miércoles, 20 de mayo de 2009

Hoy, cuando la juventud no piensa

Hoy, en un día de D.O.S y de escritura de esa sensación, después de discutir con mi hermano el protestar o no protestar ante las injusticias, al ver la frase que me gusta de Fernando Gonzalez en el metro, pensé en alzar la mano.

Pensé en la frase “aquí están hablando los mayores”. “Usted no me conteste”. “Tan altanero”.
Entonces, aprendí a callar.
Pero en la sangre, desde siempre, he tenido una energía para preguntar, para interrumpir, para alzar la mano, para contradecir, para decir que no, para pensar diferente, para no fingir.
Trato de no serlo, pero es imposible, es como si me prohibiese ser yo mismo

Esa característica me ha hecho pagar caro cada palabra, cada acción, cada protesta. No puedo negar que al actuar de frente, te expones demasiado.
“No queremos niños que piensen, ni jóvenes, ni adultos, ni viejos.”

“No se queje, vamos pa´lante”.

Pero para donde, he preguntado siempre!!!

Nadie tiene más culpa de nuestros males, sino nosotros mismos. Dejamos para después, cada discusión, cada tema, cada explicación. Nos la jugamos al olvido, al reticente. Porque “de pronto mañana es mejor”. Y nada, nunca ha sido mejor. Se mueren las personas, o el político o su hijo nos vuelve y nos promete lo mismo.
Ya recordé que por alzar la mano, o por pensar han excluido y matado a muchos. Si, claro, si.

Pero pensar es lo único que te libra de la lucha física y la guerra, y de la muerte por tristeza.

Necesitamos una juventud que piense y arme su futuro, y sobre todo, como no se ha hecho, que lo haga posible. O sea, ya no nos tocá alzar la mano, sino ponerlas en acción.

Ahorrarse un sinceridad, una discusión acerca de lo que pensaste, es como perder horas de vida, es permitir que el azar de las carambolas que hacen la vida e ideas de los otros fueran nuestro futuro.

Si quiere saber por qué siempre ando protestado, lea en pie de este blog.

2 comentarios:

Unknown dijo...

no digo nada hijo me dejas sin palabras pero eres mi poeta faborito te quiere mamaaaa.

Juan David Escobar dijo...

Ay mamá mia! Madre de un poeta, tu que me viste crecer, que soportaste mis rebeldias y mis silencio, tu que si sabes de eso de resistencia, de lucha.

Bueno, a mi me toca hacer las cosas que no te alcanzó, es mi deber como joven, como generación, como poeta.

Te quiero un monton!