lunes, 12 de septiembre de 2011

Un viaje al sur, como regalo (Parte 1)

11.20am, un sábado.

Rumbo al mar, al Pacifico.
Ya vomité en el baño.
Ya se me aceleró el corazón toda la noche como el niño que hay en mí y estaba ansioso por el paseo.
Ya dejé todo, el campo, celular, la moto, los gatos, la empresa.

Es agosto, el mes de las cometas, las vacaciones, y el pacifico.
Era hora de otra irresponsabilidad bonita.


***

1.12pm
Hablando de Soluciones del mundo sentados en el puesto 21 y 22 de un bus de Expreso Arauca, y mirando el mundo que queremos entender y cambiar por unos vidrios polarizados y a punta de aire acondicionado.

Paciencia, que ya vamos en camino, así las carreteras estén inconclusas porque se robaron la plata...
Paciencia que apenas tienes 28 años y pronto entenderás, y no sé si alcance a cambiarlo, ese mundo que tanto te gusta.

***

En en el bus un niño de masomenos 12 años, entró al baño masomenos 12 veces.
La uretra excitada de los niños de hoy!

***

La noche Caleña se llamaba (la llamo) "Ventiada" en carro, rumbo a sentarse en varias aceras con el sabor del brandy en la boca (o lo que prefieras), y las historias que uno ha leído, escuchado, entendido, pero narradas por los parceros (jóvenes) del Cali de hoy, que señalan los lugares del Cali de ayer, eso mítico y cinéfilo, rumbero y loquero.
Las historias uno las va mejorando con el paso de los días, de ir y venir en este Cali que me gusta. Y yo lo que tengo es historias. Me falta vivir los días.

***


Mientras los derrumbes de la vía al mar, yo escribo en una libretica que "el amor" hizó cuando era hippie.
Acaba de pasar una cintota en la busetica de la empresa "corredor del pacifico", donde hubo más muertos que en Irak, y bueno, muerto y bala más mandarina sabe riquísimo!

Suena salsa romántica ahora, y recuerdo que las ultimas dos veces noches he dormido solo 8 horas, y bueno, la adrenalina me tiene en pie.
Aún falta la mitad del recorrido para llegar a Buenaventura. Esto apenas empieza.

***

Viajar me permite (me obliga) a escuchar, a ver, a callar. Soy el mismo en todas partes, pero vuelvo a hacer el niño de 7 años silencioso y que se sorprende por casi todo.

***

Rumbo a La Barra, después de busetica, caminada en Buenaventura, luego lancha (en plena tarde calurosa), luego caminar, luego moto taxi, luego, caminar por la plata durante una hora, y así, llegar a un caserío humilde, que tiene un playa maravillosa.

El mejor lugar para muchas cosas. En resumen, el paraíso.
Arena negra, nosotros blancos, el sol cae, niños que juegan, negros que viven relajaos, puro poema revolcao.

Bienvenidos a donde Cerebro, a la Barra, a estas historias que estarán divididas en varias entregas, bonitas, inspiradoras, dolorosas y fijas en la memoria. Le recomiendo no volver a leer, es por su bien.

1 comentario:

Andrea Doria dijo...

Por mi bien no lo volverè a leer. Este viaje antoja, y ahora no hay forma mono. Ahhhh que bonito Pacìfico :))