sábado, 4 de septiembre de 2010

Caminando mientras ventea

Me bajé del carro mareadísimo. La carretera de Betania es un solo mareo, y el guayabo que tenía ayudaba un montón. Espero el Jeep (o chivero) que por 3500 pesos me terminaba de arrimar a casa.
El cuello, mi cuello tiene una tortícolis increíble que me hace mover como un robot, y ya van para 3 días así, y por eso llegue donde mi madre a darle un beso, y acostarme. Y soñé muchas cosas que luego al despertar olvidaba y quedaba esa sospecha que en esos sueños tenia claves importantes, pero por más que intentaba volverlos a la memoria, lo único que conseguí era dormir de nuevo. 5 horas de dormido me bajaron el guayabo, el mareo...

Me levante, y salí a las calles de Ciudad Bolívar, el pueblo donde nací y me crié, a caminar en este pueblo caluroso, que está protegido por Los Farallones del Citará, y que en las tardes es bendecido con los vientos del Pacifico que bajan por todo el cañón del Chocó y llegan hasta mi crespos, y a las faldas, y a los arboles que bailan.
Camino para no tener excusas y detenerme. Camino para no estar en "casa" y soñar olvidos. Camino porque me gusta, porque me ayuda a pensar, me sirve para tranquilizarme.

Algo debe tener éste pueblo matón pero tranquilo mas allá de ser mi útero, que me invita a volver siempre. A caminar siempre. A sentir mío siempre.

Un pueblo que se cree ciudad y no le alcanza siquiera, y que en ultimas es un caserío desordenadamente moderno, donde nadie me distingue ni yo distingo a nadie, pero que siempre me ayuda a volver a mi cuando estoy en mis peores épocas y momentos.
Camino y me hago preguntas, respiro y me siento, y como hoy, me veo claro de quién soy: una persona que camina, que viaja, que está solo, que se desplaza por medio de la gente y de las cosas sin molestar y sin saludar, que va de un punto a otro libremente, y que lo único que pide es que le dejen hacer lo que se le venga en gana, y si de pronto alguien sonríe le sonrió, y si alguien me saluda pues con el mismo entusiasmo lo saludo, y sin alguien detiene su mundo para compartir conmigo un pedacito yo trato de hacer lo mismo, y si se aprende mi nombre yo haré lo posible para memorizar el de él, y si de pronto abren el corazón yo lo abro y lo comparto, y si me odian odio, y si me olvidan olvido, y si me aman amó con todo las fuerzas.

Lo más probable es que pocos abran su mundo, y en ultimas no los voy a presionar, porque no tengo afán. Aquí estoy, está confirmado, y sea como sea, tengo que estar decididamente convencido de lo que soy, porque soy el único que me entiendo y me comprendo y me quiero.

Seguiré caminando, Arrieros somos!

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