martes, 12 de mayo de 2009

Hoy, Una requisa!

Recién bañados, hasta perfumados, salimos a la calle a trabajar. Eran las 8,05am. No quise guardar la cámara, pensaba tomarle una foto a Medellín.

Hoy íbamos tarde y sin caminar media cuadra un carro blanco y verde que venia tras de nosotros y se detuvo bruscamente y una voz nos grito: ¡Una requisa!

“¿Usted donde vive?” Me han parado ya varias veces, y siempre respondo lo mismo. “A mitad de cuadra.”. “Abra las piernas”

Mientras me esculcan a las malas en un bonito día de sol sin un mediar un “buenas” , pienso en los estadios, en las esquinas, en las noches, en los “asaris” que me han requisado, la veces que me han empujado o dado una patada para revisar qué tengo encima.

No me gusta la policía. Ellos, y los ladrones son los únicos que te paran y te dicen para donde vas, de donde vienes, que tienes en el bolso, muchas gracias.
Los verdes, los polochos, los ochos, la bola, los gargajos, los tombos, la polí, esos, esos que llegan después de la balacera, esos, que llegan pateando, ellos, los que se disfrazaban para matar a los “desechables” del pueblo, claro, esos mismos que que te miran como un delincuente.

No tenia nada encima. Pocas veces tengo algo, pero hoy mucho menos.

“Ábrame el bolso”. Ya iba a abrirme el bolso, y yo le dije que no, que yo se lo abría. Y con tranquilidad, y con la cámara en la mano, le abrí uno a uno los bolsillo. Hasta le mostré las caletas vacía. Saco las gotas, las miro y cogió como si fuera un Condón usado, y las echo otra vez en el bolso.

“Papeles!!”

Saque la cedula pensando que aprendí a caminar con los papeles encima siempre. El temor que los soldados o los paras te llevara, nos acompaño muchos años en el pueblo, y eso no se olvida.

“70, 421”... Pensé en los amigos que se hicieron policías, y que las mamás ahora dicen que es como si ya no tuvieran corazón. Pensé en Silva, el policía que nos enseño a marchar y nos puso a escuchar una toma de un pueblo en los años que yo estaba en la Patrulla Cívica Juvenil de Ciudad Bolívar, y que murió un día cualquiera por balas que venían de arriba. Pensé en la cárcel, en los días o más bien, noches que pase en un calabozo por culpa de una pelea, o de una bolita de bareta.

Nos devolvieron las cedulas. Como llegaron se fueron, sin decir nada.
Yo tome la foto que me imagine tomar, y seguimos nuestro día, que hasta que aparecieran los “Héroes” Colombia estaba retranquilo.

No hay comentarios: