domingo, 24 de octubre de 2010

Permiso que voy a leer

Este mismo año, hace unos meses atrás, hablaba con un amigo pastuso, sobre los "Palabras Rodantes" del Metro de Medellín, que bacana la propuesta, que qué chévere. Bueno, todo bien, hasta que le dije que tenía en mi biblioteca, todos los libros que había sacado el Metro hasta ahora que hablabamos.

Tuvimos una discusión al respecto. Qué si me los había robado? Que eso no le permitía leer a otros? Qué...
yo, obviamente le di de primero los argumentos más punkeros: "Que si yo no me los cogía, se los robaba otro". "Que eso es como una contribución del metro a las bibliotecas de los lectores". Que...
Ellos, los pastusos, tienen una inocencia, en medio de su inteligencia y genialidad, que a uno le da como ternura. Por eso, de segundo, le esgrimí los argumentos de la Colombianada. "Que si uno es honesto, y el resto no, eso no es viveza, es condenarse a estar resagado". "Que todos, ya sea una empresa o persona, juegan un juego, que es ganarle al otro, tumbarte".

Ya me miraba raro, y no entendía, entonces le dije: "El metro no lo han cerrado. Yo no me he leído el libro. Y mañana también lo puedo devolver, las reglas permiten llevármelo para donde quiera, y rotarlo cuando termine. Si me lo robé, pero todavía no". Fue masomenos lo que le dije, de terceras.

Y como a llegado el momento de leer, de meterme historias en la cabeza, de la pausa para los cuentos, que los días para escribir, que las horas para las teorías, es hora de empezar a devolver libros, para que otros se los roben por un tiempo.
Los libros siempre buscan quién los lea, así les tome años llegar a otras manos y a otros ojos.

Hace un tiempo, con mucho esfuerzo, creo que devolví el de Luis Tejada (no sé si hay video o foto, por eso la duda). Al final no se dió la oportunidad de encontrarme con alguien, entonces lo devolví un día por la tarde, mientras los "bachitombos" se tocan y reían en los torniquetes.

Ahora, superando los directores de Cine que me endulzaron de nuevo el lado creador, sigo con la poesía.
Que bueno encontrarse con unas letras tan bellas, en un libro que uno se roba por inercia.

Jaime Jaramillo Escobar. De Pueblo Rico, Antioquia.

Bellisimo. Me lo me leí de a pedazos. Copie algunas frases me me gustaron. Busque en Internet. Y por ultimo, ante de devolverlo, le saque fotocopia, porque el poeta, con su estilo, con su voz, describe una cotidianidad nuestra de forma tan genial, que vale la pena tenerlo para leer a cada tanto, o tal vez para hacer piezas audiovisuales con la idea de eternizar nuestra cultura, nuestras tradiciones. Hasta Naidista fue! (creo)

Algunas frases que copie en mi libreta de la recopilación llamada "Permiso, que voy a cantar" (poemas populares en el Metro de Medellín):

"Vecinos míos, la verdad es silenciosa".

"... cuán fácil es conseguir nuestros propósitos cuando están orientados hacía la soledad"

como ustedes saben no sé nada de español, ni métrica, ni ortografía, ni poesía. No les puedo decir qué poesía hace el poeta.

"Tanta alharaca que la generaciones anteriores hicieron con el cuento de que estaban dándole los últimos toques a este mundo para nosotros, y venir a ver que ahora salen con que lo tenemos que volver a hacer de nuevo".

"... y la esperanza, siempre la esperanza, no sabemos de qué pero la esperanza".

"Voy a cantar con los pobres, allá lejos, a la orilla del río, donde no nos oigan los ricos, porque si nos oyen querrán comprar nuestro canto, para después vendérnoslo a nosotros mismos y hacer el negocio del siglo".

Es una poesía de todos los colores, de todos los olores, y dolores. Yo había escuchado a Albertico Casas, el de la W Radio, recitando, impostando la voz como lo hace el maestro, gritando a eso de las 6.30am, "Alheña y azúmbar". Divertidisimo. Y cuando lo leí todo, me di cuenta que era una carta de navegación gastronómica del trópico.

"Como dicen que la luna anda desnuda, yo le pido a mi mujer que se enlune, que se alune, que se deslune, que me enlunice".

"...Hice un pacto con el diablo pero no cumplió, no tiene seriedad".

"De cualquier modo que actués siempre estarás suscitando fuerzas contrarias.
Por eso los sabios prefieren los brazos cruzados, y que Dios haga de las suyas".

"Historia de un pueblo, y el que olvida es como el que está muerto".

"Solo el nombre Bolombolo perdurará en los poemas de León de Greiff".

"El puente de Bolombolo desaparecerá bajo las aguas de una presa, y con él todas las casas y las grandes bodegas de techo de zinc".

Son frases tomadas porque me provocan un recuerdo, un dolor, una sonrisa.

"Humildes y paupérrimas gente pueblan las montañas, los ríos y los cementerios. Su mala suerte es tanta que siguen siendo pobres después de muertas".

"Mi negra camina en versos de cuatro o cinto tonadas",

"Si no se entiende, que no se entienda",

"Vivir en español es suerte de las suertes, por su variedad e intensidad".

Obviamente quisiera que leyeramos la poesía completa, y en voz alta, pero esto es un blog, que leen algunos amigos desde sus pantallas, en un momentico que les queda del día. Cuando vean un libro del poeta de Pueblo Rico, compréselo, y sonrie un rato leyendo lo que es un Colombia mirada poéticamente.

Y termino con una estrofa de un multipoema de nombres y frases, de Colombia, de geolocalización, de punto de existencia. Para una amiga que está lejos, muy lejos (ésta semana miré en el mapa por primera vez, y me aterré), y para éste muchacho montañero, que quiere llegar lejos, donde la visa, el idioma, y el dinero lo permitan.

IV
"Estuve en Anolaima, en Anaime, fui alcalde de Anzá, inspector de el Nechí,
Estuve con Gabriel en Ambalema, en Satatausa, en Moniquirá,
fui de paso a Majagual, anduve un tiempo por el Vichada, Campoalegre, Vistahermosa, Coconuco, el Tocusco,
no dejé de ir a Natagaima, Salamina, Cucunubá, Iscuandé,
visité a Ramiriquí, conocía la serranía del Perijá, los llanos de Ayapel, atravesé el Catatumbo,
me detuvé en Charalá, en Armero, en Uribia, en Zapatoca,
viví un tiempo en la Virginia, en Angelópolis, en Contratación y en El Difícil,
tuve amigos en Abraquí, en Cumaral, en Sandoná, en Arsermanuevo y en El Cocuy,
pasé dos veces por Duitama, con Eduardo Mendoza fui a Guateque, y aunque este no es un poema turístico almorcé viudo de pescado en La Dorada.
También estuve trabajando en Cajamarca, en Boavita, en Fusagasugá, en Campo de la Cruz,
tuve empleo de escribiente en El Doncello, de secretario de Jamundí, recolector de Patiobonito, jardinero en Dosquebradas,
en San Onofre tuve novia, en Sahagún y en María la Baja,
me enbarqué en El Guaviare, fui a salir a Calamar,
pernocté en Dagua, en Dabeiba y en Dibulla,
anduve en Saravena, por Simití, Circasia, Piendamó, La Rochela, por el Ariari, por Mocoa.

Me contabas, la otra noche, que habías estado en Rochester, en Manchester y en Stuttgar."


Los libros te ponen a viajar, a devolverte al río, al pueblo, a la casa, a los recuerdos, a los versos, a los esfuerzos.

Ando buscando autores que me guíen por los caminos de los indios, de los campesinos, de los no nombrados. Luego, vendrán los días de los viajes más lejos, de los autores de otros lados. Por ahora, voy en orden de los autores que ha publicado el metro, que son bien Colombianos.

El otro libro!

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