que escribía ni que me decía, algo como laurel y clavos. En la receta era 2 de la primera y tres de la segunda cosa, y abajo terminándose la hoja escribió 220, y lo subrayo. “Esto vale doscientos veinte mil. Pero es para hacérselo ¡ya! ¿Está dispuesto?”
Yo me puse serio, o el rostro más sobrao que tengo, y le digo: “no, no, no creo”. Falto reírme. Es que mi mamá y papá van a donde todos los brujos, y compran esos menjurjes, y siempre pierden la plática. Y yo no le voy a dar a un huevon que hace ese remedio con colorantes y detergentes mientras ve las novelas.
-“No tiene plata, o no tiene tiempo.” Ya tenía un tono serio, y miraba de reojo el huevo con sangre.
-“Pues, no, tiempo, no tengo. Y plata? Mmmm, tampoco.
-“¿Entonces no?
-“No, no.”
Se le notaba lo enojado, ya era un tono de regaño.
-“Cuando eso le caiga, cuando ese trabajo le reviente…” Me mira. Cabecea como negando. “Yo le colaboro. ¿Cuánto tiene?”
-“No, no, maestro Tobías” Casi me río, en serio, casi se me zafa la risotada. “Yo hasta aquí”
“-¿Es que no quiere limpiarse? O ¿solo vino a probar?”
La cosa estaba tensa. Yo en esas situaciones me pongo muy nervioso, y a veces tomo estúpidas decisiones y termino diciendo lo que no debo.
-“Vea, yo vine para que me leyera, para que me leyera las cartas, pero no más. Yo no voy a comprar nada de esas vainas, y doscientos mil pesos, no. Mi familia cree en eso, va a todos lados, y aprendí, que eso no sirve para nada.”
Tobías se pone de pie, enojado.
-“Bueno, yo le quería colaborar, pero si no quiere” Mientras se acercaba haciéndome caminar hacia la puerta. -“Cuando caiga en tres días a un hospital, no vaya a culparme, ni culpar a nadie, el que tiene la culpa es usted, usted. No vaya a venir por aquí tampoco…”
Casi sonriéndome, le digo “Gracias, hasta luego Tobías, gracias, muchas gracias”. Y me despido mirándolo, y Salí. Afuera estaba mi hermano, le dije que nos fuéramos, y salimos por las escaleras abajo. Mucha adrenalina, mucha risa, es miedo revuelto con humor.
10 comentarios:
Muy gracioso al fin de cuentas... claro.si todo fuera así de fácil. si un idiota tirando cartas solucionara algo. jajaja demasiado divertido, demasiado ocio.absurdo claro siempre.
pero también es verdad que nos encanta que nos lean.
demasido bueno.
al fin si no estas muerto, o en un hospital como decía tobias entonces... no se muy charro.
me voy a reir el resto de la vida de cuenta de tobias.
Te imaginaba en todas esas y cada vez que más y más leía me moría de la risa,,, Saludos, estaré pasando por aquí,,,
sos un bruto los brujos seganan el billete de esa forma pero cuando tienen q unir parejas o separarlas o loq necesites lo hacen como sea magia blanca si sepuede delocontrario magia negra y si tanpoco al satanismo pero lo hacen aque costo no importa``si no fuera asi estos establesimientos estarian sellados por estafa tendran problemas como todo y se aprovechan de cosas pero que cumplen cumplen y si no hay esta el indio kamakun para mi de los mejores y si tienes dudas llamalo al 2163199 pero no critique loque diga o deje de desir ponlo atrabajar y qve te cumpla en tiempo corto como lo prometen
Señor Indio kamakun.
Que la magia existe, y que usan para lo que sea y al costo que sea y cuando les da la gana, si.
Pero que son estafa, son estafa. No vengas a decir cosas que a la luz de la ley y la fe, son mentiras dichas en el momento preciso.
Segui estafando, pero no niegues que es un negocio complejo, que cada día en colombia es más practicado. No porque sea un exito o bendito, más bien porque es la ultima esperanza de los creyentes.
saludes a todo el consultorio.
POLITICA Y BRUJERIA
CONMOCION EN SALTA, ARGENTINA POR LAS MALDICIONES DE UN CONCEJAL ESOTERICO:
Guillermo Capellán, siendo Presidente de la Comisión de Hacienda, quiso cobrar los impuestos al hermano del Alcalde/Intendente Alejandro San Millán, Antonio San Millán.
Ellos contrataron al Abogado Roberto Elio Gareca y el letrado a su vez contrató a un delincuente juvenil, Rodrigo Chavarría (taxi-boy menor de edad que conoció en el Parque San Martín de la Ciudad de Salta) y lo denunciaron por violación.
Capellán estuvo 101 días preso y desde la cárcel vaticinó que saldría el día de la Lealtad Peronista, horas más horas menos salió en la madrugada del 18 de Octubre de 2003. Todos se burlaban del Concejal Esotérico. "Quienes participaron en el complot pagarán lo que me hicieron"
"A mi me destituyeron entonces el Juez se irá". A los seis meses abogados de la Ciudad de Salta pidieron Juicio Político al Juez de la causa, Luis María Agüero Molina lo destituyeron por motivos ajenos al edil ocultista.
"Rodrigo Chavarría, pupilo de Roberto Gareca, hizo una denuncia falsa siendo menor de edad y eso es delito, cuando sea mayor vivirá preso". Chavarría siendo mayor cometió una estafa y fue condenado por un año, quedó en libertad condicional y a los tres meses cayó nuevamente en manos de la Justicia Federal por "Usurpación de Títulos y Honores y Estafa" y sigue preso.
"Destruyeron mi vida, y él participó en el estrépito mediático un empresario de medios y publicidad, yo lo escuchaba desde mi celda decir cosas espantosas... tendrá su merecido" El empresario al que se refería el Concejal Ocultista sería Julio Castillo a quien lo internaron en una clínica con un fuerte dolor de cabeza, se le declaró un tumor cerebral fulminante y murió en horas.
"En el Diario El Tribuno se ensañaron conmigo y el Abogado Gareca publica todas las barbaridades que quiere porque su hermano es el Jefe de Redacción de Noticias Policiales en ese matutino... no importa, ya llegará el día..." Se refería al periodista Sergio Alberto Gareca a quien le descubrienron un cáncer galopante y murió en poco tiempo.
La predicción o "maldición" más dura y contundente del Concejal Astrólogo y Esotérico es cuando vaticinó: "Los San Millán pagarán con lágrimas de sangre lo que me hicieron" Inexplicablemente, el hijo de Antonio San Millán de 16 años murió aplastado por una cortadora de cesped minitractor.
"Siguen haciendome daño por lo tanto siguen acumulando desgracias" En esta frase se refiere elipticamente al Empresario-locutor Martin Grande y al Abogado Roberto Elio Gareca sindicados como los principales responsable de la conspiración por cuanto el presunto violado y delincuente Rodrigo Chavarría los sindicó en su confesión como los autores ideológicos de la denuncia contra Guillermo Capellán.
Con respecto a ellos el Esotérico Edil dijo: "tengo todo el tiempo del mundo para verlos caer, ellos son las frutillas del postre"
Salta es la capital turística de todo el Norte de Argentina donde viven 600.000 habitantes y en todos los rincones de la Ciudad se comenta: "Las Maldiciones del Concejal Capellán se están cumpliendo".
(Dorys Dodier - Periodista - París Francia
mi comentario no tiene que ver con tovias, si no con un señor que se hace llamar brujo y que nunca falla, se trata nada mas ni nada menos que de don albeiro, este personaje que vive en el barrio caicedo de medellin, es un total farsante, publico esto para que no caigan en sus mañas y trampas, el es solo un farsanta se los digo por que yo le meti un monton de plata y nunca sucedio nada, cuidense de el
y donde se supone que esta ubicado ese brujo que nunca falla? no sera el famoso dizque zoroastro hermanos de la fe que queda en san juan?
oe men ese de zoroastro es muy bueno o que?? porque a mi una amiga me dijo de un señor que trabaja por san juan con la 80 y que es muy bueno.
X fa me podris desir quien es el senor q necesito ayuda de alguien pero serio q no sea estafador
Ese brujo si sirve necesito ir donde uno bueno en medellín me podrían recomendar uno
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