jueves, 23 de abril de 2009

Hoy, Aguacates

Salí en una mañana a cualquiera buscar desayuno. Salí a la tienda, y me encontré un señor gritando “Aguacates!” en la calle. Le grite: “Aguacates! Y volteo y me miro. Yo le hice señas, que uno, que uno. Y en par de segundos ya estamos escogiendo dos de mil. Y mientras me trataba de engañar, diciéndome que no estaban bueno, recordé a mi familia.

Recuerdo los aguacates metidos en el escaparate, debajo de las cobijas, envueltos en “Colombiano”. Recuerdo los costales de “tres rayas” que llenaban la casa, las habitaciones, los “escondederos”, el rincón del perro. Aguacates de 200, de 100, de 500 los buenos, estaban por todos los lados, sacados y contados en susurros entre mi padre y mis tíos, y vendidos en las calles del Pueblo. El aguacate fue uno de los “rebusques” de mi familia. El aguacate fue el mejor desayuno comido desde niño en mi casa.


“De mantequilla, juan, pura mantequilla” me decía mi padre al cortarme el mejor aguacate con su machete, para que comiéramos con una arepa comprada en el restaurante del frente.

De esos tiempos hasta hoy, aun salgo a la calle, a ver qué “calidad” de aguacates lleva el señor que grita.

2 comentarios:

Alicia dijo...

Un aguacate de 500$ por favor !!

Juan David Escobar dijo...

No hay, anoche misteriosamente solo habian cascaras.

El sospechoso es mi hermano XD