sábado, 27 de junio de 2009

Hoy, “Cortame más que las puntas”.

Hoy, a pesar del cansancio, tenia que ir a la peluquería.

A las 6pm salimos a la calle a tomarle fotos del atardecer, a motilarme, y a comer. Todo en el mismo barrio.

Pero lo importante es la peluquiada. La bajada de estos crespos que ya no me dejaban ver.

“Cortame más que las puntas”. Y me pregunta Maribel, o como se llame la señorita que en medio de sonrisas me dejo como un príncipe (de los malos) por 6000 pesos.

Lo que más disfruto es la juagada del pelo. Me gustan esos masajes.
Lo que no me gusta, es que me echen secador, que sensación tan infernal.

Hoy tuve una peluquera muy formal y con buena mano, y una novia que felizmente esta hasta en la peluquiada y me ayuda a quedar mejor de lo peor.

Esta fue la cantidad de pelo que cortaron.
Que bueno que los pelos no duelen, pensaba cuando niño.
Aun me sigo durmiendo mientras me cortan el pelo. Aun me asusto cuando despierto y veo a alguien con unas tijeras que me hala la cabeza y que me tiene vestido de impermeable. Y no quiero contar cuando me duermo por un milisegundo y me estan haciendo las patillas, siempre me imagino todo rojo.


Ni pa que les muestro el resultado. A partir de esta semana estaremos por estas paginas demasiado expuestos, demasiado conversadores, demasiado empalagosos. Por eso me motile. Para aprovechar los 8 días de buen peinado que da el corte, y durante 15 peinarme a lo “maldita sea”, y ya, despreocuparme de ese item.

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